OPINIÓN
Las terribles seis horas
Opinión, por Miguel Ángel Anaya //
El pasado 4 de octubre, en un hecho cada vez más recurrente, se cayeron los servicios de Facebook, WhatsApp e Instagram, plataformas que son controladas por un mismo dueño. Estas fallas por lo regular se solucionan en lapsos de minutos, sin embargo, aquel día los usuarios estuvimos sin poder acceder a los servicios de estas aplicaciones entre seis y nueve horas.
Las consecuencias fueron muchas para un mundo que no se entiende sin las redes sociales, donde la falta de éstas provoca pérdidas económicas y dispara problemáticas como ansiedad y depresión.
Para darnos una idea, en 2020, México contaba con 127 millones de habitantes, mientras que Facebook sumaba casi 93 millones de perfiles registrados en nuestro país -hay que recordar que existen personas que tienen dos o más cuentas-. Si los países midieran su población por los perfiles de Facebook registrados, México sería el quinto más habitado del planeta. Se llegaría a pensar que los mayores afectados por la falla de esta red social fueron los más jóvenes, pero no fue así.
Los que mayormente utilizamos Facebook, tenemos entre 25 y 34 años (alrededor del 30%), en el segmento de los 18 a los 24 años se encuentran el 24% de los usuarios, que no están tan alejados de los usuarios en edades de entre 35 y 44 años que representan el 17.4%.
Si los números de Facebook son sorprendentes, los de WhatsApp lo son aún más. Se calculan 85 millones de usuarios de esta aplicación, pero con dos diferencias sustanciales con Facebook. Primero, es más difícil que una persona tenga dos o más cuentas registradas en esta aplicación. Segundo, a diferencia de Facebook, esta plataforma sí es utilizada de manera diaria por la gran mayoría de los usuarios sin importar su edad u ocupación. Según datos de la UNAM, el 52.5% de los usuarios en México utilizan esta aplicación entre dos y cuatro horas diarias y 17 % la usa por más de seis horas. A través de esta red, el 79% los usuarios mandan fotos y memes, el 62% también envía documentos o archivos de trabajo (el correo electrónico se está volviendo obsoleto) y casi el 4% reenvía cadenas sin verificar ¡La información falsa es compartida diariamente al menos por 3.4 millones de personas en México!
Instagram, la red social donde comenzaron las historias con duración de 24 horas, estima que para finales de este año contará con alrededor de 32 millones de usuarios en México, sus números están lejos de las anteriores aplicaciones, sin embargo, es la red social donde más interactúan las personas que tienen entre 18 y 35 años. Ante esta abrumadora lluvia de datos resulta fácil entender porqué el “apagón digital” de ese día causó tantos problemas.
Las pérdidas económicas fueron millonarias, el dueño de estas plataformas perdió casi 6 mil millones de dólares, pero los problemas fueron para todos. Las economías locales tuvieron pérdidas incalculables. ¿Cuántas personas dejaron de vender por los grupos de Facebook? ¿Cuántos pedidos no llegaron a su destino al no poder compartir la ubicación por WhatsApp? Los pequeños empresarios y emprendedores de 30 años para arriba fueron los más afectados, pues su -nuestro- nivel de adaptabilidad ante la falta de estas redes sociales es mucho menor al de los más jóvenes que se comunican por otras plataformas como SnapChat o Tik-Tok y para los que les es más sencillo descargar otras aplicaciones de mensajería como Telegram.
La realidad nos alcanzó y nos toca desarrollarnos en una actualidad donde es imposible vivir sin una constante comunicación virtual y flujo de datos, nuestro comportamiento, costumbres y tradiciones se modificaron con la llegada de las redes sociales. Con la tecnología y la pandemia, el contacto físico, el observar la ciudad mientras se recorre a pie o en auto, las visitas personales, etc. son cosas que se cambiaron por mirar la pantalla de nuestros celulares. Esto es lo que somos y hay que adaptarse, pero, también sería bueno tener presente que el contacto personal es parte fundamental de nuestro desarrollo como sociedad. Si miramos sin nostalgia el pasado, nos daremos cuenta de que esta es una época maravillosa donde podemos compartir lo mejor de dos mundos.
