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OPINIÓN

Para las niñas: ¡Ciencia y libertad!

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Educación, por Isabel Venegas //

El día 11 de febrero celebraremos el día internacional de la niña en la ciencia, y hay quien todavía se sigue preguntando: ¿Por qué enfocar la atención en las niñas, específicamente? Atender la educación de la infancia con perspectiva de género implica reflexionar sobre circunstancias particulares que agravan la condición de vulnerabilidad, es decir, se trata de visibilizar aquello que amenaza la realización plena de nuestras futuras generaciones de mujeres ingenieras, tecnólogas o científicas.

Al analizar lo que significa nacer niña en México, nos encontramos con cifras como las que presenta el INEGI: Mientras que hay un 40.4% de niños y adolescentes que no reciben pago por su trabajo, esa cifra asciende casi 8 puntos porcentuales cuando se trata de ellas. Otro dato preocupante es el de la comparación entre el 29.7% de niñas y adolescentes que dedican más de 28 horas semanales a realizar trabajo doméstico, en tanto que los niños solo representan el 4.7% de la totalidad registrada.

Una cifra más en los indicadores del problema es la del 39.8% que representan los niños y adolescentes que se insertan al campo laboral sin haber concluido ni siquiera su educación básica, mientras que ellas constituyen el 44.1%

Sin embargo, el mismo Instituto ya ha sido conminado a establecer metodologías de análisis que permitan una recolección de datos que nos acerque a un mejor entendimiento de los fenómenos; censos que observen la violencia que viven las infancias en nuestro país, y el impacto en la conformación social de injusticias profundamente sedimentadas en los usos y costumbres.

Pensar que ya tenemos piso parejo en oportunidades, es negar la historicidad de un androcentrismo arraigado en casi todos los espacios y en todas las esferas; necesitamos entender que si no se transforma la formación desde los primeros años de vida (con miras a la igualdad y el respeto de los derechos humanos), poco habrá de suceder en cuanto a cambios sustanciales durante la vida adulta; nuestras niñas y adolescentes merecen un ambiente de desarrollo óptimo en el que se fortalezca su autoestima, su visión de futuro y la confianza de saberse capaces de hacer lo que sea que quieran hacer de sus vidas.

El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha manifestado que conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres y las niñas son tareas pendientes de nuestra época y constituyen el mayor desafío en materia de derechos humanos del mundo.

La consciencia de los talentos, las virtudes y la definición de metas concretas favorecen el crecimiento de los seres humanos. El mejor indicador está en la medida en la que, en libertad, se puede decidir el trazo de los objetivos de vida, la necesidad de invertir un esfuerzo que a la larga tendrá los frutos de la realización y la estimación de los límites para esa misma inversión.

Las niñas a las que se les dejan más tareas en el hogar, a las que se les encarga que cuiden de sus hermanitos, enfermos o adultos mayores; aquellas cuyos padres o tutores no aseguran la formación escolar porque “igual y se van a casar y luego se van a dedicar a ser amas de casa” se topan con una dificultad ancestral que debemos romper urgentemente. La libertad de elección, dota de posibilidades para quienes en conciencia elijen ser cuidadoras, amas de casa o educadoras; y esa elección orienta a la plenitud de su desarrollo integral como personas, pero requiere asegurar que está protegida del estereotipo de que las mujeres son las “cariñosas, las hogareñas o las que poseen la ternura” per se; sin ni siquiera haber evaluado sus talentos potenciales, o haber hecho una reflexión sobre las oportunidades de crecimiento y genialidades que se esconden tras una rutina de miedos e inseguridades.

Más datos:

  • Las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres.

  • A pesar de la escasez de competencias en la mayoría de los campos tecnológicos que impulsan la Cuarta Revolución Industrial, las mujeres siguen representando sólo el 28% de los licenciados en ingeniería y el 40% de los licenciados en informática y computación

¡Tierra y Libertad! Era el slogan de la lucha campesina, ahora necesitamos retomar esa pasión pero ahora exigiendo ¡Ciencia para la Libertad! De modo que las mujeres del campo puedan convertirse en ingenieras agrónomas, para que las cocineras, puedan ser ingenieras en alimentos, bio-tecnólogas alimenticias, nutriólogas, etc., para que las costureras puedan verse como diseñadoras, e industriales.

Que todo su talento pueda derrumbar los muros impuestos, y que evolucione con el ánimo de fundamentar una nueva sociedad con pilares de evolución (la ciencia) y de justicia (los derechos humanos).

¡Brindemos porque todas puedan acercarse a la ciencia, al conocimiento y a la innovación!

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa_venegas@hotmail.com

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