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OPINIÓN

Peña Nieto, el gran solitario

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Reflexiones, por Sócrates Campos Lemus //

Un político encumbrado, gozando de las mieles del poder aún en las condiciones de la austeridad debe sentirse pleno cuando rodeado de gente de todo tipo lo único que escucha son alabanzas sobre su talento, inteligencia y visión y, cuando al paso del tiempo, donde se viene a dar cuenta de que es el “gran solitario” que todo lo que le rodeaba era falso o se terminaba al terminar los tiempos del poder, con toda seguridad se tiene que enfrentar a la muerte chiquita: la soledad.

No todos pueden lidiar con la soledad, la educación lo muestra siempre como un ser social rodeado y al servicio o con el servicio de los demás, nadie salvo en algunos casos especiales y en culturas diferentes a la nuestra se enseña que al primer demonio al que uno debe de enfrentar es a uno mismo, a su soledad, ahí no hay engaños, todo es claro y por ello, la crítica y la autocrítica poco estudiada y generada por los políticos la dejan a un lado.

No se dan cuenta que sostuvieron un poder que, en algunos casos, no merecían y en otros no supieron cumplir como se obligaba en los tiempos y las circunstancias para el beneficio del país y no para su beneficio con el de sus cuates que cuando los ven en caída los ignoran o los rechazan o niegan.

La soledad es vital para que al conocerla puedan encaminar sus pasos como seres normales que pueden caminar por las calles y salir a donde se les venga en gana y no como ahora lo hacen todos, ocultos en sus cotos de poder esperando que pase el tiempo y se olviden de ellos.

En el mucho tiempo que he vivido siempre he escuchado a los políticos decir que ellos se preparan para el poder, seducen a muchos para que les sirvan y les pongan el incienso para darles olor y sabor, pero no he escuchado a los políticos decir que se preparan, también, para dejar el poder, para reflexionar los tiempos que estuvieron en la silla y al lado de los hombres y mujeres más poderosos del país, suspiran y hacen en sus casas los nichos de la EGOTECA, llena de fotos y condecoraciones, de viajes y recuerdos, de regalos, como si al final de todo ese inmenso poder lo único que queda son esas fotos y recuerdos sin más valor que los que ellos les brindan.

Pocos hombres de poder siguen leyendo y saliendo a las calles para confrontar la realidad y conocer lo que la gente común dice sobre los temas del día, no, se reúnen con sus “pares” y, entre ellos, se cuentan mentiras y soledades pero no realidades, el tacto “político” es lo que impera en esas platicas mañaneras para después entrar en las soledades o recibiendo algunos amigos y gentes para continuar con esos temas trillados y dejados al garete.

Si algo no soportan es la crítica y menos ejercen la autocrítica para su bien y bienestar, por ello son los grandes solitarios y, si ese es el pago por el poder pues muchos lo deben de pensar, claro, pero la ambición oculta la realidad y genera el brillo del oro falso para que caigan en sus garras, sin duda, para ser político o dedicarse a la política, debe tenerse mucha ambición y mucho ego, lo demás, vendrá después, y no se piensa en la soledad ni en que el tiempo pasa.

Y en los nuevos tiempos también deben pensar en que las cosas cambian y que podrían caer en la cárcel porque al final de cuentas son temas de política y esto también puede suceder, sobre todo, cuando el “pueblo sabio” tienen mucho odio y rencor, resentimiento, encabronamiento, y algunos deben de saciar su hambre de venganzas y hasta de justicia.

Entre esos sabrosos bocados pues ahora, por las condiciones y los tiempos, pues están ellos mismos a pesar de los acuerdos serios o no que se hayan generado, total, ¿quién saldrá a las calles demandando su libertad?, pues nadie, al contrario se escucharán los gritos y los aplausos y el nuevo Tlatoani tendrá el reconocimiento de ese evento, aunque en el fondo no lo quiera como dice que no quiere enlodar ni ajusticiar a sus ex presidentes, pero aclara que, al final de cuentas, los que mandan son las voces y los reclamos del pueblo sabio y así, cuando menos,  no cargará en la conciencia el encarcelamiento y los juicios de sus antecesores, sabe que el mundo da muchas vueltas y que al final de cuentas: Las reses de hoy podrían ser los carniceros del mañana” y bueno.

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