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OPINIÓN

Desconfianza institucional cobra facturas: La lógica de la sospecha ante el COVID-19

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Educación, por Isabel Venegas // 

Hay diferentes maneras de entender el mundo, para los sociólogos esas posturas han ido evolucionando desde los posicionamientos más positivistas como los de pensadores Comte o Durkheim, hasta pasar por las propuestas de Bourdieu, Weber, Giddens o Luhmann; las teorías más recientes tratan de verlo desde modos más comprensivos, indagan sobre las razones por las que las personas hacen las cosas y los mecanismos para promoverlas o limitarlas.

Hoy estamos ante uno de los fenómenos más avasalladores de la historia moderna. Ni una guerra mundial hubiese podido llegar a tan remotos rincones del planeta, y justo es en la “era del conocimiento” cuando la información ha jugado un papel determinante, muchas veces en contra de los mismos ciudadanos, planteando posibilidades conspiranóicas y abriendo espacios a rebeldías infundadas con lo cual solo ha habido más muerte y dolor.

¿Cuántos casos conocemos que se nieguen a usar el cubrebocas? ¿Cuáles son las principales razones que hemos escuchado? Que el presidente de la república no lo porta siendo él la máxima representación de los mexicanos; si es porque ven de nuevo los negocios abiertos y sienten que ya estamos fuera del peligro, o porque escucharon que con el uso de las mascarillas te puedes enfermar más al respirar tu “propio dióxido de carbono”; cantidades impresionantes de notas que confunden, que mienten y que van contribuyendo a una formación de ese imaginario colectivo.

La contradicción a las políticas de atención mediante procesos de desinfección, del uso de cubrebocas o de mantener la sana distancia, no solo se determina por la mala información o la carencia de esta, sino por mecanismos estructurales que tienen qué ver con el propio comportamiento de las instituciones y de cómo han ido ensanchando una distancia entre quienes dudan de las intenciones de los gobiernos y sus estrategias. En Argentina, la Doctora en antropología por la Universidad de Buenos Aires, María Epele, presentaba por el año 2007 un estudio en el que analizaba las razones de los consumidores de “paco” (residuo de la producción de cocaína) por las cuales decidían no acercarse a los sistemas de salud del estado. Para ello primero revisa la situación geopolítica de Argentina en esos años, y muestra el panorama que lo lleva a ser un estado con una economía deteriorada, que a la vez acerca el mercado de las drogas residuales, afectando estructural y profundamente a la sociedad.

María se pregunta por qué una joven en situación de embarazo que consume este tipo de drogas, a pesar de tener cobertura de servicios sanitarios prefiere no acercarse a la dependencia de salud porque seguramente la van a cuestionar sobre su adicción; ella prefiere mentirle a los médicos o confiar en que “todo va a estar bien” y que puede mantener todo el periodo de gestación sin la supervisión de un doctor. La criminalización del consumo es una de las razones más fuertes vinculada a una falta de acercamiento a las dependencias públicas, y ante la sospecha de esos peligros, de la poca conveniencia de asistir a un centro de salud, y de los engaños que las instancias de gobierno han evidenciado por mucho tiempo, se prefiere correr riesgos tanto para la víctima directa, como para las indirectas; en el caso del parto traerá a un bebé con un muy probable síndrome de abstinencia, realidades crueles que no necesariamente se ven solo en los sectores pobres de la Argentina.

La lógica de la sospecha tiene que ver con las construcciones mentales, con lo que se pondera como prioridad y con la percepción de quienes tienen pocos referentes para hacer un análisis más profundo y a largo plazo. Traigo a colación esta investigación porque Epele descubre ciertas lógicas que se parecen mucho a las que hoy en medio de una tragedia mundial llamada “coronavirus”, se siguen escuchando.

Hace unos días alguien publicaba en redes sociales una frase que decía: “Mientras los muertos no sean tus muertos, no entenderás la gravedad de los que estamos viviendo» sin embargo hemos visto que esto no necesariamente llega a ser verdad con todo y lo tremendamente cruel que es; hay personas que piensan que sus familiares fueron diagnosticados falsamente por solo cubrir las cuotas que el gobierno quiere reportar para seguir sacando dinero, hay quienes creen que en los hospitales los matan para extraerles los órganos y hasta el líquido de las rodillas.

La desconfianza institucional está cobrando cada vez facturas más caras. Continuando con la analogía al caso de las adicciones y las concepciones que descubre María, identifica también la idea de que son los cuerpos policiacos en las zonas pobres de Buenos Aires los que siembran la droga pretendiendo la manipulación, el control y el mercado negro a manos de las mismas autoridades: La mayoría de los usuarios, sostienen que el “paco”, o pasta base, es parte de un plan de aniquilación de los jóvenes pobres.

Se identifica una relación entre las drogas y las pandemias virales que afectan en su interpretación del mundo a poblaciones más vulnerables. La indagación en zonas de alta marginación, de grupos minoritarios, de etnias o clases oprimidas, sitúa la narrativa de experiencias de deterioro, destrucción y muerte que a su vez se relacionan con el propio proceso de fortaleza y resiliencia del ser humano. Señala que es el caso de las teorías que surgieron en Haití y África, que conciben que el VIH es un virus creado para destruir el Tercer Mundo (Farmer 1992); sin embargo, y como apunta Connors (1995), estas teorías no fueron producto de la epidemia.

Indagar sobre las concepciones y percepciones de la población ayuda a entender el mundo desde la óptica del que carece (no solo económicamente), del que está en una situación mucho más complicada o que por las mismas carencias de un sistema educativo obsoleto, no ha conseguido fortalecer un sistema de creencias mucho más consolidado en la crítica, en la oposición de posturas y en la lógica del largo plazo. Por el contrario, la inmediatez con la que tratan de resolver los problemas se va instaurando de modo que se convierte en una nueva estructura social, apuntalada en los esquemas mentales que en ella predominan. Casos como el del SIDA ya mostraban una gran fractura en los vínculos con las instituciones, procesos de discriminación, penalización e intervenciones denigrantes tienen una relación entre la negación a usar medios de protección; se observaba desde entonces cómo las políticas que criminalizaban a quienes a pesar de saber que eran portadores seguían manteniendo relaciones sexuales sin preservativos y sin informar a sus parejas, eran de muy bajo impacto.

La lógica de la sospecha no circunscribe a sectores vulnerables con exclusividad, su radio se extiende y ante el temor de no poder dar respuesta desde otras razones, busca salidas que responsabilizan a instituciones que ya desde antes tenían una credibilidad muy debilitada. A estas fechas México tiene zonas en donde la pandemia se está volviendo caótica, ya tiene estados como el de Tabasco, la tierra natal del presidente de la República, con una tasa de ocupación hospitalaria que ronda por el 90% de camas, sin el personal suficiente (médicos, enfermeras, camilleros, intendentes, etc.) y sin los tratamientos óptimos para salvar la vida.

Cuando María Epele regresó a las zonas de indagación en el 2010, ya había cambiado la forma de mercadeo de drogas, el consumo estaba evolucionando, pero los constructos no tanto. Para ella este tipo de investigaciones orientadas más a la comprensión, intentan reconocer: los niveles de daño que las experiencias reiteradas de malestar, enfermedad y muerte han tenido de generación en generación en conjuntos sociales oprimidos. Los paradigmas que se construyen a partir de la sospecha que subyace en una relación deteriorada entre las dependencias en general, particularmente en el sistema de salud, reflejan periódicamente ideas de complot para la aniquilación, genocidio y corrupción. Confiar en la eficacia de una vacuna no resuelve nuestros problemas de comunicación y organización, esos requieren de un compromiso como sociedad, para el cual cada vez nos queda menos tiempo.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa venegas@hotmail.com

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JALISCO

El madruguete del Infonavit: ¿Premiar la ilegalidad en Jalisco?

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

Increíble, pero cierto: el delito de despojo ahora podría recompensarse con escrituras a precio de ganga. Así lo anunció Octavio Romero Oropeza, director del Infonavit, en la mañanera del 16 de junio, con la presidenta Claudia Sheinbaum como testigo.

Su iniciativa busca regularizar 145,000 viviendas ocupadas irregularmente, ofreciendo a los invasores un arrendamiento con opción a compra en 4 a 5 años. ¿El mensaje? Invade una casa, espera un poco, y el Infonavit te la venderá en abonos. ¿Qué sigue, escrituras gratis para asaltantes?

Este “madruguete” huele a la clásica opacidad de la 4T. Sin consultar a gobiernos estatales ni a la sociedad civil, Romero pretende resolver las 843,000 viviendas “emproblemadas” del Infonavit con una medida que incentiva la ilegalidad.

¿Es esta la solución, o un anzuelo para más invasiones?

El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, no tardó en responder: “No vamos a permitir invasiones irregulares, eso es contribuir a la ilegalidad en el país.” Y tiene razón. La iniciativa ignora un principio básico: “Todo tiene un dueño, todas las viviendas por abandonadas que estén tienen un dueño,” como señaló Lemus. Ya sea un particular que dejó de pagar su crédito o el propio Infonavit, los derechos de los propietarios originales son pisoteados.

El Infonavit, un organismo tripartita de trabajadores, patrones y gobierno, no puede actuar como si fuera propiedad de la 4T. La propuesta de Romero, además de torpe, es ilegal: debe pasar por la Asamblea General, donde obreros y empresarios ya la rechazaron en la Comisión de Vigilancia. La ignorancia del director es alarmante.

En Jalisco, la certeza jurídica es clave para atraer inversión extranjera, especialmente con el Mundial 2026 en puerta. Medidas como esta ahuyentan a empresarios y erosionan la confianza ciudadana.

Lemus elogió el plan de Tlajomulco, donde el alcalde Gerardo Quirino recuperó viviendas abandonadas en “Chernóvila” con inversión privada, mostrando que la legalidad sí funciona. Mientras, el Infonavit va en sentido contrario.

Romero promete “reprogramar créditos” o “reponer viviendas” a los dueños originales, pero ¿cómo? En un país donde la burocracia sepulta derechos, suena a promesas vacías. Si el gobierno premia la ilegalidad, ¿qué mensaje envía a los jaliscienses que pagan sus créditos puntualmente?

Este albazo no solo amenaza la certeza jurídica, sino la credibilidad del Infonavit. En lugar de regularizar invasiones, deberíamos fortalecer la ley y proteger a los verdaderos dueños. La pregunta es clara: ¿Queremos un México donde la ilegalidad se premia, o uno donde la justicia prevalece?

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JALISCO

Mis dudas razonables sobre el futuro de la transparencia en Jalisco 

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Representa la propuesta del gobernador Pablo Lemus un retroceso en la autonomía y participación ciudadana del Subsistema de Transparencia y su Consejo Consultivo?

Lemus promete un “organismo completamente ciudadano”, integrado por rectores, empresarios y miembros de la sociedad civil. Sin embargo, el proceso de designación del titular y los consejeros del órgano desconcentrado dependerá de ternas propuestas por el Comité de Participación Social del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) y el Consejo Consultivo, pero la decisión final recaerá en el gobernador.

Esto genera suspicacias: ¿cómo puede ser un organismo ciudadano si el Ejecutivo tiene la última palabra?
De entrada, la transferencia de las funciones del ITEI a la Contraloría del Estado, un organismo subordinado al Ejecutivo, plantea serias dudas. Este modelo, inspirado en el federal (“Transparencia para el Pueblo”), ha sido criticado por su falta de independencia, y en Jalisco parece repetirse el mismo error.

La falta de autonomía podría convertir al órgano desconcentrado en una extensión del gobierno estatal, incapaz de sancionar la opacidad o exigir rendición de cuentas de manera imparcial, como advirtió Olga Navarro, titular del ITEI, al señalar que las autoridades serán “juez y parte”.

Por un lado, el gobernador exalta la participación ciudadana en 15 foros con más de 3,000 asistentes; por otro, académicos critican que las propuestas de la iniciativa “Compromiso Jalisco por el Derecho de Acceso a la Información” fueron ignoradas por el Congreso del Estado.

Esta iniciativa pedía un Sistema Estatal de Transparencia robusto y un Consejo Consultivo verdaderamente ciudadano, pero los legisladores de la alianza Movimiento Ciudadano-Morena optaron por un modelo que centraliza el poder en la Contraloría.

La exclusión de estas propuestas debilita la legitimidad del nuevo sistema y refuerza la percepción de que la reforma busca cumplir con la desaparición del INAI e ITEI sin innovar ni proteger los avances de Jalisco, pionero en transparencia.

La centralización en la Contraloría podría generar conflictos de interés, especialmente en casos que involucren información sensible, como contratos, licitaciones o el ejercicio del gasto público.

Otro punto débil es la falta de claridad en temas como datos abiertos y rendición de cuentas. Aunque la iniciativa menciona transitar hacia datos abiertos y mantener la publicación de sueldos, agendas y obras públicas, la vaguedad de estas promesas las deja sin fuerza.

LAS CONTRALORÍAS MUNICIPALES

La iniciativa del gobernador contempla legislar la obligatoriedad de transparencia en los 125 municipios de Jalisco, un aspecto que la reforma federal omite. Sin embargo, esta propuesta choca con la realidad, el problema es que la gran mayoría de los municipios del estado carecen de la fortaleza económica de los ayuntamientos de la zona metropolitana.

Es positivo que se piense en los municipios, pero sin un plan robusto para capacitar y financiar sus contralorías, la transparencia municipal será una quimera. Muchos ayuntamientos ya incumplen con sus obligaciones actuales; ¿cómo esperamos que manejen un sistema más complejo?»

La carga adicional a las contralorías municipales podría generar desigualdades en el acceso a la información entre municipios urbanos (como Guadalajara) y rurales, perpetuando la opacidad en regiones marginadas.
Sin un marco claro, ¿qué garantiza que este modelo no se quede en buenas intenciones?

El ITEI, con sus limitaciones, tenía mecanismos para obligar a las autoridades a transparentar información; el nuevo sistema, en cambio, podría permitir que se eluda la publicación de datos clave, debilitando 20 años de cultura de transparencia en Jalisco.

La iniciativa de Pablo Lemus, aunque bien intencionada, resulta insuficiente al priorizar la armonización federal sobre los avances históricos de Jalisco en transparencia. El estado, que fue referente nacional, corre el riesgo de dar un paso atrás si este modelo no se fortalece con verdadera independencia y participación ciudadana. La transparencia no se decreta; se construye con hechos.

 

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JALISCO

Transparencia en Jalisco: El costo político de extinguir el ITEI

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El 10 de junio de 2025, el Congreso de Jalisco aprobó con 27 votos a favor de Movimiento Ciudadano (MC), Morena, Hagamos, Futuro, PT y Verde, y 8 en contra de PAN y PRI, la desaparición del Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI), cuyas funciones fueron transferidas a la Contraloría del Estado.

Esta decisión, que armoniza la legislación local con la reforma constitucional federal de 2024 impulsada por Morena para eliminar organismos autónomos como el INAI, ha desatado un debate crucial: ¿fortalece o debilita la transparencia en Jalisco? La medida, aunque obligada por la federación, revela tensiones políticas, contradicciones ideológicas y un pragmatismo que podría costarle caro al gobierno de Pablo Lemus.

¿Cómo lo va a tomar el elector local? ¿Qué tanto le va a afectar a Movimiento Ciudadano ir con Morena en esta decisión de desaparecer al ITEI? Pablo sacrifica parte de la autonomía regional que demandó en campaña contra el centralismo chilango -así le llamó- para evitar conflicto con la presidenta Claudia Sheinbaum

La reforma federal, respaldada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum, extinguió el INAI y reasignó sus tareas a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, una dependencia del Ejecutivo.

En Jalisco, el Congreso tuvo hasta el 18 de junio de 2025 para alinear su marco legal, optando por disolver el ITEI y crear un órgano desconcentrado dentro de la Contraloría. Aunque Lemus no inició esta reforma, su decisión de alinearse con Morena en el Congreso local contrasta con la postura combativa de su antecesor, Enrique Alfaro, quien desafió al gobierno federal en defensa de la autonomía estatal. Este pragmatismo sugiere que Lemus prioriza la gobernabilidad y una relación tersa con Sheinbaum, pero a un costo político que aún está por definirse.

Movimiento Ciudadano enfrenta una contradicción evidente. En el Senado, su coordinador, Clemente Castañeda, defendió con vehemencia la autonomía del INAI durante las discusiones de 2024, calificando su eliminación como un retroceso democrático que socavaría la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción.

En el foro “Diálogos Abiertos por la Transparencia” de noviembre de 2024, Castañeda respaldó a expertos que alertaron sobre los riesgos de centralizar funciones en el Ejecutivo, como la pérdida de la Plataforma Nacional de Transparencia y la falta de independencia en la gestión de información pública.

Sin embargo, en Jalisco, los legisladores de MC votaron junto a Morena para extinguir el ITEI, exponiendo una dualidad discursiva que podría confundir a su base electoral, especialmente en un estado donde MC ha construido su identidad en torno a la autonomía regional y la crítica al centralismo.

El ITEI, hay que reconocerlo, no era un bastión de imparcialidad. Durante el sexenio de Alfaro, expertos en transparencia acusaron al organismo de ser cooptado por el Ejecutivo, funcionando más como una extensión del poder estatal que como un contrapeso al servicio de la sociedad. Gabriel Torres Espinoza, académico y analista, cuestiona la utilidad de los Organismos Constitucionalmente Autónomos (OCA), describiéndolos como “burocracias politizadas, independientes solo en el papel”. En su opinión, muchos OCA, incluido el ITEI, se convirtieron en espacios para colocar aliados en la nómina o tejer redes de influencia con fines de lucro, desviándose de su propósito original. “Deben ser contrapesos reales, no simulaciones ni monumentos vacíos”, sentencia Torres, reflejando un escepticismo compartido por sectores críticos que ven en la extinción del ITEI una oportunidad para replantear la transparencia, siempre que se garantice su efectividad.

Consciente de las críticas, Lemus propuso un nuevo modelo dentro de la Contraloría, con participación de universidades, sociedad civil y actores independientes, para preservar la transparencia y el acceso a la información. Sin embargo, PAN y PRI han acusado al gobierno de convertirse en “juez y parte” al subordinar estas funciones a un organismo dependiente del Ejecutivo, lo que podría comprometer la imparcialidad.

La alianza de MC con Morena, su rival directo en las elecciones intermedias de 2027, añade una capa de complejidad. En campaña, Lemus prometió resistir el “centralismo chilango”, pero su voto conjunto con Morena podría alienar a votantes que valoran la autonomía regional, especialmente en un contexto donde la polarización política está en aumento.

El impacto electoral de esta decisión es incierto, pero significativo. MC ha dominado Jalisco en los últimos años, pero la percepción de que Lemus cede ante el gobierno federal podría erosionar su capital político, particularmente entre los sectores urbanos y jóvenes que apoyaron su discurso de independencia. Además, la transferencia de funciones a la Contraloría plantea desafíos operativos: ¿tendrá la capacidad técnica y la autonomía necesaria para manejar solicitudes de información y garantizar la protección de datos? La inclusión de la sociedad civil en el nuevo modelo es un intento de mitigar estas dudas, pero su éxito dependerá de la transparencia en su implementación y de la vigilancia ciudadana.

En última instancia, la extinción del ITEI refleja un dilema más amplio: cómo equilibrar la armonización con las reformas federales sin sacrificar los principios de autonomía y transparencia que Jalisco ha defendido. Lemus apuesta por un enfoque pragmático, pero el costo político y social de esta decisión podría manifestarse en las urnas y en la confianza ciudadana, especialmente si el nuevo modelo no logra desterrar las prácticas de control que marcaron al ITEI en el pasado.

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