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OPINIÓN

La crisis del agua: El oro azul

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Opinión no pedida, por Armando Morquecho //

Según la ciencia (no me lo saqué de la manga) una crisis ambiental o ecológica ocurre cuando el entorno medioambiental donde habita una especie o población experimenta cambios que amenazan su continuidad en ese entorno, es decir, los cambios en el ecosistema que los rodea, amenazan su existencia sobre la tierra.

Sin lugar a duda, el cambio climático es la crisis definitoria de nuestro tiempo, y aunque parece que estamos perdiendo la carrera de la emergencia climática, creo que aún estamos a tiempo de darle la vuelta al resultado parcial y ganarla, siempre y cuando seamos capaces de corregir el rumbo. Estados Unidos, China, y la Unión Europea, ya lo están haciendo.

Sin embargo, no basta con que uno o dos países tengan la voluntad de corregir el rumbo, esta crisis requiere esfuerzos colectivos y globales, requiere de compromiso internacional entre todas las naciones, se necesita que cada país se tome en serio el problema, y que sea capaz de impulsar cambios importantes en sus legislaciones ambientales y fiscales.

Pero cuando hablamos de medio ambiente y de la lucha contra el cambio climatico, creo que es importante señalar que la carga de esta lucha, aunque parezca dificil de creer, no debe de recaer únicamente en los hombros de la autoridad, ya que así como nuestros legisladores y nuestros gobernantes necesitan entender lo que está en juego, nosotros, como ciudadanos y miembros de una colectividad, también necesitamos entender lo que está en juego ¿qué? nuestra vida y el futuro de toda una generación, nada más, y nada menos.

Definitivamente el papel de las autoridades, en esta lucha es fundamental, sobre todo desde el legislativo y el ejecutivo; a través del primero se construyen e instrumentan las políticas públicas y a través del segundo, haciendo uso de un liderazgo representativo, se manda un mensaje de conciencia capaz de penetrar en un gran número de ciudadanos.

Pero no necesariamente se depende de estas dos instituciones para que la ciudadanía e incluso las mismas autoridades entiendan la magnitud de este problema ya que en los últimos años, tal y como lo mencionéjki hace unas semanas, el mundo y la naturaleza misma se han encargado de mandarnos mensajes claros para advertirnos que estamos cerca de llegar a un punto sin retorno.

Y hablando de señales con impacto ambiental, cuyo mensaje se presta para reflexionar sobre nuestro futuro, actualmente Jalisco se enfrenta a un problema que aunque no es reciente, hoy se podría decir que pasa por su momento más critico, sobre todo, en el contexto de una pandemia que ha cambiado por completo nuestra vida y nuestros hábitos, pero ¿a qué problema me refiero? Me refiero a la escasez de agua que está perjudicando, especialmente a comunidades densamente pobladas del norte y del noroeste de Zapopan.

Aunque el problema de desabasto que enfrentan muchas colonias, según nuestras autoridades, se debe a los problemas que existen en la capacidad de distribución de esté liquido vital, es inevitable que esta situación no nos haga pensar en los retos a los que nos podemos enfrentar en un futuro, en el que las altas temperaturas de la tierra, generadas por el calentamiento global, provocarán que la escasez del agua deje de ser un simple problema de redistribución y recalibración, para convertirse en un verdadera crisis ambiental y social.

Ahora, por otro lado, aunque las autoridades, como lo menciono en el párrafo anterior, insisten en que el problema de escases se debe a la mala planeación e incapacidad técnica del SIAPA para distribuir el agua, no podemos perder de vista que una de las principales razones que han obligado a nuestras autoridades a iniciar un proceso de reestructuración, se debe a la situación que enfrenta actualmente la Presa Calderón.

¿Por qué es importante la Presa Calderón? Esta Presa aporta aproximadamente el 20% de agua a la metrópoli; asimismo, esta presa, a la que le caben aproximadamente 80 millones de metros cúbicos, en el 2016 se encontraba a un 91% de su capacidad, mientras que ahora, en el 2021, a causa de las pocas lluvias del año pasado, está apenas a un 17% de su capacidad y se espera que los bajos niveles de la Presa Calderón duren otros tres meses hasta el inicio de la temporada de lluvias.

Pero desgraciadamente, el plan, las esperanzas, y la visión del Gobierno del Estado y del SIAPA tienen un error grave: asumen que en tres meses el temporal de lluvia será abundante y todo volverá a la normalidad (esperemos que sí lo sea).

Sin embargo, lo que no se ha contemplado es que si no tomamos acciones inmediatas y coordinadas para mitigar los impactos de la crisis climática, este problema será reiterado y conforme pase el tiempo, la escasez se prolongará y tendrá mayor alcance, ya que el cambio climático repercute también en el ciclo natural del agua alterando éste, y modificando los recursos hídircos debido a que los episodios de sequías en ciertas zonas pueden ser más frecuentes.

Además, las alteraciones al ciclo de agua aumentarán las precipitaciones, la humedad y la temperatura del agua, y justamente son estos factores los que hacen que la situación actual sea tan alarmante, ya que en la medida en la que el aire de nuestro entorno sea más cálido, éste será capaz de contener más humedad y por lo tanto, será capaz de absorber más agua.

El agua es fundamental para la resiliencia climática, por ello ante las consecuencias que el cambio climático puede tener en la gestión del agua, es momento de comenzar a desarrollar herramientas capaces de garantizar la seguridad hídrica, de manera tal que podamos minimizar estos efectos desde la innovación, el uso de nuevas teconolgías, pero sobre todo, de iniciar un proceso de concientización social, partiendo de la idea de que el agua es un vector de cambio sensible.

Ciertamente vivimos tiempos de crisis y ante esto debemos estar preparados por los extremos, por eso, más que implementar estrategias de redistribución, es momento de realizar alianzas estratégicas para que a través de la cooperación se pueda promover la gestión de modelos más eficaces cuyo pilar sea una agenda de seguridad hidrica.

Las dos caras más visibles del cambio climatico, nos guste o no, están relacionadas con el agua y éstas son las sequías y las inundaciones, y técnicamente no se necesitan más razones para insistir en que nuestra relación con el agua debe de cambiar y todos debemos transitar a un sistema de infraestructuras resilientes a las inundaciones y las sequías.

El calor y los incendios forestales que devastaron la costa oeste de Estados Unidos provocaron que los derechos del uso de agua comenzaron a cotizar en el mercado de futuros de la bolsa de Nueva York, es decir, ahora los inversionistas pueden apostar sobre la escasez o abundancia de este recurso para un futuro cercano,

Las señales y los mensajes están y para mi son claros… pero ¿lo son para los demás?

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