NACIONALES
¿Teatro o democracia?

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Cuando el discurso público se ha degradado al nivel de corcholatas y dimes y diretes entre el presidente y sus “adversarios”, es conveniente tratar de encontrar en la sapiencia y experiencia de sabios y estudiosos, el camino para recuperar la dignidad y el decoro que requiere el quehacer político, reducido hoy a politiquería, farsa teatral matutina.
El interés colectivo, los asuntos de interés nacional, son rehenes de los intereses particulares de quienes se disputan el poder por el poder mismo, no por una causa común a todos los mexicanos.
El actual titular del poder ejecutivo se ha asumido como redentor de los pobres y transformador del régimen, sin ser lo uno ni lo otro. Devenido de presidente a líder de su partido, ha corrompido la democracia representativa sometiendo al poder legislativo y presionando con todo su poder al poder judicial para que se pliegue a sus condiciones, por ilegales que sean. Son sus tiempos y sus intereses que lo han llevado a la centralización de la administración y a la utilización burda de los programas gubernamentales con intenciones electorales.
Tocqueville lo advirtió: (La democracia en América. 1838) “La centralización logra someter los actos de los hombres a una cierta uniformidad….mantener a la sociedad en un statu quo que no es propiamente ni decadencia ni progreso, inducir en el cuerpo social una especie de somnolencia administrativa” y también dijo: “Confieso que es difícil indicar con certeza el medio de despertar a un pueblo que dormita, para infundirle las pasiones y la ilustración de que carece; persuadir a los hombres de ocuparse de sus asuntos es una ardua empresa. A menudo resultaría más fácil interesarles en los detalles de una corte que en la reparación de la casa común.”
Ha sucedido lo advertido. La sociedad está más interesada en los dimes y diretes entre Xóchitl Gálvez y el presidente, entre Ebrard y Scheinbaum, que en saber que va a pasar con la casa común. Lo dicho hace dos siglos se actualiza hoy. La centralización del poder en la figura presidencial somete las iniciativas sociales a su albedrío y humor personal y no tarda como lo advirtió Tocqueville en: “llamar a los ciudadanos en su ayuda pero les dice; obrareis como yo quiera, y precisamente en el sentido que yo quiera… Trabajareis a oscuras y más tarde juzgareis mi obra por sus resultados”. Bueno sería que también se tomara en cuenta su advertencia: “El hombre está hecho de tal modo que prefiere permanecer inmóvil a marchar sin independencia hacia una meta que ignora.”
En la actualidad, la rupestre política o politiquería presidencial ha reducido la democracia a la supremacía de las mayorías sobre las minorías, renunciando a los equilibrios sociales tan necesarios en la pluralidad de la sociedad contemporánea.
Para los políticos actuales, la democracia significa sumar votos y olvidarse de pensar. No importa el cómo, sino que la emoción desplace a la razón. Que el chascarrillo irresponsable sustituya a la respuesta puntual y razonada para que sea la frivolidad la que se ocupe de distraer del incumplimiento de las obligaciones gubernamentales.
Y aquí conviene recuperar a Sartori como un intento de volver la atención a los fundamentos de una democracia auténtica y funcional.
Para Sartori, el antónimo de la democracia es la autocracia, no es lo contrario a un régimen opresor sino a la aristocracia, a la desigualdad; y la democracia social “el conjunto de pequeñas comunidades y asociaciones voluntarias concretas, que vigorizan y alimentan a la democracia desde la base, a partir de la sociedad civil.”
De cara a esas definiciones, ¿realmente lo que tenemos en este régimen es una democracia? No se es demócrata cuando se rompe la unidad social para agenciarse una clientela electoral y no se puede recurrir al uso de la misma para impulsar un proyecto transformador que nadie conoce, pues lo que trasciende es revanchismo y resentimiento clasista, no un ideal nacional.
Para Sartori el ideal democrático no define la realidad democrática. Una democracia real no puede ser una democracia ideal, pues la real resulta de las interacciones colectivas, del deber ser, no de lo que el autócrata quiere ser o define como su ideal.
Respondiendo la pregunta de párrafos anteriores, no podemos decir que vivimos en democracia con un país dividido y amplios segmentos marginados, sin voz y sojuzgados por una mayoría legislativa, impuesta con argucias y electa por clientelas hechas con fondos gubernamentales.
No es ético y debiera ser castigado, el ostentarse como demócrata y actuar como dictador. Sin embargo, en este régimen, lo superfluo sustituye a lo esencial en la parodia matutina, mientras la corrupción, la desigualdad y la inseguridad aumentan.
Leer y rescatar el pensamiento de los clásicos y teóricos de la democracia nos lleva a reconocer que tan lejos estamos de conseguirlo y que tan brusca ha sido la detención de la persecución del ideal democrático.
Tiempo es para la reflexión antes de las decisiones del próximo año electoral, pero mal augurio es, que la descalificación del contrario empiece por la venta de tamales, reduciendo la contienda a la exclusión y el clasismo.Como lo es también que en ambos bandos la competencia los lleve a violar la ley con subterfugios.
A la contienda democrática le falta fondo, sustancia, quienes la aportan no emocionan, y ahora a eso se ha reducido la práctica democrática al manejo inmoral de las emociones.
MUNDO
China, Japón y México: la batalla global por el internet del futuro con matices locales

– Por José Modesto Barros Romo, Conciencia Pública
El internet de ultra velocidad ya no es un asunto de ciencia ficción, sino un campo estratégico donde las potencias tecnológicas definen su hegemonía. Japón, China y, en menor medida, México, han roto en este año barreras históricas de transmisión de datos, cada uno desde trincheras distintas, pero con un objetivo común: asegurar ventajas en la economía digital del siglo XXI.
Japón sorprendió al mundo al anunciar que sus científicos del Instituto Nacional de Información y Comunicaciones Tecnológicas (NICT) lograron transmitir datos a 1.02 petabits por segundo a través de fibra óptica.
Se trata de un récord mundial que equivale a descargar en un segundo la información de más de 10 millones de videos en alta definición, el equivalente a todo el catálogo de Netflix en un solo segundo.
Más allá de la hazaña técnica, el logro japonés envía un mensaje claro: su apuesta es consolidar infraestructuras terrestres estables y de larga distancia, con la mira puesta en mantener la competitividad industrial frente a China, Estados Unidos y Europa.
El gigante asiático, por su parte, libra otra batalla: el dominio del espacio inalámbrico. China Mobile reveló que en una red experimental de 6G alcanzó velocidades de 280 gigabits por segundo, descargando un archivo de 50 GB (unas 25 películas de mediana calidad) en apenas 1.4 segundos.
A esto se suman proyectos universitarios que exploran transmisiones en frecuencias en terahercios y enlaces satelitales de 100 Gbps, tecnologías que se perfilan como piezas centrales en la construcción de un ecosistema digital global, donde China pretende marcar la pauta a la espera lanzar comercialmente las redes 6G para el año 2030 en todo su territorio.
La estrategia china es evidente: no se conforma con desplegar infraestructura terrestre, busca liderar el futuro de las comunicaciones en el espacio y en el aire, donde se definirá el control de datos y, con ello, el poder geopolítico. De ahí que los experimentos en 6G no solo representen avances científicos, sino una carta de presentación en la carrera tecnológica frente a los estadounidenses, japoneses y los europeos.
México, en contraste, aparece con un logro más modesto pero simbólico. El año pasado la empresa Megacable, en alianza con Nokia, alcanzó 1.1 terabits por segundo en pruebas de fibra óptica de larga distancia.
No es un récord mundial ni una revolución en telecomunicaciones (aunque sí es un hito a nivel Latinoamérica, equivalente a descargar un videojuego como Call of Duty: Modern Warfare III en un segundo). Esta es una señal de que nuestro país busca modernizar su infraestructura digital con miras a los próximos años.
El reto está en si estos avances se traducirán en beneficios reales para los ciudadanos o quedarán como demostraciones técnicas en un país donde millones aún carecen de acceso a internet estable.
La comparación es reveladora: mientras Japón apuesta por la perfección de la fibra, China por la supremacía inalámbrica y espacial, México apenas intenta ponerse al día. El dilema nacional es mayúsculo: ¿apostar por ser solo consumidores de tecnologías extranjeras o trazar un plan estratégico que coloque a la región en la disputa global por la soberanía digital?
Lo cierto es que el internet del futuro no será solo más rápido; también será la nueva frontera de poder. Quien controle las redes de transmisión controlará la información, la seguridad nacional y el desarrollo económico. Japón y China ya están en esa carrera. México, como suele ocurrir, observa desde la periferia.
NACIONALES
México busca frenar autos asiáticos con arancel del 50%

– Por Redacción Conciencia Pública
El Gobierno de México anunció su intención de imponer un arancel del 50 por ciento a los automóviles importados de países asiáticos sin tratados de libre comercio, como China, India, Corea del Sur, Tailandia e Indonesia.
La medida, que representa un salto desde el 20 por ciento actual, busca frenar la entrada masiva de vehículos de bajo costo que, según autoridades federales, ponen en riesgo la competitividad de la industria automotriz nacional.
El anuncio forma parte de un paquete de reformas arancelarias que pretende abarcar importaciones por alrededor de 52 mil millones de dólares.
Además de los automóviles, se contempla aplicar nuevos gravámenes de entre el 10 y 50 por ciento a productos como acero, textiles, motocicletas y juguetes. De acuerdo con la Secretaría de Economía, la estrategia busca proteger más de 325 mil empleos vinculados directamente con el sector automotriz y manufacturero en el país.
La iniciativa surge en un contexto de presiones internacionales. Estados Unidos ha insistido en que México reduzca su dependencia comercial de China, en el marco de la revisión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Washington considera que el ingreso creciente de autos eléctricos chinos, ensamblados a precios muy por debajo del mercado, amenaza con desestabilizar la cadena de valor regional que sostiene al acuerdo trilateral.
El Gobierno de México justifica la medida en el terreno de la defensa comercial, argumentando que los vehículos provenientes de Asia están siendo vendidos por debajo de los precios de referencia, lo cual constituye una práctica desleal.
El arancel del 50 por ciento es el máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC) y colocaría a México como uno de los países más restrictivos frente a las importaciones automotrices chinas.
No obstante, la propuesta aún debe pasar por el Congreso de la Unión, donde se espera un intenso debate entre los defensores de la industria nacional y quienes advierten que un aumento de esta magnitud podría repercutir en la inflación y en el bolsillo de los consumidores.
Aunque el partido en el poder cuenta con mayoría, especialistas prevén que habrá presiones de distintos sectores empresariales antes de que se concrete la votación.
De aprobarse, los nuevos aranceles modificarían de manera sustancial el mercado automotriz en México, elevando los precios de las marcas asiáticas y obligando a las armadoras a replantear sus estrategias de inversión y distribución.
Para el gobierno, se trata de una medida necesaria para proteger a la industria nacional; para los críticos, una apuesta arriesgada que podría tener costos económicos y políticos de gran alcance.
MUNDO
TMEC enfrenta nubarrones económicos: riesgo de estanflación en la región

– Por Redacción Conciencia Pública
La economía de los países del TMEC —Estados Unidos, México y Canadá— atraviesa un escenario de creciente incertidumbre marcado por la desaceleración del crecimiento y las presiones inflacionarias.
Aunque ninguno de los tres socios comerciales ha entrado oficialmente en un proceso de estanflación, los riesgos de caer en este fenómeno se han intensificado en los últimos meses debido a las tensiones comerciales, las tarifas arancelarias y el enfriamiento de la actividad productiva.
En el caso de Estados Unidos, analistas y organismos internacionales han señalado la presencia de un entorno conocido como “stagflation-lite”: una versión leve de estanflación caracterizada por inflación persistente y crecimiento económico débil.
Las tarifas impuestas a México, Canadá y otros socios han encarecido bienes y servicios, lo que eleva los precios al tiempo que limita la competitividad. La Reserva Federal ha reconocido la complejidad del momento, pero evita hablar de una estanflación plena como la de los años setenta.
Canadá enfrenta también un panorama complicado. Su crecimiento económico se ha frenado y diversos sectores productivos anticipan pérdidas importantes debido a los aranceles de Washington. Medidas de emergencia como el programa “Buy Canada” buscan proteger empleos y mitigar el impacto en la industria automotriz y energética, aunque las proyecciones apuntan a la posible pérdida de decenas de miles de empleos si las tensiones comerciales se prolongan. La inflación no ha escalado con la misma fuerza que en Estados Unidos, pero el riesgo de estanflación no se descarta.
México, por su parte, lidia con un crecimiento prácticamente nulo, con estimaciones de apenas 0.4 % del PIB en 2025, lo que coloca al país al borde de la recesión. A diferencia de sus socios, la inflación mexicana se ha mantenido moderada, en torno al 3.5 % anual, dentro del rango objetivo del Banco de México.
No obstante, la combinación de bajo dinamismo económico y presiones externas genera preocupación. El banco central ha optado por recortar tasas de interés en un intento de estimular la economía sin perder el control inflacionario.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros organismos han advertido que la política de tarifas en Estados Unidos está generando un “shock de oferta” que afecta no solo al propio mercado estadounidense, sino también a Canadá y México.
El encarecimiento de insumos y bienes intermedios repercute en las cadenas de suministro de la región, golpeando la inversión y elevando los costos para las empresas y consumidores.
En conjunto, el TMEC enfrenta un escenario de alto riesgo: crecimiento bajo, tensiones comerciales y presiones inflacionarias que ponen en entredicho la estabilidad económica regional.
Aunque la estanflación no se ha instalado de manera formal, la combinación de factores actuales mantiene a los tres países al filo de este fenómeno, lo que obliga a sus gobiernos y bancos centrales a buscar estrategias coordinadas que eviten repetir una crisis como la de los años setenta.
👉 Este cuadro ayuda a visualizar rápido que ninguno de los tres socios está formalmente en estanflación, pero todos enfrentan presiones distintas: EE. UU. por inflación, México por bajo crecimiento y Canadá por el impacto de las tarifas arancelarias impuestas por Donald Trump:
Horacio Valenzuela
17 de julio de 2023 at 10:16
Excelente diagnóstico de la realidad que estamos viviendo, con un gobierno de ocurrencias que no atiende lo fundamental para el desarrollo humano, que es su seguridad. Saludos Lic. Bd