OPINIÓN
Opinión no pedida a título personal: La gran responsabilidad de los jóvenes
Opinión, por Armando Morquecho Camacho //
Para comenzar este año, quiero compartirles que hace unos días, tuve la oportunidad de platicar con Laura Haro, actual Secretaria de Vinculación con la Sociedad Civil del Comité Ejecutivo Nacional del PRI; el inicio de la plática lo aprovechamos para ponernos al corriente de todo lo que hicimos y atravesamos a lo largo del 2020.
Yo le conté un poco acerca del trabajo que, en compañía de un gran grupo de amigos comprometidos, he realizado desde Voces de México y por su parte, ella me compartió un poco de lo que ha construido desde el PRI Nacional. Una vez que terminamos de ponernos al corriente, dejamos de lado los temas partidistas y sociales para comenzar a hablar de otros temas que nos interesan y nos preocupan.
Primero, para no perder la costumbre, hablamos de un tema obligado en cada reunión: la pandemia. De este tema, hablamos acerca de la educación a distancia y el impacto negativo que este método puede tener en la niñez, ya que este modelo, definitivamente está privando a una generación entera de llevar a cabo un proceso de socialización fundamental para construir lazos y conexiones tanto con maestros, como con compañeros; probablemente hoy no somos capaces de entender la gravedad de esto, pero a largo plazo, se puede estar formando una generación menos empática, más desensibilizada e individualista, lo cual, creo que es una formula peligrosa a la hora de diseñar el futuro del mundo.
Posteriormente, hablamos de uno de los temas que más nos apasiona: la política. En este tema, coincidimos en que la crisis que enfrenta nuestro país es compleja, y probablemente, va más allá de la coyuntura partidista. La crisis que enfrenta México es una crisis de personas, situación que vuelve esta crisis aún más peligrosa, ya que muchos han encontrado en esta tan noble actividad una ruta para alcanzar el poder, y usar éste como un medio para enriquecerse, o peor aún, han encontrado un medio para imponer ideas e infundir miedo entre los diferentes sectores que conforman la sociedad.
Es por lo anterior, que resulta fundamental que quienes hoy aspiran a ocupar algún cargo de representación, comiencen a trabajar en posicionar y difundir agendas legislativas capaces de responder a las necesidades del hoy, para que de esa manera, se pueda impulsar una verdadera transformación formativa dirigida a las nuevas generaciones, y así, comenzar un proceso de reivindicación tanto de la actividad, como de la clase política.
Asimismo, los retos políticos que estamos a punto de enfrentar, de cara al proceso electoral más importante en la historia de nuestro país, exigen la participación de una nueva generación de políticos, que con conocimientos tanto teóricos, como prácticos, sean capaces de aportar a la vida y al debate público, proyectos a través de las cuales se puedan impulsar los cambios sistemáticos y políticos que como generación, tanto anhelamos.
Por ello, el hecho de que entre todos los destapes de candidatos para el próximo proceso electoral figuren tantos jóvenes entusiastas resulta verdaderamente alentador. Estoy seguro que quienes levantan la mano para representar a la ciudadanía, tienen no solo una aspiración legítima, sino la voluntad de impulsar grandes cambios desde su trinchera, sin embargo, lo que también es fundamental es que la juventud entienda que la primera condición para superar una realidad adversa, es asumirla, y hoy, debemos asumirnos en una situación sumamente adversa, en la cual, para impulsar un verdadero cambio, ya no basta con ideas, con propuestas progresistas o con una serie de conocimientos teóricos. Si así fuera, nuestros representantes probablemente serían otros.
Definitivamente, los jóvenes somos el futuro, y quien se niegue a ver esto, está ignorando cuestiones estadísticas y hasta biológicas; pero justamente porque nosotros somos el futuro, tenemos en nuestras manos una enorme responsabilidad, la cual, no podemos ni debemos ignorar.
Por un lado, es necesario entender que la desigualdad en México, es un fenómeno complejo y multifuncional con rostros completamente diferentes, los cuales, cambian dependiendo la región, la colonia o el municipio. Una vez entendido esto, podremos iniciar un verdadero proceso de sensibilización que nos permitirá, además de dimensionar los contrastes sociales en México, identificar las causas y las realidades de todas y cada una de las regiones que forman parte de nuestro territorio.
Por otro lado, es necesario aprender a controlar el ego y la soberbia para entender que nuestra visión, nuestras necesidades y lo que nosotros consideramos como prioritario en la agenda pública, desgraciadamente no lo es para una gran parte de la población, cuyo primer debate del día no es si su gobierno es incluyente o garantiza la paridad, sino que es decidir si su familia comerá a la hora del desayuno, o lo guardarán para la hora de la comida.
También, tenemos la responsabilidad de comenzar a plantear soluciones reales a los problemas de nuestra era, tales como la inclusión, la paridad en los espacios públicos, la legalización de la marihuana, la despenalización del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción homoparental, la crisis ambiental y la decadencia de nuestro sistema de justicia.
Sin embargo, así como tenemos la obligación de poner sobre la mesa soluciones a estos problemas, no podemos olvidarnos ni restarle importancia a los problemas que el pasado nos ha heredado y de los que toda una generación de políticos se ha servido con fines electorales, y que además, constituyen los pilares de la desigualdad en nuestro país, tales como: la falta de acceso a servicios públicos básicos y de primera necesidad, la falta de oportunidades, las deficiencias en nuestro sistema de salud y de seguridad social, así como los problemas dentro de nuestros sistemas encargados de impartir justicia, problemas que terminan por vulnerar el derecho tan importante para cualquier democracia, como lo es el de acceso a la justicia.
En fin. Esto fue un poco de lo que platique con Laura hace unos días. Estas fueron nuestras reflexiones para el cierre del 2020 y para el inicio del 2021.
La semana pasada no hubo opinión no pedida a título personal, pero aprovecho el día de hoy para desearles a mis lectores así como a la comunidad de Conciencia Pública, un excelente inicio de año.
