OPINIÓN
¡Y tener que aguantar!
Tercera Instancia, por Modesto Barros González //
Cada vez se aprecia más la ligereza con la que los responsables del gobierno federal y de la Ciudad de México, dejan que grupos de inconformes hagan de las suyas y vandalicen negocios y bienes de particulares y de la misma población.
Hace unos días hemos visto como en la Capital de la República grupos de “molestos” salieron a calles y avenidas para mostrar su inconformidad por la artera y criminal desaparición de 43 estudiantes de una escuela normal del estado de Guerrero.
Varios de los rijosos arremetieron contra comercios e instituciones, sin que algún gendarme pusiera orden y por lo menos evitara las fechorías que algunos hicieron.
La titular del gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, disculpó las acciones cometidas por las y los encapuchados y casi de inmediato ordenó la reparación de lo afectado en el equipamiento gubernamental, claro gasto que pagará el mismo gobierno local.
Por su parte los comerciantes gravemente afectados deben de costear la compra y colocación de aparadores y de anaqueles, cuando mucho ayudados por el seguro de daños que posiblemente tenían contratado los menos de ellos.
Los daños totales se estimaron en más de 100 millones de pesos que cada quien deberá de costear por su cuenta mientras que la ligereza mostrada por la autoridades demuestra que el gobierno costea las reparaciones con los recursos que son producto de los impuestos, no de la bolsa de los “generosos” titulares de las dependencia local y de la federal.
En la semana que inicia se recordará la matanza de estudiantes y otras personas en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco cuando era presidente de la república Gustavo Díaz Ordaz, ese próximo dos de octubre se manifestarán miles de personas y es casi seguro que aparecerán esos o esas “encapuchados” que posiblemente vuelvan a hacer serios desmanes ante la complacencia de las autoridades.
Es totalmente aceptable que se manifiesten, pero se debe de respetar la legal propiedad privada y por lo menos controlar y cuidar los bienes de particulares.
Cuando hay voluntad se demuestra, como lo hizo en su oportunidad el entonces gobernador de Jalisco, Francisco Javier Ramírez Acuña, cuando se desarrolló en Guadalajara, una importante reunión internacional y aparecieron grupos que se denominaron “globalifóbicos” y varios de ellos con la intensión de dañar comercios en el centro histórico de la ciudad.
La fuerte intervención policial que entonces se implementó provocó una serie de inconformidades de otros grupos por el presunto abuso policial, pero hubo control y en unos días todo se tranquilizó.
Si bien es cierto que se deben de respetar los derechos humanos de los inconformes o de quienes quieran voluntariamente o manejados llegar a manifestarse, también tienen derechos los dueños y empleados de negocios que operan en calles y avenidas por donde circulan los grupos disidentes.
Es casi seguro que una vez más se dejará a que quienes lleguen a manifestarse y se sobrepasen en sus “inconformidades” destruyan vitrinas y estantería además de pintar fachadas y el mobiliario urbano.
Por su parte el titular del poder ejecutivo federal Andrés Manuel López Obrador, dejará pasar los actos vandálicos que lleguen a cometer los rabiosos manifestantes y cuando mucho les recomendará a sus madres, si es que tienen, que les llame la atención.
Así que comerciantes y empresarios tienen que aguantarse y costear los ataques que lleguen a sufrir mientras los “manifestantes” demuestran su fuerza e influyentísmo que gozan.
¡POR FIN!
Desde hace varios meses se está trabajando en el desazolve y reparación del acueducto de Atequiza a Guadalajara, para surtir de agua potable la zona metropolitana tapatía.
Personas conocedoras y vecinos señalan que tenía más de 30 años sin que se trabajara en ese importante acueducto que maneja el Sistema de Agua de Jalisco (SEA), y los trabajadores de la constructora han encontrado toneladas de porquerías y lodos.
Trascendió que en una calle de Atequiza, se cubrió a nivel un parte del canal para hacer una calle y ante el azolve se tuvieron que romper algunos lugares para poder sacar con maquinaria y empleados toda la porquería que han encontrado.
Se estima que el canal trasladaba un promedio de 1.5 metros cúbicos de agua y en los trabajos hasta el momento realizados ya circulan alrededor de cinco metros cúbicos.
También se están reparando los paredones del canal y eliminado más de un centenar de conectores clandestinos que arbitrariamente se estaban utilizando para riego de cultivos.
Por desgracia ésta buena acción de gobierno parece que no es de mucho interés del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, o de sus funcionarios y poca información se ha dado a conocer con todo y que es de interés para la población y tanta inquietud existe de la falta de suministro de agua en la ciudad.
