JALISCO
Teuchitlán clama por vivir en paz y en orden
Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //
Recuerdo el día en que mi alma se dolió como nunca antes ni como nunca después. Yo era director general del DIF en Naucalpan y una señora llegó a pedirme ayuda para su hija de menos de seis años quien había sido violada por su padrastro; la niña, enmudecía de dolor, solo lagrimacía. Jamás imaginé tanta maldad. Al violador lo llevé a juicio y vi que fuera condenado y encarcelado. En la cárcel le fue realmente mal.
Decía don Jesús Reyes Heroles: “En política, la forma es fondo”, y hoy sigue teniendo vigencia. Claudia Sheinbaum debería dejarse de jugar al circo con concentraciones como la reciente del domingo en el Zócalo de la Ciudad de México y ponerse a trabajar en serio sin proteger a quien la protegió.
Los aplausos a la señora Sheinbaum de los gobernadores, senadores y diputados en aquel domingo, tuvieron la gracia que solo las focas de un circo pueden dar. Fueron de caricatura. Nuestra inseguridad no merece tanto teatro de su primera presidente, siendo, se presume, una mujer inteligente de cabeza fría. La perversidad no debería ser parte de sí misma.
Vivimos en un país que cercena el futuro de millones de jóvenes. Hoy, los crematorios clandestinos de exterminio en el rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, a menos de una hora de Guadalajara, son la prueba que a todos demuestra que el Cártel Jalisco Nueva Generación sí es un grupo terrorista tal cual lo ha acusado y persigue el presidente Donald Trump; las complicidades de López Obrador con el narco a él lo acusan.
La entrega de 29 altos delincuentes al gobierno de Trump en nada cambiará nuestra realidad ni mejorará nuestras relaciones con EEUU si Claudia Sheinbaum no da carta abierta a las autoridades de justicia norteamericana para que lleguen hasta quien solapó al Chapo y otros delincuentes. Él es el verdadero culpable de nuestros males actuales.
Desde septiembre pasado, la Guardia Nacional y el gobierno de Jalisco supieron de lo que sucedía en Teuchitlán: confinamientos, adiestramientos y exterminios y callaron; obedeciendo alguna orden oscura y clandestina, callaron, escondiendo la cabeza y sus vergüenzas, siendo un caso que por ley debió atraer la fiscalía general de la República; hoy, el gobernador Pablo Lemus nos dice que ahora la Fiscalía sí actuará. En los hechos solo se demuestra que si no hubiese sido por los grupos ciudadanos de búsqueda de desaparecidos todo se hubiera olvidado.
Pero seamos claros, las bandas delincuenciales no solo están en las policías municipales; también actúan en otras áreas de las administraciones municipales: Tesorería, catastro, obras públicas, desarrollo social y en el cobro del agua. Aquí se cumple lo que dijera Zhenli Ye Go: “O copelas o cuello”.
El grado de descomposición social que vivimos en México no tiene parangón alguno. En el más grave absurdo, el pleno de la Cámara de Diputados guardó un minuto de silencio en memoria de las personas desaparecidas y enterradas en Teuchitlán, pero pregunto qué es un minuto de silencio ante los años de complicidad y silencio gubernamental. El diputado petista, José Luis Sánchez fue quien pidió el minuto de silencio para honrar la memoria de las víctimas, pero, cobardemente, no se atrevió a exigir a Claudia Sheinbaum la investigación de las posibles complicidades de los gobiernos federal y estatal recientes.
No podemos ocultar una realidad: Durante el gobierno de Enrique Alfaro, en Jalisco, se dio la crisis en Teuchitlán que el gobernador quiso ignorar: así lo señalan cientos de usuarios en las redes sociales. Pregunto al diputado petista y a los demás diputados silenciados y silenciosos, qué ha cambiado en México después de ese minuto de silencio… nada, absolutamente nada; los delincuentes siguen actuando con total impunidad. José Luis Sánchez habló estar ante un crimen de lesa humanidad, pero no se atrevió a reconocerlo como prueba del terror que siembra el Cártel Jalisco Nueva Generación en México.
Teuchitlán merece de voces que clamen justicia para su gente, no de silencios que solo buscan ocultar culpas. El paro nacional al que nos convoca Laura Haro es otra cosa. Podría ser la demostración de que nuestra unidad nacional no está en torno de la presidente, sino en favor de la seguridad de todos, a partir del orden interno al castigar a quienes han sembrado terror por acción delincuencial o permisividad gubernamental.
Entendamos, o nosotros nos procuramos nuestro orden, paz y justicia, o los obtendremos gracias a las ocurrencias y exigencias mensuales de Donald Trump… eso no me agradaría. Somos una nación soberana, independiente y libre; ¡demostrémoslo al mundo!
No dudo que este hecho afecte el interés de inversionistas internacionales y turistas nacionales y extranjeros hacia Jalisco; la inseguridad a nadie agrada; yo, en su lugar, esperaría a conocer cómo actuarán Sheinbaum y Lemus y sus resultados; ambos están a prueba. Si bien, el asunto es federal, los buenos oficios de Pablo Lemus serán de gran valía. ¡Ojalá!
