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OPINIÓN

Simulaciones, promesas y amenazas del señor equis: Unir a MC a la alianza anti-Morena

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

En días pasados anduvo por tierras tapatías el ya célebre Claudio X. González Guajardo (el señor equis), en una de sus tantas correrías para implementar acciones en contra del gobierno de la Cuatro T (Cuarta Transformación de México) y obviamente del líder de ella, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Para lograr su objetivo, que se ha vuelto demencial, el Señor Equis (Sr. X) se reunió con miembros del empresariado y representantes femeninos de Jalisco el 26 de mayo. El Sr. X, quien sostiene que él no es empresario (aunque dondequiera se le conozca como tal y los medios así lo califiquen), les explicó su objetivo, que si bien, manifiesta no le acarrearía provecho personal, si lo generaría para el sector privado, ámbito natural de los dueños del dinero. En el evento, al cual asistieron, capitanes del peculio, diputadas y regidoras, explicó que su organismo “Sí Por México”, a cuyo amparo se integró la oposición partidista “Va por México” (la que reúne al PAN, PRI y lo que resta del PRD), “es un movimiento integrado por personas y organizaciones que quieren construir un mejor país.” (El Informador, 27-V-2022).

A la par se desarrolló en Guadalajara la megamarcha de los udegeístas (con su jefe moral el ‘Licenciado’ Padilla y adláteres, contra el gobernador Alfaro). Empero, el Sr. X, “argumentó que buscan ciudadanos convencidos de que la participación es el camino correcto para lograr el cambio que México lleva buscando desde hace décadas”. El autocalificado hombre de centro progresista, recalcó lo que es su meta: conseguir una candidatura presidencial de unidad entre PAN, PRI y PRD, pero sumándole al que ostenta el poder en la Entidad, es decir Movimiento Ciudadano (MC).

Según el Señor X, “Hoy en día la sociedad mexicana está siendo más partícipe y después de la votación en contra de la reforma constitucional en materia eléctrica reconoció que para detener cualquier iniciativa destructiva se requiere la unidad de la oposición PAN, PRI, PRD y MC”. Al respecto debió aclarar que la sociedad que alude, en su inmensa mayoría estuvo a favor de la reforma eléctrica, y que gracias al sistema constitucional que previene una mayoría calificada en las cámaras, no se dio la modificación. Fue pues triunfo legalista, mismo que socialmente le trajo enormes críticas a los diputados oposicionistas, ahora tildados de “traidores a la Patria” , adjetivo que se considera les pesará mucho a la hora de algunos comicios.

El Sr. X, prosiguió exponiendo su idea, que al final es: aspirar fundamentalmente a que su agrupación mantenga la unión de toda la oposición con miras a la contienda madre de todas las batallas, que son las elecciones presidenciales de 2024. De ganar en esas votaciones, recuperaría la derecha el poder, se acabarían muchos programas sociales, los empresarios acariciarían las exenciones impositivas, y desde luego, para encarar la problemática nacional, se buscarían empréstitos internacionales y se diría adiós a la austeridad republicana.

Después del anterior encuentro, hubo conferencia con una cierta agrupación nacional política, dirigida por figuras del orden civil local. Allí se sintió el Sr. X como pez en el agua y no solo subrayó lo sostenido con sus oyentes previos, sino que voz en cuello precisó que el país está en situación catastrófica, la economía en debacle, la inseguridad y violencia peor que en tiempos de Calderón, los derroches a la orden del día, y nuestras fuerzas armadas a punto de ser echadas a perder.

Ante las graves situaciones mencionadas, afirmó Don Claudio X : “la contención de la crisis actual del país solo podrá lograrse a través de ‘contrapesos sociales’, es decir, fuerzas que se opongan a validar todo lo propuesto por el Presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete, pues es mediante contrapesos ‘que se logra una verdadera democracia”.  El organizador de la conferencia (Salvador Cosío G., ex de varios partidos) agradeció la “asistencia del empresario para compartir sus ideas con quienes en conjunto buscan emprender acciones por un mejor país.” Es decir, con sus cofrades o colegas, socios de similar club.

Las tareas que tienen los que comulguen con los planteamientos claudianos son: 1°, mantener lo que ya está unido (o sea, la alianza entre panistas, tricolores y el moribundo perredismo); 2°, sumar a Movimiento Ciudadano, “porque si no, no nos dan los números, y hay que mandar el mensaje simbólico de que estamos unidos contra lo que está destruyendo a México”; 3°, porque el elemento renovador, de frescura, de juventud de la coalición, va a venir en buena medida del MC, porque el PAN ya está muy visto, igual el PRI y el PRD; pero MC es el nuevo, el joven, y “necesitamos ese elemento dentro de la coalición, no fuera” y le da su adulación a este partido, pues es en el Estado (Jalisco) es el único reamente fuerte.

De lo anterior, deducimos que el Señor X olvida como nació MC, antes Convergencia Ciudadana ideada por Dante Delgado cuando estaba preso (Álvaro Delgado, Los Periodistas, 27-mayo-22). No le importa menospreciar a sus partidos coaligados (ya están muy vistos) y casi exige a MC que se una, porque si no, no podrán tener fuerzas para vencer en 2023 (en que se renuevan Estado de México y Coahuila) y en 2024. Lo anterior, declarado antes de las elecciones de junio 5, le sirve al Señor X, pues si los resultados son como se prevé, un triunfo morenista, podrá echarles en cara a sus adláteres la falta de unidad y la ausencia de MC en su alianza de Va por México. Y exigirá se apuntalen para 2023 y 2024. Y reconfirma D. Claudio: Hemos pedido a MC se alíen a nosotros, por eso ahora venimos “a presionar,” para que seriamente considere MC unirse” al PAN, PRI y PRD, y de esa forma combatan el “plan diario del Presidente, que es el de dividirnos”.

Ya antes Clemente Castañeda había dicho que MC no se quiere agregar a esa coalición, porque eso beneficia los proyectos presidenciales de solo tener un contendiente. Y ante lo predicho por el Señor X, echó su cuarto a espadas el mandatario jalisciense Enrique Alfaro y señaló: “Creo que debe haber disposición al diálogo, siempre entre las fuerzas políticas, pero también he dicho que no estaré, jamás, de acuerdo en una alianza simplona, construida desde la lógica de las dirigencias de los partidos. En eso conmigo no van a contar jamás.”(Juan Carlos Huerta Vázquez, Nación 3,2,1. 30-V-022).

Alfaro no niega que ha pensado en cierto proyecto para México, pues admite: “Creo que puede construirse en este país una alternativa de nación que articule a fuerzas opositoras, pero mientras lo que se plantee sea una reparto de huesos y de posiciones, nosotros a eso no le entramos”. Y con ello, por lo pronto puso en su lugar al Señor X. Pero éste, maneado no es, así es que tengamos por seguro que ya cabildea al amo de MC, fuera de Jalisco, el añejo ex priista Dante Delgado, que al estilo del manipulador del Partido Verde, no le hace el feo a todo arreglo que de ganancias.

En fin, unos y otros, los personajes aquí mencionados son maestros en el arte de fingir, guardar las apariencias y si es indispensable, amenazar, porque en sus adentros es muy cierto el principio que reza: En el amor y la guerra todo se vale. Y para ellos, la política es lo mismo que la guerra, y cuando les conviene, del amor.

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JALISCO

¿Qué hacer con tantas motos?

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De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

Angie (así le decimos de cariño) circulaba al mediodía de norte a sur sobre López Mateos. A la altura de la colonia Las Fuentes, un motociclista que llevaba una mochila con el logotipo de entrega de comida, de esas de plataforma, iba zigzagueando entre los carriles centrales cuando de pronto derrapó, justo en frente de mi amiga, quien para evitar atropellarlo frenó de golpe, provocando que el carro que veía detrás de ella impactara al suyo ocasionando un daño bastante notorio.

El sujeto, luego de incorporarse, simplemente se alejó de la escena, dejando a su espalda un caos vial y un montón de problemas para quienes sufrieron por su tremenda imprudencia.

El anterior, es uno de los veinticinco accidentes diarios que en promedio suceden en la zona metropolitana.

Hay mediciones oficiales que datan del 2023 que indican que al menos un motociclista muere cada día como consecuencia de este tipo de percances.

Y es que algo ocurre en la mente de un buen número de motociclistas que se transforman en una especie de cirqueros viales, poniendo en peligro su vida y en riesgo la seguridad de los automovilistas.

Pareciera que pierden la noción de la gravedad que implica maniobrar por las calles a altas velocidades en medio de camiones de carga o de pasajeros.

¡Cuántos jóvenes han perdido la vida debajo de las llantas de una unidad del transporte público!

Es como si en algún momento de su viaje se sintieran impunes, elásticos o inmortales.

Pero la cosa no para ahí, a pesar de la violación a los reglamentos en la materia, si los conductores no les abrimos espacio para que puedan avanzar a su ritmo, se molestan a un nivel de insulto como una mentada de madre.

Más aún, todo apunta a que persiste la idea de que, en un incidente en el que estén involucrados un motociclista y un automovilista, este último es el que resultará culpable, aunque no lo haya sido.

Al respecto, este fin de semana, El Informador publicó un trabajo de investigación revelador e inquietante.

Cito: “De acuerdo con la Secretaría de Transporte (SETRAN), hasta el 6 de mayo, apenas 168 mil motociclistas contaban con licencia vigente en el estado. En contraste, el padrón vehicular estatal registra más de un millón 16 mil motocicletas, según datos de la Secretaría de Hacienda. Esto indica que solo dos de cada diez motociclistas tienen su licencia al día, mientras que ocho de cada diez manejan sin permiso”.

Si a ello agregamos que hay más de un millón de unidades rodando por la entidad, concentrando la mayor cantidad en la metrópoli, el asunto se complica más en virtud de que no hay regulación del tipo ni del modelo.

Por eso vemos pasar por igual a motos de alto cilindraje, enduro o vespas. Claro que el tema es en extremo complejo, pues todos tenemos derecho a ganarnos la vida; sin embargo la situación debe ser controlada de algún modo.

Tengamos en cuenta que en Guadalajara los delitos más comunes cometidos en motocicleta son el robo, el asalto y las ejecuciones porque los agresores aprovechan la agilidad de estos vehículos para escapar. 

Tlaquepaque, por ejemplo, reporta que tres de cada cuatro delitos se cometen utilizando motocicletas. 

Especialistas y diputadas en el Congreso local concentran su atención en campañas de concientización y la aplicación de la ley con más rigor.

En lo personal, estimo conveniente también acudir a experiencias internacionales con el ánimo de contener el crecimiento de este delicado problema.

De continuar así, en breve vamos a lamentar no haber tomado las medidas necesarias cuando aún teníamos tiempo para hacerlo.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista social, escritor y analista político.

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MUNDO

Discurso de individualismo extremo: La derecha que no salva, un riesgo disfrazado de esperanza

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

A la derecha le gusta imaginarse como el lugar del orden, de la razón y del mérito. Su narrativa gira en torno a ideas como “eficiencia”, “disciplina”, “libertad individual” y “trabajo duro”. Durante décadas, fue una forma efectiva de contrastarse con los excesos o fracasos de ciertas izquierdas: burocracias gigantes, discursos revanchistas, populismos disfuncionales.

Pero esa imagen está dejando de sostenerse. La nueva derecha —la que hoy marca tendencia en redes, encabeza algunos gobiernos y monopoliza micrófonos— ya no representa ninguna de esas virtudes. Lo que ofrece no es ni orden ni racionalidad: es puro espectáculo.

Ahí están Donald Trump, Javier Milei y Santiago Abascal como muestra. Tres líderes que han hecho del grito una política, del insulto un argumento y del caos una bandera. Ninguno de ellos ha demostrado ser particularmente eficiente, pero todos han sabido capitalizar una narrativa emocional basada en el resentimiento. Dicen luchar contra “el sistema”, pero lo hacen desde la cima.

Se presentan como outsiders, aunque lleven años en la política. Proclaman amor por el mercado, pero están más cómodos en la cultura del meme que en los fríos informes financieros.

Ya no les interesa defender un modelo económico coherente, ni sostener el legado intelectual de la derecha liberal o conservadora clásica. Su apuesta es otra: dominar el flujo de la conversación pública. Ser tendencia. Explotar la ansiedad de las masas que se sienten traicionadas por las élites ilustradas, por los expertos, por las instituciones. No importa si lo que dicen es contradictorio, vacío o incendiario: lo importante es provocar, atraer, dividir.

Este fenómeno tiene su correlato empresarial. En América Latina, por ejemplo, el caso de Ricardo Salinas Pliego es ilustrativo. El magnate no solo es dueño de empresas y medios: se ha posicionado como una figura política, aunque sin partido ni candidatura. Lo hace desde sus redes sociales, donde predica una mezcla de darwinismo social, desdén por los pobres, burla al Estado y culto a su propio éxito. Su mensaje no es técnico ni ideológico: es emocional. Una especie de “si yo pude, tú también, y si no puedes, es tu culpa”.

Se presenta como víctima del gobierno, del sistema judicial, del fisco, de la prensa. Lo paradójico es que lo hace desde una posición de privilegio absoluto. Pero funciona. Porque hoy ser rico no te quita autoridad moral: te la da.

Lo que representa Salinas Pliego es la figura del empresario redentor. Ya no se trata sólo de emprender o generar empleos. Se trata de suplantar al político. De sugerir, directa o indirectamente, que sólo quienes han tenido éxito en los negocios deberían tener poder de decisión. Como si administrar una cadena de tiendas fuera lo mismo que diseñar políticas públicas complejas, garantizar derechos o defender libertades.

La nueva derecha abraza con entusiasmo esta figura. En lugar de cuadros técnicos, promueve personajes estridentes. En lugar de programas serios, vende frases virales. En lugar de instituciones sólidas, propone personalismos autoritarios. El resultado es un nuevo tipo de populismo: no uno basado en el pueblo contra las élites, sino en el individuo omnipotente contra todo lo que le incomoda: el Estado, los impuestos, los medios, la ciencia, el disenso.

Esto es peligroso por muchas razones. Primero, porque convierte la política en un campo de guerra cultural permanente, donde todo se juega en el terreno de la identidad y el agravio, no de las soluciones. Segundo, porque desmantela los equilibrios democráticos bajo la excusa de “quitar trabas” al genio del líder. Y tercero, porque socava la idea misma de lo público: el Estado ya no es visto como una herramienta de justicia o bienestar, sino como un obstáculo para los exitosos.

La derecha que alguna vez promovió instituciones, reglas, competencia ordenada y responsabilidad fiscal, ha cedido el paso a una versión desfigurada de sí misma: histriónica, rabiosa, individualista hasta el delirio. Y con ello ha perdido una oportunidad valiosa de ofrecer respuestas a las crisis reales del presente: desigualdad, cambio climático, desinformación, polarización social.

Lo más inquietante es que esa derecha ni siquiera cree en la derecha. No cree en la tradición, ni en los contrapesos, ni en la democracia representativa. No cree en el pensamiento liberal clásico ni en los valores conservadores. Lo que quiere es mandar, imponer, sobresalir. Su único principio es el triunfo inmediato. Su única ideología es el narcisismo.

No se trata de negar que muchas izquierdas también han fallado, ni de defender modelos ineficientes o autoritarios. Reconocer esos errores es fundamental para avanzar y evitar repetirlos. Sin embargo, es necesario advertir que esta derecha contemporánea no es en absoluto el remedio frente a esos fallos.

Más bien, puede ser vista como una versión invertida, que comparte con ellos la misma concentración de poder en figuras carismáticas, la misma tendencia a polarizar y simplificar debates complejos, y la misma dificultad para aceptar matices o posiciones críticas.

La derecha actual, con su discurso enfocado en el individualismo extremo, el rechazo a la diversidad de ideas y la tendencia a imponer su visión como la única válida, representa un riesgo igual de serio para la democracia y la convivencia social. Así, lejos de ser una alternativa equilibrada o una corrección necesaria, esta derecha puede resultar igual de problemática y dañina en el largo plazo.

Lo sensato —y quizás lo verdaderamente subversivo hoy— es pedir madurez política. Pedir ideas complejas. Pedir responsabilidad institucional. Pedir liderazgos que no se alimenten del conflicto constante. En tiempos de histeria, el pensamiento es revolucionario.

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MUNDO

El dominio del dólar

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Gracias a Donald Trump y su política económica, la incertidumbre permea en las economías occidentales y genera desconfianza en la potencia de la economía estadounidense para hacer que el dólar siga siendo la moneda internacional de referencia. La inquietud existe, es real, principalmente por la fragilidad actual de las finanzas estadounidenses.

Las finanzas públicas de los Estados Unidos lucen mal, con un déficit de 7.26% en 2024 y una deuda pública de 34.5 billones de dólares, equivalente al 120.7% del PIB. Lo anterior y la falta de acciones fiscales que reduzcan el déficit han llevado a las calificadoras internacionales, Moodys la última, a rebajar la calificación de la deuda estadounidense que por primera vez cae de la calificación AAA y la mayoría la mantiene en ese nivel con perspectiva negativa, recomendando cautela.

No será la primera vez que los EUA caigan en situación económica comprometida, pero sí es la primera vez que el encargado de resolverlo no tiene las mejores calificaciones y sus políticas parecen tener las prioridades invertidas.

Algunos teóricos argumentan, con razón, que la estabilidad de una economía abierta depende de la existencia de una potencia capaz de garantizar mercados abiertos para el comercio, una economía sólida de respaldo para economías en crisis y una moneda estable, y esas condiciones parece estarlas perdiendo el país emisor del dólar. Por el momento no inspira confianza ni a sus aliados y su economía no es tan sólida.

Sin embargo, a pesar de esas condiciones adversas, no existe por el momento otra moneda capaz de sustituir al dólar como moneda de referencia. La fortaleza creciente de China no le da al Yuan esa posibilidad, porque en ese país sus mercados de capitales carecen de liquidez propia y el control estatal es rígido, sin que dejemos de notar el hecho de que en la competencia por mercados y en inversión ha incrementado su presencia en países emergentes, como duro rival comercial.

Por otra parte, el euro, producto del consenso de la Unión Europea, tampoco ofrece garantías sólidas como moneda de respaldo, pues el conjunto de Estados que conforman la Eurozona no siempre camina en la misma dirección.

Las alternativas no son atractivas por ahora y es mucho más aventurado pensar que las criptomonedas pudieran ser alternativa. Es un hecho que, en el momento, la debilidad del dólar ha propiciado que las operaciones financieras busquen monedas más fuertes como protección temporal en tanto cesa la incertidumbre arancelaria y se estabiliza el dólar. Pero esto es coyuntural en espera de mayor estabilidad de mercados.

Quedan tres años de zozobra e incertidumbre en los que la esperanza es que las fuerzas reales de la economía obliguen al impredecible presidente estadounidense a reconsiderar sus decisiones. La responsabilidad global que contrajo al liderar al país más poderoso del mundo lo deben obligar a considerar otras premisas, distintas a lo que parece ser su guía, que es su manual de negociación comercial.

Se advierte su preocupación por mejorar el ingreso y compensar el déficit, sin embargo, la política arancelaria que busca ser recaudatoria ha tenido graves efectos en la estabilidad de su moneda. La otra prioridad es el nivel de la deuda, y ese no podrá ser reducido sin afectar al gasto gubernamental. Adicionalmente, en ese contexto, surge la iniciativa de ley fiscal actualmente discutiéndose en el Congreso, la cual reduce el gasto social, pero también reduce impuestos, lo cual no suena muy congruente si lo que se busca es reducir el déficit. Sus efectos han sido ampliamente criticados por economistas de renombre.

No es halagüeño el panorama económico de los EUA y eso ha venido a sacudir la economía mundial, pero eso no será por el momento la causa de que el dólar deje de ser la moneda de referencia.

En México, algunos celebran que la paridad peso-dólar mejore, pero es un espejismo que no debiera engañarnos. El dólar está débil; no es que el peso esté fuerte y nuestro déficit, al igual que lo elevado de la deuda, tienen en riesgo la calificación crediticia del país.

Añadiendo la reforma judicial y la falta de normatividad para las nuevas instituciones que sustituirán a los desaparecidos reguladores, no hay buenas señales. Nuestra economía es un espejo de la estadounidense y dada la incertidumbre que nos acompañará en los próximos tres años, es más recomendable generar alternativas más potentes, realistas y creativas que el Plan México, que nos permitan no caer víctimas de la turbulencia vecina.

Por lo demás, el mundo seguirá negociando, teniendo, por ahora, al dólar como moneda de referencia, pues aun en la situación de vulnerabilidad de la economía estadounidense no hay moneda que lo remplace y la comunidad internacional puede, como lo ha hecho hasta hoy, navegar en la incertidumbre, pagando el costo con un magro crecimiento.

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