OPINIÓN
La esperanza de Chile para América Latina (segunda parte)
Opinión, por Susana Ochoa //
¿Qué podría significar un gobierno de personas de la generación millenial? Aquellos que no tendrán pensión, acceso a vivienda y que deberán, junto con las generaciones que vienen, resolver la crisis climática. ¿Qué se puede esperar de un gobierno nacional construido bajo la idea de “descentralizar” el poder? ¿Qué mensaje envía un gabinete compuesto en su mayoría por mujeres y personas que vienen de distintos partidos políticos?
Estas son algunas de las preguntas que me genera el gobierno de Gabriel Boric, el ahora electo presidente de Chile que llega con una votación histórica y con una agenda de izquierda más cercana a lo que se esperaría de la izquierda del siglo 21: una que reconoce que la crisis climática pone en riesgo la vida misma, una que sabe que el movimiento feminista es quizás uno de los más grandes movimientos sociales de la época y que, si queremos construir un futuro digno, necesitamos construir un estado que asegure que nadie se quede atrás.
Gabriel Boric fue uno de los liderazgos que se movilizó alrededor de la lucha por una educación gratuita en 2011 en un país, que como mencioné en mi columna anterior, ha representado el modelo económico capitalista y privatizador por excelencia. Llegó al Congreso nacional por la vía independiente, electo desde la región de Magallanes, muy lejos del “centro político” de Chile. Fundó junto con otros jóvenes el partido Convergencia Social y junto con otros liderazgos, lideró la creación del Frente Amplio: un frente político de izquierda, resultado del acuerdo de varios partidos políticos, nuevos y viejos que se presentaron por segunda vez a competir por la presidencia. Esta vez, este Frente Amplio logró ganar la elección chilena y conformará el nuevo gobierno de ese país, a dos años de los estallidos sociales.
La llegada de Gabriel Boric nos debe generar esperanza. Los retos que tienen como gobierno no son fáciles: materializar el voto de esperanza en las urnas en modificaciones tangibles para la vida cotidiana de las personas no será fácil. Construir gobierno sin la mayoría en el Congreso tampoco será sencillo, y más, cuando la elite de Chile está representada en esos curules.
“No pretendo que me entiendan, pero sí buscaré que dejen de tenernos miedo”, esto declaró Boric respecto a las élites económicas de su país que emprendieron una campaña de miedo alrededor de su candidatura, evocando a los viejos fantasmas de la izquierda en el mundo.
La semana pasada, anunció su gabinete. Entre ese espacio plural, seleccionó a la hija de Salvador Allende como Ministra de Defensa, dando un mensaje importantísimo y desmarcándose del proceso histórico de la dictadura aún presente en muchos discursos políticos.
No sé si el gobierno de Gabriel Boric vaya a cumplir todas las expectativas, lo que sí creo es que la forma en cómo han llegado hoy y cómo han planteado su gobierno, puede darnos luz de que es posible construir una izquierda valiente pero no polarizadora, plural, democrática y feminista.
