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MUNDO

¿Cuántos enfermos hay en México? La pandemia del miedo que hace temblar al mundo

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Por Jorge López Portillo Basave //

El efecto más dañino de cualquier amenaza, como lo es el riesgo a ser contagiado con el COVID19, es el pánico. Este puede ocasionar que el cerebro tome medidas contraproducentes como la generación de químicos que aumentan la presión, el azúcar y los triglicéridos. Trate de respirar profundo y de no sobre reaccionar. ¡Hágalo por su propia salud!

LA PSICOSIS COLECTIVA

El miedo colectivo exacerbado genera que los pueblos experimenten compras y ventas de pánico afectando en especial a las personas más vulnerables y causando que los servicios médicos se saturen, fallen y colapsen.

En Ciudad de México hay un brote de sarampión que debe atenderse y en Jalisco hay siempre el terrible riesgo del dengue, además de los efectos en todo el país de la influenza estacional. Si la gente se arremolina en hospitales y clínicas para pedir atención por miedo, esta pandemia podría ocasionar que otras enfermedades se salgan de control.

El COVID19 ocasiona la muerte a partir de que nuestro propio sistema inmune en su lucha por combatir al intruso entra en pánico y sobre reacciona, dañando nuestros órganos internos. Resulta irónico que el efecto psicológico del miedo que nos genera contraer dicha enfermedad está teniendo el mismo efecto –sobre reaccionar- en la vida diaria de cada comunidad que se verá afectada por la crisis económica y desabasto por la pandemia del miedo.

Acopiar en cantidades desmesuradas no ayuda de mucho y causará problemas a muchas familias mexicanas que viven al día sin ahorros o grandes almacenes de alimento, quienes serán afectadas por la escalada de precios, el desabasto y claro, la falta de recursos por la falta de empleo en los próximos dos o tres mes.

Los especialistas de todo el mundo desarrollan medicinas que puedan curar a los enfermos que hoy están en alto riesgo, evitar más contagios y muertes. Mientras tanto usted reaccione con prudencia y recuerde que en poco tiempo habrá cura y un poco después la famosa vacuna como lo señalan los especialistas de la OMS.

CUÁNTOS ENFERMOS HAY

La pregunta del millón es saber ¿cuántos enfermos hay? Esa es una de las dos preguntas más importantes y el no saberlo con certeza es una de las dos razones del pánico generalizado. La otra es el miedo a no tener vacuna o medicinas definitivas.

Afortunadamente sabemos que del 97% al 99.3 % de los pacientes se recuperan y que de hecho el 80% tienen síntomas tan ligeros que ni se enteran que tuvieron dicha enfermedad.

El no saber que se tiene dicho virus –aunque no se sienta uno mal- es parte del miedo generalizado, porque al no saber, tampoco podemos evitar el contagiar a nuestros familiares y amigos, especialmente a los que están en una población identificada como más vulnerable.

El ejemplo de Corea con centros para detección tipo “drive thru”, al estilo McDonalds, seguimiento individual vía GPS y distanciamiento social está siendo imitado por otros países que buscan evitar contagios innecesarios de personal médico y de otros pacientes, pero también ayuda a coordinar de manera eficiente los recursos siempre escasos de detección y atención de los posibles pacientes de una epidemia.

Esta pandemia es democrática le ha dado y le dará a políticos, presidentes, empresarios y de todo. ¡Imagine 15 o 30 días sin políticos peleando o echando rollo!

EL PACIENTE “0” Y LA CURVA DEL TIEMPO

A finales de la semana pasada China declaró haber encontrado al paciente “0” quien habría sido contagiado en noviembre del 2020. En este momento Europa es el epicentro de la epidemia, le seguirá EUA y seguro después será América Latina. Con base en los tiempos de contagio inicial y de control podemos esperar que en cuatro meses lo peor de la pandemia infecciosa habrá pasado, pero estaremos a medias de la crisis económica que provocó.

El caso Corea indica que para un país de 51 millones de habitantes se necesitaron 96 centros de muestreo que atiendan a un ritmo de 15 mil a 20 mil personas diarias durante 56 días para saber cuántos enfermos hay y de ahí en adelante aislar, curar y evitar más contagios. Al sábado pasado dicho país tenía un poco más de 8 mil infectados y únicamente 72 muertos. Esto sugiere que cuando se puede detectar con eficiencia a todos los enfermos, el grado de mortandad efectivo es menor al 1%.

Al sábado pasado, China había padecido casi 81 mil casos de COVID19 en una población de 1,350 millones de habitantes y tardó tres meses en controlar la epidemia que causó más de 3,189 muertos. Según estos datos el grado de mortandad fue superior al 3%, lo que parece muy elevado; algunos especialistas sugieren que esos números no son confiables ya que no se sabe si pudieron realizar el conteo de todos los enfermos y por tanto, el promedio de fallecimientos se dispara. En especial porque según la OMS, el 98% de las personas con síntomas que son examinadas, en realidad padecen otras enfermedades típicas de la temporada.

Al día de ayer en Italia había 17,660 infectados con una población de 60 millones de habitantes y 1,366 fallecidos dando una mortandad mayor al 7 % lo que es demasiado elevado. Es casi seguro que las escazas medidas de prevención y detección temprana generaron una medición deficiente. Italia tiene una población un poco mayor a Corea del Sur, por lo que medidas similares debieran dar resultados similares, lamentablemente ese gobierno no tomó medidas preventivas con la velocidad necesaria. En defensa de Italia su población tiene una edad más avanzada que Corea o México, por lo que la enfermedad también les pega más duro como lo hará en toda Europa.

México debe prepararse y asegurar su capacidad de detectar a los enfermos reales, aprender de Corea y de Italia para saber qué debe hacer. Tenemos la ventaja de que nuestra población tiene una edad promedio menor a la de Europa y a la de Asia.

Es bueno recordar que a la fecha este virus no ha causado la muerte a ningún niño y que de hecho es raro ver a niños con dicha enfermedad. La información emitida por La Organización Mundial de la Salud, indica que en China casi el 78% de los enfermos son de 30 a 69 años de edad, el 8% están en los 20´s, el 1.2% son adolescentes y menos del 1% son niños.

LOS EFECTOS FINANCIEROS

La semana pasada los mercados del país vecino y del mundo sufrieron una de las caídas más grandes en su historia, pero en un solo día también –en EUA- tuvieron la ganancia más importante de toda su historia. Parece que las medidas de apoyo financiero anunciadas por Trump, dieron paz momentánea a su economía y de paso darán un respiro a la nuestra que ya estaba enferma de hipertensión y ahora tendrá COVID19.

Durante el 2020 el debilitado peso mexicano se enfrentará con un dólar caro, ya que nuestras principales fuentes de divisas como el petróleo, el turismo, la exportación de alimentos y de bienes a EUA y claro, las remesas que envían nuestros paisanos, se verán disminuidas por las restricciones de viajes y de compras mundiales. De hecho economistas de Forbes han sugerido que la divisa podría llegar a 25 pesos por dólar.

Asia y EUA están tomando medidas para atenuar el impacto económico que incluyen, reducción de tasas de interés, diferimiento del pago del ISR, disminución del impuesto sobre nómina, suspensión de intereses de algunos créditos del sector público y otras medidas municipales similares. Europa seguramente imitará dichas medidas, por lo que también nuestro país debiese aplicarlas en sus tres niveles de gobierno.

Por lo pronto, el único país que está regresando a la “normalidad” es China quien ya abrió los supermercados y algunas fábricas de Wuhan, en tanto que la gran mayoría de Europa y EUA cancelarán eventos y cerrarán escuelas, fábricas y centros de entretenimiento al menos durante el mes de marzo –ni Las Vegas es inmune-.

Miles de personas se verán obligadas rematar o a perder sus pertenecías al no tener trabajo en las industrias del turismo, del entretenimiento, de los restaurantes, de las conferencias y de los eventos deportivos y muchos harán fortunas prestando a la usura.

Hace una semana comentamos que las cancelaciones de convenciones tendrían un impacto global de $28 mil millones de dólares, a la fecha se desconoce el impacto que México tendrá por la parálisis global, pero cuando menos será tan grande como en el 2009, cuando a raíz de la Epidemia de la Influenza perdimos varios puntos del PIB.

EL MUNDO DE LA CIENCIA FICCIÓN

A inicios de los 80´s el libro de caricaturas japonés llamado Akari, había predicho que Tokio prepararía las Olimpiadas del 2020 y que las mismas habrían de ser postergadas por una epidemia.

En 1981 el libro Eyes of Darkness hablaba de un virus creado en Wuhan, con síntomas respiratorios y causaba una epidemia en el año 2020.

¿Será que los autores tenían información para prevenir esta tragedia? ¿O será que algunos pueden imaginar el futuro? y en esta ocasión le atinaron hasta al lugar, al año y al tipo de evento e infección.

¡VAMOS A SALIR ADELANTE!

La enfermedad del COVID19 es real y debe tomarse en serio, pero el actuar con pánico es tan irresponsable como el actuar a la ligera, ambas actitudes pueden tener consecuencias personales y sociales muy dañinas. La humanidad ha salido delante de este tipo de pandemias y esta no será la excepción.

En estos momentos de crisis social, muchas empresas como Disney o MGM cerrarán sus instalaciones para evitar el aumento de contagios, pero no dejarán a sus empleados sin paga; además regalarán los alimentos almacenados para apoyar a las familias más necesitadas de la región. Ojalá y las empresas nacionales hagan lo mismo con los alimentos almacenados para eventos o parques de diversiones.

Seamos generosos, no promovamos el acaparamiento ni el alza de precios injustificada. Un poco de austeridad en la cuaresma y compartir con los que menos tienen, es una “oportunidad” que podemos aprovechar. No tengamos pánico, como en el 2009 esto pasará y si sabemos sortearlo seremos mejores que ayer. Que Dios nos Bendiga, gracias y feliz semana.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

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Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

LAS CINCO PRINCIPALES:

Los retos de Mirza Flores como líder de MC: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco

95 aniversario del natalicio de Porfirio Cortés Silva: Deja legado de política, amistad y generosidad

La disputa del agua entre Jalisco y Guanajuato: Debe ser un reparto justo, no uno político, Arturo Gleason

La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

 

 

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MUNDO

La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

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– Actualidad, por Alberto Gómez R.

(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.

Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.

El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.

En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.

Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.

Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.

LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL

Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).

Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.

El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.

Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).

El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.

El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.

ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA

Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.

Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.

La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.

Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).

Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.

EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO

La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.

El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.

El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».

La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.

Continuará…

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MUNDO

Inteligencia artificial: La arquitectura del nuevo orden mundial

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– Análisis, por Victor Hugo Celaya Celaya

El mapa del poder mundial se ha reorganizado. Hoy, la influencia no se mide únicamente en arsenales o acuerdos comerciales, sino en algoritmos y capacidad de procesamiento.

Nos enfrentamos a un nuevo tablero geopolítico y geoeconómico definido por tres grandes polos de poder: Estados Unidos, con su enfoque en el desarrollo tecnológico, las finanzas y la seguridad; China, que ha apostado por la manufactura avanzada, la innovación y la inversión masiva en infraestructura; y Rusia, que basa su estrategia en el control de energía, minerales estratégicos y su poder militar.

Esta reconfiguración global plantea preguntas cruciales para el resto del mundo. ¿Cómo coexistir con estos bloques? ¿Cómo aprovechar las corrientes de innovación que emanan de ellos sin sacrificar nuestra soberanía? Y, sobre todo, ¿cómo podemos acompasar nuestras políticas públicas y nuestros esfuerzos nacionales para no quedarnos atrás en esta nueva era de equilibrios de poder?

La visión de una «aldea global» que definimos en los años noventa, unida por la apertura del comercio, ha dado paso a una realidad más compleja. La interconexión actual se teje con redes de inteligencia artificial (IA), investigación científica y ecosistemas digitales.

Aunque las tensiones militares persisten, el verdadero campo de batalla se ha trasladado a la biotecnología, la robótica y, de manera central, a la inteligencia artificial. Esta revolución ya impacta nuestra vida diaria, transformando la educación, la salud, el trabajo y la seguridad. Ninguna sociedad puede sustraerse a ella.

LA CARRERA POR EL FUTURO: ESTRATEGIAS EN COMPETICIÓN

Cada una de las grandes potencias ha trazado una ruta clara para liderar esta era tecnológica, obligando al resto de los países a replantear la cooperación y la competencia.

Estados Unidos ha optado por un modelo que prioriza la innovación impulsada por su dinámico sector privado. En 2023, la inversión privada en IA en este país alcanzó los $67.2 mil millones, una cifra superior a la suma de los siguientes 14 países.

El gobierno actúa como un catalizador estratégico, como lo demuestra la Orden Ejecutiva 14110 para el desarrollo seguro y confiable de la IA, o la Ley CHIPS y de Ciencia, que destina más de $52 mil millones a revitalizar la fabricación de semiconductores, el hardware fundamental sobre el que corre toda la inteligencia artificial.

Esta estrategia se materializa en proyectos monumentales como ‘Stargate’, el centro de datos de $100 mil millones de Microsoft y OpenAI, o la Alpha School en Virginia, que ya personaliza el aprendizaje con IA.

China avanza con un enfoque centralizado y dirigido por el Estado, con la meta clara de alcanzar el liderazgo mundial en IA para 2030. A través de iniciativas como «AI+», integra soluciones de IA en sectores clave. El resultado es un ecosistema robusto: se estima que el valor de la industria de IA en China superará los $220 mil millones para 2026.

Este esfuerzo se refleja en su dominio de la propiedad intelectual, acumulando casi la mitad de todas las solicitudes de patentes de IA en el mundo. Gigantes tecnológicos como Baidu, Alibaba y Tencent no son solo empresas, sino instrumentos de la estrategia nacional para establecer estándares globales.

Rusia, por su parte, enfoca su estrategia de IA en la soberanía digital y la seguridad nacional. A través del proyecto nacional “Economía de Datos”, que se extenderá hasta 2030, busca reducir su dependencia de la tecnología extranjera e integrar la IA en sectores gubernamentales clave.

Más que competir en el mercado de consumo global, su prioridad es aplicar la IA para la optimización de sus industrias estratégicas (energía, defensa) y la administración pública. Su marco regulatorio es estricto y busca asegurar un uso responsable de la tecnología, priorizando el control estatal y el desarrollo de talento local a través de iniciativas educativas supervisadas.

La Unión Europea ha decidido jugar un papel distinto, posicionándose como el gran regulador global. Su enfoque no es competir en una carrera de velocidad, sino establecer las reglas del juego. Con su Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aprobada en 2024, introduce el primer marco legal integral para la IA, basado en niveles de riesgo. Este prohíbe aplicaciones consideradas inaceptables (como el «social scoring» estatal) y regula estrictamente los sistemas de alto riesgo.

Este poder normativo se complementa con fuertes inversiones a través de programas como Horizonte Europa y Europa Digital, que movilizan miles de millones de euros para construir una infraestructura de datos soberana bajo iniciativas como GAIA-X y apoyar a un ecosistema de IA «confiable y centrado en el ser humano».

EL DESPERTAR DE AMÉRICA LATINA: PRIMEROS PASOS

Frente a estas estrategias consolidadas, América Latina no es un simple espectador; la región ha comenzado a mover sus propias piezas. Aunque de manera desigual y con retos importantes, están surgiendo iniciativas notables.

En México, la coalición multisectorial IA2030MX ha impulsado una agenda para el desarrollo de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Polos de innovación como Monterrey y Guadalajara concentran talento y startups, mientras que universidades como la UNAM y el Tec de Monterrey lideran la investigación.

Otros países también marcan el paso. Chile fue pionero en la región al lanzar su Política Nacional de Inteligencia Artificial en 2021, centrada en el desarrollo de talento, la ética y la adopción de IA en la industria. Brasil cuenta con una robusta red de centros de investigación en IA y debate activamente un marco legal propio. Por su parte, Colombia ha establecido un marco ético para la IA en el sector público y promueve proyectos de datos abiertos para fomentar la innovación. Estos esfuerzos, aunque incipientes, demuestran una conciencia creciente sobre la urgencia de participar activamente en esta revolución.

DE ESPECTADORES A PROTAGONISTAS

Ante este escenario, la pregunta para nuestros países es ineludible: ¿nos conformaremos con estos primeros pasos o aceleraremos el ritmo para jugar un rol protagónico? Si queremos dejar de ser simples compradores de tecnología para convertirnos en creadores, necesitamos una hoja de ruta clara y acciones inmediatas.

La interconexión de hoy, definida por algoritmos, nos obliga a innovar. Para ello, es fundamental avanzar en tres áreas estratégicas:

  1. Formar talento e invertir en educación digital. Esto debe empezar desde la educación primaria y extenderse hasta los posgrados.
  2. Crear alianzas estratégicas entre universidades, gobierno y empresas. Los esfuerzos aislados son insuficientes.
  3. Diseñar políticas públicas con visión de futuro. Debemos impulsar el uso integral de la IA y desarrollar un marco ético sólido que garantice la equidad y la protección de datos.

Esto implica fomentar centros de inteligencia artificial que apoyen a startups y consoliden proyectos de investigación propios, aprendiendo de las experiencias globales. La tecnología no debe ser vista como algo «importado» o lejano, sino como un campo fértil donde podemos liderar.

Nos encontramos en un punto de inflexión histórico. La inteligencia artificial está redefiniendo las reglas del desarrollo económico y social a una velocidad sin precedentes. No podemos permitirnos el lujo de la duda o la postergación. La tarea es clara: debemos alinear nuestros recursos, talentos y voluntades para integrarnos de manera soberana y estratégica a esta nueva era. Lo que hagamos, o dejemos de hacer, durante esta década determinará las oportunidades de las próximas generaciones.

 

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