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Termina en sexto lugar en la primera mitad: Charros está obligado a tener una segunda vuelta exitosa

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Vuelacercas, por Salvador Cosío Gaona //

En el argot de la charrería, se tiene entre los preceptos que para ser un buen charro “se debe desarrollar un andar con aire de arrogancia”. Y ello es quizá algo de lo que le ha venido faltando a los Charros de Jalisco en esta temporada 2020-2021 del Rey de los deportes en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), en la cual el plantel dirigido por Roberto “Chapo” Vizcarra se ha quedado corto en cuanto a lo que se espera de un conjunto que cuenta con una de las nóminas más importantes del máximo circuito profesional beisbolero jugándose en otoño-invierno.

Y aún así su participación ha sido por debajo de la medianía, como lo muestra la tabla de posiciones en la cual al término de la primera vuelta de la campaña se ubicó en el sexto sitio de entre los diez equipos participantes.

Ni siquiera el haber barrido a Mayos de Navojoa en el último serial de la primera fase celebrada en el estadio de la colonia Tepeyac en Zapopan le alcanzó para mejorar su estatus en la competencia y ha quedado a deber por el nivel de juego que nunca alcanzó a ser óptimo, aún cuando se intente justificar que se trata de una temporada suigéneris, con suspensiones y cancelaciones de juegos, con peloteros contagiados de covid, con lesionados y el tarde arribo de sus ligamayoristas que no terminan de llegar a reforzar al plantel.

Sin embargo, no se debe soslayar que las condiciones han sido idénticas para prácticamente todos los pelotones participantes, los 10 en competencia, que han padecido iguales inclemencias en una campaña a la cual desde que los jerarcas de la Liga Mexicana del Pacífico le dieron luz verde para arrancar, todos sabíamos se enfrentarían fuertes adversidades como finalmente ha venido ocurriendo en el certamen. 

Y en este contexto, llama la atención que, en tanto conjuntos como Yaquis de Ciudad Obregón, Naranjeros de Hermosillo, Sultanes de Monterrey y Tomateros de Culiacán entre otros han mantenido su regularidad en lo que va del circuito, los caporales albiazules jaliscienses han sido inconsistentes en su juego enfrentado con dificultad los cotejos y saliendo avante a punta de batazos en no pocas ocasiones, desmereciendo el staff de pitcheo que no ha terminado de consolidarse cuánto se está ya a mitad de la temporada. 

En lo que fue el cierre de la primera vuelta, Yaquis, aún perdiendo el juego ante Cañeros de Los Mochis terminó como líder indiscutible con récord de 21 ganados, 8 perdidos y porcentaje de .724 lo que le acreditó los 10 puntos.

Con 9 puntos, el segundo lugar fue para Naranjeros, que a pesar de cerrar con barrida en Mazatlán terminaron con 15 victorias, 11 derrotas y un porcentaje de .577.

Sultanes de Monterrey sorprendió al finalizar con 8 puntos que le acreditaron el tercer lugar con récord de 14-12 y porcentaje de .538.

Tomateros de Culiacán y Algodoneros de Guasave no pudieron llevar a cabo su último duelo de la primera vuelta por cuestiones climatológicas. Tomateros terminó con un récord de 15-13 y Algodoneros, con un modesto roster, finalizó 14-13, por lo que el .563 de los guindas, superó al .519 de Guasave en el porcentaje de ganados y perdidos, terminando en posición 4 y 5 con 7 y 6 puntos, respectivamente.

En tanto, como ya mencionaba, Charros de Jalisco aún barriendo a los Mayos, terminaron en la sexta posición con récord de 15 victorias, 14 derrotas y porcentaje de .517 y 5.5 puntos.

Los Venados de Mazatlán cerraron la primera vuelta con 7 victorias de manera consecutiva, barriendo a los Naranjeros de Hermosillo, y eso les permitió rescatar cinco puntos para colocarse en la séptima posición.

Ya en la parte baja y con miras en renovar los ánimos para la segunda vuelta, quedaron los Águilas de Mexicali con .448; Mayos de Navojoa con .345 y Cañeros de Los Mochis con .310 en porcentaje de ganados y perdidos, sumando 4.5, 4.0 y 3.5 puntos respectivamente. Sin embargo, el sistema de competencia les permitirá remontar para que al final de la segunda vuelta, los puntos sumados de manera independiente les permitan acceder dentro de los ocho lugares que califican a los playoffs.

Ya en la parte complementaria, Charros, ha comenzado igualmente de manera inconsistente tras perder el primer juego por 3-0 ante Tomateros de Culiacán y luego emparejar los cartones en el segundo de la serie tras imponerse al son de 5 carreras a 1. 

Pero para estar en condiciones de competitividad de manera que pueda seguir aspirando a clasificar en mejor posición a los playoffs, sin duda la escuadra jalisciense deberá mejorar el desarrollo de su actividad en el campo de pelota que muchas veces se ha limitado a salir avante a base de toletazos. 

Su tarea será remontar los escaños necesarios para alcanzar al menos a estar dentro de los primeros cuatro en la tabla general al final de las dos vueltas e iniciar la pretemporada recibiendo en su casa de Zapopan en la primera ronda de juegos.

La buena noticia es que ya está a punto de redondear su plantel luego de la incorporación del ex ligamayorista Christian Villanueva, que procedente de la Liga Japonesa donde bateó 43 hits y seis cuadrangulares en 59 juegos promediando .239, ya está conectando Vuelacercas con la franela de Charros. 

Además, el tres veces campeón en Grandes Ligas con Gigantes de San Francisco, el cerrador estelar, Sergio Romo era esperado el pasado sábado, y solo queda pendiente conocer cuándo podrá debutar enfundado en los colores de los caporales albiazules. 

Se trata de dos Peloteros de los que se espera mucho de ellos dadas sus credenciales y su reconocida trayectoria en las mejores ligas del mundo, así que lo deseable es que lo puedan corroborar en su paso por el equipo dirigido por Chapo Vizcarra, que está obligado a salir del atolladero para pelear nuevamente el título. 

Queda por definir en el caso de los refuerzos si el ex serpentinero de Astros de Houston, hoy agente libre, José Roberto Osuna Quintero, terminará o no por incorporarse al equipo, pues se esperaba su debut el pasado 20 de noviembre y a la fecha es una incógnita su situación contractual en el plantel. 

Lo cierto es que ya no hay más tiempo que perder para Charros, quienes están obligados “a desarrollar un andar con aire de arrogancia”, y a dejar de manifiesto en los diversos parques de pelota del certamen su indiscutible grandeza que los precede, y que habrán de plasmar en el desahogo de los subsecuentes cotejos para, como ya se mencionaba, terminar la campaña entre los mejores tres competidores y recibir en casa al arranque de la postemporada.   

E-mail: opinión.salcosga@hotmail.com

Twitter: @salvadorcosio1

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Charros en ascenso: Pitcheo y racha ganadora

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

A mitad de la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), con 47 de los 90 juegos del rol regular disputados hasta el sábado 14 de junio, los Charros de Jalisco han encendido las alarmas con una racha ganadora que los reposiciona en la Zona Norte.

Tras vencer en siete de sus últimos ocho encuentros, incluyendo seis triunfos consecutivos, el equipo jalisciense muestra señales de recuperación tras un bache que amenazó con descarrilar su campaña. ¿Qué impulsa este resurgimiento y qué perspectivas tienen los Caporales en la pelea por los playoffs? Para responder, consulté a dos figuras clave: Luis Alberto González, director general, y Juan Carlos González Iñigo, asesor del equipo.

El pitcheo, que representa al menos el 70% del éxito en el béisbol, ha sido el talón de Aquiles no solo de los Charros, sino de varios equipos de la LMB. La salida del abridor estelar Bryce Conley, fichado por los Nacionales de Washington tras un arranque dominante, dejó un hueco en la rotación. “Su partida nos obligó a improvisar, aunque lo anticipábamos”, reconoce Luis Alberto González.

Los abridores iniciales, tanto mexicanos como extranjeros, no rindieron como se esperaba, forzando ajustes en el bullpen. En las últimas tres semanas, Charros reforzó su cuerpo de relevistas con incorporaciones como Henry Mejía, José Fernández y Alex Bustamante, despidiendo a pitchers como Vidal Nuño, Jonathan Aro y Esteban Haro. “Ahora tenemos un bullen más confiable, clave en una liga donde un juego puede requerir hasta diez relevistas”, subraya González.

Juan Carlos González Iñigo, por su parte, destaca el potente bateo del equipo, pero coincide en que el pitcheo es la preocupación central. “La pelota está más viva y volátil esta temporada, y la altitud de estadios como el Panamericano en Guadalajara, Aguascalientes o Querétaro amplifica los batazos”, explica.

La rotación sufrió tras la salida de Conley, y pitchers como el cubano Elian Leyva y Jeremy Rhoades fueron dados de baja por bajo rendimiento, sustituidos por Pavel Hernández y Dovydas Neverauskas. Sin embargo, los mexicanos Eduardo Vera, Luis Payán y el puertorriqueño Dereck Rodríguez han mostrado mayor adaptación a las condiciones del Panamericano. “Los pitchers mexicanos se adecúan mejor por su experiencia en estas alturas”, afirma González Iñigo, citando al ex ganador del Cy Young norteamericano Trevor Bauer como ejemplo de versatilidad e inteligencia, una cualidad escasa pero vital.

La esperanza también recae en el regreso de Luis Iván Rodríguez, esperado tras el Juego de Estrellas en julio, para fortalecer la rotación junto a Vera y Payán. “Con un cuerpo de diez relevistas sólidos y abridores consistentes, somos más competitivos”, asegura Luis Alberto González. Esta reestructuración llega en un momento crucial, pues la LMB es una liga impredecible donde las rachas no garantizan el éxito en playoffs.

Hace apenas unas semanas, los Charros parecían hundirse luego de tres series perdedoras, pero su reciente racha los coloca a 4.5 juegos del líder en la Zona Norte, donde Tecolotes, Algodoneros, Sultanes, Toros y Acereros libran una cerrada batalla por la supremacía, con solo 3.5 juegos de diferencia entre el primero y el cuarto.

La clave para los Charros será mantener la consistencia en el montículo y capitalizar su bateo explosivo, que ha sido un pilar en esta campaña. Los ajustes a mitad de temporada, aunque arriesgados, parecen rendir frutos, posicionando al equipo no solo para asegurar un boleto a los playoffs, sino para competir de tú a tú con potencias como Sultanes, Toros o Acereros, que combinan experiencia y profundidad en sus rosters.

Si el bullpen sigue consolidándose y los abridores mexicanos mantienen su nivel, los Caporales podrían escalar hasta la cima de la Zona Norte antes del cierre del rol regular. Por ahora, la racha ganadora en el Panamericano, frente a rivales como Leones de Yucatán, es una señal alentadora de que los Charros están encontrando su ritmo justo a tiempo.

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La hazaña para la historia de Ronnie Camacho: 27 jonrones hace 62 años en la Liga del Pacífico

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

El sol se alzaba implacable sobre Empalme, Sonora, aquel febrero de 1963, tiñendo de dorado las calles polvorientas que conducían al estadio de los Rieleros. Ronaldo “Ronnie” Camacho, el “roperón de Empalme”, caminaba hacia el diamante con el peso de su pueblo sobre los hombros.

En su mirada se mezclaban la determinación y el nerviosismo: sabía que la penúltima serie del rol regular en la Liga Mexicana del Pacífico sería su prueba de fuego.

Los Naranjeros de Hermosillo, líderes de la liga, llegaban a retarlo, y con ellos, dos titanes del bateo, Héctor Espino, el “Supermán de Chihuahua”, y Saúl Villegas. Ronnie cargaba 24 jonrones; Espino y Villegas, empatados con 23, acechaban su corona. El aire vibraba con la expectativa de 15 mil fanáticos que abarrotaban las gradas, ansiosos por presenciar una batalla que pasaría a la historia.

Desde el primer juego, el estadio se convirtió en un caldero de emociones. Ronnie, con su bat al hombro, sentía cada mirada mientras se paraba en la caja de bateo. El pitcher de los Naranjeros lanzó una recta alta, y el sonido del impacto resonó como un trueno: jonrón 25. La multitud estalló en un rugido que hizo temblar las gradas de madera.

Al día siguiente, en el segundo juego, otro cuadrangular surcó el cielo, el 26, y la afición ya soñaba con la gloria. Pero fue en el cuarto y último juego de la serie cuando Ronnie selló su leyenda. Con un swing poderoso, la bola voló más allá de las bardas, marcando su jonrón 27. El récord estaba hecho, y Empalme se rindió a sus pies. Ese récord, implantado hace 61 años, sigue intacto, solo igualado por Bob Darwin en 1971-1972 con Hermosillo.

El sonido que nunca se olvida

Días atrás, sentado frente a mí en una tarde cálida de junio de 2025, le pregunté a Ronnie cuál de esos jonrones había gozado más. Sus ojos, cargados de nostalgia, se iluminaron mientras respondía: “Nada es más hermoso que escuchar el sonido del impacto del bat con la bola y verla viajar arriba de las bardas”. Su voz temblaba al recordar aquel invierno del 63, cuando en su tierra natal, con los Rieleros, superó a Espino y Villegas para conquistar la corona de jonrones. “Fue una emoción inmensa”, añadió, “sentir que no le fallé a mi gente”.

Ronnie, junto a Espino, fue uno de los bateadores más temidos de México, un bombardero que acumuló 457 jonrones en su carrera: 317 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y 140 en la del Pacífico, un poder que aún resuena en la memoria colectiva.

Una vida dedicada al diamante

Ronnie Camacho nació el 26 de octubre de 1935 en Empalme, un pueblo ferroviario de Sonora donde el béisbol era más que un deporte: era un rito. A los 17 años, en 1953, debutó con Fresno en la Liga de California, sucursal de los Cardenales de San Luis, siendo el más joven del equipo. En 1958, ya con los Rieleros, ganó la triple corona de bateo en la Liga Invernal de Sonora, preludio de lo que sería su gloriosa carrera.

Durante más de 20 años y 2,200 juegos, Ronnie brilló en México y Estados Unidos, jugando para equipos como Águilas de Mexicali, Tecolotes de Nuevo Laredo y Pericos de Puebla, hasta su retiro en 1975 con Aguascalientes. En 1983, su nombre ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México, un reconocimiento a su legado inmortal.

Un homenaje que une pasiones

El eco de sus hazañas llegó hasta Guadalajara, donde tuve el privilegio de rendirle homenaje en el Palacio Municipal, durante el último año de la administración de Enrique Alfaro, con Enrique Ibarra como alcalde interino.

Como relató Diego Morales Heredia en Conciencia Pública, destaqué a Ronnie como un ícono mexicano, un ejemplo de profesionalismo y entrega que inspira a la juventud. “Cuando hay talento, pasión y vocación, se puede lograr”, dije, emocionado, mientras recordaba mis inicios en el periodismo, nacidos de mi amor por el béisbol.

Rodeado de la peña beisbolera más apasionada del occidente, con 150 miembros, celebramos a este sonorense que encarna la grandeza del rey de los deportes. Su récord de 27 jonrones en la Liga del Pacífico, y los 39 en la LMB, lo convierten en el protagonista de las mayores proezas cuadrangulares del béisbol mexicano, un legado que sigue motivando a generaciones.

Un faro para los nuevos peloteros

Ronnie Camacho no es solo un nombre en los libros de récords; es un faro para las nuevas generaciones de peloteros que sueñan con el éxito. Su historia enseña que el talento, forjado con disciplina y amor por el juego, puede romper barreras y conquistar hazañas eternas.

En cada swing de un joven bateador, en cada grito de la afición, resuena el eco de aquellos 27 jonrones de 1963, un recordatorio de que, con pasión y entrega, el diamante siempre recompensa a quienes lo honran. Ronnie, el “roperón de Empalme”, sigue siendo la chispa que inspira a los futuros campeones del béisbol mexicano.

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Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?

La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.

A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.

La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.

Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.

La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.

Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.

Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.

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