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NACIONALES

La democracia anulada en planes

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

El plan B del Presidente Andrés Manuel López Obrador, es sin duda un ataque a las luchas democráticas ganadas en el país hace décadas, es un acto descarado para cambiar la mecánica del sistema electoral que nos permite realizar las jornadas electorales bajo la confianza de la legitimidad que se ha edificado y fundado desde el instituto electoral del país (INE).

Hemos elegido gobiernos bajo la deducción de bienestar y efectiva gobernabilidad, para solo observar cómo llegan a tratar de pasar de un extremo a otro las condiciones del país, con la finalidad de mantenerse y abriéndose camino para desarticular instituciones y órganos garantes que evidentemente les estorban, es un riesgo para la historia democrática y para el futuro del país.

En este sentido, cabe hacer mención que existe una falla medular que permea a los congresos, el poder legislativo se ha convertido en la mejor arma que poseen los poderes ejecutivos, para conseguir los propósitos políticos de cada entidad.}

Los diputados y senadores no llegan para cumplir con su obligación constitucional, evidencian constantemente su carencia de efectiva representación a la sociedad, son exclusivos de los deseos de sus grupos políticos de poder, unos soldados descaradamente enérgicos de intereses políticos a consignación, sin importar qué tan mezquinos ni inconvenientes puedan ser los compromisos con sus jefes políticos.

Son una mafia que ha sido usada por los gobiernos para conseguir luchas que no tienen nada que ver con la democracia, la estabilidad ni el progreso del país, es verdaderamente una contrariedad que las mayorías representativas del poder legislativo no sean contrapeso y estén tomadas por partidos políticos, evidentemente elegir un solo color en la boleta electoral, no ha resultado buena idea.

Corresponde a nuestra sociedad ver la preocupante y marcada división entre el gobierno y la sociedad, las marchas de millones de ciudadanos que expresan su descontento e indignación hacia el hecho de mermar la estructura del INE, poniendo en peligro la viabilidad del próximo proceso electoral, no debe ser minimizada, la firme idea de que si no logra el partido en el poder (Morena) conseguir su permanencia, entonces podrá con su plan B deshacer de manera fácil la siguiente elección o filtrarse sin problema en la jornada electoral, debatiendo por eliminar las 300 juntas distritales y la secretaría ejecutiva, hacer cambios a la inscripción de representantes de partidos, sin responsabilidad o delito electoral que perseguir, sin consecuencias.

Es innegable que los planes políticos de quienes ostentan el poder en México, no tiene conexión con la realidad del país y con las necesidades de la sociedad, vivimos entre la violencia extrema, desaparición de personas, feminicidios, robos, secuestros, grupos delictivos haciendo estragos incomprensibles en la sociedad, desigualdad social, pobreza y gobiernos coludidos con el narco o por lo menos así lo destapa y afirma Estados Unidos con el caso García Luna, mientras los ciudadanos damos cuenta de tanta irresponsabilidad gubernamental, pero sobre todo que no logran gobernar para el pueblo como lo juran hasta el cansancio en sus costosas campañas electorales por el contrario alimentan grupos poderosos y pretenden acomodar el terreno para continuar en el poder, una premisa contraria a la democracia.

En este contexto tenemos que el famoso plan B, no es más que otro intento por debilitar la estructura interna del INE, además bajo total inconstitucionalidad, pues las facultades del instituto emanan de nuestra carta magna y todo aquello que se modifique contraviniendo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos carece de legalidad; sin embargo para el partido en el poder atenuar tan robustecida estructura electoral y simplificarla de manera ociosa, le daría el poder de interponerse en la próxima elección, desautorizar el proceso y simular la decisión del pueblo.

Que orgullo sería que los tres poderes, se constituyeran en el escenario vigente de nuestra nación, el ejecutivo federal generara desarrollo, avance y bienestar al administrar correctamente al país, el legislativo fuera el contrapeso funcional que debería ser y no los empleados del poder ejecutivo, para posicionarse en los grupos políticos y en la nómina, así mismo el poder judicial ejerciera su encargo de encontrar la justicia, sin rendir cuentas a los otros dos poderes.

Por desgracia ni los órganos estructurados que garantizan derechos humanos y fundamentales, se salvan de la corrupción e impunidad con que se opera políticamente en el país, existen tantas situaciones sociales de urgente injerencia y en México lo importante es minimizar la percepción negativa de la sociedad e intervenir el INE para conservarse en el poder, no sé bien hasta donde el ciudadano es capaz de razonar lo que realmente tenemos en los actuales gobiernos; en México no existe gobernabilidad es solo simulación, en realidad transitamos solo desde el poder de la política.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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