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MUNDO

EEUU es un imperio fuerte, pero en decadencia: La crisis ética que lleva al mundo a la barbarie

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Escenarios de la lucha por el poder mundial, por Cayetano Frías Frías //

Hay dos imágenes que seguramente nunca se borrarán de la memoria de la humanidad. Una, la fotografía de la NASA a la tierra que difícilmente se distingue en el abismo del espacio, tomada aproximadamente a 6 mil millones de kilómetros de distancia y la cual fue definida por Carl Sagan, como “una mota de polvo suspendida en un rayo de sol”.

La tierra no es más que un pequeñísimo grano, en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre, derramados por esos generales y emperadores, para que en la gloria y el triunfo, convertirse en los amos momentáneos… de una fracción, de un punto”, escribió Sagan.

La segunda, es una videograbación reciente, en la cual se observa a colonos israelíes orinando dos cadáveres desnudos que tienen cubiertas las cabezas con bolsas oscuras, tras lo cual patean los cuerpos en un arranque grotesco, que refleja la involución mental de los actores de esa infamia.

Es imposible entender cómo la ambición y las guerras detonan lo peor de los sentimientos humanos. Más difícil creer que existe un Dios, el cual de entre los miles de millones de galaxias y planetas que conforman el universo, se decantó por elegir como su preferido a un pueblo, para entregarle una microscópica porción de esta mota de polvo.

Carl Sagan nos hizo reflexionar sobre nuestra pequeñez ante la magnitud del universo, para concluir que es una mala broma el que existan seres humanos que se sientan superiores, pues los científicos determinaron desde 1940 que las razas no existen. La Unesco estableció desde 1950 identificar a los pueblos como etnias, por lo tanto, tampoco hay superioridad y nadie debería llenarse de soberbia y abrogarse el derecho de asesinar impunemente. Esto se reafirmó al descifrar que la cadena de ADN en todos los humanos es exactamente igual.

Lo que sí existe es la deshumanización y los crímenes de lesa humanidad que se registran en las guerras, aunque todas las personas deberían conservar sus derechos, como establecen los convenios signados por la inmensa mayoría de los países que participan en la Organización de las Naciones Unidas, y que los ejércitos deben respetar.

Es notorio que la humanidad actualmente enfrenta una gran crisis ética. Se nos presenta la oportunidad de reescribir nuestras prioridades, de reflexionar sobre el futuro inmediato y la necesidad de dudar de todo lo que viene de las grandes corporaciones, así como de los gobiernos de todos colores.

Quizá sea momento de escribir sobre la realidad, sin que el dueño de la tinta nos ordene alterar lo que estamos viendo en perjuicio de la humanidad, porque así le conviene a su negocio, a su religión o a sus socios. Porque hasta para pelear en las guerras, existen leyes por encima de los intereses u odios.

RIESGO DE EXTINCIÓN DE LA HUMANIDAD

El escenario mundial hoy, muestra a un imperio norteamericano aún fuerte, pero en decadencia. Sus reacciones desesperadas por mantener la hegemonía, arrastrando en su caída a sus aliados en Europa, Medio Oriente y Asia, han tensado las relaciones internacionales y existe un peligro real de que se generalicen las hostilidades en todo el planeta.

Entre Rusia y los aliados de la OTAN –que utilizan como carne de cañón a los ukranianos-, hay un enfrentamiento formal de ejércitos. En Palestina, el ejército de Israel se enfrenta a una docena de grupos guerrilleros, pero bombardea indiscriminadamente a la población civil, destruyendo sus viviendas, hospitales y centros religiosos en una táctica genocida, con la complicidad de Estados Unidos que los abastece de armamento.

Los gobiernos de los países occidentales que participan en estas guerras, avalan el terrorismo de Estado en que incurren los Ejércitos de Israel y de Ukrania, al atacar las viviendas y edificios de la población civil, donde ni siquiera en sus alrededores existen objetivos militares.

La diferencia con el mundo de hace 20 años, es que en el escenario han irrumpido China como la mayor potencia económica y Rusia como la más modernizada en potencia y experiencia militar. La alianza de países occidentales, representada por la OTAN, aún no digieren que la influencia de poder político y militar ya no es de su exclusividad en el plano internacional.

Por desgracia para el mundo, Estados Unidos y sus aliados han optado por el uso de la fuerza para tratar de mantener su hegemonía, hasta el momento, con muy pobres resultados.

A Joe Biden, aprovechando de que está al borde de la senilidad, le vendieron que Ukrania tenía el ejército más poderoso de Europa y si le proveía de armamento y le inyectaba recursos económicos, con facilidad pondría de rodillas a Rusia. A casi dos años del inicio de las hostilidades y pese al apoyo generoso de los países agrupados en la OTAN, el ejército ruso ocupó más de 100 mil kilómetros cuadrados, les ha causado bajas por entre 350 mil y medio millón de combatientes, se anexó a través de un plebiscito las tres regiones que más aportan al Producto Interno Bruto y amenaza con avanzar hasta Odessa.

Y en el conflicto más reciente, el estado sionista de Israel cuyo ejército se vendía como el cuarto más poderoso del mundo, ha destruido cientos de miles de viviendas a los palestinos, pero no ha podido vencer a una docena de grupos radicales que ni siquiera cuentan con misiles para responder a los ataques que reciben con armas de destrucción masiva. De aquel ejército que en seis días de 1967 triunfó contra varios países árabes, nada queda; hoy han asesinado más de 22 mil personas, de las que más de la mitad son mujeres y niños y del total, más del 90 por ciento son civiles.

Y en el terreno de la propaganda, EU ha sufrido un desgaste brutal, incluso al interior del país, por el genocidio que Israel está cometiendo en contra de la población palestina, detonando protestas en muchas ciudades norteamericanas, así como en el resto del mundo, incluyendo a los países alineados con la OTAN.

Irán y los hutíes de Yemén han intervenido bloqueando el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, para impedir que crucen los barcos con destino a Israel, obligándolos a rodear todo el continente africano para llegar a su destino y con ello, elevando exponencialmente las tarifas de seguro de viaje y de transporte de contenedores.

Estados Unidos anunció una operación con el objetivo de inhibir en el Mar Rojo los ataques a barcos con destino a Israel, asegurando que varios países árabes y europeos se sumarían, pero fue desmentido casi de inmediato. Este jueves, hicieron público un comunicado donde EU y países europeos amenazan con represalias a los hutíes yemenís, si persisten en atacar a los barcos. Los ataques han seguido.

El jueves, el primer ministro de Irak, Mohamed Shia Sudani, anunció que pedirán la salida de las tropas de EU y sus aliados de este país, donde se establecieron tras la invasión y sus empresas aún saquean petróleo. Un día antes y tras rescindir el contrato con la Exxon, el gobierno de Irak entregó en concesión su mayor yacimiento de petróleo a una empresa china que lo explotará en adelante.

El peligroso juego que tiene EU al entregar armamento y al estimular a Taiwán para que busque la independencia, ha obligado a China a mantener sus fuerzas militares en alerta. La isla fue reconocida por la ONU como parte de China desde mediados del siglo pasado, por lo que cualquier movimiento militar extranjero en su territorio o aguas de su jurisdicción, sería tomado como agresión al país.

El jueves pasado la Corea pro-occidental denunció que desde la República Popular de Corea se lanzaron misiles, aunque el viernes aclararon que el impacto se registró en aguas fuera de su jurisdicción. Pese a eso, ordenaron evacuar las islas que se encuentran aledañas a esa zona.

Y en África, en julio del año pasado un golpe de Estado derrocó a un dictador “democrático” estilo EU en Níger. Los países vecinos alineados con EU y Francia, amenazaron a los integrantes de la Junta Militar con invadirlos, suspender la ayuda monetaria si no restituían en el cargo a Mohamed Bazoum, a lo cual hicieron caso omiso. A EU le sugirieron que gastara el monto asignado a Níger para someter a Victoria Nuland a un programa para combatir el sobrepeso; en tanto a Francia les expulsaron a los militares establecidos en su territorio.

Otros en discordia, son los militantes de Hezbolá, asentados en la frontera de Líbano y Palestina, los cuales son abastecidos por el gobierno de Irán.

AMPLIACIÓN DE LOS BRICS

En los reacomodos, este primero de enero de 2024, desde el Oriente se ratificaron las modificaciones geoeconómicas con la ampliación formal del grupo de países miembros de los BRICS, al incorporarse Irán, Etiopia, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, que se suman a los países fundadores, Rusia, China, India, Brasil y Sudáfrica.

Resalta además, que India y China son los países más poblados del mundo y acumulan con el BRICS+, un tercio de los habitantes globales, y por consecuencia, conforman un mercado de consumo que dará fortaleza de ingresos y perspectivas de crecimiento económico sostenido a sus miembros.

Las alianzas estratégicas que están fortaleciendo desde el BRICS+, privilegian la cooperación en financiamiento y desarrollo, pero no renuncian al intercambio comercial de armamento, donde paradójicamente a consecuencia de las sanciones occidentales, países como Irán, Brasil, Venezuela, República Popular Democrática de Corea, Emiratos Árabes Unidos y Siria entre otros, han acelerado sus procesos de desarrollo en la industria militar.

Por su parte, las potencias occidentales encabezadas por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, han optado por tratar de controlar a las economías emergentes y a las subdesarrolladas, a través de sanciones unilaterales, violatorias muchas de ellas del derecho internacional, que van desde sanciones, congelamiento de activos, bloqueo de transferencia de tecnología, robo de empresas de otros países y en casos extremos, hasta pirataje y saqueo grotesco, como han hecho con Rusia, Siria, Irak y Venezuela.

CONCLUSIÓN

En Palestina se está cometiendo claramente un genocidio por parte del ejército sionista. El gobierno de Estados Unidos, contra la opinión pública de sus ciudadanos, ha canalizado el grueso de sus reservas de armamento hacia Israel y por lo menos hasta este fin de semana, no ha enviado un dólar más a Ukrania. Los gobiernos de Europa, también haciendo caso omiso de decenas de millones de manifestantes que reprueban el apoyo a Israel, solapan los crímenes en Gaza.

Pero al igual que en Ukrania, no pueden vencer a los radicales de Hamas y de otros grupos. En 1967 durante la guerra de los seis días, contabilizaron menos de 100 bajas en su ejército. Hasta el sábado habían contabilizado 8 mil 435 soldados israelíes caídos.

Curiosamente, Ukrania e Israel son Estados artificiales. A principios del Siglo XX, cuando Palestina estaba colonizada por Reino Unido. El “dios” que les cedió territorio, se llamaba Arthur Balfour, quien en 1917 se desempeñaba como ministro de Relaciones Exteriores y le envió una carta con esos fines al líder sionista Lionel Walter Rocthschild.

El gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo, quedando claramente entendido que no debe hacerse nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político que disfrutan los judíos en cualquier otro país”, cita la misiva.

El Estado de Israel existe desde 1948, luego de la masiva ocupación de colonos provenientes de Europa al concluir la Segunda Guerra Mundial.

La trascendencia de este conflicto, es el peso económico que tiene la comunidad judía en el mundo, tan solo a la familia Rocthschild se le señala como dueña por lo menos de la mitad de la riqueza mundial. Pesa también el factor nuclear, ya que ese país tiene centenares de ojivas, cuyo número es un misterio, pues no reporta ante la Organización Internacional de Energía Atómica.

Los que podrían intervenir en un enfrentamiento directo, son Estados Unidos y la OTAN en favor de Israel, mientras por Palestina entrarían Irán, Líbano y Siria. Arabia Saudita, Qatar, Jordania, Egipto y Turquía, han externado algunos su deslinde y otros solo condenas verbales, aunque los que tengan bases militares de EU los convertiría en objetivos de ataque.

La incógnita es qué tanto contaminaría en otras regiones, como entre las Coreas y Japón; si China retomara el control de Taiwán; quiénes del frente occidental se atreverían a atacar a Irán y Yemén para recuperar el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, puntos donde les han abierto un gran boquete al prohibir el tráfico hacia Israel.

En el continente de África también podría influir y los ciudadanos hartos de dictadores con 40 años en el poder soportados por las potencias occidentales, los sacarían del poder.

Y más: ¿de dónde sacarían recursos Estados Unidos y los países europeos que están en recesión a consecuencia de las sanciones a Rusia? Estados Unidos y Japón, están en el top 5 de los países más endeudados del mundo y es improbable que resistan atender tantos frentes de batalla.

La única opción rápida son las armas nucleares, pero Rusia y China también cuentan con ellas, además de que Irán entró en un proceso acelerado para producir sus ojivas. Y el resultado, con miles de ojivas estallando, sería el exterminio de la humanidad.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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