OPINIÓN
La narcopolítica en tiempos de la 4T
Opinión, por Iván Arrazola //
El presidente de México no deja de estar en la boca de la opinión pública, si no es por su negativa a asistir a la Cumbre de las Américas, es porque quiere eliminar el horario de verano, sin embargo, hay un asunto que particularmente lo ha molestado y ofendido y es el que se le vincule con el crimen organizado.
El tema no es un asunto menor y aunque pareciera que no afectará su popularidad sí puede afectar su legado, por lo que es importante analizar las implicaciones de esta polémica.
El tema de seguridad es un tema que ha estado presente en la agenda de las elecciones presidenciales desde la época de Felipe Calderón. En el preámbulo de la elección de 2018 es donde AMLO plantea por primera vez la amnistía a delincuentes. La iniciativa no fue planteada con claridad por parte del presidente, pero lo que sí generó fue una oposición generalizada por parte de los grupos de búsqueda de desaparecidos y en general para todos los que han perdido algún familiar por culpa del crimen organizado, a tal grado llegó la oposición que el presidente se vio obligado a sacar el tema de las mesas de dialogo e inclusive tuvo que cancelar estas mesas.
La familia de El Chapo Guzmán ha tenido una relación cercana a López Obrador. Desde aquel fallido operativo en 2019 donde fuerzas oficiales del Ejercito se ven obligadas a dejar en libertad al hijo del capo cuando ya lo habían aprehendido, la razón, la mala estrategia por parte de los elementos de seguridad al realizar el operativo. López Obrador ha decidido asumir el costo por la ineficacia de las fuerzas de seguridad y en este caso en particular el presidente declaró que él dio la orden de que liberaran al delincuente ya que de lo contrario se perderían varias vidas inocentes.
Tampoco se podrá olvidar que en semanas pasadas cuando elementos de la Guardia Nacional literalmente huían de grupos del crimen organizado que los perseguían en Michoacán, el presidente salió a la defensa de los elementos de la Guardia Nacional al asegurar que la maniobraba fue una manera de cuidar a las fuerzas de seguridad y también de cuidar a los elementos de las bandas porque son “seres humanos”. Lo que desató una ola de críticas por parte de la oposición política que acusó al presidente de proteger a los delincuentes.
El presidente ha decidido asumir abiertamente el costo por la ineficacia de las fuerzas de seguridad y lo puede hacer porque sus niveles de aprobación le permiten desactivar cualquier asunto polémico, a diferencia de sus antecesores donde cualquier tema de inseguridad, masacre o fuga, afectaba directamente su estrategia de seguridad y su imagen, en el caso de López Obrador y su estrategia discursiva diseñada para dividir opiniones, ha ayudo a que estos temas no le afecten directamente a él y que el costo también lo pase a los gobernadores que tienen la obligación de trabajar de manera conjunta con las fuerzas federales.
Tres acusaciones se hicieron al presidente en semanas recientes, la primera por parte del ex candidato del PRI a la presidencia en el año 2000 Francisco Labastida, al que le causa extrañeza que el presidente haya hecho cuatro visitas al municipio de Badiraguato, un municipio pequeño, de 5 mil habitantes pero que es la tierra donde nació El Chapo. Las otras dos sí le dolieron, la del ex coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo que habló de una alianza de López Obrador con el narco y la presencia de un “narcogobierno”.
La otra acusación viene de Anabel Hernández, periodista que se ha encargado de revelar los vínculos de expresidentes de la República con carteles de la droga, en una participación con una televisora alemana Hernández reveló que Morena hizo un “narcopacto” con los hijos de El Chapo, dicho pacto ayudó a Morena a obtener el triunfo en las elecciones estatales en Sinaloa.
Para rematar en Estados Unidos legisladores acusan que López Obrador ha cedido territorio al crimen organizado, ante dichas acusaciones el presidente ha pedido a sus adversarios que presentes pruebas, los acusa de no tener calidad moral para criticarlo y que son “vulgares” y “corrientes” y que todo lo que dicen sobre su gobierno es completamente falso.
Es necesario que los que acusan al presidente presenten pruebas de sus dichos, eso no quiere decir que el problema de la violencia generado por el crimen organizado se ha erradicado, nos encontramos muy lejos de ese escenario, los más de 100 mil desaparecidos en el país y los más de 120 mil homicidios dolosos son en parte responsabilidad presidencial.
El legado de López Obrador no quedará necesariamente marcado por pactar con el crimen organizado, ya que esto está por probarse, pero sí quedará marcado por su indolencia frente a los temas de seguridad y por su relativismo frente al crimen organizado.
