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MUNDO

Las dos grandes potencias se intercambian amenazas: China se adueñará de EEUU en menos de catorce años, dice Joe Biden

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Por Jorge López Portillo Basave //

En una extraña semana el Presidente de los EUA decidió dedicar varios de sus discursos al riesgo que implica para las “Democracias” el crecimiento de China y sus ambiciones expansionistas. Pero, ¿qué provocó ese cambio con respecto al tono de Joe Biden?

De que Biden entró en funciones a la fecha la economía de EUA se ha ido recuperando por el uso de las vacunas vs Covid19 y la reapertura de restaurantes, hoteles, etc. Pero también se ha mostrado una presión inflacionaria muy alta que podría arruinar las expectativas de crecimiento real de dicho país durante los próximos años. La inflación es una muy cruel forma de crear pobreza, especialmente en la clase media quien al vivir del crédito se ve obligada a endeudarse para cubrir gastos necesarios.

El Presidente Biden ha propuesto un ambicioso programa de endeudamiento para invertir en infraestructura y otros planes. La inflación es un riesgo que podría obligarlo a abortar el alcance de dicho plan a menos de que dicha inversión se vea como asunto de “Seguridad Nacional”, es ahí donde China y su conducta regional e internacional podrían servir en los propósitos deficitarios de la nueva administración de los EUA. Si se logra justificar el gasto y el endeudamiento bajo la idea de que China puede superar a los gabachos si estos no se modernizan, la población que votó por Trump –casi la mitad de EUA- podría dar su apoyo a la idea del demócrata.

CHINA Y SUS POSTURAS ANTE BIDEN

En el 2015 se hizo pública información financiera acerca de Hunter Biden, hijo del entonces Vicepresidente de EUA, quien habría recibido cientos de millones de dólares como parte de un fondo de inversión controlado por China al tiempo en que Joe Biden era el enlace entre Barack Obama y el Presidente XI Jinping. Esta información cobró relevancia en el 2020 durante el cierre de la campaña presidencial pero no fue trascendente e incluso fue bloqueada en redes sociales quienes acusaron a los republicanos de haber orquestado una guerra sucia en contra del entonces candidato demócrata ahora Presidente.

Durante sus discursos de campaña Presidencial, Biden aseguró que China no representaba un peligro para los EUA, incluso dijo que eran “buenas personas” y que el pensar que les querían venir a quitar el “lunch” era una ridiculez, acentuando que el llamar al Covid19 “china virus” era un acto racista y xenófobo.

Todo parecía ir bien entre Xi y Joe, incluso el mensaje de EUA fue reincorporarse a la Organización Mundial de la Salud, organismo que había sido criticado por Trump por su mala respuesta inicial en contra del Covid19. Recordemos que fue la OMS quien durante diciembre del 2019 dio oídos sordos a Taiwán sobre el alto contagio del nuevo virus y enero del 2020 insistió que el Covid19 no era contagioso entre humanos.

Así las cosas, durante la semana pasada Biden aseguró que apoyaba un esfuerzo multinacional coordinado por la OMS y el Dr. Tédros para seguir buscando los orígenes de la pandemia que arruinó a miles de millones y costó la vida a millones de personas en todo el mundo.

De inmediato Beijing reaccionó: “A los EUA no les importa la verdad o la ciencia acerca de los orígenes del virus, sólo están tratando de usar la pandemia para desestabilizar y manipulación política buscando evadir culpas”, aseveró el Zhao Lijian vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, añadiendo que nadie sabe “ ¿qué secretos están ocultos en Fort Detrick y los más de 200 laboratorios biológicos que –EUA- tiene por todo el mundo” con lo que concluyó que es USA y no China quien debe ser investigado. Además añadió que su país no cooperará con más investigaciones de la OMS o de nadie en Wuhan.

Como recordamos hace menos de un mes, los representantes de China fueron a regañar a los representantes de EUA durante la primera reunión de alto nivel de ambos gobiernos ya con la administración Biden. En dicha reunión realizada en Alaska los representantes del Xi Jinping dijeron que EUA carecía de calidad moral para criticar a China y sus políticas en Hong Kong, Taiwán o contra los musulmanes, por lo que esta segunda ronda de “desavenidos” en menos de dos meses deben ser observados.

BIDEN Y SU EQUIPO “TRUMPEAN”

Parece ser que Biden y varios de sus más altos militares recurrieron al manual de Trump. Al día siguiente de que China declarase su negativa para seguir cooperando con la OMS, el Presidente Biden anunció en cadena nacional que había instruido a su Gabinete de Inteligencia y Seguridad Nacional para que en 90 días dieran a conocer los orígenes y la información con respecto al Covid19, -¿será?-. Cabe recordad que durante la misma semana la cadena NBC había difundido un reporte que indicaba la reciente cancelación en el Departamento de Estado, de un grupo especial de trabajo que habría sido formado en septiembre del 2020 por la administración de Trump para buscar los mismos datos.

Parece que algo importante sucedió en estos días, porque los medios de comunicación incluidos Facebook, Twitter y el propio equipo de Biden quienes durante el 2020 se burlaron de Trump y sus asesores cuando se comentaba sobre la posibilidad de que “El Virus” hubiese salido del laboratorio de virología de Wuhan ahora dicen que “la ciencia y la evidencia no son aún concluyentes sobre el origen del Covid19” es decir lo que ayer se aseguraba había sido una mutación natural del virus pasando de animales a humanos hoy se dice que es 50-50 compartiendo el escenario con la posibilidad de que el mismo virus haya sido modificado por científicos chinos y después accidentalmente liberado a finales del 2019.

Durante la semana Biden fue más allá, en su discurso para conmemorar el día de los “caídos en guerra”, aseveró conocer muy bien al Presidente Xi Jinping con quien ha compartido muchas reuniones y viajes desde hace años cuando incluso Xi era vicepresidente de China. Biden aseveró que “el mundo está en una batalla entre la Autocracia y la Democracia”… “China piensa que será dueño de EUA antes del año 2035” porque los “autócratas pueden tomar decisiones de forma rápida”.

Esta última conclusión parece no sólo reconocer la realidad de un país sin democracia pero también la crítica de un Presidente que a pesar de tener la mayoría en ambas Cámaras del Congreso parece querer tener más poder de decisión en contraste con lo que dijo durante su campaña en donde criticó a sus antecesores por “gobernar por decreto”.

Para continuar con el tono Pro América Trumpista, Biden le dijo a los jóvenes recién graduados de la academia Naval Militar, que EUA era única y que su país era el único basado en una “Idea”. “Los países del mundo pueden ser definidos e identificados por su ubicación, por su etnicidad, por su religión, excepto los EUA que nació de un ideal (…) en EUA ninguno de sus derechos no son dados por el gobierno, ustedes los tienen por ser hijos de Dios, el gobierno solo está para proteger esos derechos dados por Dios. Ningún otros país ha sido formado a partir de dicha idea”.

Estas declaraciones contrastan de manera significativa con la postura que él y su ex jefe Obama tuvieron durante los pasados 12 años, en los que incluso pidieron disculpas al mundo por la expresión de que EUA era un país excepcional.

En este mismo orden de ideas y durante la semana de críticas vs China, el jefe de Estado Mayor Conjunto de los EUA General Mark Milley advirtió que “La esquina de paz –mundial- se están quemando”, al referirse a China y sus constantes provocaciones u operaciones militares en aguas de los países indo-asiáticos como India, Japón, Filipinas, Malasia, Australia etc. El General de mayor jerarquía de los EUA remató diciendo que “sentía que El Gobierno de China había realizado una operación de encubrimiento sobre el origen del Covid19”. “La evidencia del origen del virus no es concluyente, no sabemos a ciencia cierta si fue evolución o creación”.

Incluso Facebook y Twitter que durante el 2020 removieron comentarios acerca de la teoría accidente del laboratorio han decidido ya no censurar a los que escriban dichas ideas en sus plataformas.

¿QUÉ SUCEDIÓ?

Podemos pensar que alguna información muy importante estaría por ser divulgada por fuentes más allá del control político, obligando a Washington a prevenir un posible efecto negativo en la opinión pública; podemos también pensar que Biden necesita 10 votos dentro del Senado de los EUA para conseguir la aprobación de su paquete de infraestructura que sería casi todo cubierto con más emisión de deuda pública, misma que por cierto casi siempre es adquirida por inversionistas de China – lo que resulta ser una ironía si es que se pretende ser menos dependiente de Beijing-, y esos 10 votos los tienen los senadores republicanos que han venido pidiendo que Biden sea más firme con China.

Lo que hace meses se decía en secreto y ahora es público es que en octubre-noviembre del 2019 un grupo de científicos empleados en el laboratorio de virología de Wuhan fueron internados en el hospital con síntomas de Covid19 y que varios de ellos dieron positivo a este nuevo virus. También se sabe que ninguno de esos científicos visitó el famoso mercado de animales exóticos de donde se dice salió el virus, por lo que a 18 meses del inició de esta desgracia, podemos repetir lo que se escribió en esta columna en febrero del 2020 “el virus entró al mercado antes de salir de él”.

A final de cuentas puede que EUA necesite a un enemigo para justificar su gasto interior y China sea el pretexto del momento, incluso si Biden se lleva bien con ellos así como sucedió con Putin quien es el villano favorito de los demócratas y a quien Obama le envió un mensaje de “cuates” diciendo que “sería más flexible” una vez que ganase la reelección del 2012. Veremos qué sucede, pero por el momento EUA y China se intercambian amenazas con el Covid19 como pretexto.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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