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MUNDO

Xi se acerca más a Putin para resistir a las presiones de Trump en el G20

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Política Global, por Alfredo Jalife-Rahme //

La Cumbre del G20 en Osaka se encuentra ante una bifurcación: Trump acepta el nuevo orden tripolar y comparte con Rusia y China sus respectivas esferas de influencia geopolíticas y regionalismos geoeconómicos o prosigue el caos y la fractura global todavía controlados, hasta que Trump se convenza de la ‘estabilidad estratégica’ tripolar.

Trump constata la fractura del caduco orden de la OTAN, no se diga del desplome de la fracasada supremacía ‘globalista’ —a tal grado de desairar de nueva cuenta a la canciller alemana Merkel durante la conmemoración del ‘Día D’ a la usanza estadunidense—, mientras Xi Jinping visitaba Moscú—para reunirse por enésima vez con Vladímir Putin y así celebrar el aniversario 70 de la relación bilateral de Rusia y China—, y asistía a la Cumbre Económica Internacional de San Petersburgo, la ciudad natal del presidente ruso.

El portal South China Morning Post, con sede en Hong Kong y propiedad de Alibaba, admite que ‘China busca el apoyo de Rusia y los países de Asia Central en medio de las tensiones con EEUU’.

Ya es perogrullada: el mandatario chino Xi se ha reunido más veces con Putin que con cualquier otro líder foráneo desde que accedió al poder hace 6 años.

Xi también aprovechará la oportunidad para asistir a la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en la capital de Kirguistán, Biskek, del 13 al 14 de junio.

La jerarquía china no pierde el tiempo y su influyente vicepresidente Wang Qishan ha visitado Pakistán, Holanda y Alemania cuando se ha intensificado la competencia de China y EEUU en varios frentes: desde el Ártico, pasando por el binomio mar del Sur de China/Taiwán, hasta la guerra tecnológica y comercial.

En solo dos meses, el mandatario chino Xi Jinping se ha reunido con su homólogo ruso, Vladímir Putin, quien acudió al Foro de la Ruta de la Seda en Pekín.

El comercio bilateral entre Moscú y Pekín rebasó los 100.000 millones de dólares en 2018, donde predominan las importaciones de gas y petróleo por China.

Ni Rusia ni China buscan la confrontación con Trump, sino más bien conforman un frente de resistencia ante las asfixiantes sanciones y ‘guerras multidimensionales’ de EEUU.

En fechas recientes, Mike Pompeo, secretario de Estado y exdirector de la CIA, visitó Sochi, donde celebró una amigable y fructífera reunión con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, con el fin de distender varios frentes candentes.

No fue gratuito que días después, en el clásico estilo de la CIA, se haya filtrado a The Washington Post la crítica de Pompeo a la oposición venezolana que no consigue entenderse entre sí, así como su postura realista ante la inviabilidad del ‘acuerdo del siglo’ del plan de Jared Kushner, el ‘talmúdico’ yerno de Trump, para «resolver» el contencioso palestino, que prácticamente significaría su humillante claudicación en beneficio del proyecto irredentista del ‘Gran Israel’ con las anexiones del Golán, el este de Jerusalén y la mayor parte de Cisjordania.

Trump coquetea con Putin con el fin de alejarlo de Xi, quien tampoco busca agravar la situación con EEUU, a juicio de Danil Bochkov, colaborador del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, quien aduce que «para China es importante demostrar que tiene un amigo confiable [Rusia], pero que no debe ser hecho en una manera abiertamente provocativa».

Según South China Morning Post, la cumbre entre Xi Jinping y Vladímir Putin acercó aun más a China y a Rusia y propulsaron su relación a «algo cercano a una alianza» con el fin de «resistir las presiones de Trump».
Después de la reunión, el presidente ruso declaró que el acuerdo de los dos países en temas globales «alcanzó [sin exageración alguna] un alto nivel sin precedentes».

Por su parte, el presidente chino comentó que las relaciones bilaterales habían sido optimizadas a una «nueva era»: al nivel de «una asociación de coordinación estratégica integral».

Cabe señalar que el mandatario chino, Xi Jinping, usa regularmente los términos de ‘nueva era’ en referencia al ascenso político global de China frente a la decadencia de EEUU.

Xi se desvivió en elogios al presidente ruso, a quien calificó de ser «su mejor amigo» y con quien «ha interactuado más extensamente», en clara alusión a su enfriamiento con Trump.

En forma inesperada y contra su prudente costumbre, Xi fustigó las sanciones de EEUU contra Irán, asentando que Rusia y China ostentan la misma postura al respecto: «con EEUU recientemente imponiendo presión extrema y sanciones unilaterales contra Irán, las tensiones sobre el tema nuclear en Irán y aun en todo el Oriente Medio se han vuelto preocupantes».

Como si lo anterior fuera poco y no se supiera, China fortalecerá la ruta del mar del Norte de Rusia en el Ártico. Cada vez es más notorio que la Ruta de la Seda de China va en paralelo a la ruta del norte de Rusia en el Ártico.

Shi Yinhong, miembro del Consejo de Estado de China, interpretó que la visita de Xi a Rusia otorga a China más influencia en su competencia geoestratégica con EEUU: «el anuncio de China de que sus lazos con Rusia entraron a una nueva Era, el énfasis de los vínculos personales de Xi con Putin, y el exhorto a EEUU sobre Irán están diseñados contra el antecedente de tensiones sin precedentes entre EEUU y China y la duradera confrontación entre Rusia y EEUU».

Amén de ‘practicar sus pagos’ con sus respectivas divisas, el rublo y el renminbi, no pasó desapercibida el inicio de colaboración de Huawei con MTS, el mayor operador móvil de Rusia, para desarrollar la tecnología 5G y el lanzamiento piloto de redes.

La agencia china Xinhua dio vuelo a la declaración de Rusia y China sobre la «estabilidad estratégica global» que manifiesta la «voluntad de salvaguardar al multilateralismo».

El concepto de ‘estabilidad estratégica’ fue definido en 1990 por EEUU y la ex-URSS como la remoción de incentivos para que cualquiera de las superpotencias lance un primer golpe nuclear.

La efímera unipolaridad de EEUU —que se extendió para unos, desde 1991 al 2001 (atentados del 11/09); para otros, desde 1991 hasta el 2008, hasta la crisis financiera global por la quiebra del banco estadounidense de Lehman Brothers— perturbó la ‘estabilidad estratégica’ que, con el ascenso de China y la resurrección de Rusia, obliga a EEUU a recapacitar sobre la imperativa necesidad de un mundo multipolar.

Llama la atención que el canciller ruso, Serguéi Lavrov, haya manejado frente a Mike Pompeo el concepto de ‘estabilidad estratégica’, al que se ha adherido China y que, a mi juicio, Trump no tiene más remedio que asimilar en forma realista, que hoy de facto significa la ‘multipolaridad nuclear’ .

La trascendental —debido a su coyuntura geoestratégica— Cumbre del G20 en Osaka, Japón, con las probables cumbres al margen de Trump tanto con el mandatario chino, Xi Jinping, como con el presidente ruso, Vladímir Putin, respectivamente, marcará los límites y/o los alcances de la ‘estabilidad estratégica’ que necesariamente será tripolar o no lo será.

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JALISCO

Andrés Manuel López Beltrán: No quiere que lo llamen ‘Andy’

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CIERTO O FALSO

“No salgo a medios y no respondo porque creo que los medios están muy quemados (…) Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán y mi mayor orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país (…) El llamarme ‘Andy’ es demeritar eso, quitarme ese legado, quitarme ese nombre”.

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ BELTRÁN / SECRETARIO DE ORGANIZACIÓN DE MORENA

“Andy, Andy, Andy. No te creas importante. Eres un junior sin calle, sin historia, sin respeto. Nadie te sigue por lo que eres, solo por el apellido que usas como escudo y herencia”

ALEJANDRO “ALITO” MORENO / PRESIDENTE NACIONAL DEL PRI

FUEGO CRUZADO

“Estoy muy decepcionado con Elon. Lo he ayudado mucho. Conocía los entresijos del proyecto de ley mejor que nadie. No le importó. De repente, se encontró con un problema, y solo lo agravó cuando se enteró de que íbamos a recortar el mandato de vehículos eléctricos”.

DONALD TRUMP / PRESIDENTE DE EEUU

“¡Falso! Este proyecto de ley nunca me fue mostrado ni una sola vez y fue aprobado en plena noche tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo”.

ELON MUSK / EX JEFE DEL DEPARTAMENTO DE EFICIENCIA GUBERNAMENTAL DE EEUU

VOZ ALTA

Le tienen envida

Salvador Caro Cabrera destaca como un excepcional operador político, guiando con éxito a numerosos candidatos—jueces y magistrados—hacia el Poder Judicial Federal, logrando resultados altamente favorables. A través de estrategias bien elaboradas, promovió estos perfiles entre grupos, organizaciones y diversas regiones, enfrentando críticas pero demostrando su eficacia, como quedó claro en los Distritos 9 y 11 donde la participación llegó a más del 9%. Su actuación, respaldada plenamente por la ley sin impedimento alguno, ha generado envidia, reflejando su habilidad y legitimidad en el proceso.

SALVADOR CARO CABRERA. Demostró su eficacia como operador político.

 HUELLA HISTÓRICA

¿Raúl Padilla o Enrique Alfaro dejarán mayor huella histórica? Tras su fallecimiento, el líder moral de los Leones Negros, Padilla, sigue cosechando victorias póstumas, con su legado trascendiendo en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que celebró su edición 40 con una gala en el Auditorio Telmex. Homenajes al cine mexicano destacaron, con Karla Planter, rectora de la UdeG, en rol protagónico, y Portugal como invitado. Mientras el impacto de Padilla perdura, el de Alfaro aún se desarrolla, planteando un contraste entre legado consolidado y potencial emergente.

RAÚL PADILLA LÓPEZ. Su figura trasciende su tiempo.

DIÁLOGOS ABIERTOS

Verónica Delgadillo, alcaldesa de Guadalajara, aborda con crudeza y sinceridad los retos de la ciudad en diálogos con líderes de opinión. “No hay varita mágica, el presupuesto es limitado y las demandas son enormes”, confesó, comparando su lucha con la metáfora de la Bartola de Chava Flores. Con franqueza, promete un gobierno cercano: “Guadalajara te cuidará, pero todos debemos jalar parejo”. Su enfoque en seguridad, basura y servicios públicos refleja compromiso, enfrentando presiones con transparencia y apelando a la corresponsabilidad ciudadana.

VERÓNICA DELGADILLO. Diálogos abiertos con líderes de opinión pública.

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MUNDO

Discurso de individualismo extremo: La derecha que no salva, un riesgo disfrazado de esperanza

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

A la derecha le gusta imaginarse como el lugar del orden, de la razón y del mérito. Su narrativa gira en torno a ideas como “eficiencia”, “disciplina”, “libertad individual” y “trabajo duro”. Durante décadas, fue una forma efectiva de contrastarse con los excesos o fracasos de ciertas izquierdas: burocracias gigantes, discursos revanchistas, populismos disfuncionales.

Pero esa imagen está dejando de sostenerse. La nueva derecha —la que hoy marca tendencia en redes, encabeza algunos gobiernos y monopoliza micrófonos— ya no representa ninguna de esas virtudes. Lo que ofrece no es ni orden ni racionalidad: es puro espectáculo.

Ahí están Donald Trump, Javier Milei y Santiago Abascal como muestra. Tres líderes que han hecho del grito una política, del insulto un argumento y del caos una bandera. Ninguno de ellos ha demostrado ser particularmente eficiente, pero todos han sabido capitalizar una narrativa emocional basada en el resentimiento. Dicen luchar contra “el sistema”, pero lo hacen desde la cima.

Se presentan como outsiders, aunque lleven años en la política. Proclaman amor por el mercado, pero están más cómodos en la cultura del meme que en los fríos informes financieros.

Ya no les interesa defender un modelo económico coherente, ni sostener el legado intelectual de la derecha liberal o conservadora clásica. Su apuesta es otra: dominar el flujo de la conversación pública. Ser tendencia. Explotar la ansiedad de las masas que se sienten traicionadas por las élites ilustradas, por los expertos, por las instituciones. No importa si lo que dicen es contradictorio, vacío o incendiario: lo importante es provocar, atraer, dividir.

Este fenómeno tiene su correlato empresarial. En América Latina, por ejemplo, el caso de Ricardo Salinas Pliego es ilustrativo. El magnate no solo es dueño de empresas y medios: se ha posicionado como una figura política, aunque sin partido ni candidatura. Lo hace desde sus redes sociales, donde predica una mezcla de darwinismo social, desdén por los pobres, burla al Estado y culto a su propio éxito. Su mensaje no es técnico ni ideológico: es emocional. Una especie de “si yo pude, tú también, y si no puedes, es tu culpa”.

Se presenta como víctima del gobierno, del sistema judicial, del fisco, de la prensa. Lo paradójico es que lo hace desde una posición de privilegio absoluto. Pero funciona. Porque hoy ser rico no te quita autoridad moral: te la da.

Lo que representa Salinas Pliego es la figura del empresario redentor. Ya no se trata sólo de emprender o generar empleos. Se trata de suplantar al político. De sugerir, directa o indirectamente, que sólo quienes han tenido éxito en los negocios deberían tener poder de decisión. Como si administrar una cadena de tiendas fuera lo mismo que diseñar políticas públicas complejas, garantizar derechos o defender libertades.

La nueva derecha abraza con entusiasmo esta figura. En lugar de cuadros técnicos, promueve personajes estridentes. En lugar de programas serios, vende frases virales. En lugar de instituciones sólidas, propone personalismos autoritarios. El resultado es un nuevo tipo de populismo: no uno basado en el pueblo contra las élites, sino en el individuo omnipotente contra todo lo que le incomoda: el Estado, los impuestos, los medios, la ciencia, el disenso.

Esto es peligroso por muchas razones. Primero, porque convierte la política en un campo de guerra cultural permanente, donde todo se juega en el terreno de la identidad y el agravio, no de las soluciones. Segundo, porque desmantela los equilibrios democráticos bajo la excusa de “quitar trabas” al genio del líder. Y tercero, porque socava la idea misma de lo público: el Estado ya no es visto como una herramienta de justicia o bienestar, sino como un obstáculo para los exitosos.

La derecha que alguna vez promovió instituciones, reglas, competencia ordenada y responsabilidad fiscal, ha cedido el paso a una versión desfigurada de sí misma: histriónica, rabiosa, individualista hasta el delirio. Y con ello ha perdido una oportunidad valiosa de ofrecer respuestas a las crisis reales del presente: desigualdad, cambio climático, desinformación, polarización social.

Lo más inquietante es que esa derecha ni siquiera cree en la derecha. No cree en la tradición, ni en los contrapesos, ni en la democracia representativa. No cree en el pensamiento liberal clásico ni en los valores conservadores. Lo que quiere es mandar, imponer, sobresalir. Su único principio es el triunfo inmediato. Su única ideología es el narcisismo.

No se trata de negar que muchas izquierdas también han fallado, ni de defender modelos ineficientes o autoritarios. Reconocer esos errores es fundamental para avanzar y evitar repetirlos. Sin embargo, es necesario advertir que esta derecha contemporánea no es en absoluto el remedio frente a esos fallos.

Más bien, puede ser vista como una versión invertida, que comparte con ellos la misma concentración de poder en figuras carismáticas, la misma tendencia a polarizar y simplificar debates complejos, y la misma dificultad para aceptar matices o posiciones críticas.

La derecha actual, con su discurso enfocado en el individualismo extremo, el rechazo a la diversidad de ideas y la tendencia a imponer su visión como la única válida, representa un riesgo igual de serio para la democracia y la convivencia social. Así, lejos de ser una alternativa equilibrada o una corrección necesaria, esta derecha puede resultar igual de problemática y dañina en el largo plazo.

Lo sensato —y quizás lo verdaderamente subversivo hoy— es pedir madurez política. Pedir ideas complejas. Pedir responsabilidad institucional. Pedir liderazgos que no se alimenten del conflicto constante. En tiempos de histeria, el pensamiento es revolucionario.

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MUNDO

El dominio del dólar

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Gracias a Donald Trump y su política económica, la incertidumbre permea en las economías occidentales y genera desconfianza en la potencia de la economía estadounidense para hacer que el dólar siga siendo la moneda internacional de referencia. La inquietud existe, es real, principalmente por la fragilidad actual de las finanzas estadounidenses.

Las finanzas públicas de los Estados Unidos lucen mal, con un déficit de 7.26% en 2024 y una deuda pública de 34.5 billones de dólares, equivalente al 120.7% del PIB. Lo anterior y la falta de acciones fiscales que reduzcan el déficit han llevado a las calificadoras internacionales, Moodys la última, a rebajar la calificación de la deuda estadounidense que por primera vez cae de la calificación AAA y la mayoría la mantiene en ese nivel con perspectiva negativa, recomendando cautela.

No será la primera vez que los EUA caigan en situación económica comprometida, pero sí es la primera vez que el encargado de resolverlo no tiene las mejores calificaciones y sus políticas parecen tener las prioridades invertidas.

Algunos teóricos argumentan, con razón, que la estabilidad de una economía abierta depende de la existencia de una potencia capaz de garantizar mercados abiertos para el comercio, una economía sólida de respaldo para economías en crisis y una moneda estable, y esas condiciones parece estarlas perdiendo el país emisor del dólar. Por el momento no inspira confianza ni a sus aliados y su economía no es tan sólida.

Sin embargo, a pesar de esas condiciones adversas, no existe por el momento otra moneda capaz de sustituir al dólar como moneda de referencia. La fortaleza creciente de China no le da al Yuan esa posibilidad, porque en ese país sus mercados de capitales carecen de liquidez propia y el control estatal es rígido, sin que dejemos de notar el hecho de que en la competencia por mercados y en inversión ha incrementado su presencia en países emergentes, como duro rival comercial.

Por otra parte, el euro, producto del consenso de la Unión Europea, tampoco ofrece garantías sólidas como moneda de respaldo, pues el conjunto de Estados que conforman la Eurozona no siempre camina en la misma dirección.

Las alternativas no son atractivas por ahora y es mucho más aventurado pensar que las criptomonedas pudieran ser alternativa. Es un hecho que, en el momento, la debilidad del dólar ha propiciado que las operaciones financieras busquen monedas más fuertes como protección temporal en tanto cesa la incertidumbre arancelaria y se estabiliza el dólar. Pero esto es coyuntural en espera de mayor estabilidad de mercados.

Quedan tres años de zozobra e incertidumbre en los que la esperanza es que las fuerzas reales de la economía obliguen al impredecible presidente estadounidense a reconsiderar sus decisiones. La responsabilidad global que contrajo al liderar al país más poderoso del mundo lo deben obligar a considerar otras premisas, distintas a lo que parece ser su guía, que es su manual de negociación comercial.

Se advierte su preocupación por mejorar el ingreso y compensar el déficit, sin embargo, la política arancelaria que busca ser recaudatoria ha tenido graves efectos en la estabilidad de su moneda. La otra prioridad es el nivel de la deuda, y ese no podrá ser reducido sin afectar al gasto gubernamental. Adicionalmente, en ese contexto, surge la iniciativa de ley fiscal actualmente discutiéndose en el Congreso, la cual reduce el gasto social, pero también reduce impuestos, lo cual no suena muy congruente si lo que se busca es reducir el déficit. Sus efectos han sido ampliamente criticados por economistas de renombre.

No es halagüeño el panorama económico de los EUA y eso ha venido a sacudir la economía mundial, pero eso no será por el momento la causa de que el dólar deje de ser la moneda de referencia.

En México, algunos celebran que la paridad peso-dólar mejore, pero es un espejismo que no debiera engañarnos. El dólar está débil; no es que el peso esté fuerte y nuestro déficit, al igual que lo elevado de la deuda, tienen en riesgo la calificación crediticia del país.

Añadiendo la reforma judicial y la falta de normatividad para las nuevas instituciones que sustituirán a los desaparecidos reguladores, no hay buenas señales. Nuestra economía es un espejo de la estadounidense y dada la incertidumbre que nos acompañará en los próximos tres años, es más recomendable generar alternativas más potentes, realistas y creativas que el Plan México, que nos permitan no caer víctimas de la turbulencia vecina.

Por lo demás, el mundo seguirá negociando, teniendo, por ahora, al dólar como moneda de referencia, pues aun en la situación de vulnerabilidad de la economía estadounidense no hay moneda que lo remplace y la comunidad internacional puede, como lo ha hecho hasta hoy, navegar en la incertidumbre, pagando el costo con un magro crecimiento.

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