OPINIÓN
Manual sobre faltas administrativas y delitos de corrupción: Va en serio

Opinión, por Raúl Gutiérrez Zaragoza (*) //
Este 26 de abril pasado, asistí a la presentación del “Manual sobre faltas administrativas y delitos de corrupción de servidoras y servidores públicos y particulares”, escrito por los distinguidos académicas y académicos Ana Elena Fierro, Adriana García, Laura Rojas y mi tocayo Raúl Mejía, bajo la coordinación general de Lourdes Morales y Jaime Hernández.
Destaco la magnífica exposición que realizó la doctora Fierro, quien reconoció el esfuerzo de las autoridades de Jalisco en esta materia, nombró a la maestra Teresa Brito, Contralora del Estado como una de las principales aportadoras de insumos para la realización de la obra presentada, también estuvieron presentes el maestro Gerardo de la Cruz Tovar, Fiscal Especializado en Combate a la Corrupción, esta presentación fue presidida por la doctora Haimé Figueroa Neri, Secretaria Ejecutiva del Sistema Estatal Anticorrupción, todos del estado de Jalisco.
Dentro de la atenta audiencia me percaté del interés que despertó este Manual, puedo dar cuenta de la asistencia de diferentes Titulares de Órganos Internos de Control de diversas dependencias estatales e incluso de varios municipales, tanto del estado de Jalisco como de otras entidades federativas.
Ávido de ver el contenido del mismo, me avoqué a leerlo y comprobé que es una valiosa herramienta pedagógica de comprensión y apoyo a la labor que cotidianamente realizamos, desde los Órganos Internos de Control, en la implementación de las nuevas competencias en materia de responsabilidades administrativas y penales.
La calidad del trabajo presentado no podía tener otro resultado que la excelencia, ya que el Manual conjunta la experiencia y conocimientos de investigadoras e investigadores que integran la Red por la Rendición de Cuentas del CIDE y especialistas del Instituto para el Fortalecimiento del Estado de Derecho (IFED).
Es importante mencionar que la obra consultada aterriza de una manera sencilla, pero profunda, la reforma constitucional en materia de combate a la corrupción realizada en 2015, que implicó un nuevo diseño institucional y normativo para enfrentar el fenómeno de la corrupción desde sus raíces, que como muchos recordamos uno de los cambios más visibles fueron las modificaciones al título IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual está dedicado a la delimitación de las responsabilidades de las servidoras y los servidores públicos y patrimoniales del Estado.
A partir de este momento, nos ilustra la obra, los Órganos Internos de Control (OIC) y las auditorías adquirieron importantes atribuciones en materia de responsabilidad administrativa. Parecido a un sistema de “alertas”, estas instancias son ahora responsables de investigar y substanciar faltas administrativas, es decir, las infracciones cometidas tanto por servidoras y servidores públicos como por personas físicas o morales implicados en casos de corrupción. Tienen además competencia para realizar denuncias por delitos de corrupción, pueden coadyuvar en las investigaciones y su labor es clave para la formulación de recomendaciones de mejora para el desempeño de las instituciones públicas. La asignación de estas nuevas competencias se encuentra establecida en la Ley General de Responsabilidades Administrativas (LGRA). Por ello, su alcance y naturaleza requiere ser plenamente identificado a fin de determinar cuáles son las áreas que se deben reforzar y crear al interior de los OIC y las auditorías para que cumplan con su mandato.
El texto analizado se encuentra organizado a partir de la identificación de los pasos por seguir para investigar, substanciar procedimientos (es decir, darles cauce por la vía legal), juzgar y, en su caso, sancionar las acciones y omisiones que constituyan faltas administrativas graves y no graves. También se explica el procedimiento para formular denuncias y participar en los procesos penales cuando se conforma un delito de corrupción. Cada tema incorpora cuestiones relacionadas con las competencias de las autoridades administrativas y los derechos de las y los denunciantes y presuntos responsables dentro de este procedimiento.
El propio manual explica de manera muy digerible las dos secciones de las que se compone. La primera analiza los procedimientos correspondientes a las faltas administrativas graves y no graves; la segunda hace un análisis de los procedimientos para iniciar y dar seguimiento a los juicios por delitos de corrupción. Además, se agrega una sección de anexos que recopila información relevante, como la legislación de responsabilidad administrativa en las entidades federativas y bibliografía de consulta.
A manera de inducir su lectura, solo señalaré la manera de organizar la información que hicieron sus autores, la Parte I, Responsabilidades Administrativas, consta de nueve capítulos:
Capítulo I. Responsabilidad administrativa
Capítulo II. La denuncia
Capítulo III. La investigación
Capítulo IV. La substanciación del procedimiento
Capítulo V. Imposición de sanciones
Capítulo VI. Procedimientos especiales correspondientes a las auditorías
Capítulo VII. Recursos y medios de impugnación dentro del procedimiento de responsabilidad administrativa
Capítulo VIII. Procedimiento de ejecución de sanciones
Capítulo IX. Procedimientos de prevención
La segunda parte se titula Responsabilidades Penales, se conforma de los siguiente cinco capítulos:
Capítulo I. Responsabilidad penal
Capítulo II. Responsabilidad penal por delitos de corrupción y los OIC. Sistema normativo de responsabilidad penal de servidoras y servidores públicos
Capítulo III. La denuncia
Capítulo IV. La participación del órgano correspondiente conforme a la normativa aplicable como coadyuvante en la investigación
Capítulo V. Consecuencias del no ejercicio de la acción penal
Para los que ejercemos una función pública en esta materia, tenemos como lectura obligada este esfuerzo literario, ya que nos ahorrará muchas horas de búsqueda de cuestiones normativas para poder encuadrar las faltas correspondientes que encontremos en nuestras auditorías o en la recepción de denuncias y sus correspondientes investigaciones y las substanciaciones pertinentes, así mismo, es muy recomendable que servidores públicos que ejercen recursos estatales, se den la oportunidad de leerlo, créanme, les ahorrará futuros dolores de cabeza.
En conclusión, el “Manual sobre faltas administrativas y delitos de corrupción de servidoras y servidores públicos y particulares”, conforma una guía útil para que cualquier persona dentro o fuera de las administraciones públicas conozca cómo funciona el sistema de responsabilidades y qué mecanismos están a su alcance para participar en el combate a la corrupción.
Finalmente, hago votos por dos temas, el primero, para que las y los servidores públicos que se encargan de administrar recursos públicos, vean a sus Órganos Internos de Control como coadyuvantes en sus respectivos ejercicios y que sobre todo piensen en sentido preventivo, acudan a nosotros para orientarlos , el segundo, que es indispensable tanto la homologación salarial para quien lleva a cabo estas funciones, hay mayores responsabilidades sin su correspondiente retribución, como es necesario el aumento de la plantilla laboral, de no darse estas dos condiciones, será difícil que tenga buen fin el combate a la corrupción.
(*) Mtro. Juan Raúl Gutiérrez Zaragoza
Titular del Órgano Interno de Control del Instituto de Pensiones del estado de Jalisco
NACIONALES
Fruslerías

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Contrario a lo que significa el título de esta columna, la reforma judicial no tuvo nada de trivial o de poca importancia, por el contrario, la relevancia que tiene para el futuro de este país es innegable. Lo nocivo que resulta para la impartición de justicia ha sido señalado en abundancia por juristas y estudiosos del derecho y en esta columna no tendría más que agregar que no se hubiera dicho ya, al igual que los efectos mediatos en la economía, tan necesitada de certidumbre en la inversión productiva, también señalada.
Alarma la ausencia en la conversación pública de los grandes temas resultantes del experimento esperpéntico que fue la elección y sí, en cambio, la intrascendente discusión sobre el uso de la toga en las sesiones públicas de la Suprema Corte de Justicia, lo que es en esencia una auténtica fruslería ante la gravedad de los asuntos que se soslayan.
En el oficialismo resulta más importante subrayar que los exiguos votos son suficientes para considerar legitimada la elección, que analizar los perjuicios que arrojó la improvisación de un procedimiento electivo, tan insuficiente y defectuoso, que motivó a que el órgano electoral emitiera 308 acuerdos administrativos para cubrir los vacíos legislativos y definir criterios en aspectos sustanciales de la elección.
La crítica, aunque sea en positivo, es inaceptable, pues es del interés gubernamental que, una vez concluido el proceso y lograda la inclusión de los juzgadores por ellos designados ─acordeones de por medio─ la discusión se trivialice.
Las observaciones que presentó la Misión de Observación Electoral de la OEA, invitada por el propio INE, son consideradas una intolerable intromisión. Se requirieron 37 concisas cuartillas, producidas por 16 expertos internacionales, para señalar las fallas en el proceso.
Desde el tramo de selección de aspirantes o candidatos, que nunca fueron sometidos a pruebas de idoneidad o capacidad para la posición, hasta el uso de tómbolas, hicieron del “ejercicio democrático” una burda simulación.
Debe dolerle al gobierno la recomendación final de la misión de observadores: “La ciudadanía y las instituciones mexicanas deberán evaluar si el modelo actual de selección de autoridades judiciales a través del voto popular contribuye a fortalecer los principios fundamentales de la administración de justicia; o si, por el contrario, acaba debilitando la transparencia, imparcialidad, eficacia e independencia del poder judicial.” Y el remate final: “Dicho lo anterior, la misión no recomienda que este modelo de selección de jueces se replique para otros países de la región.”
Esto es lo que debería estarse analizando y proponiendo alternativas, ya no de sustitución o eliminación del modelo ─eso no sería conveniente al régimen que reduce y entiende a la democracia como un mero plebiscito─ sino cuando menos del perfeccionamiento del mismo para que lleguen los capaces y preparados no los favoritos de los grupos en el poder y la contienda electoral tenga equidad y transparencia.
Hablar de togas y atuendos nativos como afirmación del origen, habla por sí mismo de parcialidad hacia un segmento y pretenden que eso se entienda como justicia social. Centrar en el origen étnico del electo la virtud y mérito para presidir la Suprema Corte es una fruslería comparada con la enorme responsabilidad que contrae, para la cual aparentemente no está capacitado.
El INE no puede juzgar sobre ese particular, solo si cumplieron las condiciones que se exigieron para participar en el proceso y dará constancias de mayoría, pero una certificación de capacidades no existe y, por tanto, parece que esto será como los carros de calabazas: se acomodarán en el camino y veremos que sale en el experimento. Esa es demasiada irresponsabilidad para con el país y la ciudadanía.
Menuda tarea le espera al nuevo ente llamado Tribunal de Disciplina Judicial que tendrá que garantizar que los jueces y magistrados actúen con ética, profesionalismo y respeto a la ley, además de investigar y sancionar faltas graves en el ejercicio de la administración de justicia, sin que nada ni nadie haya definido la gradualidad de las faltas.
Aspectos como este, que es el marco en que habrá de regirse la nueva corte suprema y el sistema judicial, deberán incorporarse a la Ley Orgánica del Poder Judicial, sin embargo, los senadores y el futuro presidente de la suprema corte están más preocupados porque se elimine la toga.
Con toda la problemática que deriva de este engendro de reforma judicial, centrar la discusión en la presencia y vestuario de un mestizo abogado de causas indígenas es por lo menos irresponsable y demuestra el poco respeto que tiene este gobierno por la vigencia plena del Estado de derecho.
El país no anda bien, aunque el discurso oficial lo niegue. El gobierno está ausente, abúlico, pendiente de acumular poder sin saber cómo usarlo para el bien de todos, no solo del movimiento, pero sigamos discutiendo sobre la toga o no me llamen Andy. Puras fruslerías.
MUNDO
El cumpleaños de Trump

Opinión, por Gerardo Rico //
“Si Estados Unidos viera lo que Estados Unidos está haciendo en Estados Unidos, Estados Unidos invadiría Estados Unidos para liberar a Estados Unidos de la tiranía de Estados Unidos”, así versa un copy que circula desde hace días en redes sociales y es un fiel retrato del galimatías en que se ha convertido el gobierno del presidente Donald Trump, con apenas 147 días en el poder.
En los últimos días, EE.UU. ha vivido deportaciones masivas, operativos de ICE y marines en centros de trabajo, migrantes esposados o escondiéndose, y protestas en Los Ángeles y 30 ciudades. El gobernador Newsom chocó con Trump, quien acusó a Sheinbaum de incitar manifestaciones.
EE.UU. enfrenta deportaciones masivas, operativos de ICE y marines, migrantes detenidos y protestas en Los Ángeles y 30 ciudades. El gobernador californiano confrontó a Trump, quien acusó a Sheinbaum de provocar manifestaciones. La semana culminó con un desfile militar en Washington por el 250 aniversario del ejército, coincidiendo con el cumpleaños 79 de Trump.
En su discurso del 4 de marzo en el Congreso, Trump destacó su cruzada contra la inmigración irregular, el desmantelamiento de agencias estatales, despidos federales liderados por Elon Musk, y atacó a los demócratas. Amenazó con expansión en Panamá y Groenlandia, y sobre Ucrania, dijo que Zelenski está listo para la paz, sugiriendo un acuerdo.
Pero ¿a dónde nos lleva todo esto? Cuando en la realidad observamos una administración deficiente que a toda costa pretende ocultar los problemas internos que le aquejan, con una caída económica en lo que va de la gestión y una popularidad en picada a menos de cinco meses del inicio de su segundo mandato:
1.- La economía no despega y es evidente cada día que pasa el complicado estado de las finanzas en el vecino país del norte. La economía estadounidense cayó 0,3 % en el primer trimestre de 2025, en gran medida por el impacto de las tensiones comerciales desatadas por el presidente. El dato contrasta con el crecimiento del 2,4 % de los últimos tres meses de 2024.
2.- La situación fiscal presenta un panorama complejo con desafíos en el déficit presupuestario y la deuda pública. El déficit federal aumentó, superando los 1.4 billones de dólares en los primeros ocho meses del año fiscal 2025, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. Se espera que la deuda pública estadounidense supere el 120% del PIB en 2026, lo que representa un desafío para la sostenibilidad fiscal, y el crecimiento del PIB se estima en apenas 2.6% para este 2025.
3.- El 2 de abril, Trump anunció el “Día de la Liberación”, imponiendo aranceles por prácticas comerciales “injustas”. Esto desató un desplome bursátil, una guerra comercial global y profunda incertidumbre económica nacional e internacional, con significativas consecuencias para los mercados.
4.- Originado de esto tuvo que ceder a las presiones de China en una guerra comercial que él mismo inició y no reconoce.Trump buscaba un trato más justo para las empresas estadounidenses y presionó a China para que hiciera cambios. En resumen, la guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo se desencadenó por acusaciones de prácticas comerciales desleales, lo que llevó a una escalada de aranceles y tensiones económicas entre las dos potencias mundiales. En los últimos días, reiniciaron negociaciones.
5.- Enfrentó una crisis en su gabinete. En los últimos meses, la relación entre Musk y el presidente Trump, fue objeto de atención y controversia. El hombre más rico del mundo señaló que Trump aparece en los expedientes y archivos fotográficos del escandaloso caso de pederastia del empresario Jeffrey Epstein, amigo cercano del presidente republicano.
6.- Trump repitió en varias ocasiones durante su última campaña electoral que, si era elegido, acabaría con la guerra Rusia-Ucrania en 24 horas después de asumir el cargo, pero casi cinco meses después su promesa chocó con la realidad. Trump ha retrocedido en su compromiso; extendió el plazo autoimpuesto a seis meses y después dijo que estaba siendo “un poco sarcástico” sobre el plazo de 24 horas. Más recientemente, dijo en una entrevista que Moscú podría estar “dando largas” a un acuerdo de alto al fuego, luego de correr de la Casa Blanca al presidente ucranio el uno de marzo.
7.- Y lo más reciente: las manifestaciones en su contra en prácticamente todo el territorio de Estados Unidos por su política migratoria.
Para celebrar su cumpleaños, el arrebatado jefe de la Casa Blanca organizó un desfile militar en Washington; su regalo fueron las manifestaciones contra la cacería de inmigrantes en los 50 estados de la Unión Americana y los avisos de divisionismo que ya originó en la nación que gobernará hasta el 21 de enero del 2029.
MUNDO
Redefiniendo alianzas y el tejido social: El mundo ante la batalla definitiva por el futuro de la globalización

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
La pandemia fue el cisne verde que desnudó las entrañas podridas de un sistema. No un cisne negro imprevisible, sino un desenlace anunciado de desequilibrios ambientales y socioeconómicos que aceleró una pugna subterránea que hoy emerge con virulencia: la guerra entre fuerzas que buscan desmantelar la globalización neoliberal y poderes que intentan perpetuarla a toda costa. Esta disputa redefine alianzas, reconfigura mapas y tensa el tejido social global hasta el punto de ruptura.
FRACTURAS DEL MODELO: DE LA CURVA DEL ELEFANTE AL “CAPITALISMO ZOMBIE”
La globalización opera en tres esferas simultáneas: económica (deslocalización productiva), financiera (especulación desregulada) y petrolera (control geoestratégico de recursos). Un triángulo perverso donde el 20% de la «plutocracia global» concentra beneficios mientras el 80% sufre exclusión (Alfredo Jalife Rahme http://www.scielo.org.mx/).
El economista serbio-estadounidense Branko Milanovic aportó la metáfora definitiva para entender el malestar: la «curva del elefante». Su gráfico reveló cómo entre 1988 y 2008, el 1% más rico y las nuevas clases medias asiáticas ganaron terreno, mientras las clases trabajadoras occidentales y los más pobres del planeta quedaron estancados. «La globalización benefició a los ricos globales y a los pobres emergentes, pero destrozó a la clase media occidental», sentencia Milanovic.
Hoy ese modelo exhibe síntomas de agotamiento terminal:
Japonización económica: Crecimiento anémico y productividad estancada.
Deuda global en niveles estratosféricos: 247 por ciento del PIB mundial.
Fábricas fantasmas: Occidente ya no produce bienes, solo especula.
LOS CAMPOS DE BATALLA: ESTADOS UNIDOS, EL PACIENTE CERO
EEUU, epicentro del proyecto globalizador, vive su descomposición interna. La administración Biden heredó un país donde:
40 millones sobreviven con cupones de alimentos -y la cifra va en aumento-.
Ohio y Michigan albergan «zonas rojas» industriales devastadas.
La esperanza de vida cae por tercera vez desde la gripe española.
Este paisaje social alimentó el nacionalismo económico trumpista, que intentó frenar la hemorragia con aranceles y repatriación de empleos. Pero como advierte el analista francés Thierry Meyssan, «Trump declaró la guerra a los arquitectos del 11-S y nadie en el establishment lo apoyó». Su proyecto fracasó porque el Estado Profundo prefería otras salidas: desde la doctrina Rumsfeld-Cebrowski de guerras por recursos hasta el proyecto NEOM en Arabia Saudí, una ciudad-Estado para multimillonarios en el desierto.
LOS DESGLOBALIZADORES: DE BEIJING AL “EJE DE LA SOBERANÍA”
Frente al Occidente en crisis, emergen alternativas que plantean una desconexión controlada:
China ha pasado de taller del mundo a contrapeso geopolítico. Con reservas por encima del billón de dólares y una expansión tecnológica sin precedentes, Pekín impulsa la regionalización asiática mientras compite con el dólar mediante acuerdos en yuanes. Su estrategia, según Esteban Actis y Nicolás Creus, no busca destruir el orden liberal, sino reformarlo desde dentro.
Rusia encabeza el nacionalismo petrolero, estatizando recursos y tejiendo alianzas con Venezuela y Arabia Saudí. Las «nuevas siete hermanas» ya no son corporaciones privadas, sino gigantes estatales que desafían a Wall Street.
En Europa, fuerzas soberanistas de izquierda y derecha impulsan proyectos de autonomía estratégica. El italiano Manlio Dinucci documenta cómo la OTAN intenta sabotear estos movimientos, como ocurrió con Syriza en Grecia: «Alexis Tsipras llegó prometiendo solidaridad con Palestina, pero terminó firmando un pacto militar con Israel que solo tenía parangón con el de EEUU» (rebelión.org).
LA INGENIERÍA DEL CAOS: PANDEMIAS Y PASAPORTES DIGITALES
Cuando Trump fracasó y NEOM se estancó, la pandemia ofreció un nuevo tablero de juego. Según Meyssan, el equipo de Rumsfeld (incluyendo a Fauci y Hatchett) vio en el COVID-19 la oportunidad para:
Acelerar la deslocalización masiva mediante el teletrabajo.
Imponer pasaportes sanitarios como mecanismos de control social.
Legitimar el endeudamiento ilimitado de los Estados.
Klaus Schwab del Foro de Davos lo llamó «El Gran Reinicio». Su libro homónimo, descrito por Meyssan como «una mezcolanza de clichés catastróficos», anunciaba una sociedad orwelliana donde los datos reemplazan a la producción. Detrás de la retórica «inclusiva», Schwab es un operador de la CIA desde los años 70, cuando violó sanciones al apartheid sudafricano con tecnología nuclear (voltairenet.com).
EL MUNDO ENTRÓPICO: HACIA UN BIPOLARISMO CAÓTICO
Actis y Creus proponen el concepto de «bipolarismo entrópico» para definir el nuevo orden: dos polos (EEUU y China) cuya rivalidad genera caos sistémico en lugar de equilibrio. El peligro inmediato no es una guerra (la «Trampa de Tucídides»), sino el vacío de poder de la «Trampa de Kindleberger»: cuando el hegemón saliente no quiere liderar y el emergente no puede hacerlo (Dario, Leandro. scielo.org.ar).
Esta entropía se manifiesta en:
Cadenas de suministro rotas (como durante la crisis de semiconductores).
Guerras híbridas (Ucrania como campo de pruebas).
Alianzas líquidas (Arabia Saudí uniéndose a los BRICS).
LA REBELIÓN DE LOS PERDEDORES: CUANDO EL SAQUEO GENERA RESISTENCIA
Los conflictos actuales no son solo interestatales, sino revueltas contra el expolio:
En América Latina, el nacionalismo de recursos resurge en México y Bolivia, expulsando a corporaciones que operaban en condiciones neocoloniales. Mientras Jalife-Rahme señala la hipocresía occidental: «EEUU predica libre mercado, pero practica el ‘patriotismo económico’, protegiendo sus empresas estratégicas».
En Europa, la rebelión fiscal de agricultores y camioneros contra el libre comercio desregulado paraliza capitales, mientras partidos como el Rassemblement National en Francia ganan terreno con consignas proteccionistas.
Hasta las corporaciones tecnológicas juegan doble: Alphabet o Meta defienden la globalización digital mientras construyen búnkeres apocalípticos en Nueva Zelanda, preparándose para el colapso que ayudaron a crear.
El mundo enfrenta su desconexión definitiva, pero la pregunta crucial es: ¿desconexión para quién? Se perfilan tres escenarios:
1. Globalización reformada (el modelo Schwab/Soros): Mantiene estructuras de saqueo con rostro humano.
2. Regionalización con economías mixtas: Bloques como ASEAN o MERCOSUR con bancos y monedas propias.
3. Neorrenacimiento humanista: Utopía donde el humano reemplaza al mercado como centro.
Lo que ya no es viable es el fundamentalismo de mercado que convirtió naciones en zonas francas de explotación. Como sentencia Dinucci: «El verdadero muro no era el de Trump con México, sino el NAFTA que empobreció a ambos lados de la frontera» (Dinucci, Manlio. Rebelión.org). En esta guerra silenciosa, la única certeza es que el siglo XXI será el escenario donde se define si la desglobalización significa emancipación o simplemente, un saqueo más eficiente.
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