JALISCO
La verdadera misión de la CEDHJ
Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
Para que una entidad federativa funcione de manera ordenada cubriendo las necesidades básicas de sus gobernados, se debe tener congruencia, autocrítica y disciplina; sin embargo, en Jalisco, cada día se complica más la lucha, defensa y permanecía de la actividad social en materia de derechos humanos, vegetamos en la ausencia inducida en la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, la nueva administración de Luz del Carmen Godínez, no llegó para procurar ni destacar en la ferra defensa de los derechos humanos, duerme un letargo peligroso e intencional, quizás producto de la incapacidad vocacional.
Las Comisiones de los derechos humanos en el país, surgen en los años 90 en el boom de la figura de los defensores del pueblo “Ombudsman”, después de la creación de la comisión nacional en el país, se instalan diferentes comisiones con el objeto de promocionar, promover y defender la cultura de la defensa de los derechos humanos y evitar violaciones, omisiones o excesos de las autoridades que pudieran producir un daño o una violación a los derechos humanos de las personas y con el firme objetivo de cumplir con el respeto a los derechos humanos, todo producto de casos emblemáticos que se llevaron hasta instancias internacionales, en nuestro país hace más de 30 años se lucha desde la trinchera de los órganos autónomos para garantizar la defensoría de los derechos de las personas, contra actos administrativos de servidores públicos y gobiernos, cometidos por omisión, excesos de autoridad o violación directa a las personas.
Jalisco sufre al igual que la mayoría de las entidades federativas del país, un exceso doloroso de todo tipo de violencias, abusos y desproporciones autoritarias, incluida la violencia institucional, la cual abona a las violaciones de los derechos humanos cometidas por gobiernos y servidores públicos, para tal efecto se presume contamos con un ente autónomo que garantiza a la sociedad, la lucha y cultura por el respeto al derecho humano, la no repetición de conductas violatorias, revictimizaciones y la reparación del daño.
La Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Jalisco (CEDHJ), no está funcionando como el organismo garante que debiera ser, no se pronuncia por hechos transcendentales, evita a toda costa emitir recomendaciones, no tiene presencia efectiva al momento en Jalisco, evita la prevención a las violaciones, la promoción de la cultura por la defensa los derechos humanos está reducida a la firma de convenios con el gobierno, está lejana de su labor.
Ante una época sumamente violenta que atravesamos en el país, las Comisiones de los derechos humanos, debieran ser la luz de esperanza para todos aquellos ciudadanos que no obstante de vivir en el miedo a ser alcanzados por la delincuencia y la violencia extrema en robos, desapariciones, fraudes, secuestros, homicidios, tienen que verse solos ante un sistema gubernamental también desentendido de sus obligaciones como Estado y enfrentar posibles violaciones a los derechos humanos al acudir a las autoridades tolerando omisiones, actos administrativos de discriminación y violaciones. Desde la CEDHJ el panorama no es de prevención a violaciones cometidas por servidores públicos o de promoción y capacitación al respeto por los derechos humanos de las personas; pasan los días de la nueva administración y se convierte de manera sistemática en una oficina más de gobierno, sin procurar la visión, misión y objetivos de la CEDHJ, parece que su conversión gubernamental, es un hecho inminente.
La importancia del contrapeso en la defensa de los derechos humanos, no debe ser vista como un obstáculo gubernamental para las autoridades en turno, sino como el correcto balance y equilibro entre la realidad de las sociedades y sus gobiernos, tratar de esconder la cultura y defensa de los derechos humanos, creyendo que deja una huella profunda de mal gobierno, es un argumento desorientado, el respeto de los gobiernos y de los poderes fácticos por la cultura y defensa, es notado desde la sociedad como una responsabilidad adquirida y atendida, disimular maniatando a las comisiones de derechos humanos en las entidades federativas, en realidad no produce en la sociedad nada diferente al sentimiento de la desconfianza y a una percepción de corrupción.
Asumir plenamente que Jalisco, debe tener una CEDHJ realmente activa y propositiva, de auténtica defensa en su noble tarea, no es una amenaza para gobiernos congruentes y decididos a que su función sea única y exclusivamente dedicada al mandato social que les otorgó la confianza de administrar una entidad federativa, además le permitiría ser un gobierno autocrítico, limpiar constantemente sus filas internas de funcionarios y servidores públicos que violen derechos humanos sistemáticamente, para perfeccionarse en la aplicación de políticas públicas desde la perspectiva de los derechos humanos desde el pensamiento integral y proporcionado, pero la inmovilización de la CEDHJ, sin duda mantendrá una percepción social reinante de corrupción.
