OPINIÓN
Mas humildad y menos soberbia

Los Hombres del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Estamos muy cerca de que el gobierno que encabeza Enrique Alfaro cumpla su primer año de gobierno, falta poco más de un mes y es oportunidad para que éste haga el corte de caja, con una honda reflexión que le permita con cabeza fría ser autocrítico de su gobierno, de las metas que se trazó, de lo que ha logrado y del rendimiento de su equipo de trabajo a quienes le dio la oportunidad.
El gobierno emecista en este primer año no ha resultado lo que los ciudadanos esperaban del mismo. Si preguntáramos qué diferencia hay entre los gobiernos que le antecedieron, el que encabezó Emilio González Márquez y el de Aristóteles Sandoval, del PAN y del PRI, ¿qué diferencias podrían destacarse? ¿Usted ve algún cambio notorio?
¿Es un gobierno más eficiente? ¿Es un gobierno más honesto y transparente? ¿Es un gobierno que está cerca de los intereses de la gente y que sabe escuchar?
En este primer año hemos visto un gobierno extraviado, cada vez más alejado de los ciudadanos, confrontado con los medios de comunicación críticos, con graves problemas que enfrenta la sociedad y que tienden a hacerse críticos, como el tema de la seguridad y violencia, así como la crisis de epidemiológica que se vive por el ataque del dengue y que el gobernador ha culpado al cambio climático, cuando es evidente que fallaron sus funcionarios responsables de aplicar los programas y manejar los recursos, además de ser ellos centro de señalamientos de negocios que han estado realizando para favorecer a familiares.
LE FALLA LA COMUNICACIÓN
El gobierno alfarista perdió el apoyo popular que lo llevó a ganar la gubernatura de Jalisco. Su principal problema nació en la pésima comunicación al improvisar en un área que había sido su principal fortaleza y que se caracterizó por su extraordinaria relación que llegó a construir con los medios de comunicación, especialmente con los periodistas, que lo veían muy cerca, con gran empatía y que fueron quienes le crearon la imagen de ese líder carismático y echado para adelante.
¿Dónde y cuándo perdió Alfaro la brújula y se enemistó con la prensa? ¿Quién le vendió la idea de que la prensa estaba al servicio de sus enemigos? ¿Cómo fue que la compró? ¿Qué le pasó a Alfaro? ¿Será que le faltó quien fue su principal conciencia y que le decía las cosas tal y como eran, sin vestirlas o con algún interés de por medio?
Sus choques continuos con reporteros y descalificación constante a medios de comunicación, por preguntas incómodas o denuncias de irregularidades de su gobierno, fueron minando su relación y desgastando su imagen. Podríamos decir que Alfaro no tuvo luna de miel. Basta ver las calificaciones que le da la mayoría de encuestas, muestra una desaprobación alta y que tiende a crecer, producto de un desgaste que se entendería al final de un sexenio y no en el primer año.
Las redes sociales que lo cobijaron cuando era un líder de oposición hoy lo han convertido en su villano favorito. Al ver sus declaraciones ante los graves y delicados problemas que enfrenta Jalisco, pareciera que el gobernador vive en otro mundo. Pareciera que está secuestrado por un grupo que le vende una realidad, muy distinta a la que ven los ciudadanos de a pie y que se mueven en camión.
LOS MALOS ASESORES
Al gobernador mucho daño le han hecho sus asesores, principalmente aquello que traen pleito con el mundo y que ven la oportunidad de saciar odios y venganzas, expresión de las patologías y frustraciones que han arrastrado por la vida. Esas visione amargas y negativas, el gobernador pareciera que las ha comprado y lo han llevado a equivocaciones terribles que lo han alejado a su su gobierno de aquellos que fueron sus aliados naturales. Aquel mensaje misógino contra las mujeres feministas que alguien le preparó, fue su primer paso en falso; vendrían después otros más con esos regaños que lanzaba a diestra y siniestra contra aquellos que le mostraban una realidad diferente que le pintan los que le hablan al oído.
El último gran resbalón del gobernador ha sido con el tema de la crisis sanitaria que ha provocado le epidemia del dengue que se salió de control por la indolencia e irresponsabilidad de los responsables del sector salud a quienes extrañamente ha protegido, al querer convencernos que es culpa del cambio climático, cuando no se puede tapar el sol con un dedo, ya que a los funcionarios a quienes les dio la confianza lo han traicionado, buscando cómo hacer negocio y/o la actitud irresponsable de irse de vacaciones cuando la epidemia se había hecho presente.
En el tema de la seguridad es otro flanco que trae abierto su gobierno. Los resultados de este primer año son negativos, no se ha logrado acotar la violencia que provoca el crimen organizado.
Diciembre es un buen mes para que el gobernador pueda tener espacio para la serena reflexión, alejado de esos genios que lo contaminan con sus visiones maniqueas. Si Alfaro quiere salvar su administración está muy a tiempo, pero para ello tiene que reconocer que se ha equivocado y que su gobierno está extraviado. Para ello tiene que ejercer la autocrítica y poder tener humildad. Es tan simple o complejo como se quiera ver.
Más humildad y menos soberbia.
Deportes
Atlas, de la gloria reciente al futuro incierto

-Por Diego Morales Heredia
A punto de cumplir 109 años de existencia, el Atlas es uno de los equipos con más tradición en el futbol mexicano. A lo largo de su historia, el conjunto rojinegro ha sido reconocido por su futbol vistoso y ofensivo, por la formación de talentos en su academia y por su afición, acostumbrada al sufrimiento y la esperanza, conocida con orgullo como “La Fiel”.
Durante más de ocho décadas, el club fue manejado por una Asociación Civil integrada por empresarios destacados de Jalisco. Sin embargo, los problemas financieros, la falta de resultados y decisiones divididas obligaron a que en 2013 el equipo fuera vendido a Grupo Salinas.
Bajo el mando de la televisora, si bien el conjunto del Paradero retomó estabilidad financiera, el Atlas vivió una etapa de altibajos, marcada por constantes cambios de técnico, bajo rendimiento en la cancha y una creciente desconexión con su afición.
Durante la presidencia de Gustavo Guzmán, también se rompió el vínculo histórico con los socios, pues el primer equipo, fuerzas básicas y femenil dejaron de utilizar las sedes tradicionales de Colomos, Chapalita y Country, generando un vacío en la identidad atlista.
Para sorpresa de muchos, en 2019 se anunció un nuevo cambio de administración: Grupo Orlegi, encabezado por Alejandro Irarragorri, tomó el control del club. Con ellos llegó la modernización bajo el lema “infraestructura, estructura y procesos”. Y con ello, también, la gloria: los títulos del Apertura 2021 y Clausura 2022 rompieron una sequía de más de 70 años sin campeonato de liga. Además, se consolidó la Academia AGA en Nextipac como símbolo del nuevo modelo formativo.
Hoy, a solo días de cumplir 109 años, Grupo Orlegi ha iniciado el proceso de venta del club, con el objetivo de cumplir las reglas de la Liga MX que prohíben la multipropiedad. La directiva ha optado por conservar a Santos Laguna, y poner al Atlas en el mercado por una cifra cercana a los 250 millones de dólares.
Y para “La Fiel”, vuelve la incertidumbre. La esperanza de que el legado rojinegro quede en buenas manos, que los colores, el escudo y la esencia del club no sean alterados. Serán meses largos, llenos de especulaciones, anhelos y miedo al cambio. Una vez más, los atlistas tienen su corazón en vilo.
¿Quién compra al Atlas?
Deportes
Edición 798: El drenaje profundo, un paso hacia el futuro en Guadalajara

Lectores en teléfono celular: Para una mejor lectura, girar a la posición horizontal
JALISCO
Año de la Mujer Indígena: Promesas vs silencio en la Comunidad Indígena de Mezquitán

-Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
Entre el discurso oficial del gobierno de México, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, y la cruda realidad de las comunidades indígenas, se abren fisuras que revelan contradicciones inquietantes.
En 2025, declarado «Año de la Mujer Indígena» por el Congreso de la Unión y respaldado por el Ejecutivo, se pretende enaltecer el rol histórico y cultural de estas mujeres, combatir la discriminación y fortalecer sus derechos con políticas inclusivas.
Sin embargo, esta intención noble choca con actos de violencia institucional perpetrados por dependencias del mismo gobierno, como se evidencia en el caso de la Comunidad Indígena de Mezquitán, en Zapopan Jalisco.
Desde 2001, esta comunidad lleva 24 años esperando una indemnización justa por la expropiación de 26.93 hectáreas de sus tierras, utilizadas para la ampliación de la carretera Guadalajara-Ixtlahuacán del Río-Saltillo.
Esta discrepancia plantea una pregunta crucial: ¿es el reconocimiento a las mujeres indígenas un compromiso genuino o un juego de poder simbólico?
UNA INJUSTICIA DE DOS DÉCADAS
El conflicto de Mezquitán comenzó en 2001, cuando la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), hoy Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), expropió las tierras prometiendo una compensación de aproximadamente 40 millones de pesos. Sin embargo, solo se pagaron 6 millones como anticipo entre 2004 y 2005, dejando un adeudo pendiente que, conforme a la Ley Agraria y sentencias del Tribunal Superior Agrario, debe ajustarse a valor comercial.
Después de siete años de litigios contra la SICT (desde 2017) el Tribunal Agrario 16, y en noviembre de 2023, el Tribunal Superior Agrario les dio la razón a la Comunidad Indígena de Mezquitán, ordenando un avalúo por el INDAABIN para calcular el pago a valor comercial. Sin embargo, la SICT siguió interponiendo amparos frívolos, el último resuelto en diciembre de 2024, para retrasar lo inevitable.
Ahora lo que procede es que se ejecute la sentencia y que la SICT proceda al pago correspondiente, pero para ello se requiere el avaluó actualizado que debe realizar INDAABIN, donde ahora está el atorón con el tortuguismo de la dependencia.
Habrá que señalar que la Consejería Jurídica Federal del gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, coincide y recomienda, que lo que sigue es el cumplimiento de la sentencia y darle seguimiento hasta su conclusión, es decir, el pago en favor de la Comunidad.
Fue el 18 de junio pasado en el que mediante acuerdo, el Tribunal Agrario ordenó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN) que, en un plazo de 10 días, informe sobre el trámite del avalúo solicitado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), con apercibimiento de multa en caso de incumplimiento, pero a la fecha no tenemos conocimiento de que INDAABIN haya cumplido ese requerimiento.
Todos estos obstáculos del poder de la burocracia, de diversas formas, ha enfrentado la Comunidad Indígena de Mezquitán, diversas formas para retrasar el proceso de pago; ahora es el «tortuguismo» de INDAABIN, que ha ignorado plazos como el de 10 días establecido el 18 de junio de 2024, bajo amenaza de multa.
Esta demora impacta directamente a 333 familias, muchas lideradas por mujeres indígenas que enfrentan pobreza y marginación como resultado de esta injusticia prolongada.
Saúl Rodríguez Barajas, presidente del Comisariado de Bienes Comunales, expresó su frustración: “Llevamos 24 años luchando por nuestros derechos, mientras el gobierno promete justicia, pero no actúa”.
Esta situación no solo contradice el espíritu del «Año de la Mujer Indígena», sino que también desvirtúa la reforma constitucional de 2024, que reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público y obliga a consultar y compensar por proyectos que afecten sus territorios.
CONTRADICCIÓN ENTRE DISCURSO Y REALIDAD
El gobierno de Sheinbaum ha desplegado iniciativas ambiciosas para apoyar a los pueblos indígenas. En su informe de 100 días, anunció un presupuesto de 221 mil millones de pesos para 2025 destinados al desarrollo de comunidades indígenas y afromexicanas, que incluye 17 planes de justicia ya en marcha y el inicio de 13 más.
Además, lanzó el programa Apoyo Financiero a Mujeres Indígenas y Afromexicanas Artesanas (MIAA) con 500 millones de pesos, y en diciembre de 2024 restituyó 2,178 hectáreas a comunidades rarámuris en la Sierra Tarahumara.
Estas acciones, combinadas con la designación de figuras históricas como Tecuichpo, Tz’ak-b’u Aha, Señora 6 Mono y Xiuhtlaltzin como emblemas del año, buscan visibilizar el legado de las mujeres indígenas.
No obstante, el caso de Mezquitán revela una desconexión alarmante. Mientras se celebran avances simbólicos, la SICT se resiste a pagar y INDAABIN incumple sentencias judiciales, dejando a las mujeres de esta comunidad sin la indemnización que les corresponde.
Esta contradicción no es un incidente aislado, sino un síntoma de un problema estructural: las políticas públicas, aunque bien intencionadas, a menudo no se traducen en justicia tangible. La reforma constitucional de 2024, que manda consultar y compensar, debería haber agilizado casos como este, pero la inacción gubernamental lo contradice, erosionando la confianza en las promesas de inclusión.
MÁS ALLÁ DE LOS JUEGOS DE PODER
La negativa de la SICT y el «tortuguismo» de INDAABIN en el caso de Mezquitán contradicen el espíritu del «Año de la Mujer Indígena». Esta comunidad, con sus 333 familias —muchas lideradas por mujeres que encarnan los valores que el gobierno dice proteger—, merece una resolución que trascienda la retórica.
Aunque Sheinbaum no ha abordado directamente el caso, su compromiso con la justicia social indica que, con información clara, podría impulsar una solución para que 2025 no sea un ejercicio vacío. El gobierno debe actuar con urgencia, asegurando el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Agrario.
Solo así el discurso de reconocimiento a las mujeres indígenas se convertirá en hechos concretos, dejando atrás los juegos de poder y demostrando que la justicia no es negociable. La responsabilidad recae en Sheinbaum y sus dependencias: el tiempo apremia para alinear palabras con acciones.