OPINIÓN
Políticamente Correcto: Los derechos de los trabajadores
Por César Iñiguez //
Durante el Siglo XIX en Europa se dieron los primeros movimientos de organización entre obreros y trabajadores. Fue un proceso evolutivo que caminó junto con el reconocimiento de los derechos humanos; en aquellos años al existir la esclavitud en muchas latitudes del mundo, particularmente en el viejo continente, se comenzó por impulsar una serie de derechos de los siervos sobre sus amos; como jornadas determinadas de trabajo, fijar sueldos, horarios y días de descanso, como algunas concesiones y conquistas que se lograron entonces.
La relación de un siervo con respecto a su amo, así de cruel como se escucha, era sumamente desventajosa; muchas veces se daban grandes injusticias, jornadas laborales interminables, explotación, enfermedades sin atender, imposibilidad de tener una vida con un libre desarrollo y fundamentalmente mejorar la calidad de vida.
Quien nacía siervo moría siendo un siervo, junto con los suyos y su descendencia.
Fundamentalmente ese fue el espíritu inicial de las organizaciones de trabajadores, agruparse y defenderse para en un número mayor poder enfrentar la fuerza del amo, del patrón.
Poco a poco fue avanzando el reconocimiento a estas agrupaciones, quienes construían métodos de protesta para doblegar y presionar a los patrones, como la huelga, los paros, manifestaciones y demás estrategias de presión que teniendo el objetivo de obtener distintas conquistas fueron reconociéndose.
Debe de mencionarse también, que durante esas épocas, fueron objeto de estudio de algunos personajes que iniciaron la corriente ideológica comunista. Hablando de la lucha de clases, la liberación del sector obrero y con la bandera del proletariado, Carlos Marx y Federico Engels construían la ideología del comunismo dialéctico que materializaban mundialmente en el manifiesto comunista.
Yo particularmente poco coincido con esos postulados, sinceramente.
Sobre todo cuando escalan de nivel a la construcción de un sistema político utópico, donde la igualdad se convierte en igualitarismo, donde eliminan la propiedad privada, donde promueven el ateísmo y algunas otras barbaridades.
Pero en fin, así fueron los inicios de los gremios de trabajadores que después les llamaron sindicatos.
Durante el siglo pasado, el movimiento sindicalista y obrero tuvo mucho auge en diversas partes del mundo; en Francia con la Confederación Nacional del Trabajo, en Alemania, y por supuesto en México, con el nacimiento de muchas organizaciones, particularmente la CTM, la CROC y el SNTE, que no se puede dividir del sistema político mexicano de principios del siglo pasado.
Hoy, a casi 200 años de su creación, las organizaciones de trabajadores han evolucionado; ya el comunismo quedó rebasado y está solo en la historia contemporánea del mundo; ha habido grandes cambios, ya hay incluso, sindicatos de patrones, antítesis de sus orígenes, pero que adoptando la misma dinámica sigue los mismos objetivos; organizarse para mostrar fuerza, defenderse y buscar beneficios comunes; pero a diferencia de los trabajadores, ellos, frente al gobierno; como el caso de la CANACO y la COPARMEX, y demás gremios.
En la existencia de todas estas organizaciones, hay una especial, los gremios de los trabajadores públicos, quienes tiene un reto mayor, porque se presenta una doble desventaja, porque los patrones son además autoridad y gobierno.
Con el paso de los años nos hemos encontrado con muchas dificultades, porque no sólo se pretende modificar la actitud y las formas en la relación laboral, sino que las han llevado a la ley, para evitar su combate.
Hoy, a estas organizaciones se les debe dar una visión moderna, actualizada y adaptada a la nueva realidad; entendiendo que con el estado, que es a la vez el patrón, debe existir una relación de colaboración y respeto mutuo, en el entendido de que quienes están en el servicio público hacen funcionar al Estado.
En el ámbito público, se debe entender, sobre todo, que los trabajadores de base sindicalizados, son los que hacen funcionar los poderes del estado, y por tanto constituyen de manera sustancial a darle solidez y funcionalidad a nuestro sistema democrático, y en ese entendido, por supuesto, deben respetarse sus derechos.
Básicamente se debe buscar mejorar su ingreso, su calidad de vida, su armonía, su estabilidad y seguridad laboral; porque si eso se respeta, todos ganamos.
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