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OPINIÓN

¿Qué hacemos con las redes sociales?

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Opinión, por Armando Morquecho Camacho //

La privacidad ha muerto y las redes sociales la mataron. Definitivamente, las redes sociales han tenido un gran impacto en nuestras vidas en los últimos años. A través de ellas, se ha construido una generación interconectada en todos los sentidos.

Tan es así, que la semana pasada me encontraba, a través de twitter, intercambiando ideas acerca de la estrategia global para enfrentar la pandemia con Fran Carrillo Guerrero, político español Portavoz Adjunto de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía. Definitivamente, hace 20 años, nadie se imaginaba que algo así pudiera darse, sólo se veía en los supersónicos como algo que jamás pudiera ocurrir.

Para bien o para mal, las redes sociales han cambiado la manera en la que nos desarrollamos e incluso la manera en la que pensamos y opinamos acerca de ciertos temas. Esto es para bien o para mal, porque con ellas y en general, a través de toda la red, se puede encontrar un mundo oscuro que se ha prestado para un sinfín de prácticas ilegales que van desde la pornografía infantil y la venta de órganos, hasta la creación de campañas digitales que buscan difundir el odio y el rencor para consolidar proyectos políticos en diferentes territorios.

Sin lugar a dudas, la influencia de las redes sociales y el mundo digital en la vida política y la toma de decisiones de los ciudadanos alrededor del mundo, hacen que su manejo y regulación se conviertan, junto con el cambio climático, en uno de los retos del milenio.

Pero la regulación y el manejo de las redes sociales hasta la fecha es un tabú, ya que, una excesiva regulación puede convertirse en una política autoritaria para limitar la libertad de expresión, tal como sucede en China, donde existe un control total del Estado sobre todos los medios de comunicación, o tal y como sucedió durante la Primavera Árabe, cuando los gobiernos comenzaron a controlar y limitar lo que se difundía en redes sociales para que no se expusiera las atrocidades cometidas contra los manifestantes.

Para hacerle frente a los retos del milenio no solamente necesitamos voluntad política, también necesitamos tener la capacidad de construir políticas públicas con una perspectiva global que nos permita tomar tanto lo mejor, como lo peor del primer mundo, esto para tener un claro ejemplo de qué hacer y qué no hacer.

Y si bien es cierto que este tema es un tabú por todas las implicaciones que tiene, también es cierto que el miedo a limitar la libertad de expresión, no puede ser un pretexto para no atender el problema, nadie dijo que para regular, y proteger la libertad y privacidad de la ciudadanía, sea necesario limitar la libertad de expresión – pareciera que este tipo de temas solo sirven para proyectar las verdaderas intenciones de nuestros legisladores- Trabajar por regular esta gran herramienta, tiene finalidad de contener su uso y abuso para fines comerciales de propagación de información falsa, exacerbación del odio entre comunidades y evitar la venta y difusión indebida, sin consentimiento y sin límites de los datos personales de millones de usuarios.

Los retos del milenio, reflejan que necesitamos legisladores y políticos con otro chip, y como lo dije la semana pasada, ya no basta con entregar despensas, nuestros políticos tienen que comenzar a entenderse como parte de un todo, deben entenderse como factores de cambio dentro de un mundo que está en constante revolución. Por eso el 21 y el 24 serán fundamentales, porque podemos impulsar un cambio generacional.

El caso de Cambridge Analytica, sobre el cual profundizaré más la siguiente semana, y su influencia en el Brexit y la elección de Donald Trump debe de prender focos rojos en los gobiernos del mundo entero, ya que ahora, no solo nos debe de preocupar que el Estado influya en los procesos electorales, también nos tiene que preocupar que empresas dedicadas al manejo y creación de campañas digitales influya en las elecciones y altere la libertad de elección de la ciudadanía durante las votaciones haciendo uso del odio y el miedo.

Ciertamente, antes de hablar de cómo podemos construir una regulación eficiente de las redes sociales debemos tener muy presente todo lo que se acaba de mencionar, ya que últimamente, a los políticos les sobran razones para construir proyectos autoritarios y no queremos darles un pretexto más para que lo sean. Pero, por otro lado, en este caso, como en el del cambio climático, no tenemos que perder de vista que sí hay mucho trabajo por hacer; es la democracia, la privacidad y la libertad de expresión lo que está en juego.

¿Cuál es el reto?

Dar el primer paso y comenzar con un proceso de reflexión para poder generar leyes que sean capaces de mantener un equilibrio y la bondad de los medios electrónicos. Este trabajo le toca a nuestra generación.

MENSAJE:

Entramos al mes patrio y en estas fechas tenemos que recordar el valor de la democracia y la libertad, por ello, a lo largo de este mes, aprovecharé para reflexionar un poco acerca de los retos que enfrenta la democracia moderna y espero poder crear un espacio de reflexión para mis nuevos y fieles lectores.

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