OPINIÓN
¿Se avecinan cambios en la red del pajarito? Elon Musk, su nuevo socio mayoritario: ¿Twitter socaba la democracia?

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
El pasado 26 de marzo el influyente y multimillonario Elon Musk escribió en su cuenta de Twitter… “reconociendo que Twitter sirve como una plaza pública de facto, el no respetar los principios de libertad de expresión, fundamentalmente socavan la democracia”.
Días antes había escrito “…la libertad de expresión es esencial para la democracia…” al tiempo que consultaba en su cuenta de Twitter si esa plataforma se adhería firmemente a esos principios de libertad de expresión como fundamentos de la democracia. A dicha pregunta abierta sus seguidores respondieron contundentemente: 70% dijeron que no y mientras que un 30% respondieron por la afirmativa.
Con esa idea, el pasado lunes se anunció que el también dueño de Tesla y de SpaceX había adquirido casi el 10% de la plataforma en cuestión, con lo que se convertía en su accionista mayoritario y también parte del consejo de administración de esa empresa.
EL TOQUE DE ELON MIDAS
Con dinero cualquiera es exitoso decía yo a mis amigos. El que logra el éxito económico a partir de un modesto capital o de incluso, sólo sus propias capacidades físicas, ese sí es un fregón. Pero uno debe reconocer que Elon Musk no es cualquiera. Ha habido muchos hombres con el título de “el más rico del mundo” pero no todos son genios o tan dedicados. El pasado lunes cuando se dio a conocer que el empresario sería el socio mayoritario de Twitter, las acciones de dicha empresa crecieron en un solo día más del 27%. Así las cosas, el viernes antepasado la empresa tenía un valor de poco menos de $32 mil millones de dólares, para el cierre del lunes pasado ya había logrado una valoración superior a los $40 mil millones de dólares.
Elon ha iniciado de inmediato con proyectos para la modernización de la plataforma, en especial para retomar la idea del libre flujo de ideas, que fue la piedra fundamental que en un principio desarrolló dicha red social, pero que poco a poco se convirtió en una herramienta para políticos que al lograr cautivar a los directivos de la empresa también lograban controlar el flujo de información, en particular en el codiciado mercado político-social de los EUA.
Musk tiene a 80 millones de seguidores en Twitter, lo que lo coloca en el lugar 6 del ranking mundial de usuarios con más seguidores por debajo de Barack Obama, Justin Bieber, Katy Perry, Christian Ronando, Robyn Rihanna, empatado con Ariana Grande y apenas por debajo de lo que era la cuenta de Donald Trump.
La lista de los más poderosos en Twitter nos da una idea de lo atractivo que es para un país el ser líder en dicha plataforma, por ejemplo de los diez personajes con más seguidores en el mundo, siete son de ciudadanía norteamericana, un canadiense, un portugués.
@elonmusk ha desarrollado varias de las empresas que hoy se pueden considerar del futuro. Tesla fue la primera empresa en construir y comercializar de manera exitosa autos eléctricos fundada en julio 1º de 2003, Musk era uno de los socios inversionistas, Space X fundada por Musk en el 2002 con el objeto de comercializar y colonizar el espacio y la menos conocida pero con mucho futuro llamada Neuralink que fue fundada en marzo 17 del 2017 enfocada en diseñar, fabricar e instalar implantes con interface cerebral para manipular, ampliar o modular funciones biológicas y biomecánicas en el cuerpo humano.
Pero el origen de la fortuna Musk fue la empresa de pagos electrónicos llamada PayPal que se fundó en el año 2000 siendo un gran éxito al ser utilizada principalmente por eBay para los pagos de las mercancías en línea.
EL PODER DE LA RED
En el mundo moderno, la mayoría de los seres humanos se nutren de información procedente de las llamadas redes sociales. Podemos decir que hoy por hoy Twitter es la más influyente. Ejemplos sobran. Pero para ser más claros durante los cuatro años de Trump en la Casa Blanca se investigó una supuesta colusión entre la campaña del magnate y Rusia, al final las investigaciones concluyeron que tal colusión nunca existió y que todo fue parte de una campaña de desinformación creada por el equipo de la candidata Hillary Clinton. Pero los miles de mensajes y de datos que de una forma u otra dieron forma al gobierno de Trump fluyeron por Twitter al grado que durante la campaña presidencial de Trump se decía que sin Twitter él nunca hubiese ganado y esto puede ser verdad tan lo puede ser que en la campaña del 2020 los directivos de Twitter casi todos aliados al Partido Demócrata de los EUA decidieron suspender la cuenta del entonces presidente de EUA. Más allá de lo justificado o no de la medida, el resultado fue que Trump ya no tuvo ese acceso instantáneo sin edición o filtro que le permitía llegar a sus seguidores o a sus adversarios motivando a unos y enloqueciendo a otros.
En Estados Unidos hay 76.9 millones de usuarios de Twitter mientras que en México hay más de 13 millones. Facebook sigue siendo el rey en números de cuentas pero el dinamismo de Twitter solo es rivalizado por Tik Tok.
El poder de Twitter es la razón por la que Musk decidió comprar en lugar de formar una nueva empresa para competir en ese mercado. Ahora se dice que Musk es un racista, machista y todo lo demás, porque los manejaban Twitter incluido su fundador Jack Dorsey habían aplicado una política de censura selectiva en contra de los que no opinaban como ellos.
Así se creó la política que hoy conocemos de cuentas suspendidas y de los mensajes borrados o bloqueados con información que se decía era falsa. Pero para muestras un botón. El mismo día que Musk compró la mayoría simple de acciones de Twitter, se pudo leer sin censura alguna el mensaje de un usuario –Jackson Mulholland-, quien decía ser empleado de la empresa y que se rehusaba a trabajar con Musk porque él cambiaría las políticas de usuarios insinuando que ahora Elon dejaría vulnerables a los usuarios por evitar que se sancionase a bullies, a los mentirosos, etc. En ese sentido -decía el supuesto empleado-, he decidido presentar mi renuncia porque no puedo trabajar con alguien como Elon Musk. Lo irónico es que ese mensaje que se difundió y retwitteó a más de 125 mil cuentas en unas cuantas horas, resultó ser falso, así es, era parte de una serie de mensajes escritos por una persona que no era empleado de Twitter y por ende era “fake news” pero la empresa no se dio cuenta o no quiso hacerlo, permitiendo la difamación del nuevo socio por días. ¿Error, coincidencia o tendencia ideológica de los empleados encargados de la fiscalización de los mensajes en dicha red?
Es evidente que los llamados expertos o árbitros de la información, no están al tanto ni de quién trabaja en su empresa, mucho menos podrían estar al tanto de la veracidad o no de toda la información del mundo.
Otro ejemplo de los errores de los llamados árbitros de la red fue la que llevó a Twitter en el 2020 a suspender las cuentas del periódico New York Post cuando éste publicó en medio de la campaña presidencial en los EUA. La razón por la que se suspendió la cuenta del prestigiado medio fue porque en la portada de ese día de octubre se daba a conocer una historia de probable corrupción, drogadicción, posible pederastia y abuso de poder del Sr. Hunter Biden, hijo del entonces candidato a presidente de EUA Joe Biden. Durante semanas se dijo que esa información era falsa y parte de una campaña rusa de desinformación con el fin de interferir en las elecciones de ese país para ayudar a Trump. Hoy a más de un año y medio de distancia los periódicos que en ese entonces siguieron el bloqueo de Twitter y negaron la veracidad de esa información han iniciado la difusión de esa misma información re-clasificando la misma como verdadera, es decir era real, Twitter dijo que era falsa y todos aceptaron lo que la plataforma decía a pesar de que ahora se sabe que era verdad y que por ende Twitter mintió.
De cualquier modo, “cuando el rio suena es que agua lleva” dice el refrán, por ello el CEO de Twitter Parag Agrawal y Elon Musk han acordado hacer en fecha próxima, una reunión de preguntas y respuestas abiertas con sus trabajadores para saber cuáles son las inquietudes de los empleados y de los directivos. No olvidemos que durante una época –no siempre fue así-, los encargados de reclutar personal en dicha empresa, se enfocaron en buscar no sólo en que los trabajadores fuesen eficaces sino que también buscaron a individuos con un perfil ideológico lo que poco a poco moldeó para bien o para mal las políticas de la plataforma.
EL OBJETIVO DE MUSK EN TWITTER
Se dice que Elon impulsará cambios en la plataforma para permitir el libre flujo de información al mismo tiempo que realizará encuestas en tiempo real para saber las preferencias de los usuarios en la red sin tener que contratar a expertos encuestadores que le digan lo que él puede preguntar directamente a sus clientes.
Por lo pronto, él ha logrado subir los valores de las acciones y seguramente podrá recuperar algo de la neutralidad política que obliga a las empresas de redes sociales. Recordemos que esas redes que son empresas privadas, gozan de algo que se conoce como inmunidad procesal por la modificación o la emisión del contenido de sus páginas. La condición de esa inmunidad es que sean una plaza pública no un medio con legítimos intereses para modificar o para inclinar el contenido en sus comentarios. Es decir, un periódico o una televisora pueden ser demandados por difamación o por discriminación si sus directivos deciden modificar o no publicar algún mensaje o si al publicarlo utilizan información falsa. Facebook, Twitter y esas plataformas gozan de inmunidad porque se supone que son neutrales.
La veracidad de la información no estriba en su popularidad, por eso si en Twitter se dice algo que no nos gusta uno puede responder o ignorar, pero Twitter no debiese tener el poder de decidir si lo que alguien dice vale la pena de ser dicho o de ser escuchado, eso debe ser determinado por leyes y por el libre mercado de las ideas en las que la gente debe ser libre a decidir lo que quiere o no escuchar, después de todo nadie lo obliga a uno a ser seguidor de otra persona en la “red”.
En Twitter se han respetado mensajes de los líderes de Irán en los que se dice que debe darse muerte a Israel, pero se han sancionado y borrado cuentas de individuos que dicen que la vacuna de Covid19 les cayó mal o que a pesar de estar vacunados les dio covid19. Se ha permitido usar esas mismas redes para la promoción de grupos dedicados al tráfico y la trata de personas, pero se ha cancelado la cuenta de quienes dicen que un niño menor de 12 años no debe recibir tratamiento para cambiar de sexo sin el permiso de sus padres. En fin, al tiempo veremos qué pasa con la apuesta de Musk.
JALISCO
El choque de Lemus y la UdeG, un juego de equilibrios y reflexiones

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El reciente enfrentamiento entre el gobernador Pablo Lemus Navarro y la Universidad de Guadalajara (UdeG) por la propuesta de corresponsabilidad en materia de seguridad es un capítulo más en la larga saga de tensiones entre el poder político y la máxima casa de estudios de Jalisco.
La propuesta de Lemus, que sugería destinar 200 millones de pesos del presupuesto universitario para mejorar la infraestructura de seguridad en los entornos de los planteles de la UdeG, desató una reacción contundente: un desplegado del Consejo de Rectorías que, con firmeza, recordó que la seguridad pública es una obligación constitucional del Estado, no de la universidad. Sin embargo, el desenlace —una mesa de diálogo que parece haber superado las diferencias— deja un terreno fértil para reflexionar sobre los actores, sus estrategias y las lecciones que este episodio deja para Jalisco.
Un gobernador con prisa y una universidad vigilante
Pablo Lemus, emanado de Movimiento Ciudadano, ha mostrado desde su llegada al gobierno un estilo pragmático, pero también ambicioso, que busca diferenciarse de su antecesor, Enrique Alfaro, con quien la UdeG mantuvo una relación de enfrentamientos abiertos.
Lemus, consciente de la deuda histórica en materia de seguridad —con Jalisco liderando las cifras de desapariciones en el país (15,348 casos al 31 de octubre de 2024)— propuso una solución que, en teoría, buscaba sumar esfuerzos. Sin embargo, su planteamiento de involucrar el presupuesto universitario tocó una fibra sensible: la autonomía de la universidad pública, un bastión defendido con celo por sus liderazgos.
La respuesta de la UdeG, liderada por la rectora Karla Planter, no se hizo esperar. El desplegado no solo rechazó la propuesta como una injerencia indebida, sino que subrayó que la universidad ya invierte significativamente en seguridad interna (más de mil millones de pesos desde 2013 y 222 millones aprobados para 2025). Este intercambio evidenció una vez más la capacidad de los universitarios para movilizar su autoridad moral y política, recordándole al gobierno que la universidad no es un actor subordinado, sino un contrapeso con peso propio.
El diálogo: ¿Reconciliación o tregua estratégica?
La mesa de diálogo, que incluyó a la rectora Planter, la presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), Zoé García, y el propio Lemus, logró apaciguar las aguas. Se acordó trabajar en conjunto para fortalecer los protocolos de seguridad, retomar el programa Senderos Seguros y diseñar campañas preventivas contra las desapariciones.
Este desenlace, aunque positivo, no debe leerse como una victoria absoluta de uno u otro bando, sino como un ejercicio de pragmatismo político. Lemus, que se ha presentado como un gobernante abierto al diálogo, evitó escalar un conflicto que pudo haberle costado caro en términos de capital político.
Los Leones Negros, por su parte, reafirmaron su autonomía, pero aceptaron sentarse a la mesa, conscientes de que la seguridad de sus estudiantes es un tema que no pueden ignorar.
Poder, autonomía y la sombra de Alfaro
Este episodio deja varias lecciones. Primero, la propuesta de Lemus, aunque bienintencionada en su objetivo de proteger a los estudiantes, fue políticamente desacertada. Pretender involucrar el presupuesto universitario sin una negociación previa, subestima la historia de la UdeG como un actor político que ha enfrentado y sobrevivido a múltiples gobernadores.
Desde los tiempos de Raúl Padilla, la universidad ha sabido posicionarse como un contrapeso que no se doblega fácilmente. Lemus, aun en los primeros meses de su gestión, debe aprender que en Jalisco no se puede gobernar sin considerar a la máxima casa de estudios de Jalisco como un interlocutor clave.
Segundo, el desplegado de la UdeG no solo defendió su autonomía, sino que expuso una verdad incómoda: el Estado ha fallado en garantizar la seguridad pública, un problema que no puede transferirse a otras instituciones. La universidad, al destacar sus propias inversiones en seguridad, puso en evidencia las carencias del gobierno estatal, obligando a Lemus a recalibrar su discurso y pasar de la confrontación al diálogo.
Tercero, este choque refleja la sombra de Enrique Alfaro, cuyo enfrentamiento con la universidad por el recorte de 140 millones de pesos al Museo de Ciencias Ambientales marcó un precedente de tensión. Lemus, aunque ha prometido una relación respetuosa con la universidad, parece haber tropezado con un eco de ese conflicto. La pregunta es si este episodio será un aprendizaje para construir una relación más sólida o si, como en el pasado, las tensiones resurgen ante nuevas pugnas presupuestales o políticas.
¿Y ahora qué?
El diálogo alcanzado es un paso adelante, pero no garantiza una relación sin fricciones. La Universidad de Guadalajara, con su capacidad de movilización y su influencia en la opinión pública, seguirá siendo un actor vigilante. Lemus, por su parte, deberá demostrar que su discurso de “puertas abiertas” no es solo retórica.
La seguridad en Jalisco, especialmente en el contexto de las desapariciones, requiere una coordinación efectiva entre el gobierno estatal, el federal y la sociedad civil, incluyendo a la universidad. Sin embargo, esta coordinación debe respetar los roles institucionales y evitar cualquier percepción de intromisión en la autonomía universitaria.
En el ajedrez político de Jalisco, este episodio es una jugada que no termina en jaque mate, sino en un movimiento que reconfigura el tablero. Lemus ha mostrado voluntad de rectificar, pero la UdeG ha dejado claro que no cederá en su defensa de la autonomía. Mientras tanto, los estudiantes, el verdadero centro de esta discusión, esperan resultados concretos: entornos más seguros y una universidad que siga siendo un faro de conocimiento y resistencia. Jalisco, como siempre, observa expectante.
Beisbol
Edwin Díaz se despide como un grande: Charros arrasa a los Dorados y enciende la pasión en el Panamericano

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Los Charros de Jalisco han encontrado su ritmo en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) y lo demostraron con una contundente barrida ante los Dorados de Chihuahua en el Estadio Panamericano. Bajo la batuta de Benjamín Gil, “El Matador”, el equipo ha transformado su estilo de juego, convirtiéndose en una máquina de espectáculo que combina velocidad, estrategia y garra. Esta serie no solo marcó un punto de inflexión en la temporada, sino que también hizo vibrar a la afición jalisciense, que se rindió ante la entrega de sus caporales.
El fin de semana fue un despliegue de emociones. Charros, que venía de menos a más, consolidó su ascenso con una actuación histórica. Hace apenas unas semanas, el equipo rompió récords al robar 12 bases en un solo juego, superando la marca centenaria de 9 hurtos y demostrando que la velocidad es su nueva carta fuerte. Este ímpetu se trasladó al enfrentamiento contra Chihuahua, donde los albiazules no solo ganaron, sino que humillaron a sus rivales con un juego vibrante y una remontada épica que quedará grabada en la memoria de los aficionados.
El segundo juego de la serie, el sábado por la noche en Zapopan, fue el clímax de la hazaña. Con un marcador adverso de 0-6, los Charros se negaron a rendirse. La afición, al borde de sus asientos, fue testigo de una remontada electrizante que culminó en la novena entrada. Fue entonces cuando el puertorriqueño Edwin Díaz, en su despedida de la temporada con Jalisco tras ser convocado por los Astros de Houston, conectó un batazo decisivo para dejar en el terreno a los Dorados con un apretado 11-10. El hit no solo aseguró la serie, sino que selló una noche mágica para Díaz, quien se fue de 3-3, con dos remolcadas, dos anotadas y un par de bases por bolas, despidiéndose como héroe.
La barrida a Chihuahua no fue solo un triunfo deportivo, sino una declaración de intenciones. Bajo el liderazgo de Gil, los Charros están redefiniendo su identidad: un equipo que combina talento joven, como el de Díaz, con una estrategia agresiva que pone en jaque a cualquier rival. La afición, entregada, respondió con un rugido que retumbó en el Panamericano, recordándonos por qué el beisbol es el deporte rey en Jalisco. Este equipo, que apenas comienza a escribir su historia en la temporada, ya nos hace soñar con la gloria en la LMB.
Mientras Edwin Díaz se prepara para brillar en las Grandes Ligas, los Charros de Jalisco se consolidan como un contendiente serio. La barrida a Dorados es un aviso: este equipo no solo juega, sino que enamora, pelea y, sobre todo, gana. Que siga el espectáculo, porque en Zapopan la pelota está más viva que nunca.
CHARROS LLEGA A MEDIA TABLA
Los Charros están encendiendo la pasión en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), consolidándose como un equipo que, de menos a más, ha encontrado su ritmo bajo la dirección de Benjamín Gil, “El Matador”. Este lunes, los albiazules amanecen en el quinto lugar de la Zona Norte con un récord de 14 victorias y 13 derrotas, a solo 4.5 juegos del líder Sultanes de Monterrey (18-8). Con Acereros (15-11), Tecos (14-11) y Toros (15-12) por encima, los jaliscienses han superado a Algodoneros, posicionándose en la pelea por un codiciado boleto a los playoffs.
El ascenso de Charros no ha sido casual. Los ajustes estratégicos de Gil y la directiva, especialmente en el cuerpo de pitcheo, han dado frutos, transformando a un equipo que ahora combina garra ofensiva con una defensa más sólida. Sin embargo, el pitcheo sigue siendo el talón de Aquiles de los caporales. Tanto los lanzadores inicialistas como el relevo han mostrado altibajos, y la afición espera que las recientes modificaciones permitan al equipo mantener el impulso en esta etapa crucial de la temporada.
La próxima semana será una prueba de fuego en el Estadio Panamericano, cuando Charros reciba a los Sultanes de Monterrey, líderes indiscutibles de la Zona Norte. Este enfrentamiento pondrá a prueba la capacidad de los lanzadores jaliscienses para contener a una ofensiva poderosa que ha dominado la liga. La serie no solo es una oportunidad para medir el progreso de los Charros, sino también para enviar un mensaje claro: los albiazules están listos para competir con los gigantes de la LMB.
La afición, siempre fiel, espera que el Panamericano se convierta en un fortín donde los Charros demuestren que su ascenso no es pasajero. Con el liderazgo de Gil y el apoyo de Zapopan, el equipo tiene todo para dar la sorpresa y acercarse aún más a la postemporada. Que retumbe el estadio, porque los Charros están decididos a seguir escalando en el “deporte rey”.
JALISCO
Revictimización en tiempo real: El asesinato de Valeria Márquez y la simulación de la justicia digital

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Un disparo, dos palabras y una pantalla en negro. “¿Tú eres Valeria?”, preguntó el asesino. “Sí”, respondió ella. Luego vino el silencio digital, pero también el estruendo mediático. Así murió Valeria Márquez, influencer de 23 años, frente a miles de espectadores en TikTok. No fue una muerte íntima, ni siquiera clandestina. Fue una ejecución pública, transmitida en tiempo real desde su salón de belleza, con la fría lógica de un espectáculo contemporáneo: la violencia como contenido, el crimen como clip, el morbo como algoritmo.
Lo que siguió fue el guion ya conocido de la tragedia mexicana: un fiscal que promete “indagar”, sospechosas públicas sin pruebas, “amigas” que se convierten en tendencia y un video que se replica sin cesar, sin ética, sin ley. Las redes sociales convirtieron el asesinato en un trending topic. Mientras la Fiscalía de Jalisco, en voz de Salvador González, declaraba que “se están haciendo entrevistas”, la opinión pública ya tenía culpables, móviles y teorías. La justicia, como siempre, llegó tarde. Y sin dientes.
Este no es un caso aislado. Es el reflejo de una constante nacional: la combinación letal entre violencia de género, impunidad institucional y exposición digital. Valeria no solo fue asesinada. Fue revictimizada. Su muerte fue reproducida, analizada, editada y compartida como si se tratara de un episodio más en la serie criminal que es la realidad cotidiana de este país.
UNA LEY DE NOMBRE BONITO Y APLICACIÓN NULA
¿Dónde está la Ley Ingrid? Esa que, tras el brutal feminicidio de Ingrid Escamilla, prometía castigar con cárcel a quien difundiera imágenes o videos violentos de mujeres asesinadas. Esa que fue aplaudida en tribuna y aplaudida por funcionarios que hoy guardan silencio. Esa que, en los hechos, no existe en la mayoría de los estados. Jalisco, por ejemplo, no la ha implementado en su Código Penal. ¿Qué clase de Estado crea leyes simbólicas que no puede o no quiere aplicar?
En teoría, la Ley Ingrid sanciona la difusión de imágenes o videos violentos. Pero hay dos condiciones que la vuelven inútil en casos como el de Valeria: uno, que el material provenga de servidores públicos, y dos, que el estado en cuestión haya armonizado su legislación local. Nada de eso ocurrió aquí. El video se generó desde su propia cuenta de TikTok. Y Jalisco, aunque presentó una iniciativa en 2021, no ha aprobado nada.
La abogada feminista Leslie Jiménez lo resume con claridad en una entrevista al portal lacaderadeeva.com: “No hay un delito que se tenga que investigar porque no está en el Código Penal de Jalisco”. Así de simple. La justicia depende del código postal.
DE LA INDIGNACIÓN AL ESPECTÁCULO
No deja de ser cínico que mientras el crimen organizado ejecuta a mujeres jóvenes con la misma facilidad con que comparte “narcocorridos” en plataformas digitales, la sociedad mexicana —esa masa morbosamente conectada— consuma los asesinatos como parte de su dieta diaria de entretenimiento. Lo vimos con Ingrid Escamilla. Lo vivimos hoy con Valeria Márquez.
En redes sociales, el dolor se convierte en carne de cañón para influencers, páginas de “noticias” y tuiteros de ocasión. El asesinato es apenas el pretexto para subir seguidores, comentarios, monetización. No se busca justicia, sino visibilidad. No se exige un Estado funcional, sino una teoría que entretenga.
Y mientras tanto, las autoridades fingen que trabajan. Se limitan a pedir “respeto”, a prometer “líneas de investigación abiertas” y a deslindarse de la viralización del contenido. Pero ¿dónde están las órdenes para eliminar esos videos? ¿Dónde están las sanciones a medios que revictimizaron a Valeria? ¿Dónde está la famosa Comisión Calificadora de Publicaciones de la Secretaría de Gobernación?
Según información oficial, entre noviembre de 2023 y noviembre de 2024 no se ha iniciado ni una sola carpeta de investigación bajo la Ley Ingrid. Ni una. El mensaje es claro: el feminicidio sí se puede viralizar, no pasa nada. La ley existe solo en el boletín de prensa.
Por supuesto, las redes sociales tienen responsabilidad. TikTok, Facebook, X (antes Twitter), Instagram: todas han permitido la reproducción del video del asesinato de Valeria. Algoritmos que no detectan violencia explícita, sistemas de denuncia ineficaces y políticas ambiguas permiten que estos contenidos circulen impunemente.
Estas plataformas son empresas privadas con poder global, pero en México operan como si no tuvieran obligación alguna con los derechos humanos. No hay transparencia, no hay auditorías, no hay sanciones. Tampoco hay voluntad política para regularlas con eficacia. Ni el IFT ni la Segob ni el Congreso se atreven a tocarlas. La censura preocupa más que la impunidad.
El asesinato de Valeria Márquez nos recuerda que en México el cuerpo de las mujeres es territorio de conquista: física, simbólica, económica. Se les asesina y luego se les monetiza. La violencia no termina con el disparo: continúa en el clic, en la réplica, en el consumo.
Mientras los fiscales y legisladores siguen discutiendo competencias, las mujeres siguen cayendo. Y cuando una de ellas tiene cámara, seguidores y estética propia, el crimen adquiere rating. La línea entre la denuncia y el espectáculo se vuelve tan delgada como la ética de quienes lucran con el dolor ajeno.
En la historia de este país, pocas veces se ha hecho justicia a las víctimas de feminicidio. Y en el entorno digital, la impunidad se duplica. No basta con sancionar al asesino: hay que frenar el sistema que reproduce la violencia con cada reproducción, con cada compartido.
Lo que sigue, si todo permanece como hasta ahora, es la repetición. Otra mujer será asesinada. Otro video se hará viral. Otra ley será redactada, aprobada y engavetada. Y la opinión pública, adicta al horror, pedirá justicia con un tuit mientras comparte el video que alimenta al mismo monstruo que dice combatir.
Valeria Márquez no fue sólo víctima de un feminicidio. Fue víctima de una cultura que ha normalizado la muerte de mujeres como si fuera parte del espectáculo. Su caso es espejo y síntoma: de un Estado ineficaz, de una sociedad desensibilizada, de una justicia que no actúa y de una tecnología que reproduce violencia sin freno.
Y mientras no cambiemos ese ecosistema, no habrá ley —ni Ingrid ni ninguna— que nos salve. Porque las leyes sin voluntad, sin sistema judicial funcional y sin ética pública son sólo tinta muerta. Como tantas otras promesas rotas en este país donde morir mujer, y en vivo, sigue siendo una noticia que nadie quiere atender… salvo para verla repetida una y otra vez.
En X @DEPACHECOS
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