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OPINIÓN

¿Será como el parto de los montes?: La nueva reforma electoral, encontronazo anticipado

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

Desde hace décadas, en nuestro país se han llevado a cabo muchas reformas en el ramo electoral, con el fin de erradicar arraigadas manías que reprimían nuestra democracia. Una trascendental, fue la que acabó con el Instituto Federal Electoral (IFE), organismo que había mejorado considerablemente los procesos comiciales y con ello, al menos ostentaba lo que se creyó sería transición democrática el año 2000.

Lástima que esta conversión resultara fallida, debido a la bochornosa presidencia del superficial Vicente Fox, el parlanchín exservidor de la transnacional más poderosa de los refrescos de cola. El mismo expresidente que cuando les quitaron las ilegítimas super pensiones a los que fueron mandatarios nacionales, dijo: «Yo vivo de mi pensión que me da el gobierno federal, yo la utilizo para comer frijolitos…” ¡¡¡!!! (Expansión Política, 22-IX-2014).

Sobre esto de la organización de elecciones, debemos recordar que, durante el siglo XIX, siempre las dispuso el gobierno en turno, el cual, entre rebeliones y asonadas, nunca implementó alguna realmente democrática, pues siempre, topara en lo que topara, triunfaban los candidatos que los gobernantes querían. El colmo fue Porfirio Díaz, quien con la divisa de “No Reelección”, llegó al poder en 1876 y, en cuanto pudo, traicionó ese principio y se reeligió hasta que fue defenestrado por el movimiento maderista iniciado en noviembre de 1910. Esto facilitó que, al año siguiente, se registraran el 15 de octubre, unos comicios que efectivamente fueron populares, y en los cuales se eligió como presidente al Apóstol Madero. Deplorablemente a este verdadero demócrata, lo intrigaron y asesinaron villanamente el 22 de febrero de 1913.

Con el triunfo del constitucionalismo, en 1917 la flamante Carta Magna de Querétaro, creó la Junta Empadronadora, las Juntas Computadoras Locales y los Colegios Electorales, como encargados de organizar y calificar los procesos para elegir al Presidente de la República y los integrantes del Congreso de la Unión. Esto hizo que como en el siglo anterior, ganaran los candidatos que gobierno quería.

En 1946, con el llamado “presidente caballero”, Manuel Ávila Camacho, se sancionó la Ley Federal Electoral que instituye la Comisión Federal de Vigilancia Electoral, dirigida por el Secretario de Gobernación y otros miembros, tanto del gabinete, como de las cámaras de diputados y senadores, así como representantes de los partidos políticos. Un avance consistió en la instauración en las entidades federativas, de comisiones electorales locales, además del Consejo del Padrón Electoral.

Entre los años de 1951 y hasta 1973, funcionó una Comisión Federal de Vigilancia Electoral, con participación en el registro de nuevos partidos políticos y en la emisión de constancias de mayoría. Esa dependencia desapareció y en su lugar, el Congreso de la Unión aprobó la creación de la Comisión Federal Electoral, en el cual figuran con voz y voto, los partidos políticos con registro. Luego se innovó en 1987, al incorporar el criterio de representación proporcional en la integración de dicho organismo.

La búsqueda de integrar una institución escrupulosa que diera certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales, hizo que en 1990 se promulgara el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), con el cual aparece el Instituto Federal Electoral (IFE), que desafortunadamente conservó al Secretario de Gobernación como presidente. Este perduró en las modificaciones electorales de 1993 y 1994, hasta que, en la reforma de 1996, se transformó el artículo 41 constitucional y se ciudadanizó el entonces IFE, quitando por fin a dicho secretario de gobernación, funcionando en su lugar un Consejero Presidente del Instituto, con derecho a voz y voto, acompañado de ocho consejeros electorales con igual atributo. Con solo derecho a voz, se incluyó un Secretario Ejecutivo, consejeros del Poder Legislativo, y culminando la integración, Representantes de cada partido político con registro.

Los comicios federales de 2006 y 2012, dejaron amargo sabor de boca, por lo que se procuró otra modificación constitucional política-electoral que se forjó en 2013, y el texto aceptado se publicó el 10 de febrero de 2014.

Es significativo porque, al margen de que fue antifederalista, trocó el sistema electoral, convirtiendo al IFE en una autoridad de carácter nacional, denominada Instituto Nacional Electoral (INE). Su objetivo, fue homologar los estándares con los que se organizan los procesos electorales federales y locales, y así solidificar la democracia nacional.

Lastimosamente, la integración del Consejo General, ahora con 11 miembros, fue una repartición de cuotas entre los partidos políticos, especialmente el PRI y el PAN, en un evidente prianismo que, habiendo arrancado en tiempos de Carlos Salinas, se fue confirmando al paso de los siguientes sexenios, hasta que desplazados del poder, ahora se han integrado en una alianza llamada “Va por México”. Por otra parte, la idea de no encarecer los procesos electorales, fue contravenida con gastos excesivos que convirtieron al INE en el organismo más oneroso del mundo en su ramo. Finalmente, muy poco se logró en estados y municipios, en cuanto a mejorar sus procesos democráticos: grupos, caudillos y cúpulas, se han apoderado de los gobiernos correspondientes, y con ello, lo que han generado es la reprobación popular.

La apabullante victoria de la izquierda en los comicios de 2018, exige haya cambios en casi todos los ámbitos de la vida nacional. Y desde luego el renglón electoral no podría ser excluido.

Con esos motivos, es que el primer mandatario de la nación envió su iniciativa de reforma constitucional en materia electoral. A vuela pájara, no podemos negar que es muy innovadora, y que en varios aspectos interpreta el sentir de la inmensa mayoría de mexicanos. En particularidades como diputados y senadores de representación proporcional, gastos elevados y anticonstitucionales del INE, actuaciones sesgadas de los consejeros, aplicación controvertida de principios como la proporcionalidad, la divulgación de acciones de gobierno, el mejorar los procesos estatales y municipales, y el procedimiento de nombrar a los consejeros y los magistrados del Tribunal Federal Electoral (TRIFE), creemos que la ciudadanía esta acorde en que se reforme las normas que los regulan, tanto en el texto constitucional como en la ley reglamentaria.

En concreto son diez los mas innovadores cambios que proyecta la iniciativa, a saber:

1) elección de Consejeros y de Magistrados Electorales mediante voto popular, siendo los candidatos postulados por los Poderes de la Unión.

2)Desaparición de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) y Tribunales Electorales Locales, lo que implica la federalización de las elecciones.

3) Eliminación de las diputaciones plurinominales y reducción del número de legisladores federales y locales, pasando la Cámara de Diputados a 300 diputaciones y la Cámara de Senadores a 96 Senadurías.

4) elección de diputados, senadores y ayuntamientos mediante el sistema de representación pura, en donde el porcentaje de votos que obtenga un partido político, será el porcentaje de legisladores o miembros de ayuntamientos que se le asigne.

5) Disminución de los integrantes de los Ayuntamientos, con un límite de hasta 9 regidurías de forma proporcional a la población municipal.

6) Supresión del financiamiento público ordinario (partidos políticos nacionales y locales), no así del destinado a campañas electorales.

7) Implementar el voto electrónico, muy necesario para que haya sufragio total y seguro.

8) En materia de los tiempos en Radio y Televisión en cuestión electoral, rebajarlos, así como eliminar los tiempos fiscales y, producto de la reciente jornada de revocación de mandato, reducir al 33% la participación ciudadana para que el ejercicio sea vinculante.

9) Adecuar las excepciones para difundir acciones de gobierno, durante los procesos electorales en todos los órdenes de la administración, y finalmente, crear una Legislación Única en Materia Electoral, para uniformar y mejorar los mecanismos de elección.

Dice al respecto el analista Eduardo R. Huchim: La iniciativa electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene contenidos discutibles, cierto, pero lo que representa un plausible avance democrático es la reforma que, de ser aprobada, cambiaría sustancialmente -para bien- la manera de integrar el Poder Legislativo tanto en el ámbito federal como en el estatal. A esto, expresó el dirigente panista Marko Cortés (Marquititito): Esa iniciativa es un dardo envenenado contra la democracia y el INE.

En conclusión, las oposiciones ya anunciaron que esa iniciativa del ejecutivo federal no los convence, y que presentará cada partido por su lado, una propuesta de renovación electoral, adelantando que defenderán radicalmente la existencia del actual INE y no permitirán las disminuciones de representantes proporcionales, pero sí exigirán no haya sobre representación que aseguran, beneficia a MORENA. También formulan la segunda vuelta en la elección presidencial, nulificar comicios donde participe la delincuencia organizada, evitar el transfuguismo que existe en las cámaras (como el de Lily Téllez), celebrar elecciones primarias para elegir los candidatos presidenciales y castigar cuando se utilicen programas sociales en apoyo de campañas electorales.

El encontronazo con base en esta declarada nueva reforma electoral es de pronóstico reservado. Será quizás peor que la lid librada en días pasados con la moción del ramo eléctrico, que en cuanto a cambios constitucionales no avanzó, pero sí en lo relativo a la Ley de la Industria Eléctrica, declarada constitucional por la Suprema Corte de Justicia.

Pronto presenciaremos este monumental encuentro, entre la Cuatro T y la oposición, en una esfera que les duele tanto como lo es la electoral. Hay ingredientes para redactar una eficiente reforma: ojalá el proceso no termine como el parto de los montes, o semejante a la carabina de Ambrosio. El pueblo reclama se actúe con altura de miras y se ofrezcan resultados que afirmen nuestra democracia y consoliden la unidad de la nación. Esperemos que así sea.

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NACIONALES

La presidenta Sheinbaum: ¿Acatará tratados internacionales?

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De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //

EL CLAROSCURO de la reforma judicial. Por un lado, los opositores a esta reforma promovida por López Obrador y consumada por Claudia Sheinbaum, tienen en el Artículo Primero de la Constitución y en la actuación de los organismos internacionales que vigilan el cumplimiento de los ordenamientos jurídicos para la defensa de los derechos humanos, un argumento más de lucha.

Por el lado oficial, dueña de los tres poderes del Estado Mexicano y seguidora de la “cuarta transformación” -que ha hecho a un lado los criterios de organizaciones internacionales que exponen sus opiniones con respecto al gobierno de México-, la presidenta Sheinbaum podría promover de una vez por todas las reformas constitucionales que harían a un lado el actual ordenamiento contemplado en la Carta Magna para dejar de considerar todo tratado internacional como Ley Suprema.

No podemos olvidar que en el paquete de reformas constitucionales para establecer la “Ley Suprema” del Congreso de la Unión por encima del Poder Judicial Federal, se contemplaba una reforma para hacer a un lado del texto lo relativo a los “tratados internacionales”, pero al final del día no se contempló.

Hasta ahora, el Artículo 1 de la Constitución se contempla así:

“En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”.

Por parte de los organismos internacionales dedicados a la defensa de los derechos humanos, hay un tema neurálgico en relación a México, luego de la reforma judicial y la expectativa de una posible violación a los derechos humanos ante la selección de los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial Federal a través del voto popular, porque los nuevos juzgadores podrían sujetarse a las consignas políticas y no a la Ley.

Una abogada experta en el sistema interamericano de derechos humanos –Tamara Taraciuk-, dijo a “Proceso” lo siguiente:

“Si el Estado Mexicano ignora las eventuales recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, este organismo se transforma en una suerte de Fiscalía y lleva el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José, Costa Rica y este tribunal inicia un proceso que podría culminar en una sentencia condenatoria vinculante que el Estado Mexicano tendría la obligación de cumplir como firmante de la Convención Interamericana de Derechos Humanos”

Aparte, de forma paralela, en la Organización de las Naciones Unidas se desarrolla un proceso en el que el Estado mexicano tiene que responder. La reforma también está en la mira de la relatora especial de la ONU para la Independencia de Jueces y Abogados y de la Comisión de Venecia, un organismo de la Unión Europea que vela por el constitucionalismo y el Estado de derecho y del cual México forma parte. De parte de estas organizaciones no hay sentencias vinculantes pero sí pronunciamientos políticos.

Aparte, el artículo 133 de la Constitución establece que los tratados internacionales son parte de la Ley Suprema de la Unión, junto con la Constitución y las leyes del Congreso.

Palabras más, palabras menos, ante el inminente riesgo de violaciones a los derechos humanos por la puesta en práctica de una reforma judicial cuyos jueces electos por el voto popular atenderían las recomendaciones de quienes los colocaron para “administrar la justicia” y no a la interpretación de la Constitución en sus primeros 29 artículos relativos a las garantías individuales o derechos del hombre y la mujer, el gobierno de México podría recibir una condena internacional y verse obligado a modificar parte de su reforma al Poder Judicial de la Federación.

Eso por un lado, pero por otro, podría ser una oportunidad para que el régimen impuesto por López Obrador y perfeccionado por Claudia Sheinbaum, quite los candados constitucionales que le oprimen aún, el propósito de establecer de una vez por todas un régimen en manos de una sola persona, es decir, una autocracia en la que las libertades y derechos humanos de sus ciudadanas y ciudadanos se sujetarían a la voluntad del Estado, el mismo que sería capaz de declarar de utilidad pública, toda propiedad privada.

NO HABRÁ DIÁLOGO CON LA OPOSICIÓN

SI LA presidenta Sheinbaum hizo de manera personal una crítica pública al nuevo dirigente nacional del PAN, Jorge Romero, es porque está enviando un mensaje de que no habrá diálogo alguno con la oposición… Decir que Romero es “el jefe del cartel inmobiliario” en la ciudad de México, podría haber corrido a cargo de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez o de la presidenta de MORENA, Luisa María Alcalde, pero no fue así… Un asunto de bajo perfil fue tomado como un pretexto para decir a todos los mexicanos que esta “construcción del segundo piso de la cuarta transformación”, solo gobernará para los simpatizantes, haciendo a un lado a todo aquel o aquella que piense diferente… Adiós entonces a la aspiración de un llamado desde palacio nacional a la unidad de las y los mexicanos…

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JALISCO

Madruguete legislativo: El pacto silencioso que define la política jalisciense

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

El reloj marcaba las 2:33 de la madrugada cuando la 64 Legislatura del Congreso de Jalisco, bajo el tenue resplandor de la noche, decidió consumar lo que muchos en el recinto describieron como un “madruguete”. En una sesión cargada de tensión, se aprobó la integración de las 20 comisiones legislativas, un acto que, más que ser un simple trámite administrativo, reveló la maquinaria oculta que mueve los hilos del poder en el estado.

Mientras la mayoría de los legisladores dieron su voto favorable, los cinco integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) se opusieron con firmeza. Claudia Murguía Torres, coordinadora de la bancada panista, alzó la voz contra lo que calificó como un “acuerdo vergonzoso” entre Movimiento Ciudadano (MC) y Morena. Con un tono severo, señaló la falta de transparencia y la premura innecesaria de una sesión que, según ella, podría haberse realizado con luz de día y mayor deliberación.

La crítica de Murguía resonaba más allá del recinto: “No hay urgente necesidad”, afirmó, cuestionando la prisa por votar cuando aún quedaban días para cumplir el plazo legal. Y, sin embargo, su voz parecía ahogarse en un entorno donde las alianzas veladas y los intereses partidistas ya habían definido el resultado.

El coordinador de MC, José Luis Tostado, respondió con la habilidad retórica que caracteriza a los políticos experimentados. Negó cualquier pacto exclusivo con Morena y afirmó que los acuerdos fueron alcanzados con siete de los ocho grupos parlamentarios. Pero los hechos hablan más alto que las palabras, y el reparto de las presidencias de las comisiones legislativas parece contar una historia distinta.

EL REPARTO DEL PODER

Movimiento Ciudadano, como era de esperarse, se quedó con las comisiones clave: Hacienda y Presupuestos, Seguridad y Justicia, Movilidad y Transporte, entre otras. Con estas posiciones, MC asegura su dominio sobre los recursos financieros, la agenda de seguridad y los proyectos de movilidad, consolidando así su narrativa de partido hegemónico en Jalisco.

Morena, por su parte, tomó el control de comisiones que, aunque importantes, carecen del impacto presupuestal que caracteriza a las de MC. Igualdad Sustantiva y de Género, Vigilancia y Sistema Anticorrupción, y Participación Ciudadana son comisiones que encajan con la retórica progresista del partido, pero cuyo alcance real en términos de poder legislativo es limitado.

El PAN, relegado a un papel testimonial, mantuvo las comisiones de Asistencia Social, Familia y Niñez, así como Gobernación. Estas presidencias son más un consuelo simbólico que una herramienta de influencia real. Mientras tanto, el PRI y los partidos minoritarios —Hagamos, PVEM, PT y Futuro— obtuvieron presidencias que parecen más un intento de mantenerlos en la mesa de negociación que una concesión de poder auténtico.

LA SOMBRA DE UN PACTO NO TAN SILENCIOSO

El PAN, con razón o sin ella, parece haber sido el único partido dispuesto a denunciar públicamente lo que otros solo murmuran en los pasillos: la existencia de un acuerdo entre MC y Morena. Aunque ambos partidos lo niegan, su coordinación para sacar adelante esta votación en una sesión de madrugada sugiere que hay más en juego que el cumplimiento de un plazo legal.

En este contexto, la declaración de Julio Hurtado, diputado panista, resulta especialmente elocuente: “El que hoy estemos debatiendo este tema a las 2 de la mañana habla por supuesto de lo vergonzante que es para Movimiento Ciudadano arrancar esta Legislatura entregándole el control de lo que hoy es la gran coyuntura nacional”.

EL PESO DE LOS NOMBRAMIENTOS

La sesión no solo fue polémica por la distribución de las comisiones. También se tomó protesta a Eduardo Fabián Martínez Lomelí como secretario general del Poder Legislativo. Martínez Lomelí, cercano al gobernador Enrique Alfaro, es una figura clave en la operación legislativa y su continuidad refuerza la influencia de MC dentro del Congreso.

Su permanencia no es un detalle menor; representa el control administrativo y técnico del Legislativo, un poder que muchas veces opera lejos de los reflectores, pero que es crucial para la agenda de cualquier partido en el gobierno.

LA GLOSA 2024: OBRA DE TEATRO EN PUERTA

Otro de los puntos aprobados fue la realización de la Glosa 2024 los días 20, 21 y 22 de noviembre. Este ejercicio de rendición de cuentas, en teoría, debería ser una oportunidad para que los legisladores cuestionen a los titulares de las dependencias gubernamentales sobre su gestión. Sin embargo, los antecedentes nos enseñan que estas sesiones suelen ser más un espectáculo político que un verdadero ejercicio de fiscalización.

LA COREOGRAFÍA DEL PODER

Lo ocurrido en esta primera sesión de madrugada de la 64 Legislatura no es un hecho aislado; es una muestra del entramado político que define a Jalisco. Movimiento Ciudadano, Morena y los demás partidos están inmersos en un juego donde la prioridad no es el bien común, sino la consolidación de poder. Las críticas del PAN, aunque legítimas, también deben ser vistas con escepticismo; ningún partido está libre de pecados en esta danza de intereses y no podemos olvidar que, la legislatura pasada el PAN tenía en Claudia Murguía a la diputada más naranja de los azules.

Si algo dejó claro esta sesión inaugural, es que el Congreso de Jalisco no será el espacio para el debate plural. Los acuerdos entre MC y Morena marcarán la pauta, mientras el resto de las fuerzas políticas se adaptan o perecen. En la penumbra de la madrugada, las decisiones se tomaron con una urgencia cuestionable y una opacidad indignante. Para los ciudadanos, queda la amarga certeza de que, en este juego de poder, su voz sigue siendo un eco perdido en el vacío legislativo.

En X @DEPACHECOS

 

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NACIONALES

El costo de la transparencia

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Opinión, por Salvador Romero Espinoza //

La propuesta de reforma al artículo 116 de la Constitución para desaparecer a los 32 institutos de transparencia locales del país, nos costará casi 20 veces más de lo que actualmente nos cuestan dichos institutos, de acuerdo a la distribución de funciones y obligaciones que establece para las contralorías de cada una de las casi 7,000 autoridades estatales y municipales del país.

En primer lugar, hay que señalar que el presupuesto aproximado del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) es de 1,000 millones de pesos anuales, mientras que el presupuesto aproximado de los 32 institutos de transparencia locales del país, ronda los 1,300 millones de pesos al año; el Instituto de Transparencia Jalisciense (ITEI), por ejemplo, tiene un presupuesto aproximado de 60 millones de pesos anuales, básicamente el mismo desde hace 12 años; es decir, la totalidad de los 33 institutos de transparencia cuestan a cada mexicana y mexicano alrededor de $17 pesos al año, menos de lo que cuesta un refresco.

De esos presupuestos, alrededor del 70% de los recursos se destina a lo que se conoce como “Capítulo 1000”, es decir, al pago de sueldos, salarios, prestaciones y honorarios de las personas que apoyan a dichos institutos de transparencia a cumplir con sus funciones, que en el INAI son alrededor de 800 personas y en el resto de los institutos de transparencia del país alrededor de 1,200 personas; el ITEI, por ejemplo, tiene una plantilla de personal de 94 personas.

Por su parte, la propuesta de reforma constitucional, denominada de “simplificación administrativa”, cuya finalidad es la destrucción de 39 organismos constitucionales autónomos (creados como contrapesos al poder público), establece también una propuesta de modificación al artículo 116 (relativo a las atribuciones de las entidades federativas), que violenta completamente el esquema federalista mexicano y el principio de soberanía de los estados que forman nuestra República, pues prohíbe a las entidades el que puedan preservar a sus institutos de transparencia, a pesar que dicho artículo fue concebido para reconocerles atribuciones a las entidades federativas, no para imponerles prohibiciones.

En dicha propuesta de reforma se establece la desaparición obligatoria de los 32 institutos de transparencia del país para que cada contraloría o equivalente de cada autoridad, realice las atribuciones que actualmente realizan dichos institutos, entre otras, conocer de las quejas, impugnaciones, recursos e inconformidades que presente la sociedad en contra de la opacidad de las instituciones públicas, así como las verificaciones a sus portales de transparencia y la capacitación a su personal y a la sociedad civil.

Este esquema conllevaría un enorme gasto presupuestal, dado que -haciendo a un lado a la Federación- actualmente existen casi 7,000 sujetos obligados (o autoridades) estatales y municipales (en Jalisco rondan los 600), por lo que una debida tutela de los derechos fundamentales a la información y a la protección de datos personales, que actualmente está encomendada a los institutos de transparencia, implicaría que en cada contraloría de cada autoridad se contrataran, al menos, 3 tres nuevas personas: una responsable de la resolución de recursos en materia de acceso a la información y de las denuncias por incumplimiento de obligaciones de transparencia; otra responsable de las verificaciones a los portales de transparencia y de la capacitación; y otra especializada en resolver controversias relacionadas con la protección de datos personales.

En otras palabras, en el discurso oficial para justificar la destrucción de los institutos de transparencia, se ha señalado que son costosos para el presupuesto y que su desaparición implicaría un ahorro para el erario público, sin embargo, con el esquema propuesto, si en verdad se quieren proteger adecuadamente estos derechos humanos, se tendrían que contratar a alrededor de 21,000 personas nuevas para tutelarlos de manera eficiente por los sujetos obligados estatales y municipales (en contraste con las alrededor de 1,200 personas que actualmente laboran en los 32 institutos locales), por lo que, en realidad, este esquema propuesto, además de todas las implicaciones negativas que tiene, también nos costaría a las y a los mexicanos, cuando menos 17 veces más de lo que actualmente nos cuestan los institutos de transparencia locales del país.

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