OPINIÓN
Entre la incertidumbre y el miedo: Gestionar y armonizar las emociones ante el COVID-19
Comuna México, por Benjamín Mora Gómez //
Fiódor Mijáilovich Dostoyevski encauzó, a través de la lectura de su obra, mi interés por conocer el alma atormentada del ser humano. De él, recuerdo: “Creo que en el último día del mundo, en el momento de la eterna armonía, sucederá algo tan sublime, que hará rebosar todos los corazones, que ahogará todas las indignaciones, que redimirá todas las maldades humanas y toda la sangre derramada; y que, entonces, no sólo se podrá perdonar todo, sino que será posible justificar todo…”
El coronavirus nos ha robado la alegría de vivir. De un día a otro, unos antes y otros después, hemos dejado de entender cómo gestionar y armonizar nuestras emociones y hemos permitido que un virus –no siempre mortal- bloqué nuestra vida personal, familiar, social y económica, al punto de impedirnos ser plenamente felices.
Era una condena anunciada cuando dejamos de otorgar equilibrio a nuestra obra en la tierra, rompiendo con el debido equilibrio entre nosotros y la Madre Naturaleza; al recluirnos, los movimientos ambientalistas encontraron las evidencias de que somos los peores enemigos de las demás formas de vida cuando los hábitats de los demás volvieron a acogerlos, pero el interés de los medios de comunicación pronto se enfocó en el escándalo y perdió sentido la reivindicación de la armonía ambiental.
La pandemia ha hecho realidad lo que antes nos dijera Haruki Marakami: “Los corazones humanos no se unen sólo mediante la armonía. Se unen, más bien, herida con herida. Dolor con dolor. Fragilidad con fragilidad. No existe silencio sin un grito desgarrador, no existe perdón sin que se derrame sangre, no existe aceptación sin pasar por un intenso sentimiento de pérdida. Ésos son los cimientos de la verdadera armonía”, que aún hoy pocos comprenden y honran.
La pandemia nos ha robado la felicidad porque en la vorágine de lo superfluo y la inmediatez exigida hacia nuestros caprichos, dejamos de entender que aquella, la felicidad, no está determinada por lo que nos pasa sino por el modo en cómo lo interpretamos y el sentido que damos a nuestras vidas y, sabiendo que, del cómo asumamos los retos para con nuestras vidas, iremos transformando a nuestros genes para bien o para mal; hemos optado por el temor… hemos optado por el terror… y hemos optado por apartarnos de nuestra esencia gregaria, hiriéndonos de deshumanización cuando nos enoja permanecer en el hogar por fuerza y a la fuerza.
Al cerrar las escuelas, la mujer se ha visto obligada a dividirse -cuando ella trabajaba fuera de casa- entre atender a sus menores hijos e hijas, y hacer trabajo desde casa.
El Covid-19 no sólo puede matarnos por asfixia sino, principalmente, nos mata por la imposibilidad de alcanzar una vida lograda porque la vida, en palabras de don Quijote, se realiza en el borde del camino y en el encuentro de aquel o aquella que me explica y dimensiona.
Mi padre me decía que los negocios están en la calle porque a través de ellas llegamos a nuestros clientes potenciales o ellos llegan a nuestro restaurante, tienda, fábrica u oficina; al cerrarse éstos, las ciudades se quedaron dormidas y la economía se detuvo, se contuvo.
Experiencias de años e inversiones económicas importantes se perdieron y nuestros gobiernos, simplemente, las dejaron morir, y miles de empleos dejaron de ser remunerados. Millones de mexicanos se volvieron pobres en un gobierno que declara ser de ellos, por ellos y para ellos, y se sabe que son los más pobres quienes más sufren por esta pandemia.
Si la felicidad es aquello que colma nuestra alma y corazón y si la felicidad la encontramos en ese algo que se aprende, gestiona y armoniza en el día a día, por qué nos hemos dejado sojuzgar por cuarentenas juzgadas como penitenciarias en vez de convertirlas en días de re-encuentro con nosotros mismos y los nuestros. No podemos pasar por alto que la experiencia es reflexión, que la reflexión nos conduce a la armonía y que ésta habita en dónde nos aguarda la felicidad deseada, como dijera Norys Uribe Santana; pero no, pocos reflexionan y menos aún armonizan; los más se rebelan y enojan y desobedecen sugerencias del gobernante y de la experiencia global.
Me pregunto, cuáles hormonas segregamos hoy ante el Covid-19; desde luego que la dopamina u hormona de la confianza, y la serotonina u hormona de la felicidad y el placer se encuentran a la baja; ello podría probarse –lo señalo como hipótesis de investigación- a través de una resonancia magnética.
Nuestra vida está dimensionada por aquello que recordamos de ella, dándole singularidad, especificidad y particularidad, y el quiénes somos, por aquello que los demás recuerdan de nosotros. Si los recuerdos son gratificantes para nosotros y los demás, habremos tenido, seguramente, una vida excepcional.
¿Cuáles recuerdos tenemos cada quién de nuestras vidas en 2020, de encierro o de reencuentro, de detenimiento y retroceso en los derechos de las mujeres, las niñas, los ancianos, los indígenas, o de realización, de tristeza y amargura para quienes todo lo han perdido o de felicidad y confianza para quienes aún sobreviven?
En los confinamientos hubo quienes perdieron un poco del sentido del por qué levantarse cada mañana, pues en sus encuentros en la escuela, en el trabajo, en la compra, en el gimnasio o en la iglesia, dejaron de sentir la calidez de la cercanía. Hay quien dice que la vida se nos hizo más eficiente y eficaz en las reuniones de trabajo por zoom, y ello les alegró, pero sin duda, tales reuniones fueron un poco menos humanas y aún más deshumanizantes. No podemos olvidar que el principal propósito de la vida está en el Ser.
Si el Covid nos ha vuelto a enseñar la importancia de vivir en el presente del cada día, a entender que nada volverá ser como lo fue antes y a reconocer que nadie sabe cómo será el futuro, entonces, por qué nos cuesta tanto tomar consciencia de nuestra frágil esencia humana. Debemos –lo acepto- reencontrarnos con nuestros ideales aun en la intimidad de nuestros hogares, dedicándoles un tiempo adicional para platicar de lo suyo, de lo nuestro, de lo personal, de lo cotidiano… No podemos deshumanizarnos en lo inhumano del internet.
Me decía mi madre: Todo lo que deseas se hará realidad si en verdad lo deseas, y si lo deseas en verdad, te prepararás para lograrlo, le brindarás el tiempo que merezca sin escatimarle ni un instante y, una vez alcanzado, estarás listo para disfrutarlo y compartirlo.
Hoy queremos que el Covid pase y ello tardará lo que queda de 2021 y quizá de 2022: sin embargo, poco hemos mejorado en lo que él nos puso a prueba: Hoy no somos más resilientes que en marzo de 2020, tampoco hemos elevado nuestros apegos, ni siquiera hemos vuelto a mirar las bondades de nuestras ausencias en la naturaleza como cuando los delfines volvieron a Venecia o los cangrejos a Cuyutlán. Más aún, el tener ya varias vacunas para inmunizarnos del coronavirus tampoco nos infundió de un optimismo responsable; en diciembre, cuando se tuvieron las primeras vacunaciones, los contagios se agravaron en México, y me pregunto sobre qué nos hizo relajar los cuidados que habíamos logrado.
Quizá, solo quizá, dejó de funcionar en nosotros, adecuadamente, el cortisol o la hormona del estrés. Y esto, que parece negativo, es también lo correcto porque cuando el cortisol se mantiene elevado de manera crónica por largo tiempo –digamos una cuarentena- se producen dos efectos, uno físico y otro psicológico; en el primer caso, hay pérdida de cabello, problemas al tragar, colon irritado, artritis, fibromialgia, migrañas, taquicardias, sensación de falta de aire y más: a nivel psicológico hay cambios en los patrones del sueño, pérdida en la memoria de corto plazo e irritabilidad, lo que explica tanto pleitos, violencia y depresión en casa que sufre más la mujer y las hijas. En palabras de Wendy Suzuki, neurocientífica norteamericana y autora del libro Cerebro Humano y Vida Feliz: “El estrés crónico mata neuronas” y quizá altera nuestro cerebro moral.
De parte de ese relajamiento decembrino debemos culpar al actual gobierno porque, al instigar a la confrontación social, no tuvo tiempo de pensar en lo que nos dice Daniel Coleman: “La clave para alcanzar un alto coeficiente intelectual colectivo es la armonía social”, así que, cómo entender el bien colectivo si lo comunitario dejó de tener sentido y si, en la confrontación social está la base de permanecer en el poder para consolidar un proyecto que se deleita en resquebrajar a la nación.
Aun cuando se ha criticado a Masaru Emoto por sus afirmaciones pseudocientíficas sobre la fuerza de nuestras palabras, oraciones, sonidos y pensamientos dirigidos hacia un cierto volumen de agua y la formación armónica o caótica de los cristales de hielo obtenidos del mismo, no tengo duda de que nuestras palabras y pensamientos determinan nuestra salud emocional en esta pandemia. Es tiempo de hablar con esperanza y confianza, de forma respetuosa y cauta.
Se afirma que son los más pobres de México quienes más sufren pérdidas de vidas y empleos en esta pandemia y las razones son muchas, pero si ello fuere cierto, alguien en el gobierno podría ser responsable de aquellas muertes y, por tanto, culpable de un posible genocidio por negligencia y subordinación cobarde; la doctora Laurie Ann Ximénez-Fybie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la UNAM y doctora en Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard, quizá nos dé luces en su libro “Un Daño Irreparable”.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha reconocido que renunció a la entrega, ya programada, de un pedido importante de vacunas contra el Covid-19 para favorecer a otra nación y a su pueblo, y pregunto si acaso eso podría constituir una traición al pueblo mexicano por exponerlo a contagios y muertes evitables y, con aquella, a la patria. Y pregunto si por ambos hechos, acaso debería iniciarse un juicio político, presentándose una demanda penal en el Congreso de México o ante la Corte Internacional de La Haya, en contra de quién o quiénes, resulten responsables.
En México, a veces decimos: Me dio mala vibra, y en esto del Covid-19, tengo mala vibra sobre lo que hace el gobierno federal de México frente al coronavirus.
E-mail: benja_mora@yahoo.com
NACIONALES
La presidenta Sheinbaum: ¿Acatará tratados internacionales?
De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //
EL CLAROSCURO de la reforma judicial. Por un lado, los opositores a esta reforma promovida por López Obrador y consumada por Claudia Sheinbaum, tienen en el Artículo Primero de la Constitución y en la actuación de los organismos internacionales que vigilan el cumplimiento de los ordenamientos jurídicos para la defensa de los derechos humanos, un argumento más de lucha.
Por el lado oficial, dueña de los tres poderes del Estado Mexicano y seguidora de la “cuarta transformación” -que ha hecho a un lado los criterios de organizaciones internacionales que exponen sus opiniones con respecto al gobierno de México-, la presidenta Sheinbaum podría promover de una vez por todas las reformas constitucionales que harían a un lado el actual ordenamiento contemplado en la Carta Magna para dejar de considerar todo tratado internacional como Ley Suprema.
No podemos olvidar que en el paquete de reformas constitucionales para establecer la “Ley Suprema” del Congreso de la Unión por encima del Poder Judicial Federal, se contemplaba una reforma para hacer a un lado del texto lo relativo a los “tratados internacionales”, pero al final del día no se contempló.
Hasta ahora, el Artículo 1 de la Constitución se contempla así:
“En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”.
Por parte de los organismos internacionales dedicados a la defensa de los derechos humanos, hay un tema neurálgico en relación a México, luego de la reforma judicial y la expectativa de una posible violación a los derechos humanos ante la selección de los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial Federal a través del voto popular, porque los nuevos juzgadores podrían sujetarse a las consignas políticas y no a la Ley.
Una abogada experta en el sistema interamericano de derechos humanos –Tamara Taraciuk-, dijo a “Proceso” lo siguiente:
“Si el Estado Mexicano ignora las eventuales recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, este organismo se transforma en una suerte de Fiscalía y lleva el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José, Costa Rica y este tribunal inicia un proceso que podría culminar en una sentencia condenatoria vinculante que el Estado Mexicano tendría la obligación de cumplir como firmante de la Convención Interamericana de Derechos Humanos”
Aparte, de forma paralela, en la Organización de las Naciones Unidas se desarrolla un proceso en el que el Estado mexicano tiene que responder. La reforma también está en la mira de la relatora especial de la ONU para la Independencia de Jueces y Abogados y de la Comisión de Venecia, un organismo de la Unión Europea que vela por el constitucionalismo y el Estado de derecho y del cual México forma parte. De parte de estas organizaciones no hay sentencias vinculantes pero sí pronunciamientos políticos.
Aparte, el artículo 133 de la Constitución establece que los tratados internacionales son parte de la Ley Suprema de la Unión, junto con la Constitución y las leyes del Congreso.
Palabras más, palabras menos, ante el inminente riesgo de violaciones a los derechos humanos por la puesta en práctica de una reforma judicial cuyos jueces electos por el voto popular atenderían las recomendaciones de quienes los colocaron para “administrar la justicia” y no a la interpretación de la Constitución en sus primeros 29 artículos relativos a las garantías individuales o derechos del hombre y la mujer, el gobierno de México podría recibir una condena internacional y verse obligado a modificar parte de su reforma al Poder Judicial de la Federación.
Eso por un lado, pero por otro, podría ser una oportunidad para que el régimen impuesto por López Obrador y perfeccionado por Claudia Sheinbaum, quite los candados constitucionales que le oprimen aún, el propósito de establecer de una vez por todas un régimen en manos de una sola persona, es decir, una autocracia en la que las libertades y derechos humanos de sus ciudadanas y ciudadanos se sujetarían a la voluntad del Estado, el mismo que sería capaz de declarar de utilidad pública, toda propiedad privada.
NO HABRÁ DIÁLOGO CON LA OPOSICIÓN
SI LA presidenta Sheinbaum hizo de manera personal una crítica pública al nuevo dirigente nacional del PAN, Jorge Romero, es porque está enviando un mensaje de que no habrá diálogo alguno con la oposición… Decir que Romero es “el jefe del cartel inmobiliario” en la ciudad de México, podría haber corrido a cargo de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez o de la presidenta de MORENA, Luisa María Alcalde, pero no fue así… Un asunto de bajo perfil fue tomado como un pretexto para decir a todos los mexicanos que esta “construcción del segundo piso de la cuarta transformación”, solo gobernará para los simpatizantes, haciendo a un lado a todo aquel o aquella que piense diferente… Adiós entonces a la aspiración de un llamado desde palacio nacional a la unidad de las y los mexicanos…
JALISCO
Madruguete legislativo: El pacto silencioso que define la política jalisciense
Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
El reloj marcaba las 2:33 de la madrugada cuando la 64 Legislatura del Congreso de Jalisco, bajo el tenue resplandor de la noche, decidió consumar lo que muchos en el recinto describieron como un “madruguete”. En una sesión cargada de tensión, se aprobó la integración de las 20 comisiones legislativas, un acto que, más que ser un simple trámite administrativo, reveló la maquinaria oculta que mueve los hilos del poder en el estado.
Mientras la mayoría de los legisladores dieron su voto favorable, los cinco integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) se opusieron con firmeza. Claudia Murguía Torres, coordinadora de la bancada panista, alzó la voz contra lo que calificó como un “acuerdo vergonzoso” entre Movimiento Ciudadano (MC) y Morena. Con un tono severo, señaló la falta de transparencia y la premura innecesaria de una sesión que, según ella, podría haberse realizado con luz de día y mayor deliberación.
La crítica de Murguía resonaba más allá del recinto: “No hay urgente necesidad”, afirmó, cuestionando la prisa por votar cuando aún quedaban días para cumplir el plazo legal. Y, sin embargo, su voz parecía ahogarse en un entorno donde las alianzas veladas y los intereses partidistas ya habían definido el resultado.
El coordinador de MC, José Luis Tostado, respondió con la habilidad retórica que caracteriza a los políticos experimentados. Negó cualquier pacto exclusivo con Morena y afirmó que los acuerdos fueron alcanzados con siete de los ocho grupos parlamentarios. Pero los hechos hablan más alto que las palabras, y el reparto de las presidencias de las comisiones legislativas parece contar una historia distinta.
EL REPARTO DEL PODER
Movimiento Ciudadano, como era de esperarse, se quedó con las comisiones clave: Hacienda y Presupuestos, Seguridad y Justicia, Movilidad y Transporte, entre otras. Con estas posiciones, MC asegura su dominio sobre los recursos financieros, la agenda de seguridad y los proyectos de movilidad, consolidando así su narrativa de partido hegemónico en Jalisco.
Morena, por su parte, tomó el control de comisiones que, aunque importantes, carecen del impacto presupuestal que caracteriza a las de MC. Igualdad Sustantiva y de Género, Vigilancia y Sistema Anticorrupción, y Participación Ciudadana son comisiones que encajan con la retórica progresista del partido, pero cuyo alcance real en términos de poder legislativo es limitado.
El PAN, relegado a un papel testimonial, mantuvo las comisiones de Asistencia Social, Familia y Niñez, así como Gobernación. Estas presidencias son más un consuelo simbólico que una herramienta de influencia real. Mientras tanto, el PRI y los partidos minoritarios —Hagamos, PVEM, PT y Futuro— obtuvieron presidencias que parecen más un intento de mantenerlos en la mesa de negociación que una concesión de poder auténtico.
LA SOMBRA DE UN PACTO NO TAN SILENCIOSO
El PAN, con razón o sin ella, parece haber sido el único partido dispuesto a denunciar públicamente lo que otros solo murmuran en los pasillos: la existencia de un acuerdo entre MC y Morena. Aunque ambos partidos lo niegan, su coordinación para sacar adelante esta votación en una sesión de madrugada sugiere que hay más en juego que el cumplimiento de un plazo legal.
En este contexto, la declaración de Julio Hurtado, diputado panista, resulta especialmente elocuente: “El que hoy estemos debatiendo este tema a las 2 de la mañana habla por supuesto de lo vergonzante que es para Movimiento Ciudadano arrancar esta Legislatura entregándole el control de lo que hoy es la gran coyuntura nacional”.
EL PESO DE LOS NOMBRAMIENTOS
La sesión no solo fue polémica por la distribución de las comisiones. También se tomó protesta a Eduardo Fabián Martínez Lomelí como secretario general del Poder Legislativo. Martínez Lomelí, cercano al gobernador Enrique Alfaro, es una figura clave en la operación legislativa y su continuidad refuerza la influencia de MC dentro del Congreso.
Su permanencia no es un detalle menor; representa el control administrativo y técnico del Legislativo, un poder que muchas veces opera lejos de los reflectores, pero que es crucial para la agenda de cualquier partido en el gobierno.
LA GLOSA 2024: OBRA DE TEATRO EN PUERTA
Otro de los puntos aprobados fue la realización de la Glosa 2024 los días 20, 21 y 22 de noviembre. Este ejercicio de rendición de cuentas, en teoría, debería ser una oportunidad para que los legisladores cuestionen a los titulares de las dependencias gubernamentales sobre su gestión. Sin embargo, los antecedentes nos enseñan que estas sesiones suelen ser más un espectáculo político que un verdadero ejercicio de fiscalización.
LA COREOGRAFÍA DEL PODER
Lo ocurrido en esta primera sesión de madrugada de la 64 Legislatura no es un hecho aislado; es una muestra del entramado político que define a Jalisco. Movimiento Ciudadano, Morena y los demás partidos están inmersos en un juego donde la prioridad no es el bien común, sino la consolidación de poder. Las críticas del PAN, aunque legítimas, también deben ser vistas con escepticismo; ningún partido está libre de pecados en esta danza de intereses y no podemos olvidar que, la legislatura pasada el PAN tenía en Claudia Murguía a la diputada más naranja de los azules.
Si algo dejó claro esta sesión inaugural, es que el Congreso de Jalisco no será el espacio para el debate plural. Los acuerdos entre MC y Morena marcarán la pauta, mientras el resto de las fuerzas políticas se adaptan o perecen. En la penumbra de la madrugada, las decisiones se tomaron con una urgencia cuestionable y una opacidad indignante. Para los ciudadanos, queda la amarga certeza de que, en este juego de poder, su voz sigue siendo un eco perdido en el vacío legislativo.
En X @DEPACHECOS
NACIONALES
El costo de la transparencia
Opinión, por Salvador Romero Espinoza //
La propuesta de reforma al artículo 116 de la Constitución para desaparecer a los 32 institutos de transparencia locales del país, nos costará casi 20 veces más de lo que actualmente nos cuestan dichos institutos, de acuerdo a la distribución de funciones y obligaciones que establece para las contralorías de cada una de las casi 7,000 autoridades estatales y municipales del país.
En primer lugar, hay que señalar que el presupuesto aproximado del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) es de 1,000 millones de pesos anuales, mientras que el presupuesto aproximado de los 32 institutos de transparencia locales del país, ronda los 1,300 millones de pesos al año; el Instituto de Transparencia Jalisciense (ITEI), por ejemplo, tiene un presupuesto aproximado de 60 millones de pesos anuales, básicamente el mismo desde hace 12 años; es decir, la totalidad de los 33 institutos de transparencia cuestan a cada mexicana y mexicano alrededor de $17 pesos al año, menos de lo que cuesta un refresco.
De esos presupuestos, alrededor del 70% de los recursos se destina a lo que se conoce como “Capítulo 1000”, es decir, al pago de sueldos, salarios, prestaciones y honorarios de las personas que apoyan a dichos institutos de transparencia a cumplir con sus funciones, que en el INAI son alrededor de 800 personas y en el resto de los institutos de transparencia del país alrededor de 1,200 personas; el ITEI, por ejemplo, tiene una plantilla de personal de 94 personas.
Por su parte, la propuesta de reforma constitucional, denominada de “simplificación administrativa”, cuya finalidad es la destrucción de 39 organismos constitucionales autónomos (creados como contrapesos al poder público), establece también una propuesta de modificación al artículo 116 (relativo a las atribuciones de las entidades federativas), que violenta completamente el esquema federalista mexicano y el principio de soberanía de los estados que forman nuestra República, pues prohíbe a las entidades el que puedan preservar a sus institutos de transparencia, a pesar que dicho artículo fue concebido para reconocerles atribuciones a las entidades federativas, no para imponerles prohibiciones.
En dicha propuesta de reforma se establece la desaparición obligatoria de los 32 institutos de transparencia del país para que cada contraloría o equivalente de cada autoridad, realice las atribuciones que actualmente realizan dichos institutos, entre otras, conocer de las quejas, impugnaciones, recursos e inconformidades que presente la sociedad en contra de la opacidad de las instituciones públicas, así como las verificaciones a sus portales de transparencia y la capacitación a su personal y a la sociedad civil.
Este esquema conllevaría un enorme gasto presupuestal, dado que -haciendo a un lado a la Federación- actualmente existen casi 7,000 sujetos obligados (o autoridades) estatales y municipales (en Jalisco rondan los 600), por lo que una debida tutela de los derechos fundamentales a la información y a la protección de datos personales, que actualmente está encomendada a los institutos de transparencia, implicaría que en cada contraloría de cada autoridad se contrataran, al menos, 3 tres nuevas personas: una responsable de la resolución de recursos en materia de acceso a la información y de las denuncias por incumplimiento de obligaciones de transparencia; otra responsable de las verificaciones a los portales de transparencia y de la capacitación; y otra especializada en resolver controversias relacionadas con la protección de datos personales.
En otras palabras, en el discurso oficial para justificar la destrucción de los institutos de transparencia, se ha señalado que son costosos para el presupuesto y que su desaparición implicaría un ahorro para el erario público, sin embargo, con el esquema propuesto, si en verdad se quieren proteger adecuadamente estos derechos humanos, se tendrían que contratar a alrededor de 21,000 personas nuevas para tutelarlos de manera eficiente por los sujetos obligados estatales y municipales (en contraste con las alrededor de 1,200 personas que actualmente laboran en los 32 institutos locales), por lo que, en realidad, este esquema propuesto, además de todas las implicaciones negativas que tiene, también nos costaría a las y a los mexicanos, cuando menos 17 veces más de lo que actualmente nos cuestan los institutos de transparencia locales del país.
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