OPINIÓN
Volver al pasado
Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //
“Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá.”
Harold MacMillan
México y el mundo viven un presente complejo, a más de dos años de la crisis sanitaria ésta aún no se supera al cien por ciento y el cierre reciente de algunas ciudades en China avizoran un muy probable repunte de coronavirus en todo el planeta, esto y los conflictos internacionales han golpeado la economía global.
A nivel local vivimos en medio de una violencia a la que nos hemos acostumbrado, a un día a día donde se han normalizado las desapariciones, las masacres, la pobreza, la inanición. Cuando se atraviesan tiempos complejos y no se ven oportunidades en el futuro a corto plazo comienza la añoranza por el pasado.
Esto podría explicar parte del comportamiento de aquellos que hoy dirigen al país y que con las acciones diarias parecen querer regresar a un México de hace 40 o 50 años. Añoran la bonanza que existía gracias a la abundancia petrolera, añoran el despilfarro de gasto público que en gran medida garantizaba apoyos políticos, añoran el poder sin contrapesos, oponiéndose a instituciones establecidas que buscan el equilibrio de poderes, añoran el control centralizado de los medios de comunicación… pugnan por un juego político en el que ellos pongan los reglas y no existan los árbitros. Lo dicho se sostiene en las acciones y declaraciones de cada mañanera. Revisemos algunos puntos.
Uno de los temas más preocupantes es el constante enfrentamiento entre el Gobierno Federal y el INE, ese árbitro electoral que validó la victoria del actual Presidente en 2018 actualmente es su principal sparring. Habrá que recordar que el Instituto Electoral nació en 1990 después de los conflictos electorales que se suscitaron en 1988, cuando Carlos Salinas De Gortari resultó electo Presidente. Antes de la existencia de esta institución, las elecciones las validaba una Comisión Federal Electoral dependiente de la Secretaría de Gobernación, la aparición de un organismo autónomo permitió que las elecciones tuvieran un árbitro que no estuviera sujeto a los deseos del gobierno en turno. Explicado de esta manera es muy entendible por qué el actual gobierno busca la desaparición del INE. ¡Mucho cuidado con esto!
Otro punto relevante es la reforma energética que busca ser aprobada a cualquier costo. Volver a los tiempos donde el estado era rector de la creación y distribución de la energía eléctrica supone evitar la competencia y obligar al ciudadano a ser un consumidor cautivo de empresas gubernamentales que en muchas ocasiones han resultado ineficientes o propensas a la corrupción, no solo eso, en la añoranza del pasado se busca promover la utilización de energías sucias que dañan el medio ambiente y la salud de las personas.
¿Se vale arriesgar la salud de los mexicanos bajo el argumento de tener “soberanía energética”? Evidentemente no. Aprobar esta reforma es navegar en contra de una tendencia mundial que busca generar energía limpia y evitar el uso de combustibles fósiles, lo que propone el Gobierno Federal es un contrasentido que de llevarlo a cabo las y los mexicanos pagaremos durante mucho años.
Finalmente, podemos hablar de la necesidad del gobierno actual de recordar hechos pasados en busca de avivar el enojo de un sector de la población mexicana. La lucha por conservar el poder ha llevado a intentar dividir a las y los mexicanos, la polarización nos ha categorizado entre chairos y fifís, conservadores y liberales, amantes del país y antipatrias, morenistas y prianistas, etc.
Cuando este discurso se comenzó a agotar hubo que buscar enemigos externos para seguir manteniendo la polarización, esto explica acontecimientos como la solicitud al rey Felipe VI de España y al Papa Francisco, para que pidan perdón a México por los abusos cometidos durante la Conquista del territorio hace 500 años o la muy desafortunada carta enviada al Parlamento Europeo apenas hace unas semanas.
Conocer el pasado es importante, pero lo es para entender nuestro presente y no cometer errores futuros, si seguimos la línea regresiva promoveremos un México con mayor violencia, con menores oportunidades, con instituciones débiles.
Conozcamos el pasado para seguir con nuestro crecimiento personal y colectivo no para añorar tiempos dorados que no fueron.
