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OPINIÓN

¿Se avecinan cambios en la red del pajarito? Elon Musk, su nuevo socio mayoritario: ¿Twitter socaba la democracia?

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

El pasado 26 de marzo el influyente y multimillonario Elon Musk escribió en su cuenta de Twitter… “reconociendo que Twitter sirve como una plaza pública de facto, el no respetar los principios de libertad de expresión, fundamentalmente socavan la democracia”.

Días antes había escrito “…la libertad de expresión es esencial para la democracia…” al tiempo que consultaba en su cuenta de Twitter si esa plataforma se adhería firmemente a esos principios de libertad de expresión como fundamentos de la democracia. A dicha pregunta abierta sus seguidores respondieron contundentemente: 70% dijeron que no y mientras que un 30% respondieron por la afirmativa.

Con esa idea, el pasado lunes se anunció que el también dueño de Tesla y de SpaceX había adquirido casi el 10% de la plataforma en cuestión, con lo que se convertía en su accionista mayoritario y también parte del consejo de administración de esa empresa.

EL TOQUE DE ELON MIDAS

Con dinero cualquiera es exitoso decía yo a mis amigos. El que logra el éxito económico a partir de un modesto capital o de incluso, sólo sus propias capacidades físicas, ese sí es un fregón. Pero uno debe reconocer que Elon Musk no es cualquiera. Ha habido muchos hombres con el título de “el más rico del mundo” pero no todos son genios o tan dedicados. El pasado lunes cuando se dio a conocer que el empresario sería el socio mayoritario de Twitter, las acciones de dicha empresa crecieron en un solo día más del 27%. Así las cosas, el viernes antepasado la empresa tenía un valor de poco menos de $32 mil millones de dólares, para el cierre del lunes pasado ya había logrado una valoración superior a los $40 mil millones de dólares.

Elon ha iniciado de inmediato con proyectos para la modernización de la plataforma, en especial para retomar la idea del libre flujo de ideas, que fue la piedra fundamental que en un principio desarrolló dicha red social, pero que poco a poco se convirtió en una herramienta para políticos que al lograr cautivar a los directivos de la empresa también lograban controlar el flujo de información, en particular en el codiciado mercado político-social de los EUA.

Musk tiene a 80 millones de seguidores en Twitter, lo que lo coloca en el lugar 6 del ranking mundial de usuarios con más seguidores por debajo de Barack Obama, Justin Bieber, Katy Perry, Christian Ronando, Robyn Rihanna, empatado con Ariana Grande y apenas por debajo de lo que era la cuenta de Donald Trump.

La lista de los más poderosos en Twitter nos da una idea de lo atractivo que es para un país el ser líder en dicha plataforma, por ejemplo de los diez personajes con más seguidores en el mundo, siete son de ciudadanía norteamericana, un canadiense, un portugués.

@elonmusk ha desarrollado varias de las empresas que hoy se pueden considerar del futuro. Tesla fue la primera empresa en construir y comercializar de manera exitosa autos eléctricos fundada en julio 1º de 2003, Musk era uno de los socios inversionistas, Space X fundada por Musk en el 2002 con el objeto de comercializar y colonizar el espacio y la menos conocida pero con mucho futuro llamada Neuralink que fue fundada en marzo 17 del 2017 enfocada en diseñar, fabricar e instalar implantes con interface cerebral para manipular, ampliar o modular funciones biológicas y biomecánicas en el cuerpo humano.

Pero el origen de la fortuna Musk fue la empresa de pagos electrónicos llamada PayPal que se fundó en el año 2000 siendo un gran éxito al ser utilizada principalmente por eBay para los pagos de las mercancías en línea.

EL PODER DE LA RED

En el mundo moderno, la mayoría de los seres humanos se nutren de información procedente de las llamadas redes sociales. Podemos decir que hoy por hoy Twitter es la más influyente. Ejemplos sobran. Pero para ser más claros durante los cuatro años de Trump en la Casa Blanca se investigó una supuesta colusión entre la campaña del magnate y Rusia, al final las investigaciones concluyeron que tal colusión nunca existió y que todo fue parte de una campaña de desinformación creada por el equipo de la candidata Hillary Clinton. Pero los miles de mensajes y de datos que de una forma u otra dieron forma al gobierno de Trump fluyeron por Twitter al grado que durante la campaña presidencial de Trump se decía que sin Twitter él nunca hubiese ganado y esto puede ser verdad tan lo puede ser que en la campaña del 2020 los directivos de Twitter casi todos aliados al Partido Demócrata de los EUA decidieron suspender la cuenta del entonces presidente de EUA. Más allá de lo justificado o no de la medida, el resultado fue que Trump ya no tuvo ese acceso instantáneo sin edición o filtro que le permitía llegar a sus seguidores o a sus adversarios motivando a unos y enloqueciendo a otros.

En Estados Unidos hay 76.9 millones de usuarios de Twitter mientras que en México hay más de 13 millones. Facebook sigue siendo el rey en números de cuentas pero el dinamismo de Twitter solo es rivalizado por Tik Tok.

El poder de Twitter es la razón por la que Musk decidió comprar en lugar de formar una nueva empresa para competir en ese mercado. Ahora se dice que Musk es un racista, machista y todo lo demás, porque los manejaban Twitter incluido su fundador Jack Dorsey habían aplicado una política de censura selectiva en contra de los que no opinaban como ellos.

Así se creó la política que hoy conocemos de cuentas suspendidas y de los mensajes borrados o bloqueados con información que se decía era falsa. Pero para muestras un botón. El mismo día que Musk compró la mayoría simple de acciones de Twitter, se pudo leer sin censura alguna el mensaje de un usuario –Jackson Mulholland-, quien decía ser empleado de la empresa y que se rehusaba a trabajar con Musk porque él cambiaría las políticas de usuarios insinuando que ahora Elon dejaría vulnerables a los usuarios por evitar que se sancionase a bullies, a los mentirosos, etc. En ese sentido -decía el supuesto empleado-, he decidido presentar mi renuncia porque no puedo trabajar con alguien como Elon Musk. Lo irónico es que ese mensaje que se difundió y retwitteó a más de 125 mil cuentas en unas cuantas horas, resultó ser falso, así es, era parte de una serie de mensajes escritos por una persona que no era empleado de Twitter y por ende era “fake news” pero la empresa no se dio cuenta o no quiso hacerlo, permitiendo la difamación del nuevo socio por días. ¿Error, coincidencia o tendencia ideológica de los empleados encargados de la fiscalización de los mensajes en dicha red?

Es evidente que los llamados expertos o árbitros de la información, no están al tanto ni de quién trabaja en su empresa, mucho menos podrían estar al tanto de la veracidad o no de toda la información del mundo.

Otro ejemplo de los errores de los llamados árbitros de la red fue la que llevó a Twitter en el 2020 a suspender las cuentas del periódico New York Post cuando éste publicó en medio de la campaña presidencial en los EUA. La razón por la que se suspendió la cuenta del prestigiado medio fue porque en la portada de ese día de octubre se daba a conocer una historia de probable corrupción, drogadicción, posible pederastia y abuso de poder del Sr. Hunter Biden, hijo del entonces candidato a presidente de EUA Joe Biden. Durante semanas se dijo que esa información era falsa y parte de una campaña rusa de desinformación con el fin de interferir en las elecciones de ese país para ayudar a Trump. Hoy a más de un año y medio de distancia los periódicos que en ese entonces siguieron el bloqueo de Twitter y negaron la veracidad de esa información han iniciado la difusión de esa misma información re-clasificando la misma como verdadera, es decir era real, Twitter dijo que era falsa y todos aceptaron lo que la plataforma decía a pesar de que ahora se sabe que era verdad y que por ende Twitter mintió.

De cualquier modo, “cuando el rio suena es que agua lleva” dice el refrán, por ello el CEO de Twitter Parag Agrawal y Elon Musk han acordado hacer en fecha próxima, una reunión de preguntas y respuestas abiertas con sus trabajadores para saber cuáles son las inquietudes de los empleados y de los directivos. No olvidemos que durante una época –no siempre fue así-, los encargados de reclutar personal en dicha empresa, se enfocaron en buscar no sólo en que los trabajadores fuesen eficaces sino que también buscaron a individuos con un perfil ideológico lo que poco a poco moldeó para bien o para mal las políticas de la plataforma.

EL OBJETIVO DE MUSK EN TWITTER

Se dice que Elon impulsará cambios en la plataforma para permitir el libre flujo de información al mismo tiempo que realizará encuestas en tiempo real para saber las preferencias de los usuarios en la red sin tener que contratar a expertos encuestadores que le digan lo que él puede preguntar directamente a sus clientes.

Por lo pronto, él ha logrado subir los valores de las acciones y seguramente podrá recuperar algo de la neutralidad política que obliga a las empresas de redes sociales. Recordemos que esas redes que son empresas privadas, gozan de algo que se conoce como inmunidad procesal por la modificación o la emisión del contenido de sus páginas. La condición de esa inmunidad es que sean una plaza pública no un medio con legítimos intereses para modificar o para inclinar el contenido en sus comentarios. Es decir, un periódico o una televisora pueden ser demandados por difamación o por discriminación si sus directivos deciden modificar o no publicar algún mensaje o si al publicarlo utilizan información falsa. Facebook, Twitter y esas plataformas gozan de inmunidad porque se supone que son neutrales.

La veracidad de la información no estriba en su popularidad, por eso si en Twitter se dice algo que no nos gusta uno puede responder o ignorar, pero Twitter no debiese tener el poder de decidir si lo que alguien dice vale la pena de ser dicho o de ser escuchado, eso debe ser determinado por leyes y por el libre mercado de las ideas en las que la gente debe ser libre a decidir lo que quiere o no escuchar, después de todo nadie lo obliga a uno a ser seguidor de otra persona en la “red”.

En Twitter se han respetado mensajes de los líderes de Irán en los que se dice que debe darse muerte a Israel, pero se han sancionado y borrado cuentas de individuos que dicen que la vacuna de Covid19 les cayó mal o que a pesar de estar vacunados les dio covid19. Se ha permitido usar esas mismas redes para la promoción de grupos dedicados al tráfico y la trata de personas, pero se ha cancelado la cuenta de quienes dicen que un niño menor de 12 años no debe recibir tratamiento para cambiar de sexo sin el permiso de sus padres. En fin, al tiempo veremos qué pasa con la apuesta de Musk.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 804: Lo piden los expertos: Una nueva Corte de Justicia sin extremos ideológicos

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JALISCO

La transparencia del fiscalizador

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

En Jalisco, la transparencia y la rendición de cuentas deberían ser principios innegociables. Sin embargo, la resistencia del auditor superior del Estado, Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, a ser auditado por la Unidad de Vigilancia del Congreso revela una paradoja alarmante: el encargado de fiscalizar el gasto público evade la supervisión.

Esta actitud, denunciada por David Rubén Ocampo Uribe, titular de la Unidad, y el diputado Alberto Alfaro García, presidente de la Comisión de Vigilancia, no solo cuestiona la integridad de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ), sino que amenaza la confianza en el sistema democrático.

Desde el 10 de julio de 2025, cuando Ocampo asumió su cargo, Ortiz Ramírez ha bloqueado cualquier intento de revisión. Solicitudes de expedientes laborales, nóminas y contratos han sido ignoradas, y un encuentro institucional propuesto para el 19 de agosto quedó en el vacío. “Quería saber si todo está en regla. La respuesta fue negativa. Pedí una reunión pública con agenda común, y tampoco hubo respuesta”, relató Ocampo a Conciencia Pública.

Incluso se le prohibió a personal de la ASEJ pasarle llamadas, limitando el diálogo al secretario técnico, un subordinado que no puede sustituir al titular.

El diputado Alfaro, de Morena, califica esta resistencia como un desafío al Congreso y a la sociedad. “El auditor se siente intocable, como si fuera gobernador. Durante ocho años operó sin contralor, pero ahora que lo hay, se niega a colaborar”, afirmó.

Con el respaldo de 29 de 32 deputados al nombramiento de Ocampo, su legitimidad es incuestionable. “Sabe que abriremos la Caja de Pandora”, añadió, sugiriendo que Ortiz Ramírez teme revelar irregularidades.

La Constitución de Jalisco y la Ley de Rendición de Cuentas otorgan a la Unidad de Vigilancia facultades plenas para revisar la ASEJ sin necesidad de acuerdos previos de la Comisión de Vigilancia, como argumenta Ortiz Ramírez.

Esta interpretación “tecnicista” es, para Ocampo, un escudo para evadir la fiscalización. La pregunta es inevitable: ¿qué oculta el auditor? Denuncias internas apuntan a aviadores, nóminas infladas, “moches” por laudos laborales y tolerancia a incapacidades falsas avaladas por el IMSS.

Una figura clave en estas acusaciones es Sandra Verónica Márquez González, de la Dirección Jurídica, señalada por mantener personal inexistente en nómina y exigir pagos ilegales, prácticas que arrastra desde su paso por el Tribunal de Arbitraje y la Fiscalía, donde se le vinculó al “Clan Trevi” por cobros indebidos.

La ASEJ es un pilar estratégico del gobierno de Jalisco, con autonomía técnica y de gestión para garantizar imparcialidad en la fiscalización de un presupuesto cercano a los 200 mil millones de pesos. Su rol como contrapeso es crucial para generar confianza ciudadana.

Sin embargo, la resistencia de Ortiz Ramírez recuerda épocas oscuras de la Contaduría Mayor de Hacienda, antecesora de la ASEJ, donde se rumoraba que las cuentas públicas se “lavaban” mediante acuerdos entre bancadas legislativas. Funcionarios corruptos encontraban en estos arreglos una vía para encubrir irregularidades, otorgando un poder desmedido al titular del organismo.

Hoy, la ASEJ debería ser un modelo de integridad. El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030, liderado por Cynthia Cantero Pacheco, establece la transparencia y la participación ciudadana como ejes rectores de la gestión pública. Este plan, construido con la voz de más de 675,000 jaliscienses, vincula el presupuesto a resultados medibles, exigiendo apertura y rendición de cuentas.

La opacidad de Ortiz Ramírez contradice este espíritu, debilitando la credibilidad de una institución que debería ser ejemplo.

La pasividad de otros actores institucionales agrava el problema. El silencio del Congreso en pleno y la inacción de la Fiscalía Anticorrupción alimentan percepciones de complicidad o indiferencia. Mientras, rumores de una posible reelección de Ortiz Ramírez, tras ocho años en el cargo, generan rechazo. “Un gobernador dura seis años y se va. Este señor pretende quedarse otros ocho. Es inadmisible”, sentenció Alfaro.

¿Cómo puede hablarse de rendición de cuentas si el fiscalizador se coloca por encima de la ley? La resistencia de Ortiz Ramírez no es un simple desencuentro burocrático; es una afrenta al sistema de pesos y contrapesos.

“La opacidad reina en la Auditoría. Si el auditor desconoce la ley, ¿cómo fiscaliza al estado?”, cuestiona Ocampo. La sociedad, cada vez más vigilante, exige respuestas. Ortiz Ramírez tiene una oportunidad: abrir las puertas de la ASEJ, entregar la información solicitada y demostrar que no hay nada que ocultar. De lo contrario, su silencio seguirá alimentando sospechas de irregularidades.

La transparencia no es negociable, y Jalisco merece una Auditoría Superior que predique con el ejemplo. Es hora de que el fiscalizador rinda cuentas.

 

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JALISCO

MC: espejismos de unidad y fractura a la vista

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

Movimiento Ciudadano en Jalisco ya abrió el telón de su renovación interna con la elección de 64 nuevos coordinadores municipales en la vieja casona de Av. La Paz. En apariencia, un ejercicio de normalidad partidista: discursos de unidad, promesas de cercanía con la gente, rostros nuevos para el escaparate y la certeza de que el partido naranja seguirá marcando la pauta en la política local.

Una postal impecable para las páginas de los diarios amigos… pero un espejismo apenas capaz de ocultar las fracturas internas que corroen al partido naranja. Pues, bajo el barniz del entusiasmo, se esconde un mapa con claroscuros que la dirigencia difícilmente podrá negar.

Los números de la elección de 2024 fueron generosos en sus bastiones metropolitanos: Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco volvieron a confirmar la hegemonía emecista. En la capital, 308 mil votos aseguraron la continuidad; Zapopan, con 323 mil sufragios, consolidó la plaza más codiciada del estado; y Tlajomulco refrendó, una vez más, su condición de vivero político del grupo alfarista con 94 mil papeletas a su favor. Una trinidad metropolitana que otorga poder y recursos, pero que no resuelve la fragilidad en el resto del estado.

Porque más allá del brillo urbano, MC perdió terreno en Puerto Vallarta —joya turística entregada al PVEM en sociedad con Morena—, cedió Ciudad Guzmán, enclave agroindustrial del sur, y vio escaparse Tepatitlán, bastión alteño que durante años se pensó inmune a los embates opositores. En Tlaquepaque y Tonalá, el retroceso fue aún más doloroso: en el primero, los 109 mil votos no alcanzaron para retener la presidencia municipal; en el segundo, apenas 47 mil sufragios lo relegaron a un segundo lugar incómodo detrás de Morena. Un tropiezo estratégico en el oriente metropolitano que desnuda la vulnerabilidad del proyecto.

Mirza Flores, encargada de administrar esta renovación interna, habla de “liderazgos de territorio, cercanos a la gente”. El discurso suena bien, pero la tarea es monumental: reconstruir la cohesión de un partido que, en su expansión, ha multiplicado corrientes, intereses y pleitos internos. Porque el problema no es solo perder municipios: es perderlos mientras el partido se enreda en disputas de candidaturas, pugnas entre cuadros y una dirigencia que debe demostrar que puede arbitrar sin fracturar.

Los números distritales tampoco ayudan: de 20 distritos locales, MC apenas ganó 6; de los federales, ninguno y los plurinominales fueron para los exfuncionarios que necesitaban fuero y los “liderazgos” escogidos. Esto significa que, aunque controla alcaldías claves, su voz legislativa es reducida y carece de peso real en el Congreso federal.

Un contraste brutal: músculo en los municipios, anemia en las cámaras. Y esa asimetría no se corrige con discursos ni asambleas, sino con operación política en campo, con la capacidad de seducir al votante rural, al comerciante alteño, al campesino del sur que aún ve en el naranja una marca citadina, aburguesada y distante.

Pero lo verdaderamente corrosivo no está en las urnas, sino en los pasillos. La disputa Alfaro–Lemus ha dejado de ser un rumor y se ha convertido en un hecho palpable. Enrique Alfaro se resiste a entregar el control de candidaturas y cuadros, mientras Pablo Lemus mueve sus piezas con paciencia quirúrgica, tejiendo su propia red de operadores que responden solo a él. Entre ambos, Mirza Flores aparece como árbitro incómodo, obligada a conciliar lo irreconciliable: mantener la disciplina de un ejército que ya no reconoce un solo general.

El grupo Alfaro–Lemus sabe que esta es su última gran prueba antes de 2027. Si logran ordenar candidaturas y mantener la paz interna, MC llegará con posibilidades de sostener el gobierno estatal. Pero si insisten en los métodos de imposición y en los arreglos de cúpula, el costo será alto: perderán distritos clave, y con ellos, la capacidad de negociar en el Congreso y de sostener el control territorial.

Los cuadros históricos, los que alguna vez creyeron en la “ola naranja” como una alternativa fresca, se encuentran marginados o desplazados por nuevas caras que responden a intereses de grupo. La operación interna dejó cicatrices: candidaturas impuestas, militantes que sienten haber sido utilizados y un éxodo silencioso hacia Morena y el PVEM que ya se empieza a notar en las regiones.

En política, decía siempre la vieja guardia, no basta con administrar victorias: hay que blindarlas. Movimiento Ciudadano gobierna hoy con holgura en las ciudades, pero su debilidad en la periferia y en el interior del estado es evidente. Las plazas que perdió en 2024 son recordatorio de que el poder es un animal volátil: se escurre por las rendijas más pequeñas y muerde cuando menos se le espera.

La renovación municipal, que en el discurso se vende como ejercicio democrático, en los hechos es un intento de tapar grietas con retórica. En lugar de cohesión, lo que se advierte es una carrera por controlar posiciones rumbo al 2027. Cada comité local es, en realidad, una ficha en el tablero de negociación entre Alfaro y Lemus.

La batalla del 2027 no se jugará únicamente en los edificios de avenida Hidalgo o en los mítines de funcionarios públicos en la Casa Ciudadana. Se librará en los tianguis de Tonalá -donde el Ayuntamiento ha prendido focos rojos-, en los talleres de Arandas -Cuando se habla de la inseguridad que hay en las carreteras de la zona-, en los mercados de Lagos de Moreno -Al momento de hablar de un nuevo ejecutado o desaparecido- y en las colonias populares de Tlaquepaque -Explicando por qué el SIAPA no otorga el servicio que cobra: agua-. Ahí, donde los discursos sobran y lo que cuenta son los servicios públicos, la seguridad y la cercanía real de quienes gobiernan.

La verdadera batalla de 2027 no será contra Morena ni contra el PVEM. Será contra sí mismo. Porque, como tantas veces en la historia política de este país, los partidos no caen por la fuerza del adversario, sino por la podredumbre que incuban dentro.

Hoy MC es un cascarón brillante en la superficie, pero carcomido por dentro. Se vende como movimiento fresco, pero huele ya a partido viejo: facciones enfrentadas, candidaturas negociadas en lo oscurito y un liderazgo que se desgasta en administrar pleitos en lugar de ganar territorios.

Si no corrigen el rumbo, el espejismo de unidad que hoy pregonan se desmoronará al primer soplo de la contienda. Y entonces, la historia no hablará de una derrota electoral, sino de un suicidio político en cámara lenta. Una crónica que, como tantas en la política mexicana, no se escribirá con tinta… sino con epitafios.

En X: @DEPACHECOS

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