OPINIÓN
No habrá dinero que alcance
Tercera Instancia, por Modesto Barros González //
Sin ser economista ni cercano a eso, se avizora una crisis económica mayor para el gobierno federal y el de estados y municipios, pues ya se nota que no va haber dinero que alcance para tantos problemas por solucionar y menos para la cantidad enorme de obras y promesas que constantemente hacen los actuales políticos y como lo hicieron por muchos años otros que se encuentran en la banca.
El Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador, no deja pasar una semana en la que no anuncie mecanismos, decretos, sugerencias y ordenanzas para conseguir que la población o los empleados de su gobierno acepten, casi forzosamente, el que les rebajen el salario o dejar de recibir equipo para el desempeño de sus funciones.
Tal parece que no tienen llenadera con la presunta bandera de que los recursos se requieren para el combate a la terrible pandemia que sufrimos en todo el país y en el mundo por el coronavirus o Covid19.
Pareciera estar justificado conseguir recursos, sin embargo por otro lado se nota la férrea defensa e imposición de seguir gastando miles de millones de dólares en obras fastuosas y de relumbrón que a toda costa parece que impone el Primer Mandatario del País.
La semana que acaba de terminar nos dimos cuenta que se pretende “manejar” o más bien manipular los cientos de miles de millones de pesos que son el ahorro de todos los empleados al querer intervenir las cuentas del Ahorro para el retiro que por años han manejado las llamadas Afores.
También éste fin de semana se dio cuenta en el periódico La Jornada, que sigilosamente se envió una carta a empleados de primer nivel de la desprestigiada y muy mal manejada Petróleos Mexicanos, en cuya misiva se les “recomienda” aceptar el dejar de recibir el 25 por ciento de su sueldo y prestaciones hasta el próximo mes de diciembre, para así ayudar al “barril sin fondo” que se ha convertido PEMEX.
Hay que recordar que el Primer Mandatario, anunció el pasado miércoles que la reducción de hasta el 25 por ciento a los salarios de funcionarios de alto nivel en su gobierno, incluido el suyo, con el fin de ayudar a cubrir un aumento del presupuesto por alrededor de 25 mil 600 millones de dólares destinado a proyectos prioritarios para enfrentar la crisis derivada del Coronavirus.
Pareciera que es muy atinada la intención del Presidente de México, de conseguir recursos por todos lados, sin embargo llama poderosamente la atención el constante gastadero de miles de millones de dólares que se hacen para lo que pareciera su poderosa estrategia política de continuar con la construcción de la Refinería de Petróleos Mexicano en Dos Bocas, las costosas rutas e instalaciones para un tren transpeninsular mejor conocido como el Tren Maya y también el otro barril sin fondo que se ha convertido el “flamante” aeropuerto de Santa Lucía en la Ciudad de México.
Don Andrés Manuel López Obrador, se ha escudado y protegido estratégicamente con reconocido y bien ganado prestigio de las Fuerzas Armadas, tanto el Ejército Mexicano como la Secretaría de Marina.
El personal del reconocido cuerpo armado, igual le hacen de bomberos y salvavidas en casos de desastre, que de albañiles y peritos en casi todos los tipos de construcciones, además de administradores de bienes asegurados a la delincuencia y otra infinidad de tareas que les ordena el jefe de la Fuerzas Armadas como se lo permite la Constitución.
Está bueno el encaje pero no tan ancho, se puede decir y lo más grave del asunto es que no se ve y mucho menos se nota hasta cuándo el Señor Presidente de México, recapacitará para detener el dineral que se está gastando en sus obras, por lo menos en lo que se logra ganar o mitigar la pandemia que está entrando en una etapa muy crítica y de tristes consecuencias como han dicho los verdaderos expertos en medicina.
Por lo pronto el ciudadano común, como lo es su servidor que escribe, tendremos que cuidarnos lo más posible y dentro de las obligaciones que cada quien llegue a tener, por lo menos las próximas semanas nos tenemos que recluir en nuestras casas para evitar tristes desenlaces en nuestras familias, o sea por favor hay que quedarnos en nuestro hogares, es por el bien de todos.
