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OPINIÓN

Dispositivos digitales: Pueden tener efectos negativos en el desarrollo cognitivo de la niñez

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Educación, por Isabel Venegas //

La crisis de la pandemia trajo consigo la necesidad de acelerar los procesos de investigación vinculados con la producción de vacunas y tratamientos médicos para el caso específico del Covid-19, investigaciones que por cierto, ya tenían años de avance.

En el espacio de las ciencias sociales es todavía más complicado indagar y sentar bases teóricas que permitan comprender lo que está pasando e inferir lo que puede llegar a suceder de continuar con las mismas conductas.

Hoy en día nuestros niños más pequeños están sometidos a una cantidad enorme de estimulantes audiovisuales, sin que tengamos mucha certeza de qué tan seguro pueda resultar para ellos; muchos padres de familia se enorgullecen de la capacidad que sus chicos tienen para manipular el celular, por ejemplo, los bebés que con dos o tres años identifican el ícono de Youtube y saben poner las canciones que quieren. El mercado inundó a casi todas las regiones del mundo con celulares y pantallas, mientras que se necesitan entre 10 y 15 años de investigación para indagar sobre este tipo de fenómenos, esto significa que al igual que con el virus del COVID, un día la emergencia nos tomó de frente.

Los datos apuntan a que no es tan inofensiva la situación; internet ahora invade una tercera parte de nuestras horas de vigilia, aproximadamente son 6 horas de conexión directas las que tiene un adulto, pero el problema se agrava con los bebés: no hay un compromiso laboral o académico que demande su distracción con un ejercicio práctico u operativo, así como también está el hecho de que para muchos papás el celular con los videos y aplicaciones lúdicas representan un alivio en el control conductual.

El tiempo que hace falta para descubrir las afectaciones tiene otra complicación: la ética. Resulta altamente delicado hacer estudios de manera directa con bebés, aunque sí se ha trabajado ya con ratones. En los laboratorios se ha podido observar cambios drásticos en la conducta de estos animales cuando son expuestos durante mucho tiempo a estimulantes del tipo audiovisual.

No solo se observa el fenómeno en los bebés, sino también en los niños durante sus primeros años de edad escolar. Dentro del contexto de la crisis sanitaria muchos educadores trataron de “apropiarse” de estos dispositivos y diseñaron videos más dinámicos con música e imágenes que pretendían captar la atención de los estudiantes. Ciertamente es difícil evaluar el potencial de estos recursos todavía estando dentro de la pandemia, además de que habría que considerar como variables las condiciones en las que gran parte de los hogares aplicó dichos recursos. Para la mayoría de los estudiantes, los ambientes de aprendizaje no fueron idóneos, factor que complejiza la labor de evaluación. La dinámica de clases en línea para algunas escuelas representó la conexión en tiempo real, cosa que también significó un desgaste físico y emocional, haciendo énfasis en la distancia que hay entre esos materiales didácticos y las aplicaciones lúdicas que suelen disfrutar los estudiantes en sus tiempos de ocio.

A final de cuentas, la mayoría de los profesores coincide en que estas generaciones de estudiantes desde el nivel básico y hasta la media superior, presentan serias dificultades para lograr con éxito tareas de concentración y razonamiento. Tal parece que la destreza con la que los niños manipulan los dispositivos como el celular o la tablet, es al mismo tiempo la antesala a constreñir su potencial creativo y muchas de sus herramientas cognitivas para la auto-regulación al socializar con otros seres.

La detección de los trastornos en la interacción parecen ir a la alza; intolerancia a la frustración, problemas en la comunicación, manejo pobre del lenguaje o incluso niños que no pueden hablar, son fenómenos que se presentan cada vez más en la consulta de pediatras, psicólogos y pedagogos. Al igual que con el COVID, los estudios epidemiológicos cuantifican el incremento a una tasa acelerada de estas problemáticas que dañan la salud mental y que representan una preocupante alarma por darse durante los primeros años de vida.

La psicóloga infantil Rachel Barr, de la Universidad de Georgetown, en Washington, señala que se está teniendo evidencia suficiente para demostrar que una gran cantidad de horas de exposición a pantallas interactivas en edades tempranas puede tener efectos negativos: alteraciones del sueño, trastornos sociales, pérdida de peso y dificultades en el aprendizaje.

El problema que se presenta por la exposición de los pequeños a las pantallas digitales durante tiempos prolongados, preocupa porque sucede (en promedio) desde los cuatro meses de edad, y conforme va creciendo también aumenta el número de horas al día, aunado a eso hay otro factor que también se incrementa: la complejidad en la elaboración de los algoritmos en cada aplicación. Facebook, Whatsapp o Instagram -por ejemplo-, tienen construidas sus plataformas de manera que los adolescentes encuentren en ellas una muy pronta y profunda adicción.

Jóvenes adolescentes que tienen enormes dificultades para la concentración, para la memorización, que tienden a postergar tareas y compromisos importantes por la falacia de lo que representan las redes sociales, van dejando ver sus efectos secundarios en la precariedad de relaciones reales que no logran niveles de comunicación significativos y significantes, sin construcción de valores éticos y emocionales, así como la disociación entre lo que es real y ficticio.

Enorme reto tiene nuestra sociedad ante el deseo de aprovechar estos recursos sin dejar de ver los peligros que ello conlleva. Una invitación para los jóvenes papás que también crecieron con estos dispositivos, a que fortalezcan sus lazos familiares, la vinculación entre las miradas es mucho más significativa, relajante y terapéutica, lo será siempre más que ningún video con la superproducción que se quiera; es pues la conexión entre los más cercanos, una experiencia determinante en la construcción del ser humano, y tal parece que sigue siendo muy superior a la conexión de WiFi.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail:  isa_venegas@hotmail.com

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Deportes

Atlas, de la gloria reciente al futuro incierto

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-Por Diego Morales Heredia

A punto de cumplir 109 años de existencia, el Atlas es uno de los equipos con más tradición en el futbol mexicano. A lo largo de su historia, el conjunto rojinegro ha sido reconocido por su futbol vistoso y ofensivo, por la formación de talentos en su academia y por su afición, acostumbrada al sufrimiento y la esperanza, conocida con orgullo como “La Fiel”.

Durante más de ocho décadas, el club fue manejado por una Asociación Civil integrada por empresarios destacados de Jalisco. Sin embargo, los problemas financieros, la falta de resultados y decisiones divididas obligaron a que en 2013 el equipo fuera vendido a Grupo Salinas.

Bajo el mando de la televisora, si bien el conjunto del Paradero retomó estabilidad financiera, el Atlas vivió una etapa de altibajos, marcada por constantes cambios de técnico, bajo rendimiento en la cancha y una creciente desconexión con su afición.

Durante la presidencia de Gustavo Guzmán, también se rompió el vínculo histórico con los socios, pues el primer equipo, fuerzas básicas y femenil dejaron de utilizar las sedes tradicionales de Colomos, Chapalita y Country, generando un vacío en la identidad atlista.

Para sorpresa de muchos, en 2019 se anunció un nuevo cambio de administración: Grupo Orlegi, encabezado por Alejandro Irarragorri, tomó el control del club. Con ellos llegó la modernización bajo el lema “infraestructura, estructura y procesos”. Y con ello, también, la gloria: los títulos del Apertura 2021 y Clausura 2022 rompieron una sequía de más de 70 años sin campeonato de liga. Además, se consolidó la Academia AGA en Nextipac como símbolo del nuevo modelo formativo.

Hoy, a solo días de cumplir 109 años, Grupo Orlegi ha iniciado el proceso de venta del club, con el objetivo de cumplir las reglas de la Liga MX que prohíben la multipropiedad. La directiva ha optado por conservar a Santos Laguna, y poner al Atlas en el mercado por una cifra cercana a los 250 millones de dólares.

Y para “La Fiel”, vuelve la incertidumbre. La esperanza de que el legado rojinegro quede en buenas manos, que los colores, el escudo y la esencia del club no sean alterados. Serán meses largos, llenos de especulaciones, anhelos y miedo al cambio. Una vez más, los atlistas tienen su corazón en vilo.
¿Quién compra al Atlas?

 

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Deportes

Edición 798: El drenaje profundo, un paso hacia el futuro en Guadalajara

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Lectores en teléfono celular: Para una mejor lectura, girar a la posición horizontal

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JALISCO

Año de la Mujer Indígena: Promesas vs silencio en la Comunidad Indígena de Mezquitán

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-Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac 

Entre el discurso oficial del gobierno de México, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, y la cruda realidad de las comunidades indígenas, se abren fisuras que revelan contradicciones inquietantes.

En 2025, declarado «Año de la Mujer Indígena» por el Congreso de la Unión y respaldado por el Ejecutivo, se pretende enaltecer el rol histórico y cultural de estas mujeres, combatir la discriminación y fortalecer sus derechos con políticas inclusivas.

Sin embargo, esta intención noble choca con actos de violencia institucional perpetrados por dependencias del mismo gobierno, como se evidencia en el caso de la Comunidad Indígena de Mezquitán, en Zapopan Jalisco.

Desde 2001, esta comunidad lleva 24 años esperando una indemnización justa por la expropiación de 26.93 hectáreas de sus tierras, utilizadas para la ampliación de la carretera Guadalajara-Ixtlahuacán del Río-Saltillo.

Esta discrepancia plantea una pregunta crucial: ¿es el reconocimiento a las mujeres indígenas un compromiso genuino o un juego de poder simbólico?

UNA INJUSTICIA DE DOS DÉCADAS

El conflicto de Mezquitán comenzó en 2001, cuando la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), hoy Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), expropió las tierras prometiendo una compensación de aproximadamente 40 millones de pesos. Sin embargo, solo se pagaron 6 millones como anticipo entre 2004 y 2005, dejando un adeudo pendiente que, conforme a la Ley Agraria y sentencias del Tribunal Superior Agrario, debe ajustarse a valor comercial.

Después de siete años de litigios contra la SICT (desde 2017) el Tribunal Agrario 16, y en noviembre de 2023, el Tribunal Superior Agrario les dio la razón a la Comunidad Indígena de Mezquitán, ordenando un avalúo por el INDAABIN para calcular el pago a valor comercial. Sin embargo, la SICT siguió interponiendo amparos frívolos, el último resuelto en diciembre de 2024, para retrasar lo inevitable.

Ahora lo que procede es que se ejecute la sentencia y que la SICT proceda al pago correspondiente, pero para ello se requiere el avaluó actualizado que debe realizar INDAABIN, donde ahora está el atorón con el tortuguismo de la dependencia.

Habrá que señalar que la Consejería Jurídica Federal del gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, coincide y recomienda, que lo que sigue es el cumplimiento de la sentencia y darle seguimiento hasta su conclusión, es decir, el pago en favor de la Comunidad.

Fue el 18 de junio pasado en el que mediante acuerdo, el Tribunal Agrario ordenó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN) que, en un plazo de 10 días, informe sobre el trámite del avalúo solicitado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), con apercibimiento de multa en caso de incumplimiento, pero a la fecha no tenemos conocimiento de que INDAABIN haya cumplido ese requerimiento.

Todos estos obstáculos del poder de la burocracia, de diversas formas, ha enfrentado la Comunidad Indígena de Mezquitán, diversas formas para retrasar el proceso de pago; ahora es el «tortuguismo» de INDAABIN, que ha ignorado plazos como el de 10 días establecido el 18 de junio de 2024, bajo amenaza de multa.

Esta demora impacta directamente a 333 familias, muchas lideradas por mujeres indígenas que enfrentan pobreza y marginación como resultado de esta injusticia prolongada.

Saúl Rodríguez Barajas, presidente del Comisariado de Bienes Comunales, expresó su frustración: “Llevamos 24 años luchando por nuestros derechos, mientras el gobierno promete justicia, pero no actúa”.

Esta situación no solo contradice el espíritu del «Año de la Mujer Indígena», sino que también desvirtúa la reforma constitucional de 2024, que reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público y obliga a consultar y compensar por proyectos que afecten sus territorios.

CONTRADICCIÓN ENTRE DISCURSO Y REALIDAD

El gobierno de Sheinbaum ha desplegado iniciativas ambiciosas para apoyar a los pueblos indígenas. En su informe de 100 días, anunció un presupuesto de 221 mil millones de pesos para 2025 destinados al desarrollo de comunidades indígenas y afromexicanas, que incluye 17 planes de justicia ya en marcha y el inicio de 13 más.

Además, lanzó el programa Apoyo Financiero a Mujeres Indígenas y Afromexicanas Artesanas (MIAA) con 500 millones de pesos, y en diciembre de 2024 restituyó 2,178 hectáreas a comunidades rarámuris en la Sierra Tarahumara.

Estas acciones, combinadas con la designación de figuras históricas como Tecuichpo, Tz’ak-b’u Aha, Señora 6 Mono y Xiuhtlaltzin como emblemas del año, buscan visibilizar el legado de las mujeres indígenas.

No obstante, el caso de Mezquitán revela una desconexión alarmante. Mientras se celebran avances simbólicos, la SICT se resiste a pagar y INDAABIN incumple sentencias judiciales, dejando a las mujeres de esta comunidad sin la indemnización que les corresponde.

Esta contradicción no es un incidente aislado, sino un síntoma de un problema estructural: las políticas públicas, aunque bien intencionadas, a menudo no se traducen en justicia tangible. La reforma constitucional de 2024, que manda consultar y compensar, debería haber agilizado casos como este, pero la inacción gubernamental lo contradice, erosionando la confianza en las promesas de inclusión.

MÁS ALLÁ DE LOS JUEGOS DE PODER

La negativa de la SICT y el «tortuguismo» de INDAABIN en el caso de Mezquitán contradicen el espíritu del «Año de la Mujer Indígena». Esta comunidad, con sus 333 familias —muchas lideradas por mujeres que encarnan los valores que el gobierno dice proteger—, merece una resolución que trascienda la retórica.

Aunque Sheinbaum no ha abordado directamente el caso, su compromiso con la justicia social indica que, con información clara, podría impulsar una solución para que 2025 no sea un ejercicio vacío. El gobierno debe actuar con urgencia, asegurando el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Agrario.

Solo así el discurso de reconocimiento a las mujeres indígenas se convertirá en hechos concretos, dejando atrás los juegos de poder y demostrando que la justicia no es negociable. La responsabilidad recae en Sheinbaum y sus dependencias: el tiempo apremia para alinear palabras con acciones.

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