MUNDO
Lecciones desde el infierno en California

Opinión, por Víctor Hugo Celaya Celaya //
La reciente tragedia en California, con un incendio devastador en Los Ángeles, no solo ha arrasado comunidades enteras, sino que también ha encendido las alarmas sobre la fragilidad de nuestro planeta frente a un cambio climático que no espera. Este desastre nos recuerda cómo las acciones humanas y las fallas en la gestión gubernamental han llevado a un escenario alarmante. Como advirtió Stephen Hawking:
“Los polos se están contrayendo y las áreas desérticas se están incrementando. Todo esto es una evidencia de que la explotación humana de nuestro planeta está alcanzando un límite crítico”.
La advertencia cobra vida cuando observamos los efectos de la deforestación y el crecimiento descontrolado de las zonas urbanas, que han potenciado los riesgos climáticos en todo el mundo.
Final del formularioLos incendios en California, que comenzaron el 7 de enero, han consumido más de 16,000 hectáreas, dejando un saldo devastador: 24 vidas perdidas, más de 180,000 personas evacuadas, 10,000 propiedades destruidas y más de 150,000 personas bajo órdenes de evacuación. Los vientos de Santa Ana, combinados con una sequía prolongada y una distribución ineficiente de agua, crearon las condiciones ideales para que este desastre se expandiera de forma incontrolable. Aunque los esfuerzos de contención continúan, la tragedia evidencia la falta de preparación y la incompetencia en las políticas públicas para prevenir y mitigar este tipo de emergencias.
La magnitud del incendio no puede entenderse sin considerar factores clave que lo agravaron. Los vientos intensos en la región actuaron como catalizadores, avivando las llamas y complicando los esfuerzos de los bomberos. La sequía, una manifestación clara del cambio climático, convirtió a la vegetación en combustible, mientras que la insuficiencia de agua y la falta de infraestructura adecuada limitaron la capacidad de respuesta.
Además, el crecimiento urbano desordenado y la negligencia en la regulación de construcciones dejaron a miles de personas vulnerables, muchas de las cuales enfrentan pérdidas irreparables debido a la reticencia de las aseguradoras a cubrir estas zonas de alto riesgo.
Este desastre nos recuerda la importancia de acuerdos como el de París de 2016, que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global. Sin embargo, la falta de voluntad política y la negligencia en su implementación han limitado su efectividad.
En México, la situación no es distinta. En 2024, el país registró 8,002 incendios forestales, afectando una superficie de 1.6 millones de hectáreas, un aumento del 60% en comparación con 2023. La deforestación masiva en el sureste y el occidente, impulsada por desarrollos mal planeados y actividades agrícolas y ganaderas descontroladas, amenaza la biodiversidad, la economía rural y la seguridad alimentaria.
La modernidad no puede construirse sin una planeación adecuada que respete el medio ambiente. Las reservas ecológicas y los santuarios de flora y fauna, destruidos por obras públicas y privadas, tardan décadas en recuperarse, si es que lo hacen. La negligencia en la aplicación de normas ambientales y la corrupción que permite desarrollos irresponsables son problemas que debemos enfrentar con urgencia.
Los incendios en California y en otros lugares del mundo son una advertencia. No basta con analizar sus causas; es necesario actuar. La responsabilidad recae tanto en los gobiernos como en nosotros los ciudadanos. Es momento de exigir políticas reales y efectivas ante el cambio climático, además de comprometernos desde nuestras comunidades para proteger el planeta.
El futuro de nuestra sociedad depende de un cambio profundo en nuestra relación con el medio ambiente. Si no actuamos ahora, el legado que dejaremos será de destrucción y caos. El tiempo para salvar nuestro hogar es hoy.
MUNDO
Reunión Putin-Trump en Alaska termina sin avances concretos sobre Ucrania

– Por Redacción Conciencia Pública
La cumbre en Alaska entre los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump concluyó tras dos horas y 45 minutos sin acuerdos sobre un alto el fuego en Ucrania ni sobre las sanciones adicionales prometidas por Trump si continuaban las hostilidades.
Ambos líderes calificaron el encuentro como “productivo” y “útil”, pero no ofrecieron detalles sustanciales.
La conferencia de prensa decepcionó a los periodistas, ya que no hubo respuestas a preguntas ni explicaciones sobre la cancelación de la reunión con comitivas y el almuerzo de trabajo, ya que redujeron drásticamente la duración prevista de seis a siete horas.
Según el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, el programa cambió, sin aclarar razones.
Aunque ambos hablaron de “progresos”, no especificaron cuáles. Trump mencionó “avances” pero señaló que aún faltan acuerdos en puntos clave, sin entrar en detalles.
Es incierto si ocultan entendimientos para consultar con aliados europeos y Ucrania, o si estos no son relevantes aún.
Putin elogió los esfuerzos de Trump por resolver el conflicto, al que llamó “tragedia y dolor” para el “hermano pueblo ucranio”.
Sin embargo, insistió en eliminar las “causas originarias” del conflicto y abordar las preocupaciones de seguridad de Rusia, reiterando su postura de exigir la capitulación incondicional de Ucrania sin ceder terreno.
La falta de resultados concretos y la brevedad del encuentro dejaron más preguntas que respuestas, reflejando la complejidad de las negociaciones y las posturas inflexibles de ambos líderes.
MUNDO
Trump y Putin se citan en Alaska: la cumbre que podría redibujar el mapa de Ucrania

– Por Redacción Conciencia Pública
En un movimiento que ha sorprendido a aliados y adversarios, Donald Trump y Vladimir Putin se reunirán este viernes 15 de agosto en la base militar Joint Base Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska, con el objetivo de buscar un alto el fuego en la guerra de Ucrania.
La cita, que incluirá un encuentro privado, un almuerzo bilateral y una conferencia de prensa conjunta, ha despertado expectativas y temores a partes iguales. El Kremlin ha adelantado que además de la paz, en la mesa estará el “enorme potencial” para la cooperación económica entre ambas potencias.
El punto más delicado de la agenda es la exigencia rusa de que cualquier acuerdo reconozca su control sobre territorios de Ucrania como Donetsk, Lugansk y Crimea. Trump ha dejado entrever la posibilidad de un “intercambio de territorio” como salida negociada, una idea que ha sido rechazada tajantemente por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien advierte que “todo lo que se decida sin Ucrania es una decisión contra la paz”.
La reunión llega en un contexto de desconfianza internacional. Diplomáticos europeos han expresado preocupación de que un pacto apresurado pueda ser visto como una victoria para Putin y debilite la posición de Occidente.
Analistas apuntan que, más allá de Ucrania, Trump podría usar la cumbre para impulsar proyectos conjuntos en energía y recursos naturales, así como para abrir la puerta a nuevas negociaciones sobre armamento nuclear.
El encuentro en Alaska no solo es estratégico por su aislamiento y alta seguridad —en un enclave cercano al estrecho de Bering—, sino también logístico: la ubicación permite vuelos directos desde Rusia y reduce riesgos políticos para Putin, quien enfrenta órdenes de arresto internacionales.
Aun así, la organización ha sido exprés; la alcaldesa de Anchorage confesó haberse enterado por redes sociales, y ante la saturación hotelera se han habilitado dormitorios universitarios para alojar a las delegaciones y periodistas de medios de comunicación de todo el mundo.
Todo apunta a que esta cita podría marcar un antes y un después en el tablero geopolítico. Para Trump, representa una oportunidad de proyectar su imagen como negociador capaz de poner fin a una guerra que lleva más de tres años. Para Putin, podría ser la vía de consolidar su control territorial.
Para el resto del mundo, la incógnita es si de Alaska saldrá un acuerdo que traiga paz… o que reconfigure las reglas del juego internacional a favor de Moscú.
Medioambiente
“Avalanchas de hielo” aceleran el retroceso de glaciares en Groenlandia y otras regiones del mundo

– Por Redacción Conciencia Pública
Un hallazgo revela que cada desprendimiento de iceberg desata un efecto en cadena que derrite el hielo más rápido de lo que se pensaba.
En el sur de Groenlandia, cada vez que un bloque de hielo del tamaño de un edificio se desprende de un glaciar y cae al mar, no solo se pierde ese pedazo de hielo: se activa un mecanismo que acelera aún más el retroceso glaciar.
Así lo revela un estudio publicado en la revista Nature, que utilizó tecnología avanzada para escuchar y medir lo que ocurre bajo el agua después de estos gigantescos derrumbes de hielo, conocidos como “calving”. La capa de hielo de la isla ha perdido 5,091 kilómetros cuadrados de superficie entre 1985 y 2022, de acuerdo al estudio de la revista científica.
Los científicos descubrieron que, tras el estruendo del desprendimiento, se forman enormes olas que viajan bajo la superficie —tan altas como un rascacielos— y agitan el agua del fiordo durante horas. Esta agitación lleva agua más cálida desde el fondo hasta la base del glaciar, derritiéndolo desde abajo y debilitándolo para provocar el siguiente colapso. Es un círculo vicioso: cada caída de hielo prepara el terreno para la siguiente.
El hallazgo es importante porque Groenlandia pierde en promedio 279 mil millones de toneladas de hielo al año, y una parte significativa proviene justamente de estos desprendimientos. Si toda su capa de hielo llegara a derretirse, el nivel del mar en todo el planeta subiría unos siete metros, afectando a millones de personas en zonas costeras, incluidas ciudades mexicanas como Veracruz, Mazatlán o Cancún (tanto en el Atlántico como en el Pacífico y todos los océanos).
Para obtener estas mediciones inéditas, un equipo internacional tendió un cable de fibra óptica de 10 kilómetros en el fondo de un fiordo y lo convirtió en un gigantesco “micrófono submarino”. Así pudieron registrar con precisión las vibraciones y movimientos causados por cada desprendimiento, revelando un mecanismo que hasta ahora solo se intuía.
Los expertos advierten que este efecto en cadena deberá incluirse en los modelos que proyectan el aumento del nivel del mar, y también podría servir para desarrollar sistemas de alerta temprana frente a las olas que provocan estos derrumbes, capaces de poner en riesgo a embarcaciones y comunidades cercanas.
Los glaciares de Groenlandia son más susceptibles a los cambios estacionales, es decir, que se expanden en invierno y retroceden en verano, son también los más sensibles al impacto del calentamiento global y han experimentado su retroceso más significativo desde 1985.
La fusión de la vasta capa de hielo de Groenlandia, la segunda más grande del mundo después de la Antártida, se estima que ha contribuido en más del 20% al aumento observado del nivel del mar desde 2002.
Más allá de la ciencia, el estudio es un recordatorio de que el cambio climático no solo derrite el hielo lentamente, sino que también lo empuja a colapsar en episodios dramáticos que aceleran su desaparición. Y, en Groenlandia, cada “avalancha de hielo” es un golpe que acerca un poco más el mar a nuestras puertas.
ALERTA MUNDIAL: ESTO SUCEDE TAMBIÉN EN OTRAS PARTES DEL PLANETA
El desprendimiento de grandes bloques de hielo desde un glaciar hacia el mar o un lago (calving) no es exclusivo de Groenlandia; también ocurre en muchos lugares del planeta donde los glaciares terminan en agua.
Lo que cambia de región a región es la escala, la frecuencia y la fuerza del impacto que tiene en el retroceso glaciar. Te lo detallo por zonas:
1. Antártida (Polo Sur)
- Aquí el calving es enorme y natural: las plataformas de hielo (ice shelves) se desprenden en grandes tablones de decenas o cientos de kilómetros cuadrados.
- El cambio climático está acelerando este proceso, porque el agua oceánica más cálida erosiona la base de estas plataformas y las hace colapsar antes de tiempo. Ejemplos recientes: el desprendimiento del iceberg A-76 en 2021 y el colapso de la plataforma Larsen B en 2002.
- Igual que en Groenlandia, el calving antártico puede desestabilizar glaciares interiores, haciendo que fluyan más rápido hacia el mar.
2. Glaciares de montaña en Alaska, Canadá, Noruega y Svalbard (Ártico y Europa)
- Muchos de estos glaciares terminan en fiordos y también sufren calving.
- En lugares como Svalbard, el retroceso se acelera en verano cuando el hielo marino desaparece y el frente glaciar queda expuesto a olas y aguas más cálidas.
- El mecanismo de “olas internas” que describió el estudio en Groenlandia probablemente también ocurre aquí, aunque con menos documentación directa.
3. Sudamérica (Patagonia, Chile y Argentina)
- Los glaciares patagónicos que desembocan en lagos, como el Perito Moreno o el Grey, también tienen calving, pero el agua de lagos dulces es menos densa y menos cálida que la del mar, así que la fusión submarina es menor.
- Aun así, el desprendimiento contribuye al retroceso, sobre todo cuando el nivel del lago es alto y el hielo queda flotando, lo que reduce su estabilidad.
4. Asia (Himalaya, Karakórum, Alaska-Asia y Kamchatka)
- El calving se da en glaciares que terminan en lagos proglaciares, cada vez más frecuentes por el derretimiento acelerado.
- Estos desprendimientos pueden generar olas peligrosas (tsunamis en lagos) que amenazan poblaciones aguas abajo.
- El impacto en el retroceso es importante a nivel local, pero el volumen de hielo involucrado es mucho menor que en Groenlandia o la Antártida.
En resumen:
- El calving ocurre en todas partes del mundo donde un glaciar termina en agua (mar o lago).
- El proceso básico (desprendimiento → olas → agitación → posible fusión adicional) es universal, pero el impacto global es mayor en Groenlandia y la Antártida porque ahí la masa de hielo es gigantesca y conecta con océanos profundos y cálidos.
- En glaciares de montaña, el calving también contribuye al retroceso, aunque su influencia en el aumento del nivel del mar es más limitada.