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OPINIÓN

¡Ciudado con los extremistas! De las necedades de FRENA y otros males peligrosos

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Comuna México, por Benjamín Mora //

Hace unos días, en este espacio, hice referencia a inconsistencias y peligrosidades de FRENA como movimiento que, en su página en internet, declara que busca la renuncia del Presidente Andrés Manuel López Obrador antes del 30 de noviembre próximo, además de que se niega a participar en las elecciones de 2021 y en la revocación de mandato presidencial en 2022. Esta semana recibí un video en el que Mario Gallardo Mendiolea, abogado constitucionalista y miembro de la red FRENA, nos acusa, a quienes no coincidimos con los propósitos y estrategias de ese movimiento, de desestimar, desinformar y mentir; nada más falso y tendencioso; nada tan intolerante y antidemocrático. Aquí mi respuesta.

Soy todo lo contrario de lo que López Obrador, su gobierno y la 4T hacen y pregonan; y tengo confianza en que todo eso lo cambiaremos por la vía democrática en 2021 y 2024. FRENA, por el contrario, se asume como poseedora de la única verdad, antesala de la otra cara de las dictaduras de izquierda: las dictaduras de derecha, como lo fue Franco en España y Pinochet en Chile.

Gallardo Mendiolea habla de destituir a López Obrador por una de dos vías, por renuncia o por destitución… primer detalle: la renuncia no es destitución. Mala jugada de un constitucionalista

Gallardo Mendiolea sentencia que “López Obrador llegó por la vía democrática pero que se irá por la vía constitucional”. Pregunto, qué acaso la vía democrática electoral no es también constitucional, o acaso la elección que llevó a López Obrador a la presidencia de la República no fue constitucional; más aún, qué acaso López Obrador no es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

Gallardo Mendiola reconoce, en su video, “que los dictadores de toda la izquierda latinoamericana, adheridos al Foro de Sao Paulo, nunca renuncian”; entonces pregunto, si esta es una verdad incuestionable de la causa de FRENA, por qué pedir a AMLO que renuncie. ¿Qué no es ello una pérdida de tiempo y esfuerzo, de fines de semana de caravanas que nada lograrán y evidencia de la manipulación que FRENA hace de sus seguidores? No me gusta este estilo de liderazgo tan mentiroso.

En los juegos de palabras que Gallardo Mendiolea utiliza, hace referencia al artículo 84 constitucional para “dejar en claro” que no es solo por la vía electoral en que alguien puede llegar a ser presidente de México y nos recuerda que hay otras tres figuras: “el presidente provisional, el presidente interino y el presidente sustituto”. Lo que calla Gallardo Mendiolea es que ninguna de esas presidencias sería posible si antes no existe un presidente electo democráticamente por el voto popular. Callar lo que el otro tiene derecho de conocer es otra forma de mentir.

Como señalé en mi artículo anterior, si AMLO renunciase antes del 30 de noviembre próximo, Olga Sánchez Cordero asumiría la presidencia interina, debiendo convocar a proceso democrático para elegir al presidente interino, en un plazo no mayor de 60 días. Vuelvo a preguntar, como en aquel entonces lo hice: ¿Quién estaría preparado, desde la oposición, para elaborar y registrar una plataforma electoral, tener un equipo de representantes capacitado para cuidar todas las casillas electorales en el país y para coordinar la campaña política, recorriendo todos los estados en menos de dos días por entidad? ¿Quién sería ese líder que convocaría a todos los partidos políticos de oposición y a quienes NO nos sentimos satisfechos con el gobierno de López Obrador? Creo imposible lograrlo.

Hay un refrán anglosajón que dice: El diablo está en los detalles. Gallardo Mendiolea descuida los secretos ocultos en esa constitución de la que se dice experto: El artículo constitucional 84 establece un término no mayor de sesenta días para la elección del presidente interino; pero pregunto, qué si fueran 20, 30 o 45 días los que estableciera la convocatoria. Legal y perniciosa facultad en manos de un presidente provisional que buscase borrar a la oposición.

El presidente López Obrador ha reconocido que fue él quien ordenó la liberación de Ovidio Guzmán en el operativo fallido en Culiacán, Sinaloa. Tal reconocimiento podría constituir una declaración confesa de un posible delito cometido por el propio presidente López Obrador y pudiera ser causal de su destitución, pero realmente, pregunto, lo creen posible. Anatole France dijo: “Es bueno para el corazón ser ingenuo y para la mente no serlo”; lo dejo a su consideración.

El descaro de López Obrador me parece por demás peligroso pues viene de alguien que se siente intocable, como se siente inviolable ante el coronavirus. Su falta de eso que se conoce en Psicología como Cerebro Moral me preocupa y asusta. No hay sentimientos de culpa, ni hay claridad en los principios y valores que presume pues lo abandona a su antojo en el momento que se le presente y convenga. Dice no mentir, y miente.

Como afirma Gallardo Mendiolea, pareciera que López Obrador olvidó que hay una Ley de Extradición en el caso de Ovidio Guzmán, aunque creo que tanto la Constitución como las leyes y códigos federales nada, absolutamente nada le importan; no solo las olvida, sino que la desprecia e ignora. Por ello, Andrés Manuel López Obrador es peligroso, por ser un sociópata.

No podemos obviar que Donald Trump es quien debió actuar diplomáticamente, como presidente y jefe de Estado norteamericano, ante la liberación de Ovidio Guzmán; sin embargo, no hizo nada. Vamos, a Trump le fue más importante la masacre de los LeBarón que la liberación de Ovidio Guzmán, y en ninguno de los dos casos actuó como debió hacerlo.

Ojalá Gallardo Mendiolea no se quede, como lo dice en su video, solo en informar a la opinión pública de su causa, y, como abogado demande penalmente al presidente Andrés Manuel López Obrador por la evasión de Ovidio Guzmán y todo aquello que considere sea un delito del presidente.

Entendamos, López Obrador no renunciará y buscará hacer realidad su proyecto contenido en la 4T; en ello está y es su derecho como presidente electo constitucionalmente. A nosotros nos queda, o la lucha democrática en 2021, 2022 y 2024 o, como pregona FRENA, la destitución, por la vía legal, del presidente antes del 30 de noviembre; exigir la renuncia del presidente y lograr el triunfo electoral opositor, encabezado por FRENA, en 60 días de campaña, son solo resultado de una noche de desvelo y delirio. De antemano, de acuerdo con la página de FRENA en internet, quienes estamos por la lucha electoral democrática en 2021 o la revocación de mandato en 2022, no estamos en su proyecto… y ellos, claro está, tampoco en el nuestro proyecto de nación y patria.

Que Gallardo Mendiolea sea constitucionalista nada me dice. Hay ingenieros a quienes se les caen las casas y médicos a quienes se le mueren los pacientes con una simple gripe.

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