OPINIÓN
Parte integral del bienestar humano: La importancia de la salud mental

Salud y Bienestar, por Gabriela Arce Siqueiros //
Como están queridos lectores, espero que hayan tenido una excelente semana. ¿Ya están listos para que les comparta un nuevo artículo sobre bienestar? Es muy importante todo lo que pueda aportar a la salud. Porque pienso que si algo nos da la fuerza necesaria para trabajar, disfrutar y motivar nuestra vida cada día. Es precisamente la salud.
La salud mental es crucial para vivir una vida equilibrada y satisfactoria. Afecta todos los aspectos de la vida, desde las relaciones personales hasta el rendimiento laboral. Una buena salud mental permite a las personas: realizar su potencial. Las personas con buena salud mental son capaces de enfrentar los desafíos diarios, trabajar productivamente y contribuir a su comunidad.
Manejar el estrés. Pueden manejar el estrés de manera efectiva, lo que reduce el riesgo de desarrollar enfermedades físicas y mentales. Mantener relaciones saludables. La capacidad de establecer y mantener relaciones saludables es un indicador clave de bienestar mental. Tomar decisiones informadas. Una buena salud mental mejora la toma de decisiones y la capacidad de resolver problemas.
Factores que afectan la salud mental
Experiencias de vida. El trauma, el abuso, la negligencia y otros eventos estresantes pueden tener un impacto duradero en la salud mental. Por otro lado, experiencias positivas como el apoyo social y una infancia estable pueden promover una buena salud mental.
Genética. Algunas personas pueden tener una predisposición genética a ciertos trastornos mentales, lo que puede aumentar su riesgo.
Factores biológicos. Desequilibrios químicos en el cerebro, lesiones cerebrales o infecciones pueden afectar la salud mental.
Factores ambientales. El entorno en el que vive una persona, incluyendo la situación económica, las condiciones de vivienda y el acceso a recursos, puede influir significativamente en su bienestar mental.
Estilo de vida. Hábitos como el ejercicio, la dieta, el sueño y el consumo de sustancias también juegan un papel crucial en la salud mental.
Trastornos mentales comunes:
Depresión. La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una tristeza persistente y la pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban. Los síntomas pueden incluir fatiga, cambios en el apetito, insomnio o hipersomnia, y pensamientos de muerte o suicidio.
Ansiedad. Los trastornos de ansiedad son el grupo de trastornos mentales más común. Incluyen trastornos como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Los síntomas pueden incluir preocupación excesiva, ataques de pánico y comportamientos compulsivos.
Trastorno bipolar. El trastorno bipolar implica cambios extremos en el estado de ánimo, con episodios de manía (euforia extrema) y depresión. Estos cambios pueden afectar significativamente la vida diaria y el funcionamiento.
Esquizofrenia. La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse con claridad. Los síntomas pueden incluir alucinaciones, delirios y pensamientos desorganizados.
Trastornos de la alimentación. Incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Estos trastornos afectan la relación de una persona con la comida y su imagen corporal.
Signos y síntomas:
– Cambios en el estado de ánimo: Tristeza persistente, irritabilidad o cambios extremos en el estado de ánimo.
– Retiro social: Evitar a amigos y actividades que antes se disfrutaban.
– Cambios en el apetito o el sueño: Comer o dormir demasiado o muy poco.
– Fatiga: Sensación de cansancio extremo sin razón aparente.
– Problemas de concentración: Dificultad para concentrarse, tomar decisiones o recordar cosas.
– Comportamiento inusual: Actuar de manera extraña, comportamiento arriesgado o abusar de sustancias.
Tratamientos y opciones para tratar la salud mental
Terapia psicológica
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). La TCC es una forma de terapia que ayuda a las personas a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos. Es efectiva para una variedad de trastornos, incluidos la depresión, la ansiedad y el TOC.
Terapia Interpersonal (TIP). Se centra en mejorar las relaciones interpersonales y la comunicación, y es especialmente útil para tratar la depresión.
Terapia Dialéctico-Conductual (TDC). Diseñada originalmente para el trastorno límite de la personalidad, la TDC es útil para personas con pensamientos suicidas y comportamientos autodestructivos. Combina técnicas de la TCC con habilidades de mindfulness.
Medicamentos
Antidepresivos. Se utilizan para tratar la depresión, los trastornos de ansiedad y algunos trastornos de la alimentación.
Ansiolíticos. Ayudan a reducir los síntomas de ansiedad. Incluyen benzodiazepinas y ciertos antidepresivos.
Antipsicóticos. Utilizados para tratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Estabilizadores del estado de ánimo. Como el litio, que se utiliza principalmente para el trastorno bipolar.
Terapias alternativas
Terapia de Arte y Música. Utiliza la creatividad para ayudar a las personas a expresar emociones difíciles de verbalizar.
Terapia asistida con animales. Involucra la interacción con animales para mejorar el bienestar mental.
Mindfulness y Meditación. Practicas que ayudan a las personas a centrarse en el presente y reducir el estrés.
Intervenciones comunitarias
Grupos de apoyo. Proporcionan un entorno seguro para compartir experiencias y obtener apoyo emocional de otras personas que enfrentan problemas similares.
Educación y capacitación. Programas que enseñan habilidades para la vida, como el manejo del estrés y la resolución de problemas.
Hospitalización y tratamiento residencial. Para personas con trastornos mentales graves que necesitan supervisión constante, la hospitalización puede ser necesaria. Los programas de tratamiento residencial ofrecen un entorno estructurado y apoyo intensivo.
Autocuidado y estilo de vida saludable
Ejercicio regular. El ejercicio físico regular puede mejorar el estado de ánimo y reducir los síntomas de depresión y ansiedad.
Alimentación saludable. Una dieta equilibrada contribuye al bienestar mental. Alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el pescado, pueden tener un efecto positivo en la salud mental.
Sueño adecuado. Dormir bien es crucial para la salud mental. La falta de sueño puede exacerbar los síntomas de muchos trastornos mentales.
Reducción del estrés. Técnicas como la meditación, el yoga y la respiración profunda pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar el bienestar mental.
Prevención y promoción de la salud mental
Educación y concienciación. Aumentar la comprensión pública sobre la salud mental y reducir el estigma asociado a los trastornos mentales.
Fomento de un entorno de apoyo. Crear entornos familiares, escolares y laborales que promuevan el bienestar mental.
Detección temprana. Programas de detección para identificar problemas de salud mental temprano y proporcionar intervenciones adecuadas.
Políticas de salud mental. Implementar políticas y programas que apoyen la salud mental y proporcionen recursos accesibles para el tratamiento y la prevención.
La salud mental es una parte integral del bienestar general que afecta todos los aspectos de la vida. Reconocer su importancia y tomar medidas para mantener y mejorar la salud mental puede tener un impacto profundo y positivo en la calidad de vida. Con una combinación adecuada de terapias, medicamentos, apoyo comunitario y autocuidado, es posible manejar y superar los desafíos de los trastornos mentales. Fomentar un entorno de apoyo y comprensión puede ayudar a reducir el estigma y permitir que más personas busquen y reciban la ayuda que necesitan para vivir vidas saludables y plenas.
Me despido de ustedes y les recuerdo. Que juntos podemos trabajar hacia soluciones que promuevan la salud. Gracias por su atención y su compromiso con este artículo. Siempre quedo atenta a sus comentarios.
? siqueiros.arte@gmail.com
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
NACIONALES
Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

– De Primera Mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín
UNA DE LAS evidencias de que el sistema político del México de nuestros días es parecido al PRI hegemónico de hace 50 años es el combate a la corrupción de acuerdo a intereses políticos del grupo en el poder, con una gran diferencia ahora: Los funcionarios de primer nivel son intocables.
No hubo un solo presidente de la república de aquel viejo PRI, que no impusiera su voluntad y enviara un mensaje a la clase política de que había un nuevo líder en Los Pinos. Las demostraciones incluían cárcel para figuras de alto nivel. Así, estuvieron tras las rejas el senador Jorge Díaz Serrano, director de PEMEX, con el presidente José López Portillo, varios gobernadores y hasta un hermano del presidente Carlos Salinas, Raúl.
A partir del año 2018, el hombre que tuvo como lema de campaña presidencial el ataque a la corrupción, Andrés Manuel López Obrador, en los hechos cubrió a los corruptos de primerísimo nivel.
Solo dos botones de muestra: Ignacio Ovalle Fernández, director de SEGALMEX, y Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad. Aplicó la máxima de Benito Juárez: “A los amigos, perdón y gracia; a los enemigos, la ley a secas”.
Entre los enemigos actuó contra Emilio Lozoya, director de PEMEX con el presidente Peña Nieto, acusado de haber recibido sobornos de una empresa petrolera del Brasil, pero al final del día su gobierno acordó y el acusado está en casa.
El cinismo de AMLO incluyó su admisión de la existencia de corrupción en Segalmex, cuyo desfalco rebasó los 15 mil millones de pesos, pero justificó a Ovalle diciendo que este último “había sido engañado por sus subalternos”.
Increíble lo anterior, sobre todo para quien, durante una “mañanera” del año 2019, aseguraba que no hay persona mejor informada que el presidente de la república y que si había corrupción entre los funcionarios, “era porque el jefe, el presidente, estaba enterado”.
En los días que vivimos, el caso del “huachicol fiscal” operado por altos mandos de la Marina Armada de México nos pone sobre la mesa la enorme probabilidad de que no solo el general secretario del ramo con López Obrador, sino también este último, pudieran haber sido enterados y haber permitido el enorme peculado.
Imposible no reparar en las declaraciones del titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien el pasado domingo declaró que Rafael Ojeda Durán, titular de la Marina en el sexenio obradorista, había denunciado “problemas” y que por ese motivo la Fiscalía General de la República se había adentrado en la investigación que hoy tiene por resultado la persecución de cuando menos 200 personas, entre militares, servidores públicos y empresarios.
Los hechos sobre tal ilícito empezaron a trascender a los altos mandos militares cuando Rubén Guerrero Alcántar, vicealmirante y exdirectivo de una aduana en Tamaulipas, redactó una carta que llegó a manos del general secretario Ojeda Durán, en la que señalaba directamente a Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna, de encabezar una red de “huachicoleo fiscal”.
Los hermanos Farías, originarios de Guaymas, Sonora, son sobrinos de Ojeda Durán. Guerrero Alcántar fue asesinado el 8 de noviembre del 2024 en Manzanillo, Colima. El volcán de corrupción denunciado hizo erupción al descubrirse un buque con diez millones de litros de combustible introducido sin pagar impuestos en Tampico, Tamaulipas, el pasado mes de mayo, seguido de otros descubrimientos similares en Ensenada, Baja California, y el trascendido de que ese combustible había tocado la bahía de Guaymas en Sonora.
En sus declaraciones sobre el tema, Gertz Manero subrayó que cuando el general secretario Ojeda denunció “problemas en la Marina”, lo hizo en términos generales sin hacer referencia a sus sobrinos. A su lado, en esa conferencia de prensa del pasado domingo, el titular de seguridad pública, Omar García Harfuch, dijo que no se podía condenar a toda una institución por los errores cometidos por algunos de sus integrantes.
Horas después, en su “mañanera”, la presidenta Claudia Sheinbaum refrendó la defensa. Para el general exsecretario, recordando que lo importante era la investigación y, sobre todo, las pruebas para demostrar los dichos.
La lógica indica una posibilidad de involucrar a Rafael Ojeda Durán en el escándalo mayúsculo de los hermanos Farías Laguna y otros implicados; golpearía directamente la humanidad de López Obrador.
Es mucho más conveniente enviar el mensaje de ataque a la corrupción, aprehendiendo y enjuiciando a “peces menores”. Ahí se registra una diferencia con el pasado reciente.
Durante el sexenio 2018-2024 se cubrió la corrupción en vez de combatirla. En este sexenio de la presidenta Sheinbaum sí se está combatiendo la corrupción pero cuidando la imagen de quien ahora vive en Palenque.
Lo anterior significa la imposibilidad de señalar y encarcelar a un exsecretario en cualquiera de sus ramos.
Para el lado oficial, resultan muy lejanas y “casi en el olvido” aquellas palabras de AMLO en una de sus “mañaneras” del año 2019: “El presidente de México está enterado de todo lo que sucede y de las tranzas grandes que se llevan a cabo”.
JALISCO
¿Legalidad? pero sin integridad

– Opinión, por Gabriel Torres Espinoza
¿Por qué se critica tanto al Tribunal de Justicia Administrativa (TJA)? Porque se ha transformado en fábrica de sentencias “ajustadas a derecho”, ¡pero profundamente injustas! Asisten al ‘indebido proceso’ y ceden al “daño patrimonial” causado por los ‘desarrolladores’.
Los derechos colectivos —aire limpio, agua, movilidad, biodiversidad— se reducen a bienes menores, sacrificables en nombre de una supuesta certeza jurídica para el ‘inversionista’.
Lo que la Corte Interamericana de Derechos Humanos recordó es que tienen la obligación jurídica de prevenir, mitigar y remediar daños ambientales por su impacto directo en los derechos humanos.
Bajo esa luz, cada fallo del TJA que antepone la rentabilidad de un fraccionamiento sobre la preservación de un bosque o de un área natural protegida, no es solo un despropósito local, sino una violación a compromisos internacionales y a los derechos fundamentales de la ciudadanía.
La prensa ha documentado el incremento de litigios contra la planeación urbana, hasta el punto de que este Tribunal se tornó en el espacio donde los corruptores desfilan a desmontar planes de desarrollo, debilitando la ordenación del territorio con fachada de legalidad. Se trata de un tribunal que privilegia la letra procesal, sobre el sentido integral de la planeación. Lo que se produce es una ciudad fragmentada, desigual, en la que cada vez es más difícil trasladarse y vivir.
La responsabilidad social de este Tribunal es mayor, pues el TJA es la última instancia. Las decisiones que dicta son definitivas y obligatorias. Sus resoluciones no pueden recurrirse, y sus magistrados no rinden cuentas a nadie. Allí donde se concentra el poder de decidir el futuro urbano, se concentra también la tentación de la corrupción.
Por eso el TJA no solo refleja, sino que encarna hoy el mayor riesgo estructural para el derecho a la ciudad y al medio ambiente, porque cada vez que dicta una sentencia que habilita lo prohibido, que desprotege los recursos naturales, destruye algo más que territorio; destruye la confianza en la idea misma de justicia. Su propia legitimidad social.
Los jueces no deben limitarse a aplicar reglas, sino decidir con base en principios que aseguren el bien superior a la ciudad. La legalidad, sin integridad, degrada la justicia. Básicamente, porque transforma el tribunal en una coraza de impunidad.
En este órgano jurisdiccional, hemos visto cómo se ha vuelto norma la confusión entre legalidad procedimental y justicia, con resoluciones fundadas y motivadas en lo formal, pero que producen resultados injustos y muy lesivos para la sociedad.
Sentencias “apegadas a derecho” que, sin embargo, devastan áreas naturales, desmantelan planes urbanos, causan más colapso vial y profundizan la desigualdad. No perdamos de vista que esa sociedad, la que sufre las consecuencias, es justamente la que dotó a estos magistrados de su investidura, y a la que debieran rendir cuentas, a través de los poderes constituidos de Jalisco.
La diferencia entre un tribunal de justicia y uno de derecho se vuelve aquí fundamental. El primero busca armonizar la norma con el desarrollo sustentable de la ciudad; el segundo la aplica sin importar que destruya bosques, colapse vialidades o afecte a comunidades enteras.
El primero protege a la ciudad; el segundo protege contratos y escrituras privadas. El primero es garante de ciudadanía; el segundo, como en Jalisco, es agente de plusvalía y el principal agente corruptor contra el ordenamiento territorial.
A la luz de las actuaciones del TJA, surge hoy una pregunta colectiva, inevitable y perturbadora: ¿Cuál es la utilidad social de un tribunal del que debemos defendernos todos para poder preservar la ciudad? Si el órgano llamado a garantizar justicia es el principal mecanismo de despojo legalizado; si en lugar de proteger a la colectividad protege a los desarrolladores; si en vez de equilibrar el interés privado con el bien común se ha dedicado a corroerlo, entonces su existencia no responde al poder público, sino a los negocios que lo corrompen.
Un tribunal así no es garante de derechos, ni de justicia administrativa; sino una auténtica amenaza permanente contra ellos, misma que estaríamos obligados a enfrentar como sociedad, y desde el gobierno.