JALISCO
En una década toma la presidencia de México: Morena, con el liderazgo de AMLO aplasta a la partidocracia tradicional
Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
(Segunda parte) El más joven partido nacional es el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), creado en 2011 como una asociación civil dedicada a impulsar la democracia y la defensa de la soberanía de México, teniendo como líder al actual presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador.
Este dirigente de oposición, desde 1994 en su natal Tabasco enarboló principios democráticos, nacionalistas y de redención social. Si bien fue priista desde 1976 con el poeta Carlos Pellicer, y enseguida con Leandro Rovirosa Wade, fuerte impulsor del indigenismo (1977-82), con el avanzado Enrique González Pedrero, se sumó entusiasta y en su administración dirigió acciones sociales que lo llevaron a dirigir (1983) al priismo en su Estado, lo cual hizo con espíritu tan confrontado al corporativismo tricolor -que lo acusó de socialista-, que hubo de salir de la dirigencia y emigrar al DF. Escribió dos libros y su tesis, revelando su credo mexicanista.
En 1988 se suma a la corriente democrática que buscó democratizar al PRI, lo que, al no lograrse, se transformó en el Frente Democrático Nacional, movimiento que lo proyectó como candidato a gobernador de su tierra, la que recorrió y alertó sobre el clima de autoritarismo y represión que imperaba.
En 1989 participa en la creación del PRD y él lo dirige estatalmente en Tabasco. En los comicios de 1991 hubo tal cúmulo de fraudes, que Andrés Manuel decidió realizar una protesta denominada “Éxodo por la Democracia”, en la que encabezó una marcha a pie que inició en Villahermosa —capital de Tabasco— el 25 de noviembre de 1991 y concluyó en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México el 11 de enero de 1992, con un discurso ante 40 mil simpatizantes: se acordó con el gobierno federal se anularan varias elecciones municipales y la renuncia del ejecutivo tabasqueño.
Ese año se sumó a Heberto Castillo, quien compitió para gobernar Veracruz. Para 1994 volvió a ser candidato para ejecutivo de Tabasco, compitiendo contra Roberto Madrazo, quien, con exceso de recursos, trampas y apoyos federales, se hizo del triunfo electoral.
El 22 de abril de 1995, López Obrador inició la Caravana por la Democracia, marcha hasta la Ciudad de México, ampliado su defensa no solo de la democracia sino de los recursos de la nación, especialmente del petróleo. Ya curtido en la lucha oposicionista, dirigió al PRD (1996-1999) partido al que hizo la segunda fuerza política en la Cámara de Diputados, primera del DF y conquistó algunas entidades federativas.
Luego el mismo fue gobernador del DF por el PRD (2000-2005) venciendo al panista Santiago Creel. Amlo criticó duramente al régimen priista por haber auspiciado el FOBAPROA; publicó su sexto libro “Un proyecto alternativo de nación: Hacia un cambio verdadero”, e instauró las pensiones para adultos mayores, lo que junto a su singular labor en el DF, le dio suficiente perfil para aspirar a la presidencia de la república, por lo que sus adversarios (encabezados por Fox y los priistas) le instrumentaron el desafuero, culminado en abril de 2005.
Fueron connotados defensores de AMLO no solo su partido y dirigencias, sino los escritores Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, y junto a ellos, miles y miles de ciudadanos. El ministerio público se desistió de su acción, el procurador de justicia federal renunció y AMLO quedó en posición de llegar a la candidatura presidencial, desplazando a Cuauhtémoc Cárdenas.
Luego vino la elección de 2006, que para muchísimos observadores fue un fraude para impedir que la izquierda arribara al poder; entonces el triunfo se le dio de manera ajustadísima (menos de uno por ciento) al panista Felipe Calderón, quien al responder una pregunta de la periodista Dennisse Maerker, quien le indicaba lo turbio del proceso (recordemos que increíblemente el IFE autorizó una campaña contra Amlo, diciendo que “era un peligro para México” y se adjuntaba una foto del venezolano Hugo Chávez) atinó en contestar: “como dicen en mi tierra, ya si ganó, haiga sido como haiga sido”.
La evidente confabulación del IFE, el Tribunal Electoral, la Presidencia de la república, el Consejo Coordinador Empresarial, etc., contentos porque no se autorizó el conteo “voto por voto casilla por casilla” hicieron que Amlo pronunciara la frase “Al diablo con sus instituciones”. Vino la toma de la avenida Reforma y el establecimiento de un “gobierno legítimo” del cual fue Amlo su presidente, según lo aprobaron sus partidarios en un monumental mitin en el zócalo de la capital el 16 de septiembre; la protesta del cargo sería el 20 de noviembre.
El gabinete que lo acompañó tenía entre otros miembros, a José Agustín Ortiz Pinchetti, Bernardo Bátiz; Octavio Romero Oropeza, Claudia Sheinbaum Pardo y Bertha Luján Uranga (madre de Luisa María Alcalde). El suceso se tomó por sus organizadores como el medio pacífico para evitar que la exacerbación socio-política estallara violentamente.
Con lo anterior, queda referido el profundo movimiento que precedió a la fundación de MORENA el 2 de octubre de 2011, año en que Calderón y su “Guerra contra el narcotráfico” habían puesto de relieve la vulnerabilidad de las instituciones -policíacas, militares y políticas de seguridad mexicanas –infiltradas o de plano cooptadas por el hampa, según se comprobó en el proceso contra Genaro García Luna– sino también el nivel de penetración social que los cárteles tenían en muchas regiones del país. Ahora, AMLO fue candidato del “Movimiento Progresista”, conformado por MC, PRD, PT y los flamantes morenistas, frente al inflado priista Enrique Peña Nieto y una panista desamparada, Josefina Vázquez Mota.
Así se llegó a los comicios presidenciales de 2012, confeccionados por las oligarquías mexicanas, la complacencia del PRIAN y la complicidad del gobierno calderonista. Ya sabemos que el priista Enrique Peña Nieto, preparado por los oligarcas mencionados, obtuvo el triunfo por compra de votos. Amlo señaló y no reconoció como legal el hecho, declarando: “Aunque nos sigan atacando y nos acusen de malos perdedores, de locos, de mesiánicos, de necios, enfermos de poder y otras lindezas, preferimos esos insultos a convalidar o formar parte de un régimen injusto, corrupto y de complicidades que está destruyendo a México”. (Milenio, 31 agosto 2012). Dos semanas después se desliga definitivamente del PRD y se dedica a Morena, -transformada en asociación civil el 20 de noviembre inmediato- y defender el ramo energético, amagado por el Pacto de México y el entreguismo peñanietista, respaldado por el PRI, PAN y PRD.
EN 2014 MORENA ES RECONOCIDO COMO PARTIDO
Para el uno de agosto de 2014, Morena fue reconocido por el INE como partido político nacional. De esa forma Amlo se preparó para ser por tercera vez candidato presidencial, declarando el 13 de noviembre de 2016 a “Sin Embargo”, en la finca familiar “la Chingada” de Chiapas, que “Si el pueblo de México se manifiesta en 2018 por un cambio de fondo y me da su confianza” trabajaría con ahínco inspirado por Morelos, Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas, “ pero si la mayoría de la gente dice que no me quiere gobernando o los de la mafia del poder nos lo impiden, entonces sí me iría literalmente a La Chingada”.
El domingo uno de julio de 2018, con un 53.19 % de votos, el pueblo de México llevó al poder ejecutivo federal al primer aspirante de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, seguido por el panista Ricardo Anaya con 21.27% y alejado el tricolor J. Antonio Meade con el 16.41%.
El uno de diciembre asumió su cargo y desde entonces, a pesar de la férrea oposición del prianismo y los restos del perredismo, las oligarquías, casi todos los medios de comunicación tradicionales, muchísimos empresarios (nacionales y extranjeros) así como sectores conservadores de la sociedad, agraviada la situación por la pandemia del COVID y los acosos del gobierno gringo de Trump, el lopezobradorismo se ha sabido ganara las mayorías populares, lo cual se ratificó en los comicios presidenciales del 2 de junio, cuando su candidata Claudia Sheinbaum, se alzó con un aplastante triunfo de casi 36 millones de votos (casi 60%) sobre la aspirante del PRIANRD, Xóchitl Gálvez, que apenas logró el 27.45% y el aspirante de MC, solo un modesto 10.32%.
A ello debemos agregar que los partidarios de la Cuarta Transformación (4T) le dieron la mayoría calificada en las cámaras baja (diputados) y casi también en la alta(senado); el gobierno de la ciudad de México, que sumados a los Estados ya ganados, ahora en total 24 Entidades federativas de 32, estando pendiente aún la de Jalisco, que se busca se declare nula, y la inmensa mayoría de congresos locales, se puede afirmar que están en la cumbre.
En cambio, los partidos de oposición se ven en severos predicamentos: el PRD, ya perdió su registro. El PRI, relegado a partido chico, aturdido en un pleito feroz por su control, entre viejos cuanto destacados militantes y su actual dirigente -Alejandro Moreno- llamado “Alito”, con acusaciones diversas de abusos, enriquecimientos ilícitos y malversación de fondos, que tortuosamente quiere perpetuarse en la presidencia del partido.
“Bajo su mandato, que ahora trata de prolongar hasta 2032 retorciendo los procesos legales, el PRI ha perdido todo lo que podía perder: los territorios que antaño fueron del tricolor, incluido el Estado de México, incluido su propio Estado, Campeche…las últimas elecciones, que han dejado su bancada en los huesos, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados; millones de militantes, de base y de renombre, han tomado otros rumbos.
En estas últimas semanas, el partido es apenas un club privado” (El País, 13-VII-2024), lo que da credibilidad a la sentencia que pronunció Aurelio Nuño Mayer, ex Secretario de Educación Pública: “Alito será el sepulturero de uno de los partidos más importantes de México. (…) Perdió la brújula”. (Milenio, 12-VII-024).
Por lo que ve al PAN, basta con presenciar la discusión entre su dirigente Marko Cortés, el expresidente Felipe Calderón y Javier Lozano (sapo de pus) quien lo insultó con palabras soeces, como “cobardía” por no defender a Genaro García Luna, “por eso estamos tan jodidos”, precisando que era pésimo dirigente. Entonces contestó Markitito, diciéndole que hablaba así enojado porque no se le concedió una curul. En redes sociales, Calderón reprochó a Cortés por no haber inscrito para legislador a un destacado panista, y en cambio él si se auto incluyó a pesar de ser uno de los peores oradores, y como “presidente del PAN, el que más daño le ha hecho en la historia a ese partido…” Cortés, enojoso le dijo que él -Calderón- dejó sola a la aspirante Josefina Vázquez Mota, y luego le pidió explicaciones sobre Genaro García Luna, causa según él de la caída electoral, husmeándole al expresidente, ¿o no te enterabas de lo que sucedía en tu gobierno?” (El Financiero, 2-VII_024). En una misiva, 13 exgobernadores y militantes del PAN, entre los que destacan Francisco Ramírez Acuña, Francisco Barrio Terrazas, Fernando Canales Clariond y Juan Carlos Romero Hicks, enviaron una carta contundente a Marko Cortés, planteándole “renovarse o bien, irse”.
En cuanto a los demás partidos, con dueños de su padrón limitado y acaparadores de jugosas prerrogativas, no tienen otro sendero que seguir siendo “pedacera”, así se ofrezcan como tercera vía (MC) fallida, opciones de izquierda ilusa (PT) o no ser -cual lo expresó el periodista Julio Hernández: ni partido, ni de verdes; ni mexicanos, ni ecologistas, es decir “el partido de las cuatro mentiras”. Eso sí, jugosa maquinaria para el niño verde y sus contlapaches.
Por ello concluimos: So pena de palidecer aún más, los partidos políticos mexicanos, deben reestructurarse, empezando por transparentar los métodos de afiliación y adhesión, refrescar sus declaraciones de acción y de principios, fortalecer los procesos de democracia interna y trabajar en procesos de formación política. En pocas palabras, ganarse la confianza del pueblo, formar cuadros genuinos y renovarse integralmente a fondo, o en contrapartida, prepararse para extinguirse. De tal magnitud es el marasmo de la partidocracia azteca.

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