Connect with us

NACIONALES

Las reformas a los sistemas de pensiones en México: Vital para el futuro de los trabajadores

Publicado

el

Actualidad, por Alberto Gómez R. //

Los sistemas de pensiones gubernamentales son pilares fundamentales para garantizar la estabilidad y el bienestar económico de los ciudadanos en la vejez. En México, las reformas al sistema de pensiones han sido tema de un intenso debate, especialmente en el contexto de las modificaciones más recientes de 2020.

Estas reformas buscan corregir las deficiencias de los cambios implementados en 1997 y 2007 durante gobiernos neoliberales, que se percibieron como perjudiciales para los pensionados y beneficiosas para las empresas privadas administradoras de las Afores.

En 1995, durante el Gobierno del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) se aprobó la reforma a la Ley del IMSS de 1973, que entonces regía la forma en que los trabajadores recibían una pensión al retirarse.

El sistema de pensiones vigente de 1973 a 1997, daba a los trabajadores una pensión de acuerdo con la edad a la que se retiraban y el promedio de su sueldo en los cinco años anteriores al retiro. Tenía dos modalidades: retiro por cesantía entre los 60 y 64 años; y por vejez a partir de los 65 años.

Para solicitar la pensión, el trabajador debió haber cotizado 500 semanas como mínimo ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que equivalen a unos 10 años de trabajo. El monto que recibían los trabajadores dependía, además del promedio del sueldo, de la edad a la que se retiraban.

Si lo hacían por cesantía podían recibir entre el 75% y el 95% del promedio de su sueldo; si lo hacían por vejez recibían el 100%.

REFORMA DE 1997

Antes de 1997, año en que se aplicó la reforma propuesta en 1995, el sistema de pensiones en México operaba bajo un esquema de reparto a través del IMSS. En este modelo, las contribuciones de los trabajadores activos financiaban las pensiones de los jubilados. Este sistema se sostenía gracias a una alta proporción de trabajadores activos frente a jubilados, y se caracterizaba por una cobertura relativamente amplia y beneficios definidos. Sin embargo, el sistema enfrentaba supuestos problemas de sostenibilidad debido a la disminución de la tasa de natalidad y al aumento de la esperanza de vida, lo que incrementaba la proporción de jubilados en relación con los trabajadores activos.

El 1 de julio de 1997 entró en vigor la nueva Ley del Seguro Social, vigente hasta el momento, y cuyo modelo se basa en que cada trabajador tiene una cuenta individual en la que se van sumando sus aportaciones, las de su patrón y las del Gobierno.

Dichas cuentas están bajo la tutela de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), que son instituciones financieras vigiladas por la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). Actualmente hay 10 Afores: 9 privadas y una del Estado.

Cada bimestre, el patrón aporta 5,15% del salario base; el Gobierno federal pone la llamada Cuota Social de 0,225% del salario base; y el trabajador, el 1,125% de su salario. En total, la Afore recibe el 6,5% del salario base de cotización.

Además, el trabajador puede hacer aportaciones voluntarias cada quincena o mes para aumentar el saldo de su ahorro.

Esta reforma fue promovida bajo el argumento de mejorar la sostenibilidad del sistema y reducir la carga fiscal del gobierno. Se introdujeron las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), instituciones privadas encargadas de gestionar las cuentas individuales de los trabajadores. Bajo este esquema, cada trabajador tenía una cuenta individual donde se depositaban sus contribuciones, las cuales se invertían en el mercado financiero con el objetivo de generar rendimientos para financiar su jubilación.

La reforma de 1997 tuvo consecuencias mixtas. Si bien alivió la carga fiscal del gobierno al reducir su responsabilidad directa en el pago de pensiones, también trajo consigo problemas significativos. Las Afores comenzaron a cobrar comisiones elevadas por la gestión de las cuentas, reduciendo significativamente los ahorros acumulados por los trabajadores. Por ejemplo, durante los primeros años, las comisiones por manejo de cuenta llegaron a representar hasta el 2% del saldo anual, un costo excesivo que afectaba el monto final disponible para la jubilación.

Además, la baja densidad de cotización, es decir, el número de semanas que los trabajadores contribuyen al sistema durante su vida laboral, resultó en saldos insuficientes para garantizar pensiones adecuadas. Muchas personas no lograban acumular los fondos necesarios, lo que derivaba en pensiones extremadamente bajas. Por ejemplo, si un trabajador tenía un sueldo de $10 mil pesos mensuales, su pensión era de alrededor de $2,500 pesos al mes.

REFORMA DE 2007

La reforma de 2007 se enfocó en el sistema de pensiones para los trabajadores del Estado, administrado por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Similar a la reforma de 1997, se introdujo un esquema de capitalización individual para los nuevos trabajadores, mientras que los trabajadores existentes podían optar por mantenerse en el sistema anterior o migrar al nuevo sistema.

Esta reforma también enfrentó críticas debido a problemas similares a los del sistema de Afores. Las comisiones cobradas por las Afores del ISSSTE fueron consideradas altas y el rendimiento de las inversiones a menudo no compensaba estos costos. Asimismo, se encontraron diversas anomalías en la administración de los fondos, incluyendo prácticas de inversión cuestionables y falta de transparencia en la gestión de los recursos.

Además, diversas investigaciones han revelado que muchos políticos y expolíticos del PRI y el PAN tenían participación en las empresas de Afores, lo que generaba conflictos de interés y sospechas de corrupción. Este entorno permitió prácticas abusivas, como el cobro de comisiones excesivas y la manipulación de los rendimientos para favorecer a ciertos grupos económicos.

REFORMA DE 2020

En un esfuerzo por abordar las deficiencias de las reformas anteriores, en 2020 se aprobó una nueva reforma al sistema de pensiones en México. Esta reforma tenía varios objetivos clave:

Aumento de las aportaciones. Se incrementaron las aportaciones obligatorias de los empleadores de manera gradual, pasando del 5.15% al 13.875% del salario base de cotización en un periodo de ocho años. Este aumento tiene como objetivo mejorar el saldo acumulado en las cuentas individuales de los trabajadores.

Reducción de las semanas necesarias para la pensión. Se redujo el requisito de semanas cotizadas de 1,250 a 750 semanas, con un aumento progresivo hasta llegar a 1,000 semanas en 2031. Esta medida busca facilitar el acceso a una pensión para un mayor número de trabajadores, especialmente aquellos con historial laboral irregular.

Mejora de la Pensión Garantizada. La Pensión Garantizada, ajustada a la inflación, se incrementó para asegurar un ingreso mínimo digno para los jubilados, particularmente aquellos con bajos ingresos.

Reducción de comisiones. Se establecieron regulaciones más estrictas para las comisiones que las Afores pueden cobrar, buscando reducir los costos para los trabajadores y mejorar los rendimientos netos de sus ahorros para el retiro. Actualmente se han reducido a menos de la mitad de los cobros anteriores, quedando en 0.56% de las aportaciones del trabajador.

Beneficios de la reforma. Las reformas de 2020 intentan corregir los errores del pasado, asegurando que los trabajadores tengan mayores ahorros y, por ende, pensiones más dignas. Se estima que, con la nueva estructura de aportaciones y menores comisiones, los saldos acumulados en las cuentas de los trabajadores podrían aumentar significativamente, mejorando las pensiones futuras.

PRÓXIMAS MODIFICACIONES PROPUESTAS

El gobierno federal ha propuesto futuras modificaciones para continuar mejorando el sistema de pensiones en México:

Pensión universal. Una de las propuestas más destacadas es la creación de una pensión universal que garantice un ingreso básico a todos los adultos mayores, independientemente de su historial laboral. Esta medida busca ampliar la cobertura y reducir la desigualdad en los beneficios de pensión.

Aumento de contribuciones. Se plantea incrementar aún más las contribuciones patronales y gubernamentales para asegurar la sostenibilidad del sistema y mejorar los montos de las pensiones.

Transparencia y eficiencia. También se busca implementar medidas para mejorar la transparencia y eficiencia en la administración de las Afores, incluyendo auditorías más estrictas y la eliminación de conflictos de interés.

LOS MEJORES SISTEMAS DE PENSIONES DEL MUNDO

Países Bajos. El sistema de pensiones en los Países Bajos es conocido por su sostenibilidad y adecuación. Consiste en tres pilares: una pensión estatal básica (AOW), pensiones ocupacionales y ahorros privados. La AOW proporciona un ingreso básico para todos los residentes mayores de 67 años, financiado por impuestos. Las pensiones ocupacionales son gestionadas por fondos específicos de cada sector y son obligatorias, mientras que los ahorros privados permiten a los individuos complementar sus ingresos de jubilación.

El sistema holandés asegura una cobertura amplia y pensiones adecuadas, lo que reduce la pobreza en la vejez y asegura una calidad de vida digna para los jubilados. Además, la estructura tripartita proporciona estabilidad y diversificación de riesgos.

Dinamarca. El sistema danés se caracteriza por su eficiencia y sostenibilidad. Incluye una pensión estatal básica financiada por impuestos, pensiones ocupacionales obligatorias gestionadas por fondos específicos y ahorros privados incentivados mediante deducciones fiscales. Este sistema asegura una base de ingresos sólida para todos los ciudadanos mayores de 67 años.

Dinamarca tiene una de las tasas más bajas de pobreza en la vejez en el mundo, gracias a su sistema de pensiones robusto y bien financiado. La transparencia y la gestión eficiente de los fondos de pensiones son factores clave en su éxito.

Australia. Australia combina una pensión estatal financiada por impuestos (Age Pension) con un esquema de ahorro obligatorio conocido como Superannuation. La Age Pension ofrece un ingreso básico a los ciudadanos mayores de 66 años y medio, mientras que el Superannuation obliga a los empleadores a contribuir un porcentaje del salario de los trabajadores a fondos de pensiones privados, promoviendo una alta tasa de ahorro y seguridad financiera para los jubilados.

El sistema australiano fomenta una alta tasa de ahorro personal, lo que permite a los jubilados tener ingresos más altos y una mayor seguridad financiera. Además, la combinación de ingresos garantizados y ahorros privados proporciona una red de seguridad sólida y flexible.

Suecia. El sistema de pensiones en Suecia es reconocido por su flexibilidad y solidez. Consta de una pensión de ingresos basada en los ingresos a lo largo de la vida laboral, una pensión garantizada para aquellos con bajos ingresos y pensiones ocupacionales complementarias. Este modelo asegura que todos los ciudadanos reciban una pensión adecuada, independientemente de sus ingresos previos.

Suecia ha logrado reducir significativamente la pobreza en la vejez mediante un sistema de pensiones que equilibra adecuadamente la responsabilidad individual y la seguridad proporcionada por el Estado. La transparencia y la equidad son características fundamentales de este sistema.

Los sistemas de pensiones gubernamentales son esenciales para garantizar el bienestar económico de los jubilados y asegurar una sociedad más equitativa. Las próximas modificaciones propuestas buscan ampliar la cobertura y asegurar un nivel de ingresos digno para todos los adultos mayores.

Al comparar los sistemas de pensiones más exitosos del mundo, como los de Países Bajos, Dinamarca, Australia y Suecia, se pueden extraer valiosas lecciones para México. Estos modelos destacan por su combinación de pilares estatales, ocupacionales y privados, proporcionando una red de seguridad robusta y diversificada para los jubilados. Implementar prácticas similares en México podría contribuir a un sistema de pensiones más justo y sostenible, asegurando el bienestar de las futuras generaciones de trabajadores.

Es vital que el gobierno mexicano continúe reformando y mejorando el sistema de pensiones, no solo para corregir los errores del pasado, sino también para garantizar un futuro más seguro y digno para todos los trabajadores del país.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Publicado

el

Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

Continuar Leyendo

CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

Publicado

el

Continuar Leyendo

NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Publicado

el

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.