OPINIÓN
¿Qué busca Antonio Pérez Garibay?
Con todo respeto, por Jorge Zul de la Cueva //
Esta semana en Los Sótanos del Poder, entrevisté a Toño Pérez, papá del famoso Checho Pérez. Le tiré un poco de carrilla por eso y salió en su auto defensa: “Mi hijo no me presentó a Carlos Slim cuando era un niño, yo se lo presenté a él”, dijo.
Sin embargo, es verdad que su hijo lo ha rebasado en fama y que don Toño aprovecha el buen nombre de su vástago y lo hace bastante bien. Pero ojo, esto no lo convierte en Luisito Rey, para nada. Me queda claro que lo que Toño hace es aprovechar el momento para pasarlo bomba.
Toño Pérez se promueve como candidato a Guadalajara para ver si en el repechaje le toca alguna otra posición, eso me queda claro pero ¿Posición para qué? No quiere ganar, no le llaman la atención los puestos de elección popular. Lo dijo al aire. “No he querido ser regidor ni nada, no me interesa”. ¿Entonces cuál es el objetivo de Toño? Pos lo que le gusta es la carrera.
Él está aquí para divertirse muchísimo y ayudar a sus amigos. Eso es lo maravilloso de su simpleza, que desnuda una parte del sistema que candidatea a amigos, personajes famosos, cantantes y estrellas de la farándula que garantizan un pequeño porcentaje de votación y que permiten mantener el registro o generar votos. Son parte del sistema y en esencia es algo muy similar a hacer una alianza con partidos satélite.
Es parte de hacer política sumando pequeños porcentajes y no es una mala estrategia. Se entiende por qué todos los partidos caen en acuerdos así: Aristóteles Sandoval le ganó la elección a Enrique Alfaro con los votos del Verde. Posteriormente MC sostuvo alcaldías gracias a los votos del PAN. Y no es que compare lo que pueden hacer Vicente Fernández JR, Paquita la del Barrio y Gabriel Quadri en una boleta electoral con lo que puede lograr una alianza partidista, sino que con la estrategia de sumar pequeñas cosas que garantizan el .5, el 1, el 3 por ciento de la población, los partidos pueden salvar elecciones y por eso Toño Pérez ha tenido y tendrá una saludable vida política y partidista.
A mí me sigue dando risa el recuerdo del debate al senado en la elección pasada donde pidió que le llamaran “México Pérez” porque él no era otra cosa que un fervoroso racimo de amor patrio. Es no sólo una puntada maravillosa, sino inolvidable. Y eso es lo que tiene México Pérez, que es simpatiquísimo y que entiende el tamaño de sus aspiraciones, de su función y está perfectamente bien con eso.
Es, si me permiten el símil, una especie de arquetipo. Los personajes que habitan la política existen en un enorme espectro: desde los estadistas como Churchill, los que logran su posición a base de tesón e insistencia como Charles de Gaulle, que se volvió el líder de la resistencia Francesa a base de ejercer como tal, poetas como Neruda o José Martí, dictadores terribles como Somoza, o Trujillo y todos tienen su vena histriónica. Es natural entonces que haya histriones como Toño Pérez y que tengan su espacio y su razón de ser.
Yo creo que tienen su utilidad, digo, algo suma un tipo cálido y ocurrente que es buenísimo para organizar fiestas, que le cae bien a todo mundo y que tiene aspiraciones fantasiosas que caen simpáticas al punto de que llegan a estar muy cerca de cristalizarse. Finalmente, le faltó nada para ser Senador de la República y hay que recordar que distintas personas tienen distintos talentos y todos tienen utilidad en el tablero.
Así que lo que busca Antonio Pérez es exactamente lo que hace: vivir la vida gozando de las oportunidades que le otorgan su posición y su fama. ¿Quién puede culparlo?
Al final, no me imagino una apuesta política en la que lo único que haya sean nerds amargados y renegones como yo comprenderé. ¿Qué elección podrían ganar? Lo digo con todo respeto.
