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OPINIÓN

Por una política pro-vida: Razonar el voto

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Comuna México, por Benjamín Mora Gómez //

México está cambiando, rápida y fundamentalmente.

Paz

Una vez escuché, en una película de esas hechas sólo para pasar una tarde de simple tedio: “Sobrevivir es el principio del viaje, vivir es la meta”.

Hace unos días platicaba con Alejandra Márquez en Los Altos de Jalisco sobre un nuevo feminismo, más amplio, digno y humano, al que llamó Una política Pro Mujer. Me encantó su contenido que en otro momento compartiré.

Aunque pareciera lo mismo, política de género no es lo mismo que una política, un gobierno y un Estado, en Pro de la Mujer. Veamos un ejemplo: En una política de género, el aborto es un propósito, una causa; en una Política en Pro de la Mujer se le garantiza todo aquello que le permite alcanzar una vida plena según su propio plan. En el primero, la muerte se viste de excusas, y en el segundo, la vida tiene sentido y propósito.

De niño, viviendo en Guaymas, mi madre me hablaba de la esencia de la mujer que no duda sobre sus decisiones y acciones más íntimas al punto de jamás renunciar a ellas; que es fiel a su pensamiento y es consciente de su trascendencia sobre lo temporal; que es generosa consigo misma y con quienes ama, e incluso con quienes no conoce, y que en lo cotidiano y simple se convierte en una gran persona, en una extraordinaria mujer.

Mi madre jamás se retrajo ni explotó en enojos; supo comunicar aquello que ella embellecía con palabras que, según me decía, debían ser del agrado de Dios. Se entregó con la fuerza de su feminidad y la seguridad de ver las cosas con la objetividad que su condición de mujer le regalaba. Nunca impuso nada porque sabía compartir sus sentimientos y propósitos que invitaban a la libertad de pensar y reflexionar antes de decidir y actuar. Su estado de bienestar era inquebrantable… contagiaba. Nos amó a sus hijos porque amaba la vida. Ella amó a mi padre porque amaba la vida.

Se acercó a los más pobres y les ayudó porque amaba la vida. Soportó años de enfermedad dolorosísima y una ceguera casi total porque amaba la vida. Murió en medio de un gran dolor bendiciendo a Dios porque amaba la vida. Ella fue una mujer pro mujer y pro hombre. Sabía cuál era el camino y honraba la verdad. Apreciaba la vida. Jamás mintió.

Aún recuerdo aquel día en que, tras recibir una llamada de una empleada que se sintió amenazada por mí de despido, mi madre llegó a mi oficina y me exigió ser, no solo justo, sino muy humano con la gente que me ayudaba en el trabajo. Yo jamás había advertido a la empleada de correrla, pero mi madre me dijo: “Has sido educado para comunicar buenas nuevas. No te equivoques. Tus dones han sido muchos” y me exigió disculparme con aquella mujer. Como director general del DIF en Naucalpan de Juárez, gracias a un gran programa en pro de la mujer, más de 300 mujeres no abortaron y se abrieron caminos para ellas y sus bebés. Esos bebés hoy son mujeres y hombres con más de 30 años de experiencias de vida.

Mi padre, en su papel, me decía: “Debes proyectar seguridad en ti mismo, en lo que sientes, en tus pensamientos, en tus palabras, en tus acciones y las consecuencias de todos ellos” y jamás optar por lo vano, timorato y cobarde. Me enseñó a hablar sin ser maleducado, ni inoportuno… maduro al saber comunicar. Digo esto porque me preguntan por qué me opongo a la corriente proabortista.

En 2021, deberemos elegir quién nos representará en los congresos, locales y federal, y a quiénes daremos el mandato de gobernar o presidir nuestros ayuntamientos. Yo elegiré a quienes defiendan la vida y a la familia pues en aquella y ésta se concentran mis afanes como hombre.

Quien mire por la vida y la familia seguro será una mujer y hombre de bien, con principios y valores que sabrá defender: Acceso a la salud, educación en un contexto glocal, inversión y empleo, vivienda digna, transporte verde, seguridad ciudadana, espacios públicos para el encuentro ciudadano, recuperación y preservación del medio ambiente.

Si elegimos con sabiduría, tendremos buenos gobernantes y mejores leyes que amplíen derechos para propiciar mejores ciudadanos. No podemos equivocarnos. No podemos votar con enojos. Estos deben quedarse afuera de la casilla electoral. Debemos pensar en nosotros y en nuestras familias, en la vida. De esto se trata la política con visión de vida.

Alejandro Moreno, hoy presidente del PRI, coordinó los esfuerzos para un gran libro: “La Confianza en las Instituciones. México en perspectiva comparada”. En él leo que las instituciones, para funcionar bien, deben contar con el apoyo de sus ciudadanos (p.16), y reconoce tres condiciones fundamentales en la democracia: la lealtad, el compromiso y la legitimidad políticas (p. 20), y nos alerta a buscar patrones de confianza –institucional- diferenciada según la generación a la que pertenece el individuo y sus procesos de socialización respectivos (p.22). Ojalá más leyeran este libro y en su partido fuera de lectura obligada.

E-mail: benja_mora@yahoo.com

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