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MUNDO

Cambios radicales que vienen: Economía digital, profesionales del metaverso con alta demanda

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Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

La carrera por el Metaverso comenzó y las más grandes empresas de tecnología del mundo van en pos de su conquista, ya que promete convertirse en el entorno cotidiano para el trabajo, educación, encuentros sociales y de entretenimiento en el mediano plazo.

Asimismo, en esta la Era Digital o de la Economía Digital, las Finanzas Descentralizadas (DeFi) y la Tecnología Financiera (FinTech) avanzan cada vez con mayor celeridad y firmeza en el espacio no sólo de las inversiones especulativas, sino en la creación de todo el ecosistema y entorno en el que el dinero se moverá en un futuro próximo.

El desarrollo del Metaverso –un tema que se abordará continuamente en este espacio- en conjunto con la era del dinero digital y todo lo que de ello se desprende, traerá no sólo radicales cambios en la economía y finanzas, sino en los ámbitos político, social, cultural, y el educativo.

Algunas carreras y especialidades universitarias que hoy en día tienen aún mucha demanda, antes del 2030 habrán desaparecido, serán anacrónicas y fuera del contexto en el que la humanidad se encuentre.

Tan solo en el ambiente del metaverso, algunas de las futuras carreras serán, por ejemplo:

1. Científico Investigador del Metaverso. Los científicos investigadores de AR y VR ya son un elemento básico de las mejores universidades y las principales empresas tecnológicas. Pero a medida que el metaverso se convierte lentamente en una idea ampliamente aceptada, se necesitará mucha más capacidad intelectual. Los científicos investigadores del metaverso tendrán que construir algo similar a la teoría del todo, en la que el mundo entero es visible y procesable digitalmente (piense en Ready Player One sin la diversión). Esta arquitectura será la base sobre la cual se construirán todos los demás casos de uso; juegos, anuncios, control de calidad en fábricas, salud conectada, DeFi…

2. Planificador de Metaverso. Una vez que se tenga un Metaverso en funcionamiento, la capacidad de planificar e implementar todos los asuntos de funcionalidades en un mundo completamente virtual será absolutamente clave para la mayoría de las empresas. Aquí es donde entra en juego Metaverse Planner. A medida que los directores ejecutivos establecen una visión y una estrategia para la creación y el crecimiento de los ingresos del Metaverso de su negocio, el Planner deberá impulsar una cartera estratégica de oportunidades desde la prueba de concepto hasta el piloto y la implementación. Eso significa identificar oportunidades de mercado, construir casos de negocios, influir en las hojas de ruta de ingeniería, desarrollar métricas clave…

3. Desarrollador de Ecosistemas. Será necesario construir todo un ecosistema alrededor del Metaverso. Sensores, CPU, GPU, procesos KYC, lagos de datos, producción de electricidad verde, computación de punta, leyes, regulaciones… el mundo es complejo y digitalizarlo aún más (más de lo que ya es) no será tarea fácil. Se puede comparar esa dificultad con la que enfrenta actualmente la industria automotriz en la transición a vehículos eléctricos. Los productos están ahí, pero el mayor obstáculo para su adopción es la falta de estaciones de carga generalizadas a lo largo de las calles y carreteras y la constante evolución de las capacidades de la batería.

De igual manera, se podría tener el software y el hardware para tener un Metaverso, y aún faltaría todo lo demás. El Ecosystem Developer estaría a cargo de coordinar socios y gobiernos para garantizar que las diversas funcionalidades creadas sean posibles a gran escala. Impulsarán las inversiones gubernamentales en infraestructura y animarán a grandes comunidades de actores. Una cosa clave en la que deberán concentrarse es en la interoperabilidad, para garantizar que un cliente de Metaverso pueda usar sus elementos virtuales en diferentes experiencias. Otros esfuerzos de cabildeo se orientarán hacia las instituciones financieras, que deberán respaldar las tecnologías de registros distribuidos y los contratos inteligentes para el intercambio de bienes y servicios en la plataforma.

4. Administrador de Seguridad del Metaverso. Intimidad. Verificación de identidad en el mundo. Casco seguro. Sensores adecuados… Se necesitarán personas que puedan brindar orientación y supervisión para todo esto durante las etapas de diseño, validación y producción en masa, para asegurarse de que el mundo digital sea seguro y cumpla o supere los requisitos de seguridad reglamentarios aplicables. Todo sin sacrificar la funcionalidad o el diseño de vanguardia — o reducir los ingresos — obviamente. Esa persona será el Administrador de Seguridad del Metaverso.

5. Generador de Hardware de Metaverso / Product Manager. El metaverso no sólo se construirá sobre códigos. Se basará también en sensores, cámaras y auriculares. Sensores que harán sentir el toque en la piel; cámaras que detecten si la persona está de mal humor para que la IA no la moleste demasiado. Auriculares que sienten el sol alrededor de los metanautas y proyectar un día de verano en el mundo digital para mayor realismo; y todo esto además de unidades de medida inercial, cámaras de luz visual, cámaras de profundidad para ayudar con el seguimiento, el mapeo y la localización… Todo este hardware, necesario para crear un mundo completamente digital que se entrelaza con el mundo físico, es costoso, y complejo. Un Metaverse Hardware Builder deberá ensamblarlo y adaptarlo a medida que el Metaverso se vuelva más complejo.

Actualmente, los mejores sensores se crean para operaciones industriales y la industria automotriz. Estas son industrias con grandes cantidades de capital. Entonces, como un desafío adicional, quien construya el hardware del metaverso deberá asegurarse de que se pueda construir de manera económica y segura para que el metaverso no se convierta en el único juguete de los ricos.

6. Narrador del Metaverso. A medida que la economía de la experiencia y el concepto de gamificación continúan ganando fuerza, resulta lógico que la realidad extendida enriquezca las experiencias a través de historias de las que uno pueda aprender grandes lecciones.

Esta persona estará a cargo de diseñar misiones inmersivas para que los usuarios exploren el Metaverso, escenarios de entrenamiento para militares, oportunidades de marketing difíciles de detectar en forma de narraciones para corporaciones, sesiones de psicología (¿por qué matar demonios internos cuando puedes fingir matarlos en el mundo digital?)… y la lista continúa.

7. Constructor de Mundos. Una vez que se ha construido la arquitectura, hardware e historias, aún se necesitará crear mundos completos, imaginándolos.

Este rol requerirá muchas de las mismas habilidades que se les pide a los diseñadores de videojuegos, aunque con un conjunto de reglas potencialmente completamente diferente. Los World Builders deberán tener visión de futuro y mirar hacia el futuro, ya que gran parte de lo que soñarán aún no existirá en forma de tecnología o solución de producto.

También deberán considerar las reglas y la ética. Cuando el mundo digital parece real, ¿está bien matar a alguien en él? ¿Cometer crímenes de guerra? Ya comienzan a plantearse estas preguntas, pero aún se está lejos del final de la discusión.

8. Experto en Bloqueo de Anuncios. Empresas como Facebook que gana cientos de millones de dólares lo hace mediante la venta de publicidad, entre otras cosas. Sin embargo, son cada vez más los usuarios de redes sociales digitales y cibernautas que recurren a bloqueadores de anuncios por lo molesto que es visualizarlos a todo momento y sin su consentimiento.

La aparición de anuncios será lo cotidiano; recorriendo las calles, de cada comercio, restaurante o negocio, aparecerá su publicidad en tu visor, en tu entorno personal. Al principio puede ser divertido, pero intrusivo a largo plazo. Los metanautas solicitarán los servicios de bloqueadores de anuncios que deberán ser lo suficientemente avanzados para detectar anuncios incrustados en la realidad misma. Aquí es donde entran los expertos en bloqueo de anuncios.

9. Seguridad Cibernética del Metaverso. El Metaverso es el objetivo perfecto para los ataques cibernéticos y el fraude: avatares pirateados, robo de NFT, fugas de datos biométricos/fisiológicos (patrones de ondas cerebrales), auriculares pirateados… las posibilidades de que las cosas salgan mal son casi innumerables. Es por eso que se necesitará de expertos en seguridad cibernética del Metaverso. Personas que bloquearán los ataques en tiempo real y se asegurarán de que las leyes y los protocolos se reconsideren y modifiquen, y tal vez incluso se inventen, para incluir todos los riesgos del Metaverso.

Sólo será cuestión de tiempo antes de que las infracciones virtuales se conviertan en casos judiciales en el mundo real.

10. Especialista en Mercadotecnia. Dado que se espera que el mercado del Metaverso alcance los 814.200 millones de dólares para 2028, las empresas ya están ávidas para contratar al que se está convirtiendo en una de las profesiones más solicitadas : los expertos en marketing de Metaverso. Estos perfiles deben ser capaces de concebir, crear y ejecutar una campaña o experiencia publicitaria interactiva e inmersiva que difumine las líneas entre lo físico y lo digital y atraiga a las nuevas generaciones de consumidores.

La nueva economía en el Metaverso, traerá consigo cambios radicales en la manera de concebir el mundo y los negocios, y con ello la transformación de la vida profesional y social de las próximas generaciones, por lo cual habrá que prepararse desde ahora y estar en sintonía para ser parte de ese salto cuántico a la era virtual.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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