OPINIÓN
Un gobierno que prometió mucho
Los Hombres del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Se ha cumplido el primer año del gobierno del ingeniero Enrique Alfaro al frente de la administración estatal de Jalisco. Y es tiempo oportuno para hacer un recuento de los resultados que esta administración ha arrojado.
El proyecto magno ha sido encuadrado en lo que publicitariamente han denominado #La Refundación, cuyo objetivo es cambiar lo que no funciona en el gobierno y construir un nuevo Pacto Social con la sociedad. Al menos esa ha sido la justificación.
Para tal finalidad han considerado la necesidad de que Jalisco cuente con una nueva Constitución, que sería el marco para hacer cambios y transformaciones profundas.
Para el aterrizaje de la renovación del marco jurídico ha contado con el trabajo inteligente, sensible y valiente del diputado Héctor Pizano, quien desde el Congreso del Estado que ha sabido defender y encauzar el debate en forma adecuada, sin pontificar o desacreditar a quienes piensan diferente o que consideran que no es necesaria una nueva Constitución, porque los problemas son mucho más de fondo que lo que plasme un documento jurídico, cuando los perfiles de servidores públicos no son los adecuados o cuando el que los nombró pasa por alto todo aquello que lastima a la sociedad.
CLICK CON LAS ÉLITES
Habrá que reconocerle al gobierno de Enrique Alfaro que opera muy bien las relaciones con las élites de poder, entiéndase clase política (dirigentes de partidos) y con los organismos cúpulas del sector privado, incluyendo los propietarios de los grandes medios de información y comunicación.
Sin embargo, su relación con la sociedad como gobernador, no ha sido mala, sino muy mala. Podríamos, pues, señalar que la relación con la llamada oligarquía -los que detentan el poder- es muy buena, convertidos en sus principales aplaudidores, alejándose de la gente, su comunicación ha constituido su flanco más débil.
Alfaro el gobernador puede estar muy bien con los poderosos, pero alejado de aquellos sectores que creyeron en su proyecto de cambio y transformación, que en este primer año se quedó en el discurso, en la narrativa de que ellos son los limpios, pero la gente no ve lo que es un gobierno diferente, como se vendió.
Los resultados que debería ofrecer un buen gobierno ni se ven ni se sienten y se hace notar más por los escándalos, producto de ineficiencias, irresponsabilidades y corruptelas de varios de sus colaboradores a quienes los ha protegido, sin ceder ante las críticas, de que han fallado: la seguridad constituye el principal problema de este gobierno, ante los delitos de alto impacto, junto con los de alta incidencia, han generado una percepción ciudadana que nunca antes habíamos estado ‘pior’ que con el gobierno de Alfaro. Vaya la encuesta que hizo Massive Caller, ubican al gobernador de Jalisco en el último lugar de la tabla de gobernadores del país en cuanto a percepción ciudadana de inseguridad.
El gobernador le ha reclamado a los dueños y representantes de medios de comunicación de ser los responsables de esta mala imagen que registra Jalisco entre la sociedad, cuando argumenta que en los delitos que más le duelen a los ciudadanos, los patrimoniales, han disminuido considerablemente, habla de hasta un 40%, lo cual se considera una cifra exagerada, porque si así fuera, la gente lo notaría.
Y en los delitos de alto impacto (asesinatos, desapariciones-secuestros, robos de autos, extorsiones), Jalisco está entre los primeros 5 lugares en el ranking nacional.
Aceptando sin conceder que estos datos que presenta Alfaro sean reales, el problema no está en la prensa, sino en la forma de cómo ellos están comunicando.
EL ESTILO DE ALFARO
Pero definitivamente no comparto la forma como Alfaro ve esta problemática de la negativa opinión que tienen los ciudadanos de Jalisco sobre su forma de gobernar, ya que las expectativas que generó como líder opositor y que como gobernador no la ha sustentado con hechos. Por otro lado, tiene un gabinete muy ineficiente, con sus contadas excepciones y constantemente tiene que dar la cara para salir a la defensa de los mismos, cuando lo que debería proceder es cesarlos. La forma como operaron la licitación “A toda máquina”, que es una muy buena iniciativa para apoyar al agro y a los presidentes municipales quedó manchada por cómo se hizo la licitación, ya que el raspado no es Esteban Petersen ni Hugo Luna, es Alfaro, que una y otra vez ha salido a la defensa de la supuesta limpieza de esta licitación, asegurando que él no es ratero.
Igual con el tema de la crisis sanitaria de dengue que provocó la indolencia de los titulares de Salud, Fernando Petersen Aranguren y Consuelo Robles, quienes son acusados de ponerle mayor atención a los negocios que a la ejecución de los programas de salud.
Alfaro está convencido que ese estilo de gobernar debe seguir y que no cambiará, como tampoco cambiará a los funcionarios que le han fallado.
El otro tema es la forma de hacer política del gobernador, finalmente decidió seguir la vía de colisión con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, una decisión no sólo peligrosa, sino que puede ser suicida, cuyos riesgos son enormes y que podría ser un factor que marque a su gobierno. En Jalisco aquellos gobernadores que se han confrontado con el Presidente de la República han terminado muy mal.
Es el primer año de seis para el periodo que fue electo, esperemos que el próximo año, sean mejores que este de arranque que ha resultado turbulento, lleno de violencia y con graves problemas que han hecho crisis.
