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OPINIÓN

Políticamente Correcto: Mujeres y feminismo

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Por César Iñiguez ///

Con el paso de los años he venido aprendiendo, particularmente durante la conmemoración del día internacional de la mujer, la agenda de la igualdad entre hombres y mujeres, así como los enormes retos que representan la inclusión, la mejora de las oportunidades y los derechos de las féminas.

Un hombre, bien nacido, educado con valores y en el respeto, jamás desearía el mal a alguna mujer; todos los hombres venimos de una madre, muchos tenemos esposa e hijas, a quienes amamos, respetamos y deseamos lo mejor para ellas, yo lo deseo, y creo que es el sentir de muchos, que vivan en una sociedad que impulse sus habilidades, que luche por su inclusión, por la mejora e igualdad de sus oportunidades y sus derechos.

No podemos permitir que más mujeres sufran violencia por el simple hecho de serlo, no podemos permitir sus bajos sueldos solo por su condición de mujer, no podemos permitir su exclusión de la política pública para igualar sus oportunidades, cómo también no podemos permitir que no puedan estudiar o trabajar si así lo desean.

En eso estamos de acuerdo.

Pero también hay un grupo de mujeres y hombres que me sorprenden con su posición radical.

Que en su lucha llegan a agredir a las propias mujeres y denigran a quienes desean realizarse en la maternidad, en el cuidado del hogar y de sus hijos.

Aquellos que llegan a culpar a los hombres creadores de un milenario “sistema opresor” y patriarcal, quienes son el declarado enemigo y en el que todos los hombres, tenemos cierto nivel de responsabilidad.

Me sorprenden aquellas que afirman que un niño recién nacido no necesita a su madre, que da igual si lo atiende el padre, la tía o la abuela; que el único vínculo con el recién nacido es su alimento mientras amamantan, pero que ya no hay mayor necesidad en ello, porque ya existen fórmulas lácteas que la sustituyen.

Quienes se refieren a sus hijos y las labores del hogar como un estorbo y una limitante de desarrollo como un estereotipo construido por una sociedad machista y opresora.

Quienes en la exigencia de su libertad no advierten los riesgos para todos, hombres y mujeres, en un ritmo vertiginoso de vida nocturna donde están presentes las drogas y el alcohol.

Quienes incluso sugieren que en la caballerosidad, se dan señales de machismo y opresión.

Yo considero, que no debe existir una lucha por dominar, por mandar entre géneros, sino entender nuestras diferencias y construir una necesaria complementariedad.

Resaltaba que son inevitables nuestras diferencias partiendo de la biología y de nuestra composición física; haciendo referencia a la generalidad en donde obviamente hay sus claras excepciones; no podemos cegarnos ante la realidad de que la naturaleza nos hizo distintos; los hombres somos más propensos a desarrollar músculos y testosterona, que se traducen en actitudes y consecuencias físicas.

Las mujeres, por el contrario, su anatomía es más fina y delicada, las hormonas que secretan las hacen desarrollar otro tipo de habilidades que no tenemos los hombres.

Es injusto poner a competir físicamente a un hombre y a una mujer en igualdad de circunstancias, esto se confirma en cualquier competición donde existen categorías; como también es claro que las mujeres desarrollan habilidades afectivas, de comunicación y percepción que los hombres no desarrollamos y muchas veces nos pasan desapercibidas.

Y con esto, podemos usar varios ejemplos.

Acerca de la lucha por el poder público, en últimas fechas ha sido una práctica aparentemente de manera “civilizada”, -con sus excepciones, claramente-, desde el último siglo a la fecha.

Antes, el poder y los asuntos públicos se resolvían con fuerza, violencia y guerra; cualquier reino, país o territorio ha usado la fuerza para defenderse, para ampliarse o conservarse en sus influencias.

Desde los mexicas, romanos, españoles, bárbaros, germanos, francos y durante toda la historia, esa ha sido la constante.

Los libros están llenos de personajes, la gran mayoría varones, que han ostentado el poder a base de guerra y violencia.

Las revoluciones y guerras independentistas por toda la orbe, así lo confirman.

Con sus claras excepciones, predominantemente ha sido un tema de hombres por el uso de la fuerza, la guerra y la violencia como eje central en los asuntos de poder público nunca fue un tema de género, fue un tema de condición.

Hoy, que entendemos esa realidad debemos estar ciertos que la civilización ha avanzado y nos ha llevado a involucrar más a las mujeres en los asuntos públicos; ¿será una conquista que hoy esté impuesta la paridad en el acceso de los espacios de representación popular?

Claro que lo es.

Así como éste hay muchos ejemplos, en el que muchas prácticas, temas y oficios han sido practicados por hombres, no por exclusión, sino por elección.

Soy un firme convencido que en estos temas se debe poner un punto medio, se debe impulsar, promover y garantizar la igualdad de oportunidades y derechos a las mujeres; pero también se debe respetar y evitar denigrar a las mujeres que elijan dedicarse a cualquier otra actividad, incluyendo el cuidado de sus hijos y el hogar.

Twitter: @CesarIniguezG

Facebook: César Iñiguez

E-mail: cesar_iniguez@hotmail.com

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