LOS PELOTEROS
Sufren contagio 18 peloteros de Miami: En riesgo de cancelación temporada de Grandes Ligas

Por Salvador Cosío Gaona //
La temporada 2020 de Grandes Ligas se sostiene con pinzas y en este momento no existen garantías de que llegue a su final aún con el recorte a 60 juegos que sufrió el calendario ordinario.
Como ya lo habíamos venido advirtiendo, las condiciones son adversas al intentar desahogarla en medio de una pandemia, pero a ello habrá que añadirle el flexible manejo de protocolos y medidas de sanidad, así como la relajada actitud por parte de algunos peloteros que incluso han salido de farra, resultando jugadores contagiados por COVID-19, suspensiones de cotejos y el malestar del comisionado de Major League Baseball (MLB), Robert Manfred, quien ya ha lanzado una advertencia en el sentido de que ejercerá la facultad que posee para cancelar la temporada, lo que podría ocurrir esta misma semana.
De acuerdo con medios de comunicación del vecino país del norte, Manfred dijo el viernes al director ejecutivo de la Asociación de Jugadores de MLB, Tony Clark, que si el deporte no maneja mejor el coronavirus, las pruebas positivas continúan, y si los jugadores siguen sin acatar estrictamente los protocolos de la liga, se podría cerrar la temporada.
Y quizá un detonante para que Manfred suspenda la liga es la revelación de una investigación interna de la MLB que encontró que algunos jugadores de los Marlins de Miami no siguieron los protocolos durante el viaje a Atlanta el fin de semana pasado. “Hubo jugadores en el bar del hotel, otros que salían de éste, etcétera. Mucha gente no está contenta con Miami”, dijo el reportero Scott Mitchell de Bleacher Report, que dio a conocer la noticia.
Las señales de alarma en la Gran Carpa se encendieron el martes cuando se confirmó un brote de contagios en el campamento de los Marlines de Miami, que suman 18 Peloteros contaminados y dos entrenadores, obligando a suspender los juegos en casa contra Orioles de Baltimore y Yankees de Nueva York.
También hubo de suspender el partido programado para el viernes 31 de julio entre Toronto Blue Jays y Los Philadelphia Phillies debido a que un miembro del personal de los canadienses diera positivo a un examen Covid.
Se advirtió oportunamente la fragilidad de protocolos y estrategias sanitarias, ya que no obstante se presumía rigurosidad, se ha visto que muchas de esas medidas resultan infructuosas, inútiles y/o laxas.
Es evidente que a los jugadores tan habituados al juego tradicional les está costando muchas dificultades ceñirse a la “nueva normalidad”.
Las medidas que prohíben los apretones de manos, las palmadas y los abrazos, han sido desestimadas por los peloteros ya en el campo de juego. Se olvidan de tomar las distancias con sus compañeros en el dugout -establecidas como seguras-, y lo mismo ocurre con el intercambio de papeletas con los line ups entre managers, la proscripción de visitas al pitcher tanto de cuerpo técnico como peloteros para supuestamente evitar la cercanía insana.
Especial atención merecen las riñas entre peloteros, como la suscitada entre Dodgers de Los Ángeles y Astros de Houston en que al vaciarse las bancas obviamente no se preservó distancia sana por más que algunos tuvieran mascarilla.
La nueva normalidad en la liga apuntaba a que los peloteros se cambiaran de ropa fuera de clubhouses repletos. Les exigía usar espacio vacío en las gradas como parte del dugout. Les daba la opción de usar mascarilla durante los encuentros y restringía el acceso de la prensa a ciertas instalaciones de los clubes.
Pero nada de eso ha podido erradicar la tendencia natural de los jugadores a tener contacto físico durante el transcurso de los juegos, y a celebrar jugadas abrazándose de forma instintiva.
ESPN, refiere que “en ningún lugar, el protocolo de las 113 páginas que regulan la temporada 2020 indica cómo manejaría la liga un contagio de coronavirus, mucho menos uno de la magnitud del sucedido en Miami. El protocolo no ofrece un límite de casos para poner en pausa a un equipo ni un escenario que provoque poner en pausa la temporada.
Para un documento tan detallado y pedante como el manual operativo de Grandes Ligas, la ausencia de especificaciones sobre, literalmente, toda la razón de su existencia y la presencia de una pandemia global es una omisión flagrante, indicaron varios gerentes generales de cara a la actual campaña”.
Entonces, no se cumplen rigurosamente los protocolos y los que deberían ser imprescindibles no se acatan, así que es muy probable seguirán ocurriendo inconveniencias ya que es evidente no se ha logrado detener el incremento de casos de infección.
Los gobiernos estatales y locales han presionado al béisbol sobre los jugadores que eluden los mandatos descritos en el manual. Las transmisiones que han mostrado que los jugadores no usan máscaras, chocan sus manos y escupen han dejado en duda a los funcionarios del gobierno sobre qué tan en serio los jugadores se están tomando los protocolos.
Al parecer no se está lejos de que las circunstancias de peligro sigan en ascenso de ahí que esté latente la posible suspensión de la campaña como medida necesaria, y no hay una determinación muy clara en cuanto a las acciones contingentes a asumir para ayudar a evitarlo, salvo la tímida propuesta de implementar ‘oficiales de cumplimiento’ para forzar el acatamiento de los protocolos.
Ojalá, por el bien del rey de los deportes y de la afición que esperó por cuatro meses el ansiado inicio de la temporada 2020, no se tenga que llegar a la cancelación que el comisionado Manfred ya ha amenazado en optar.
Nadie en condición de cordura desea un colapso de la temporada más tampoco una andanada de daños graves a la salud comunitaria y muertes, debiéndose considerar además que las autoridades administrativas y sanitarias en cada ciudad y estado donde existen plazas beisboleras ligamayoristas también estarán monitoreando las condiciones de riesgo que se vayan presentando y podrían igualmente ordenar suspensión de actividades.
MEXICANOS EN GRAN CARPA
En comparación con las campañas de los dos últimos años y aún más, considerando los muchos beisbolistas en grandes ligas procedentes de otros países latinoamericanos como República Dominicana y Venezuela, han resultado pocos los peloteros mexicanos en rosters de equipos de la gran carpa en esta naciente temporada.
La lista de peloteros representantes de nuestro país y ahora están en roster de equipos de la Major League Baseball (MLB) son:
Luis Enrique Cessa Gasperin, pitcher en Yankees de Nueva York ; Julio César Urías Acosta y Victor Aarón González serpentineros en Dodgers de Los Ángeles; Gerardo Reyes Ramirez y Andres Clemente Muñoz, lanzadores en Padres de San Diego; Luis Javier Guerra Díaz monticulista en Nacionales de Washington; Jesse David Chávez pítcher en Rangers de Texas; Victor Teodoro Arano Armas serpentinero con Phillies de Filadelfia; Khris Adrian Davis Alarcon outfielder y Joakim Augustine Soria Ramos, pítcher, en Atléticos de Oakland; Anthony Michel Rendon, infielder con Serafines de Anaheim; Sergio Francisco Romo, lanzador en Mellizos de Minnesota; Giovani Gallegos tirabolas en Cardenales de San Luis; José Roberto Osuna Quintero -que ya empezó a brillar como cerrador – y José Luis Hernández Urquidi, lanzadores con Astros de Houston; Oliver Pérez Martínez pitcher con Indios de Cleveland -¡Por cierto rompiendo récord para mexicano con ya 18 campañas en gran carpa!-; Alexander Brady Verdugo outfielder con Medias Rojas de Boston y Phillip Mathew Evans infielder en Piratas de Pittsburg, debiendo citar también a Aarón Jacob Sanchez pitcher de Astros así como Luis Fernando Urías Figueroa, infielder con Cerveceros de Milwaukee, ambos a la espera de su posible incorporación si es que logran recuperarse oportunamente de sus lesiones.
Los que estuvieron en campos de entrenamiento pero no lograron colocarse en roster de 25 o 40 y deberán estar atentos a una nueva posible opción para el béisbol invernal pensando en volver a intentar en 2021 alcanzar acomodo en MLB, son:
E-mail: opinión.salcosga@hotmail.com
Twitter: @salvadorcosio1
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
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LOS PELOTEROS
Charros se quedó sin gas: Diablos, digno campeón

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
Diablos Rojos es un digno y gran campeón. Logró ganar la Serie del Rey, venciendo en la final a Charros de Jalisco, jugando un beisbol de alto nivel al barrer al conjunto tapatío en cuatro juegos.
La superioridad de los capitalinos quedó demostrada. Los escarlatas fueron muy superiores con un equipo muy balanceado, con un juego explosivo, sólidos tanto en la ofensiva, defensiva, corriendo las bases, como su cuerpo de inicialistas y relevistas, mostrando no solo su superioridad, sino pasar a la historia como uno de los mejores clubes en los últimos 50 años al obtener su corona número 18.
Diablos con este campeonato del 2025, no solo es bicampeón de la LMB, sino que además se convierte en el club con más cetros acumulados con 18, superando a Naranjeros de Hermosillo que tiene 17 en la Liga Mexicana del Pacífico.
Una felicitación a Diablos Rojos del México, a su timonel, el norteamericano Lorenzo Bundy, y a su presidente, Alfredo Harp Helú, quien no tuvo reparo en ofrecer los apoyos requeridos —abrir la chequera— para integrar un conjunto de extraordinarios peloteros que venció a todos los rivales que se encontró en el camino.
CHARROS
Terminó el sueño de Charros de Jalisco con el manager Benjamín Gil de timonel de lograr la hazaña de ser el primer equipo campeón de las dos grandes ligas del beisbol en México: Liga Mexicana del Pacífico (LMP) y Liga Mexicana de Beisbol (LMB).
La afición jalisciense al rey de los deportes abrigaba la idea de que su equipo fuera campeón de la liga de verano, después de haber entrado de panzazo a los play-offs de esta temporada 2025, pero llegando a y haber eliminado al gran favorito Sultanes de Monterrey, que había quedado de gran líder en el rol regular, mientras que Charros en la última serie antes de que cayera el calendario, logró colarse a la postemporada.
No fue así. Fue un gran mérito que Charros lograra el Campeonato de la Zona Norte de la LMB, venciendo a Sultanes en dos ocasiones, que era el gran favorito.
Por cierto, el equipo regiomontano el pasado año fue el campeón de la Zona Norte y, al igual que Charros sucumbió en la Serie del Rey en cuatro partidos, lo que nos muestra el poderío de Diablos, convertido en un tremendo trabuco en el beisbol mexicano.
GRAN TEMPORADA DE CHARROS
El conjunto tapatío tuvo este año su segunda participación en la LMB en la era de la familia González Íñigo que adquirió la franquicia que antes perteneció a Mariachis, para convertirlo en Charros. El haber logrado ser campeón de la Zona Norte y disputar con Charros la Serie del Rey en este aniversario del centenario de vida de la LMB, ha permitido vivir semanas muy intensas, con juegos que llevaron las emociones al clímax.
En los dos últimos partidos disputados en el Estadio Panamericano fue muy grato verlo repleto, donde no cabía un alfiler, con la afición empujando al equipo.
Si bien no se logró el campeonato, el equipo cumplió sobremanera, un grupo de peloteros que habían vivido una temporada de altibajos logró sublimarse al final de la temporada con ese espíritu de lucha para lograr que la afición acudiera a darle el apoyo.
Así, termina un ciclo de ensueño para la organización albiazul, que incluyó su tercer trofeo de campeón en la Liga ARCO Mexicana del Pacífico –en enero pasado frente a los Tomateros de Culiacán–, y el pase a la Final de la LMB, fruto de su campeonato en la Zona Norte.
No hay descanso para Charros de Jalisco, que ya se prepara para iniciar la defensa de su título en la LMP: este lunes reportan los primeros invitados al roster para la campaña invernal, que arranca el próximo 16 de octubre, recibiendo a los Águilas de Mexicali, en el Panamericano.
LOS PELOTEROS
Charros vs. Diablos: ¿Habrá de nuevo jarabe tapatío como en Monterrey?

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
En una final de la Serie del Rey, cualquiera puede ganar. Cuando los Charros de Jalisco enfrenten a los Diablos Rojos del México a partir de este miércoles, el diamante será un campo de batalla donde el corazón, la estrategia y la pasión decidirán al campeón de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).
Este duelo es inédito en la historia de las finales de la LMB, un choque de titanes que promete emociones al límite. Los Diablos Rojos llegan como favoritos. Campeones en 2024 y bicampeones de la Zona Sur, buscan su título 18 y el primer bicampeonato de la LMB en 15 años.
Con un récord arrollador de 63-25 en la temporada regular, liderados por figuras como Robinson Canó, Río Ruiz, José Marmolejos y el tapatío Julián Ornelas, los escarlatas, bajo la dirección del experimentado Lorenzo Bundy, son una máquina ofensiva.
Su fortaleza en el Estadio Alfredo Harp Helú, donde abrirán los juegos 1 y 2 (10 y 11 de septiembre, 19:00 horas), los respalda. Pero, como diría un viejo aficionado, “en el béisbol, la grandeza no basta si el corazón no late”.
Los Charros de Jalisco, en cambio, son la sorpresa de 2025. Con un récord modesto de 46-46, se colaron al playoff con el sexto boleto tras vencer a Saraperos de Saltillo. Nadie apostaba por ellos.
“Charros no tiene nada que hacer ante Monterrey”, decían.
Pero, liderados por Benjamín Gil, considerado el mejor timonel del béisbol mexicano, dieron la campanada. Con cinco banderines en la Liga Mexicana del Pacífico (cuatro con Tomateros y uno con Charros en 2024-2025), Gil transformó un equipo inconsistente en una fuerza imparable.
En los playoffs, con 19 juegos (12 victorias, 7 derrotas), vencieron a Unión Laguna en un séptimo juego épico y humillaron a los Sultanes de Monterrey, líderes de la temporada con 55-37, en dos rondas (4-3 y 4-1). “El béisbol no miente: premia al que lucha”, diría Gil.
La hazaña de los Charros trasciende los números. Rompen una sequía de 54 años sin llegar a la Serie del Rey (desde 1971), su tercera final en la LMB (1950, 1971, 2025).
Son el único equipo que este año disputó la final de la Liga Mexicana del Pacífico, la Serie del Caribe y ahora la Serie del Rey, un logro histórico que los consagra como élite.
“Jalisco no juega solo por un trofeo; juega por su gente, por los que llenan el Panamericano con cánticos y banderas”, escribiría un cronista tapatío.
La serie, que continuará en el Estadio Panamericano de Zapopan (13 y 14 de septiembre, 18:00 y 17:00 horas, con un posible juego 5 el 15) y podría regresar a la capital (17 y 18 de septiembre), será una batalla épica.
Esta final es una fiesta nacional. El duelo enfrenta dos estilos: la solidez de Bundy, con su experiencia, contra el ímpetu de Gil, un motivador que levanta la autoestima de sus jugadores. En el diamante, como en la vida, gana quien entiende el alma de su equipo.
Este choque es más que deportivo; es una metáfora de México. Los Diablos representan la tradición y el poderío de la capital, un equipo que no admite derrotas. Los Charros encarnan la rebeldía tapatía, un conjunto que desafía pronósticos con garra.
La afición será clave. En Guadalajara, el Panamericano roza el lleno, respondiendo al llamado de Gil para hacer del estadio un volcán.
En la CDMX, los Diablos cuentan con un público leal que llena el Harp Helú. El béisbol es el pulso de un pueblo que se juega la gloria en cada lanzamiento. Los Charros necesitan consistencia en pitcheo y bateo oportuno para superar la historia de los Diablos. Los escarlatas deben evitar la complacencia ante un rival que crece bajo presión.
Cada juego será un capítulo de esta narrativa, donde el orgullo regional de Jalisco choca con la hegemonía capitalina. En esta Serie del Rey, el centenario de la LMB se celebra con un duelo que trasciende el marcador. Charros y Diablos nos regalan un espectáculo donde la estrategia, la pasión y el coraje decidirán al rey.
Diablos llega como favorito, como lo fue Monterrey ante Charros en los playoffs. “Sultanes no tiene rival”, decían, pero Jalisco bailó el jarabe tapatío en el Palacio Sultán. Con Gil al frente, Charros juega inspirado.
¿Lograrán los Diablos su corona 18 o veremos nacer a un nuevo titán de la LMB, como ya lo es Charros en el Pacífico?
El béisbol no tiene guion escrito; es un juego de valientes donde cada batazo escribe la historia.
Este miércoles es el primer juego, comienza esta leyenda. Que el diamante hable y que el corazón tapatío, con su afición rugiendo, deje una huella imborrable en esta batalla por la eternidad.