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OPINIÓN

Un brindis y una oración para el 2022

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Educación, por Isabel Venegas // 

Un año nuevo y muchos temas de los cuales podemos hablar sobre las expectativas que se tienen, pero más que elegir tópicos, o trazar rutas, quiero aprovechar este espacio para hacer un brindis con tintes de oración:

Quiero elevar una plegaria por las mujeres que con plena consciencia del riesgo que corrían, entregaron su vida haciendo frente a la pandemia del covid: enfermeras, doctoras, administrativas y operativas. Por aquellas que este año sufrieron ataques sexuales, que vieron truncados su carrera profesional por denunciar un abuso. Por las hermanas que decidieron cambiar de profesión, que se atrevieron a terminar una relación, que optaron por tomar una nueva carrera o cambiar de empresa, y comenzar de nuevo. Por todas las mujeres que hoy siguen haciendo el triple de trabajo y ganan por mitad, por aquellas que abrazaron alguna causa: la protección a los animales, la defensa de la naturaleza, la salud mental de la comunidad.

Por todas mis amigas docentes, por esas grandes guerreras que llegan todos los días a las aulas, entregando su corazón, su alma y su pasión.

Brindo por las mujeres, y rezo esperando que el 2022 sea el año en que se consoliden muchos de los pasos que se han dado en una agenda que tiene por objetivo, mejorar las condiciones de vida hacia un desarrollo pleno, de justicia, armonía y paz.

Brindo porque sigan teniendo la generosidad, la bondad y la fortaleza que las hace brillar donde quiera que se encuentran. Pido por que la lucha para conseguir contextos de equidad y justicia, no sea esa arma de doble filo que termina por aniquilar los principios con los que se fundó.

Brindo porque sigamos trabajando de la mano, unidas, resilientes y sororas, conservando los motivos por los que unas a otras nos admiramos y respetamos tanto.

Brindo y agradezco la oportunidad de compartir esos frentes de batalla, guerra que no se da contra el hombre, sino contra las circunstancias: condiciones hereditarias y culturales que también a ellos los han hecho sufrir. Componentes condicionantes por los cuales les cuesta tanto trabajo comprender que ¡No, es No!, que las expresiones emocionales no son necesariamente ceñidas por temas hormonales, que la capacidad de una mujer no radica en su imagen o en sus formas físicas, o que igualdad y equidad en políticas de razón de género no son sinónimos, por mencionar algo.

Brindo entonces por los hombres, por esos compañeros que se abren a la escucha, que comprenden las razones por las que es necesario y urgente por un ¡Hasta aquí!

Brindo y agradezco su compañía, el respeto que prestan a las necesidades, su voz en los espacios en los que todavía no se tiene la presencia suficiente; el análisis objetivo de las carencias, y el diseño conjunto de estrategias para mejorar las condiciones de vida en los espacios públicos y privados.

Solo se salen de mi plegaria aquellos que simulan compartir este espíritu; aquellos que solo van por la foto a los eventos, y que se unen a las marchas como si fuera un evento social de moda. Mujeres y hombres que son capaces de humillar, trasgredir y sobajar a las personas por la razón que sea. Personas que ven pasar la injusticia de salarios establecidos en función de cuestiones de género; que saben de condiciones de abuso y violencia, pero no son prestos a tender su mano a quien no tiene forma de salir de esa situación por sus propios medios.

No caben en la oración, aquellos que siguen celebrando que su amigo sea un mujeriego que fácilmente engaña a las mujeres con las que anda; a los que saben que en la fiesta le van a poner sustancias a la bebida de otra persona para que “afloje”; o a quienes se burlan de alguien que coopera en las tareas domésticas y de cuidados diarios, llamándolo “mandilón”.

Y es que, en cuestión de economía y buscando la optimización de los recursos, ¿De qué serviría elevar una oración por la gente que ya se ganó su lugar en la mazmorra del averno? O como dijera mi mamá, es por ellos por quienes hay que rezar, implorar a los cielos para que tengan sensibilidad, para que dejen de desperdiciar mucha de la energía producida por estos esfuerzos de cambiar; pedir para que no la arrumben en archivos de proyectos y propuestas que se quedarán tarde o temprano en el olvido.

Tendré entonces que seguir elevando mi copa… digo, mi oración.

¡Feliz año nuevo para todos y todas! ¡Todes! ¡Tod@s! ¡Todxs! ¡Que sea el mejor año de nuestras vidas!

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa venegas@hotmail.com

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