OPINIÓN
Una propuesta para el IPEJAL, del experto Pedro Villegas: Excluir a funcionarios y dividir cuentas de burócratas y maestros

Por Mario Ávila //
Un modelo de pensiones que se rija por los principios de universalidad, de solidaridad y que sea intergeneracional, como el que opera en el IPEJAL, es el correcto en opinión del abogado laboralista Pedro Sebaste Villegas Rojas, director del Centro Nacional de Promoción Social (CENPROS), quien a la vez planteó que para sacarlo de la crisis, se debe excluir a los funcionarios públicos que se jubilan con altos sueldos, es decir, en su opinión debería operar solo para los trabajadores de los servicios públicos, o bien estipular un tope máximo no mayor a 10 salarios mínimos.
Detalló que los funcionarios de mandos medios y la alta burocracia, como jueces, diputados, regidores o integrantes del gabinete, tendrían la posibilidad de contratar otro tipo de instrumentos financieros para velar por su futuro, dados los altos sueldos que perciben, para no sangrar las arcas del Instituto de Pensiones del Estado y con ello se puedan sanear sus finanzas y garantizar las pensiones actuales y futuras de los trabajadores de los servicios públicos.
Pedro Villegas, abogado, capacitador y experto en formación sindical, sin conocer a detalle el contenido de los estudios actuariales que le conceden vida útil al IPEJAL solo hasta el 2027, pero conocedor de la problemática nacional que ha permeado en la materia en las últimas décadas, se aventuró a comentar que una solución estaría también, en el hecho de dividir las cuentas con las que se pensionan los trabajadores en general y los maestros de la sección 47 del SNTE.
Explicó que este problema lo vivió de cerca en el caso de Nayarit, en donde los servidores públicos pidieron que se manejaran los recursos por separado y lo que está ocurriendo es que el dinero de la partida de los maestros está prácticamente agotada y se avecina un dilema grave, a causa de que los maestros no tenían tope en sus pensiones y además por costumbre, a cada maestro a punto de jubilarse se le beneficiaba aumentándole un nivel para que obtuviera una pensión mayor a lo que había aportado en su vida laboral.
El tema lo abordó para los lectores del semanario Conciencia Pública, el licenciado Pedro Sebaste Villegas Rojas, asesor de la Federación de Sindicatos de trabajadores al Servicio de los Gobiernos Estatales Municipales e Instituciones Descentralizadas de los Estados Unidos Mexicanos (FESTEM), dado su amplio conocimiento en la materia y su amplia visión de lo que ocurre con el gremio en todo el territorio nacional.
Recordar que los poderes Ejecutivo y Legislativo han convocado a los trabajadores, a ser ellos los que tomen la decisión de dar su opinión para enmendar la ley del Instituto de Pensiones del Estado, ya que según los estudios actuariales, la expectativa de muerte del IPEJAL ocurriría en el 2027 o bien en el 2033 si funcionan las estrategias que se han implementado a raíz de la reformas a la ley, en el año anterior, con lo que se incrementaría en casi 40 mil nuevos trabajadores afiliados y se bajan las pensiones a un topo máximo de 105 mil pesos.
Sin embargo, esta invitación a reformar la ley del IPEJAL, se da en tiempos convulsos en los que después de un año como representante mayoritario de los trabajadores en el Consejo de Administración, destituyen a Juan José Hernández, secretario general del sindicato de los Hospitales Civiles y líder de la FESIJAL y le conceden el asiento a José Miguel Leonardo Cisneros, dirigente de la SAFE, tras de afiliar a 16 mil trabajadores del sistema de salud federal, que trabajan en Jalisco, pero son pagados con recursos federales y no cotizan en el IPEJAL.
Además, la propuesta de reforma se da también en el momento más álgido en la disputa que sostienen el líder moral de la UdeG, Raúl Padilla López y el gobernador del Estado, Enrique Alfaro Ramírez, a raíz de que en el presupuesto 2021 se reorientaron 140 millones de pesos que estaban etiquetados para el Museo de Ciencias Ambientales y se reasignaron a la construcción del Hospital Civil de Oriente, en Tonalá.
CRECER LA COTIZACIÓN Y AUMENTAR LA EDAD, ES LA CONSTANTE EN EL PAÍS
No solamente el estado de Jalisco está en problemas para pagar las pensiones, hay otros estados que si bien han visto problemas, no han dejado de cumplir con esa obligación, expuso abogado Pedro Villegas, quien además planteó: “Yo me atrevería a decir que en todos los estados que han tenido problemas su sistema de pensiones, ha prevalecido el concepto de la corrupción, en todos y ese ha sido el motivo por el cual todos los sistemas han estado reformándose y todos en el mismo sentido, intentan modificar aumentando un porcentaje mayor de cotización e incrementar la edad para adquirir el derecho a la jubilación”.
Muy pocos estados -dijo-, han hecho reformas que han ayudado a que a los trabajadores no le vaya tan mal, uno de ellos Veracruz que se reformó, pero no con el estándar de las modificaciones que todo mundo quiere hacer en los diferentes estados, la edad y las aportaciones. Incluso el tema común, que las administren los bancos, a través de las famosas afores. En Veracruz hasta donde yo tengo información la cosa fue diferente, se refirma la ley, pero no en ese mismo esquema, por eso se convirtió en una situación inusual, saliéndose del esquema de las reformas tradicionales, tomando en cuenta el sentir de las organizaciones sindicalistas, al grado de que encontraron un modelo distinto en donde hay aportaciones, pero no sangran la economía y los salarios de los trabajadores.
Esa ha sido la constante en todos lados -abundó-, ahora habría que decirte que hay estados que aportan por sus trabajadores, es decir no le piden ni un peso a los trabajadores, no hay ningún descuento en su salario, sino que el estado se encarga de soportar la erogación. Y por cierto esos son también las entidades en donde se ha estado queriendo reformar el tema de las pensiones, para que ahora los trabajadores aporten. Yo recuerdo entre ellos al estado de Morelos y Querétaro. Todos se están reformando en ese mismo sentido, por eso el rechazo a esas reformas de las organizaciones de los trabajadores.
LA INDIVIDUALIZACIÓN DE LAS CUENTAS
Sobre la posibilidad de emigrar hacia la individualización de las cuentas, Villegas Rojas planteó drásticamente que esta situación sería negativa, “primero, no hay garantía de que un banco, que eso son las administradoras de los fondos para el retiro, te administre adecuadamente tus fondos; hay que recordar que ese esquema es el que se adoptó en Chile, donde se dieron cuenta que al final era un procedimiento que iba en detrimento de los trabajadores, porque la banca no garantiza que vayas a recibir una buena pensión, en virtud de que lo que la banca hace es especular con tu dinero, lo invierte, la banca no tiene dinero en el colchón, la banca lo circula, lo invierte en capital de riesgo.
LA AUSENCIA DE “CANDADOS” PROPICIA ABUSOS Y CRISIS
El modelo solidario del Ipejal, en el que todos aportan para la pensión de todos, es el correcto, en opinión de Pedro Villegas, quien plantea que debe haber un principio de universalidad, de solidaridad e intergeneracional, “ese espíritu lo tenían la Ley del IMSS y la Ley del ISSSTE, todavía antes del 2007; el problema es que en la mayoría de las leyes de pensiones en los estados, no hay ‘candados’, precisamente para establecer hasta qué rangos de salarios son los que se aportan.
“Por ejemplo, el ISSSTE está topando las cotizaciones hasta los 10 salarios, ahora 10 unidades de medida y actualización, hoy difícilmente los trabajadores ganan más de 10 veces el salario mínimo, es decir más de 27 mil pesos mensuales, los que ganan más que eso son funcionarios, son mandos medios y a ellos los topan con esa cantidad. Ese es el problema que yo observo en las leyes de los estados en materia de pensiones, hay una indiscriminación, a eso se le llama ‘pensiones doradas’ y efectivamente ingresa un funcionario y cotiza un año y salen con pensiones enormes. Yo creo que ahí es donde sí se necesita una verdadera reforma, en donde se impongan candados y se establezcan límites, no pensando en el común de los trabajadores, sino en funcionarios de otro nivel.
“Por ejemplo, yo recuerdo en el estado de Morelos hace unos cinco años, se empezó a discutir ese esquema y los primeros que se opusieron fueron los diputados, obvio, no les convenía eso. En síntesis, lo justo sería que el Instituto de Pensiones sea solo para los trabajadores o bien para los funcionarios que quieran aportar, a sabiendas que al momento de retirarse no pueden rebasar determinada cantidad. La idea es establecer un tope máximo en las pensiones, así es, porque estamos hablando de pensiones para los trabajadores.
“Con este esquema incluso hablándote de la experiencia del ISSTE, los que salen afectados son los científicos, los médicos, los investigadores, ya que en la mañana hacen investigadores y en la tarde son docentes y si juntan los dos salarios ganan arriba de 50 mil pesos y los compañeros salen afectados porque el tope máximo de las pensiones son de 27 mil pesos, ya no los 50 que aportaron, es un descontento con los compañeros, pero son los menos, el grueso de la clase trabajadora gana menos de 27 mil pesos”, aseguró el experto en sindicalismo.
EL DINERO DE LOS TRABAJADORES SE LO SIGUE LLEVANDO EL DIABLO
“El dinero se lo llevó el diablo”. Con esa frase, el abogado laboralista, Pedro Villegas, recuerda al líder de la CTM, Fidel Velázquez, en el caso del dinero ahorrado por los trabajadores, en particular para la subcuenta de vivienda que se depositaba en el Infonavit “y fue lo que dijo cuando se le preguntó de las aportaciones al Infonavit de los trabajadores que no tenían necesidad de adquirir un crédito, eso se acumulaba y eso al final de tu vida laboral, cuando tú te retirabas, te lo tenían que regresar.
“Cuando se le preguntó que pasa con esas aportaciones dijo que ese dinero se lo había llevado el diablo; ahora hay una disposición legal para regresarlas, antes había mucha discrecionalidad para cumplir o no con esa obligación, si querían te la regresaban y si no, tenías que pelearla a través de un juicio. Y entonces cuando le preguntaron qué pasaba con ese dinero que estaba acumulado, fue cuando dijo que se lo llevó al diablo, fue prácticamente como decir: Yo no lo sé, eso se despareció. Él se lavó las manos, porque eran parte los sindicatos de esa conformación tripartita del Infonavit. Y a raíz de esa situación, se implementó el famoso sistema de ahorro para el retiro”, según recuerda Pedro Villegas.
Y el dinero de los trabajadores se lo sigue llevando el diablo. Villegas Rojas asegura que un elemento fundamental para evitar la quiebra de los sistemas de pensiones, es ponerle fin a la corrupción, “eso es vital, porque este tema ha acabado no solamente con las finanzas de los órganos de pensiones, sino con muchas otras cosas en detrimento de los trabajadores, como los institutos de seguridad social, de vivienda, de salud, con fideicomisos y con cualquier cosa ha acabado el tema de la corrupción; el problema es que no se castiga a quien incurre en ese tipo de anomalías. Y por desgracia mientras haya ahí el colchón y esté disponible la cuenta, todos los funcionarios se imaginan cosas con ese dinero, agarran de ahí y el problema es que cuando ya no hay, los culpables son los trabajadores y a ellos son a los que debemos ajustarle el salario, ajustarle las aportaciones y extenderle el tiempo para que se jubilen, para que el dinero rinda”.
DE NADA SIRVE EL TOPE DE LOS 105 MIL PESOS
Cuestionado si sirve de algo a la salud financiera del IPEJAL el acabado con las pensiones VIP y haber impuesto un tope máximo de 105 mil pesos, Pedro Sebaste Villegas Rojas, director del Centro Nacional de Promoción Social (CENPROS), expuso que en su opinión, “esa cifra es abismal, no hay un trabajador que gane 105 mil pesos, se ganan entre 5 y 6 salarios mínimos, no se rebasa los 10 en el caso del trabajador de a pie, el que hace la talacha, esa es una realidad; ya los funcionarios medios y altos se llevan lo que se les da la gana.
“En esa lógica, el IPEJAL tendría que ser el órgano de pensiones solo para los trabajadores de los servicios públicos, no para los funcionarios, ahí está la clave; además, habrá que dividir las cuentas, porque Jalisco debe de tomar en cuenta lo qué pasó en el estado de Nayarit, los burócratas y los maestros estaban juntos, por excelencia, aunque la mayoría de los maestros tienen salarios buenos, por arriba de la media y lo que ocurrió fue que la organización de los trabajadores de los servicios públicos propició que se hicieran dos cuentas, una para pensionar a los trabajadores y otra para los maestros. Y el fondo de los maestros se acabó, los maestros ahorita ya tienen muchas dificultades, se lo acabaron ellos, porque cuando se iban no solamente les promediaban el salario que percibían en el último año, sino que ellos por costumbre se aumentaban un nivel más y entonces se iban con un salario mayor que no percibían y sobre el que no habían cotizado. Y ellos mismo se acabaron el recurso”, planteó el entrevistado.
Finalmente, a la pregunta de cuál sería el modelo óptimo de pensiones, que beneficie a los trabajadores y no a quienes administran los fondos, Pedro Sebaste Villegas Rojas, expuso: “Yo me quedaría con el esquema de un modelo cuyo principio se basa en la universalidad, todos tenemos derecho a la pensión jubilatoria; la solidaridad, que lo que se aporte sea para la jubilación del otro compañero y el principio intergeneracional, que los que en el futuro ingresen sean los que financien la pensión de los actuales trabajadores. Es decir, un modelo intergeneracional y solidario es el que debe de prevalecer.
“Lamentablemente se ha roto con eso porque todo lo que se hubiese logrado en base a las aportaciones de los trabajadores, todo lo que vinieron acumulando desde hace mucho tiempo, alguien lo agarró y entonces ya en lugar de financiar a los futuros trabajadores, dicen que son pérdidas, porque ese dinero ya no se encuentra. Un ejemplo de ello ustedes lo tienen ahí en Jalisco, las inversiones que se hicieron, fueron inversiones que no cuajaron, ese dinero se perdió, ese era dinero de los trabajadores. Entonces uno no puede pensar que ese dinero servirá para amortizar a la próxima generación, porque ya no hay. Ese es el verdadero problema de las pensiones, la corrupción y la impunidad”.
JALISCO
Operación a corazón abierto para rescatar al SIAPA

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) podría convertirse en uno de los principales dolores de cabeza del gobernador Pablo Lemus en su primer año de gestión. Contra lo que aseguró Enrique Alfaro al finalizar su mandato, el abasto de agua no está resuelto para los próximos 50 años, como él afirmó con su habitual grandilocuencia, completamente alejada de la realidad.
Los 3 metros cúbicos por segundo que, según el exgobernador, llegarían de la presa El Zapotillo, simplemente no se han materializado. ¿La razón? No hay una explicación clara. Podría deberse a las obras de interconexión con el sistema de distribución del SIAPA, lo cual sería comprensible, pero las autoridades no lo han aclarado con transparencia.
El panorama se torna entre gris y negro para esta temporada de verano, cuyos calores ya se sienten en abril. Decenas de colonias sufren desabasto, y ni siquiera hablemos del agua achocolatada, dañina para la salud, que sale de las tuberías operadas por el SIAPA.
Pablo Lemus heredó un SIAPA quebrado que necesita ser rescatado, con una cartera vencida superior a los 10,000 millones de pesos y una deuda que lo asfixia, fruto del manejo irresponsable del gobierno de Alfaro. Durante su administración, las tarifas del agua no se ajustaron, una decisión unilateral que agravó la crisis financiera del organismo. Ahora, Lemus enfrenta el desafío de sanear al SIAPA, y su primer gran desgaste político será implementar el aumento del 12.5% en las tarifas, una medida crucial para evitar el colapso total del organismo, que requiere una intervención urgente, equivalente a una operación a corazón abierto.
Los compromisos de Pablo y Verónica
En sus campañas por la gubernatura y la alcaldía de Guadalajara, tanto Pablo Lemus como Verónica Delgadillo asumieron compromisos contundentes en materia de infraestructura hídrica. En una ZMG donde el 40% del agua se pierde por fugas y el SIAPA arrastra una deuda de 17,900 millones de pesos, Delgadillo, entonces candidata de Movimiento Ciudadano, puso el dedo en la llaga durante el primer debate organizado por Quiero TV.
Su propuesta consiste en invertir 8,500 millones de pesos para renovar el 22% de las tuberías obsoletas de la ciudad, unos 550 kilómetros de los 2,500 totales, y así comenzar a resolver el problema de las fugas y la calidad del agua que llega a los hogares tapatíos. Es un compromiso técnico y necesario, pero también un desafío político: ¿está Guadalajara lista para priorizar el agua sobre proyectos que “dan votos”?
La crisis hídrica en Jalisco no es nueva, pero su manejo ha sido desastroso. Durante 30 años, desde el gobierno de Guillermo Cosío, se habló de traer agua del Río Verde para la ZMG. Proyectos como Arcediano y El Zapotillo prometieron hasta 8 metros cúbicos por segundo, pero tras décadas de politiquería, conflictos sociales y corrupción, ni siquiera se alcanzan los 3 metros cúbicos anunciados.
En contrasentido, se han invertido decenas de miles de millones de pesos en proyectos fallidos; se estima que el costo del Zapotillo podría superar los 71,000 millones de pesos, un verdadero monumento al despilfarro.
Mientras tanto, las tuberías de Guadalajara, con más de 50 años de antigüedad, pierden más agua de la que el Zapotillo podría aportar. Delgadillo, como candidata, propuso un plan a mediano y largo plazo, que podría tomar 12 o 15 años, para renovar gradualmente la red y minimizar las afectaciones a los usuarios. Es una apuesta responsable, pero poco atractiva electoralmente: las tuberías están enterradas, no se ven ni generan fotos espectaculares como patrullas o motos.
La irresponsabilidad histórica de las autoridades es evidente. Los expresidentes municipales de Guadalajara evitaron este problema porque “no da votos”. Prefirieron obras visibles a soluciones estructurales, dejando que el SIAPA se convirtiera en un desastre financiero y operativo. En 2024, el organismo enfrentaba una deuda de 17,900 millones de pesos, triplicada durante el gobierno de Alfaro.
La politización del SIAPA ha sido letal: en ese sexenio, se designó a personas sin experiencia técnica, y la falta de autonomía municipal lo convirtió en una agencia de colocaciones políticas. El resultado es un agua de color chocolate que indigna a los tapatíos y cortes de suministro como los de Tlaquepaque en marzo de 2025.
La propuesta de Delgadillo, que Lemus también planteó como candidato, ahora enfrenta retos como autoridad. Los 8,500 millones de pesos son una inversión inicial significativa, pero el presupuesto municipal de Guadalajara (15,000 millones en 2024) está limitado por otras prioridades, como la recolección de basura, que ya le cuesta a Delgadillo 600 millones en camiones recolectores.
Además, la resistencia ciudadana al ajuste tarifario del 12.5%, propuesto en abril de 2025, podría complicar el financiamiento. Expertos como Arturo Gleason, de la UdeG, sugieren alternativas sostenibles, como captar agua de lluvia, que podría aportar 5.4 metros cúbicos por segundo, casi el doble de lo que ofrece el Zapotillo, pero esto no es viable a corto plazo.
El presupuesto del Ayuntamiento de Guadalajara es muy limitado, habrá que ver de esa inversión de 8 mil 500 millones de pesos que canalizará el gobierno de Jalisco, qué porcentaje se destinarán para renovar las obsoletas tuberías de Guadalajara.
Ante la realidad que vivimos con un SIAPA en bancarrota que están buscando la fórmula para rescatarlo, se ve muy complicado que la promesa de campaña de Verónica Delgadillo la pueda cumplir, al menos en este primer año, además del costo que significa abrir las calles de la ciudad, por los efectos que tiene en la vialidad.
El agua en Jalisco ha sido rehén de la mala política. Mientras actores de todos los colores usaron el tema para sacar raja electoral, la ZMG, con 5.26 millones de habitantes, sigue al borde del colapso hídrico. La propuesta de Delgadillo, hoy alcaldesa, es un primer paso, pero requiere continuidad, voluntad política y un SIAPA rescatado de la politiquería.
Si no se actúa con seriedad, en los próximos años estaremos lamentando no haber enterrado esas tuberías cuando aún había tiempo. Guadalajara merece más que promesas: merece agua.
ENTREVISTAS
AMBU y Félix Gastélum prometen revitalizar el Parque Metropolitano: El compromiso es plantar mil árboles al año

Por Francisco Junco //
Tras años de abandono que costaron la muerte de 1,000 árboles anuales, el Parque Metropolitano de Guadalajara será transformado, anunció Jesús Alejandro Félix Gastélum, CEO de la Agencia Metropolitana de Bosques Urbanos (AMBU).
Entre las acciones clave están reactivar la planta de tratamiento, reubicar a los patos del lago artificial y reforestar con 1,000 árboles este año, buscando devolver al parque su función ecológica y su esplendor para los 3 millones de visitantes que recibe anualmente.
Félix Gastélum, quien asumió el cargo en diciembre de 2024 con la nueva administración estatal que encabeza el gobernador Pablo Lemus, explicó a Conciencia Pública que el deterioro del Parque Metropolitano comenzó hace 15 años con una decisión institucional: convertir el lago del parque, diseñado para almacenar agua tratada y regar árboles, en un hábitat artificial para patos. “Fue un error catastrófico. Clausuraron la planta de tratamiento, introdujeron patos y el agua dejó de tratarse”, lamentó. Esto provocó la pérdida de un recurso vital para el riego, causando la muerte de mil árboles al año por falta de agua.
A pesar de los esfuerzos de AMBU, que ha plantado entre 600 y 700 árboles anuales, la pérdida de biomasa ha sido constante. Para revertirlo, Félix Gastélum anunció la llegada de 1,000 árboles en 2025: 400 de Verde Valle y 600 del jardín botánico de la Comisión Estatal del Agua.
Además, se trabaja en reactivar la planta de tratamiento. “Ya la están diagnosticando. Una vez operativa, volveremos a regar los árboles y recuperaremos el equilibrio ecológico del parque”, afirmó.
RESPONDE A CRÍTICAS SOBRE EL LAGO DE LOS PATOS
Apenas dos meses atrás, en marzo, una investigación de Conciencia Pública revelaba el abandono del parque, especialmente del llamado Lago de los Patos, convertido en un hábitat improvisado y poco adecuado para especies no nativas. Hoy, el funcionario reconoce los problemas, pero también presenta acciones puntuales para su resolución.
“El Parque Metropolitano es nuestro parque con mayor afluencia, tenemos aproximadamente 3 millones de asistentes al año”, contextualizó Félix Gastelum, y pese a ello, admitió que derivado de la falta de riego que ha tenido estos años, aproximadamente se le han muerto mil árboles al año al Parque Metropolitano.
El Lago de los Patos, foco de críticas vecinales por su abandono, también será intervenido. Félix Gastélum reconoció que los patos domésticos actuales sufren por la falta de un espacio adecuado. “No tienen dónde descansar, se acumulan en las orillas y se lastiman. Buscaremos patrocinadores para construir una laguna digna donde puedan caminar e interactuar con los visitantes”, explicó. Aseguró que no han registrado decesos de patos desde 2023 y que su alimentación está certificada, pero enfatizó que “los árboles también merecen cuidados especiales”.
Otro problema crítico es la sobrepoblación de tilapia, una especie exótica introducida hace años por una asociación civil para pesca deportiva. Félix Gastélum aclaró que los aireadores del lago, encontrados descompuestos en 2024, ya funcionan, mejorando la calidad del agua. Sin embargo, planean desazolvar el lago, que acumula 60 cm de lodo, y reintroducir peces nativos en peligro, siguiendo recomendaciones de Semarnat, en lugar de mantener especies invasoras como la tilapia.
DISPUESTO A DIALOGAR CON VECINOS
En respuesta a las denuncias vecinales de falta de atención, Félix Gastélum mostró apertura. “Es falso que no los atendamos. Estamos siempre disponibles en AMBU, y pueden escribirnos a administradorbosques@bosquesurbanos.mx. Respondemos a todos”, aseguró. Incluso invitó a los inconformes a participar en el diseño del nuevo espacio para los patos, buscando una solución colaborativa.
El titular de AMBU recalcó que “si alguien quiere tener un recorrido conmigo, recibirnos y dar información… podemos con muchísimo gusto escuchar también si tuvieran alguna sugerencia”.
El plan incluye mejoras adicionales, como iluminar el Anillo de la Jacaranda, una zona popular entre corredores que carece de seguridad nocturna. Aunque AMBU enfrenta retos financieros, Félix Gastélum confía en que los patrocinadores y la reactivación de la planta de tratamiento permitirán cumplir las metas.
Con estos anuncios, Pedro González Cruz, aquel vecino que hace dos meses protagonizaba la investigación periodística, señalando el deterioro del Metropolitano, podrá, volver a amarrarse las cintas de los tenis para tener al fin la tranquilidad de que el lugar donde corre cada mañana, estará por mejorar muchísimo, según anunció Félix Gastelum.
El Parque Metropolitano: Un rescate urgente para Guadalajara
Por Gabriel Ibarra Bourjac //
El Parque Metropolitano de Guadalajara, ese pulmón verde que recibe a 3 millones de visitantes cada año, ha sido durante demasiado tiempo un símbolo de abandono. La noticia de que la Agencia Metropolitana de Bosques Urbanos (AMBU), bajo la dirección de Jesús Alejandro Félix Gastélum, planea revitalizarlo es un rayo de esperanza en un paisaje que, literalmente, se marchita.
Pero más allá de las promesas, este anuncio nos invita a reflexionar: ¿puede un parque emblemático como este recuperar su esplendor tras 15 años de decisiones erradas? ¿Y qué nos dice este deterioro sobre nuestra relación con los espacios públicos en Jalisco?
Félix Gastélum, quien asumió el cargo en diciembre de 2024, no rehuyó señalar al culpable: una decisión tomada hace 15 años de clausurar la planta de tratamiento del parque para convertir su lago en un hábitat artificial para patos domésticos. El resultado fue catastrófico: el agua dejó de tratarse, el riego de los árboles se interrumpió y, según AMBU, 1,000 árboles han muerto cada año por esta negligencia.
La muerte de mil árboles al año es un dato que duele. El Parque Metropolitano no es solo un lugar de esparcimiento; es un ecosistema vital para Guadalajara, una ciudad que batalla contra la contaminación y el cambio climático. Perder 1,000 árboles al año no es solo una estadística: es una pérdida de oxígeno, sombra y vida para una metrópoli que los necesita desesperadamente.
El plan de AMBU parece sólido sobre el papel. Reactivar la planta de tratamiento para volver a regar los árboles, reforestar con 1,000 nuevos ejemplares este año (400 de Verde Valle y 600 del jardín botánico de la Comisión Estatal del Agua), y reubicar a los patos en una laguna adecuada son pasos en la dirección correcta.
Félix Gastélum también anunció la introducción de peces nativos en peligro, en lugar de mantener especies exóticas como la tilapia, que actualmente sobrepoblan el lago y contribuyen a su deterioro. Desazolvar el lago, con sus 60 cm de lodo acumulado, y mejorar la seguridad nocturna en el Anillo de la Jacaranda completan un proyecto ambicioso. Pero la pregunta persiste: ¿será suficiente?
No podemos ignorar el contexto. Durante años, los vecinos de Guadalajara han denunciado el abandono del parque. En marzo, Conciencia Pública publicó una investigación que revelaba el estado deplorable del Lago de los Patos: un hábitat insalubre para los animales, peces muertos por falta de oxígeno, y un espacio que, lejos de ser un atractivo, se había convertido en un foco de frustración.
Félix Gastélum asegura que AMBU está abierta al diálogo, invitando a los inconformes a participar en el diseño del nuevo espacio para los patos e incluso proporcionando un correo para sugerencias (administradorbosques@bosquesurbanos.mx). Es un gesto loable, pero llega tarde para quienes han visto cómo su parque favorito se desmorona mientras las autoridades miraban hacia otro lado.
El deterioro del Parque Metropolitano no es un problema aislado; es un síntoma de un mal mayor en Jalisco: la falta de visión a largo plazo en la gestión de los espacios públicos. Hace 15 años, alguien pensó que introducir patos y clausurar una planta de tratamiento era una buena idea, priorizando la estética sobre la ecología. Fue un error que nos costó caro, y hoy pagamos las consecuencias.
Bajo la gestión de Pablo Lemus como gobernador, Jalisco ha apostado por el desarrollo económico, atrayendo inversiones millonarias y consolidando al estado como líder en industrias como la electrónica (con el 70% de la producción nacional de semiconductores, según Lemus). Pero, ¿de qué sirve ser un «oasis de inversiones» si nuestros espacios verdes, los que sostienen la calidad de vida de los jaliscienses, se marchitan?
El rescate del Parque Metropolitano también enfrenta retos prácticos. AMBU admite que carece de recursos para construir nuevas infraestructuras, como la laguna para los patos, y depende de patrocinadores para financiar estas obras. En un estado donde la seguridad y la educación acaparan el presupuesto, ¿cómo garantizar que este proyecto no quede en buenas intenciones?
Además, la reforestación de 1,000 árboles este año es un avance, pero no compensa los 15,000 que se han perdido en la última década. Y aunque la reactivación de la planta de tratamiento es crucial, Félix Gastélum no ofreció plazos específicos, lo que genera incertidumbre.
Sin embargo, hay razones para el optimismo. La disposición de AMBU a reintroducir especies nativas y a priorizar la ecología sobre la estética refleja un cambio de mentalidad. La apertura al diálogo con los ciudadanos, aunque tardía, es un paso hacia una gestión más participativa. Y el reconocimiento de los errores del pasado, algo poco común en la política mexicana, sugiere un compromiso genuino con la mejora.
El Parque Metropolitano no es solo un espacio para correr o pasear; es un legado para las futuras generaciones de Guadalajara. Vecinos como Pedro González Cruz, quien hace dos meses denunció su abandono, merecen recuperar ese lugar donde sus hijos puedan jugar y sus familias respirar aire limpio.
Pero este rescate no puede ser solo tarea de AMBU. Como sociedad, debemos exigir que nuestros espacios públicos sean tratados con el respeto que merecen, y participar activamente en su cuidado.
Si Félix Gastélum cumple su promesa, y si los jaliscienses nos involucramos, el Parque Metropolitano puede volver a ser el orgullo de nuestra ciudad. Es hora de pasar de las promesas a los hechos. ¿Estamos listos para hacer nuestra parte?
NACIONALES
Clima de guerra en Michoacán: Veinte camiones quemados y un país incendiado

Cónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
En un país donde la costumbre pesa más que la sorpresa, el pasado 23 de abril volvió a suceder lo de siempre: bloqueos, fuego, miedo. Sucedieron allí donde Michoacán, Guanajuato y Jalisco se tocan como heridas abiertas: veinte bloqueos, decenas de tráileres incendiados, carreteras clausuradas bajo columnas de humo.
El primer relato oficial -ese que se enuncia como verdad mientras dura la mentira- habló de un operativo exitoso: la captura de un «objetivo criminal» en Jalisco.
La consecuencia, dijeron, fue la reacción airada de los grupos armados. Pero como suele pasar en este país, no había pasado un día cuando la versión cambió. Claudia Sheinbaum, la presidenta que predica transparencia como quien ofrece espejos rotos, negó que hubiera detenciones: «Fue un pleito entre grupos», dijo, en su matinal confesionario político.
Los datos -esos otros huérfanos del poder- se fueron acumulando como autos calcinados: 26 municipios de Michoacán bajo ataque, dos en Guanajuato, uno en Jalisco; camiones robados e incendiados; carreteras tomadas como botín de guerra.
Todo por un enfrentamiento de criminales, explicaron más tarde. Todo por lo que no quieren o no pueden controlar.
¿Quién tiene la verdad? Nadie lo sabe. O peor, todos la administran. El primer reflejo de los gobiernos estatales fue echarle la culpa a un operativo, el federal, por desacreditar esa explicación. Las políticas públicas reducidas a comunicados apresurados, a desmentidos, a promesas de investigación que nadie termina.
Mientras tanto, las empresas, conscientes de su vulnerabilidad, suspendieron servicios. Estafeta dejó de operar en Michoacán, no para proteger paquetes, sino para ofrecer a sus empleados como carne de estadística. “Reanudaremos cuando el clima lo permita”, dijeron. No hablaban del clima meteorológico, hablaban del otro, el único verdadero, el clima de guerra.
Porque Michoacán -lo sabemos, lo repetimos, lo olvidamos- es hoy más laboratorio que estado: puerto de entrada de precursores, exportador de metanfetaminas, mercado de extorsión, santuario de sosa cáustica, fentanilo y acero robado.
Allí donde alguna vez se sembraba maíz, ahora se cosecha miedo. Los cárteles -Jalisco Nueva Generación, Viagras, Nueva Familia, Caballeros Templarios, Familia Michoacana- se disputan hectáreas de pánico como quien pelea parcelas de sol.
El Estado mexicano, ese enfermo crónico, responde como siempre: con despliegues reactivos, con comunicados que prometen investigar, con la eterna apelación a la «coordinación interinstitucional». Es decir: no responde.
Lo más triste no fue ver camiones en llamas, ni las carreteras cerradas, ni siquiera los reportes de “sin heridos”, como si la vida humana se pudiera contabilizar solo en cuerpos rotos. Lo más triste fue escuchar la misma música de siempre, operativos reactivos, declaraciones cruzadas, silencios convenientes.
Se abrió un nuevo frente de guerra para la fuerza interinstitucional federal que encabeza Omar García Harfurch, ¡un frente más!, como si el país tuviera reservas inagotables de soldados, de jueces, de fiscales incorruptibles. Como si el ánimo de los ciudadanos fuera una cuenta bancaria siempre dispuesta a financiar nuevas tragedias.
A la manera de una maldición autoinfligida, Michoacán lleva años ardiendo en guerras de baja intensidad que de tan constantes ya no conmueven. Sólo son noticia cuando se cierran las carreteras, cuando el fuego es demasiado visible, cuando el miedo, que es cotidiano, se vuelve noticia.
Mientras, los cárteles siguen haciendo lo que saben hacer: controlar. Controlan rutas de aguacate y limón, controlan el hierro que se extrae y se trafica, controlan la paz relativa que puede alquilarse o cancelarse a voluntad, controlan, sobre todo, la esperanza, esa mercancía más escasa que el agua limpia o la seguridad.
La narrativa oficial insiste en que “ya se investiga”, en que “no habrá impunidad”, en que “se reforzará la presencia de la Guardia Nacional”. Pero los que vieron sus camiones arder saben que eso significa poco. Los que pasaron la noche varados entre barricadas improvisadas, saben que lo importante no es cuántos soldados más lleguen, sino cuándo – y si algún día – terminará esta guerra sin nombre.
Porque eso es lo que nadie quiere decir con todas sus letras: vivimos en guerra.
No declarada, no oficial, pero real. Una guerra sin frentes claros, sin tratados posibles, donde la vida civil está siempre en el límite, siempre al borde de ser daño colateral. La atención del gobierno federal sobre Michoacán, nos dicen, está basada en mapas criminógenos, en inteligencia militar, en reportes de laboratorio de drogas desmantelados.
Y, sin embargo, la geografía del miedo sigue creciendo. Tal vez el único mapa verdadero sea otro: el que dibujan las rutas donde ya no se puede pasar sin temer, las ciudades donde el silencio es la norma, los campos donde la cosecha ya no es alimento, sino pretexto para el chantaje.
Al final, los nombres cambian: Apatzingán hoy, Zamora mañana, Lázaro Cárdenas, el mes que viene. Pero la música es la misma: tiros, humo, comunicados, olvido. Y nosotros, pasajeros observadores en este tren sin frenos, seguimos contando los días, midiendo las distancias entre cada catástrofe, soñando, tal vez, con un país donde la noticia no sea que ardieron veinte camiones, sino que, por fin, no ardió ninguno.
En X: @DEPACHECOS
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