MUNDO
Dólar se debilita: La caída del orden económico mundial

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
La acelerada caída del poder económico de Estados Unidos y la inminente pérdida de la hegemonía del dólar están desencadenando una transformación profunda en el orden mundial. En el artículo «The world’s economic order is breaking down» del diario The Economist, se detalla cómo los cimientos que han sostenido el liderazgo económico global de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial están comenzando a desmoronarse.
Este colapso no solo impacta a Estados Unidos, sino que también está redibujando el mapa geopolítico y económico a nivel global, anunciando el fin de una era caracterizada por la preeminencia estadounidense y el dominio del dólar como moneda de reserva mundial.
EL DECLIVE ECONÓMICO DE ESTADOS UNIDOS
Durante gran parte del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI, Estados Unidos fue el motor económico del mundo. Sin embargo, diversos factores han comenzado a debilitar la estructura sobre la cual se edificaba ese poder. Según The Economist, una de las principales razones detrás de esta caída es la pérdida de competitividad en la industria manufacturera.
A medida que las empresas estadounidenses optaron por deslocalizar sus procesos productivos a regiones con menores costos, como China y otros países de Asia, la base industrial de Estados Unidos se erosionó, dejando a la economía más dependiente de sectores volátiles como el de los servicios financieros y tecnológicos.
El artículo también señala que la deuda pública estadounidense ha alcanzado niveles insostenibles, exacerbada por políticas fiscales expansivas y rescates financieros masivos tras la crisis de 2008 y la pandemia de COVID-19. Esta acumulación de deuda ha puesto en tela de juicio la capacidad de Estados Unidos para mantener su estabilidad económica a largo plazo, erosionando la confianza tanto de los inversores internacionales como de los actores domésticos.
Un tercer factor que The Economist menciona es la creciente fragmentación del comercio internacional, donde la competencia geopolítica, especialmente con China, ha desatado una serie de medidas proteccionistas que han debilitado el multilateralismo comercial. Estados Unidos, que antes era visto como el guardián del libre comercio, ahora adopta políticas que muchos ven como un intento de frenar el ascenso de otras potencias, pero que también han provocado represalias y una disminución del comercio global.
EL DECLIVE DEL DÓLAR
El dólar estadounidense ha sido la columna vertebral del sistema financiero internacional desde los Acuerdos de Bretton Woods en 1944. Su papel como moneda de reserva mundial le ha conferido a Estados Unidos una ventaja significativa en términos de poder financiero y político. Sin embargo, este dominio está siendo desafiado. Según The Economist, uno de los signos más evidentes de este cambio es la creciente diversificación de las reservas internacionales por parte de países emergentes, que buscan reducir su dependencia del dólar y mitigar los riesgos asociados con las fluctuaciones de la política monetaria estadounidense.
Una de las principales razones detrás de esta pérdida de confianza en el dólar es la percepción de que Estados Unidos ha utilizado su moneda como una herramienta de poder geopolítico. Las sanciones impuestas a países como Irán, Rusia y Venezuela han incentivado a estos y otros actores a buscar alternativas al sistema financiero dominado por el dólar.
En lugar de someterse a las restricciones impuestas por Estados Unidos, estas naciones han comenzado a utilizar otras divisas, como el euro o el yuan, para realizar transacciones internacionales y almacenar sus reservas.
El avance de las criptomonedas y las monedas digitales emitidas por bancos centrales también está desafiando el dominio del dólar. Aunque todavía en etapas tempranas, estas formas de dinero podrían proporcionar a los países una alternativa al sistema financiero global actual, que está profundamente interconectado con el dólar. Según The Economist, esto podría acelerar el declive de la moneda estadounidense como referencia en las transacciones internacionales.
COLAPSO DEL ORDEN MUNDIAL
El debilitamiento de Estados Unidos y el declive del dólar están marcando el fin del orden mundial que ha prevalecido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Este sistema, que se basaba en instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), y en el liderazgo indiscutido de Estados Unidos, está siendo desafiado por nuevas potencias emergentes, principalmente China y Rusia. The Economist señala que estos países están construyendo sus propias redes de influencia, a menudo al margen de las instituciones establecidas, lo que está fracturando el consenso global que sustentaba el orden económico internacional.
El auge de China como una potencia económica y geopolítica ha sido un factor crucial en esta transformación. Con su Iniciativa de la Franja y la Ruta, China ha establecido nuevas rutas comerciales y financieras que compiten directamente con las estructuras tradicionales dominadas por Occidente. Este proyecto no solo fortalece la posición de China en Asia, África y Europa, sino que también debilita el control estadounidense sobre las rutas comerciales y las instituciones financieras globales.
Rusia, por su parte, ha jugado un papel importante en el debilitamiento del orden liderado por Estados Unidos, especialmente a través de su capacidad para interrumpir los mercados de energía. Las sanciones económicas impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania han incentivado a Moscú a desarrollar nuevas alianzas económicas y a redirigir sus exportaciones hacia mercados no tradicionales, lo que ha fragmentado aún más el sistema financiero global.
PAPEL DE LOS BLOQUES ECONÓMICOS EMERGENTES
Con la caída del poder económico de Estados Unidos y el colapso del dólar, el mundo está viendo el surgimiento de bloques económicos emergentes que buscan reemplazar o competir con las estructuras dominadas por Occidente. El BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es un ejemplo claro de este fenómeno. Según The Economist, este grupo de naciones está impulsando una nueva agenda económica que se aleja del modelo estadounidense, centrada en la cooperación Sur-Sur y en la creación de mecanismos alternativos para el comercio y las finanzas internacionales.
La riqueza total invertible que posee actualmente el bloque de países conocido como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) asciende a 45 billones de dólares y se espera que su población millonaria aumente en un 85% en los próximos 10 años, según el informe “BRICS Wealth Report”, publicado por Henley & Partners en colaboración con la firma New World Wealth.
Según recoge el informe, actualmente hay 1,6 millones de personas con activos invertibles superiores al millón de dólares en la agrupación de las principales economías emergentes del mundo, incluidos 4.716 centimillonarios o «centis» (con más de 100 millones de dólares en activos invertibles) y 549 multimillonarios. “El bloque de los BRICS representa ahora más del 45% de la población mundial y suponen casi el 36% del PIB mundial, si se ajusta a la paridad del poder adquisitivo (PPA)”, indica el documento en sus conclusiones.
En opinión de Juerg Steffen, CEO de Henley & Partners, los BRICS son ahora un actor muy influyente en la economía mundial, lo que presenta nuevas y atractivas oportunidades para inversores, empresarios y personas con talento y de elevado patrimonio neto. “La inclusión de los países de Oriente Medio y Norte de África no es sólo un reajuste político, sino un reconocimiento de su creciente importancia económica. La región, históricamente fundamental por sus recursos energéticos, afirma ahora un papel económico más diversificado.
Para los inversores de todo el mundo, la creciente participación de MENA en los BRICS abre un abanico de posibilidades más allá de la región, ofreciendo acceso a mercados de consumo de rápido crecimiento, un posicionamiento geográfico estratégico y entornos culturales y empresariales únicos”, explica Steffen refiriéndose a que la cohorte original de los BRICS, formada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se ha visto reforzada por la incorporación este mes de Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.
El nuevo informe revela que, en la última década, la riqueza privada creció un notable 92% en China, que ahora alberga a 862.400 millonarios, incluidos 2.352 centimillonarios y 305 multimillonarios. Por su parte, India ocupa el segundo lugar en la clasificación de grandes fortunas de los BRICS, con 326.400 millonarios, de los cuales más de 1.000 son centimillonarios y 120 multimillonarios, y un crecimiento de la riqueza del 85% en los últimos 10 años.
Según el informe, la población millonaria de los EAU (Emiratos Árabes Unidos) también se ha disparado desde 2013, un 77%, y el principal centro de riqueza de Oriente Medio alberga ahora a 116.500 millonarios, incluidos más de 300 centis. “En la última década también se ha producido un fuerte crecimiento de la riqueza privada en Arabia Saudí y Etiopía, con un aumento de la población millonaria del 35% y el 30%, respectivamente”, indica. (fundssociety.com)
Uno de los proyectos más ambiciosos del BRICS es la creación de una moneda común que podría desafiar al dólar en el comercio internacional. Esta moneda tiene el potencial de reducir la dependencia de estos países del sistema financiero controlado por Estados Unidos, lo que a su vez podría acelerar la desdolarización de la economía global.
Al mismo tiempo, otros actores, como la Unión Europea, están buscando fortalecer sus propias monedas y reducir su exposición al dólar. El euro ha ganado terreno como una alternativa viable en las transacciones internacionales, y varios países europeos están explorando la posibilidad de aumentar el uso de monedas digitales para competir con el dólar y fortalecer sus economías frente a la volatilidad global.
CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO
El colapso del poder económico de Estados Unidos y el dólar tendrá profundas implicaciones para la economía mundial. Según The Economist, una de las principales consecuencias será el aumento de la volatilidad en los mercados internacionales. A medida que más países busquen alejarse del dólar y diversificar sus reservas, los mercados de divisas podrían volverse más inestables, lo que podría dificultar la planificación económica a largo plazo y aumentar los costos de los préstamos internacionales.
En el ámbito geopolítico, la fragmentación del sistema financiero global también podría conducir a una mayor competencia entre los bloques económicos emergentes, lo que podría exacerbar las tensiones internacionales. Sin un consenso global claro, es probable que las disputas comerciales y financieras se intensifiquen, lo que podría dar lugar a conflictos prolongados y a una mayor incertidumbre económica.
Finalmente, el declive de Estados Unidos como potencia económica dominante también podría tener repercusiones en la política interna del país. La creciente desigualdad de ingresos, el estancamiento de los salarios y el aumento de la deuda pública están generando un clima de descontento social que podría desestabilizar aún más la economía estadounidense. Si bien Estados Unidos sigue siendo una de las economías más grandes del mundo, su capacidad para liderar en el escenario global está cada vez más en duda.
El colapso del poder económico de Estados Unidos y el dólar está reconfigurando el orden mundial. El surgimiento de nuevas potencias, la fragmentación del comercio internacional y el desarrollo de alternativas financieras están marcando el inicio de una nueva era en la que el dominio estadounidense ya no es incuestionable. Las próximas décadas estarán definidas por la capacidad de las naciones para adaptarse a este nuevo equilibrio global.
CARTÓN POLÍTICO
El muro de los dolores
MUNDO
El poder venció a la información: Los medios de comunicación y el engaño de la salud de Joe Biden

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
El saber lo qué pasó con la capacidad cognitiva de Biden es no sólo importante para EUA sino para los medios y las democracias del mundo. Digamos que algunos de los políticos de alto nivel del partido demócrata de EUA prefieren ver hacia adelante y dar carpetazo al pasado. Eso suena adecuado para no estar repitiendo temas políticos del 2021 al 2025 en especial si los beneficiarios temen el haber abusado del estado mental y físico del exmandatario.
Empecemos por recordar que hace ocho días se dio a conocer el audio de la entrevista del 2023 donde Joe Biden era cuestionado por el fiscal especial responsable de investigar el posible delito del entonces senador por Delaware de los 70 al 2008, y después del 2008 al 2016 vicepresidente Biden, quien se habría llevado a su casa, a su oficina privada y, a una universidad particular varias cajas de documentos marcados como secretos o confidenciales.
Cuando el fiscal especial dio a conocer su informe y recomendó no procesar a Joe Biden, dijo que la razón por la que hacía esa recomendación era porque de poner al presidente Biden ante un jurado, no se podría obtener una condena, ya que se le vería como “un anciano olvidadizo” quien por años de manera consciente se llevó y mantuvo sin permiso.
A partir de ahí los partidarios de los conservadores exigieron conocer los audios completos de dicha entrevista para ver si en realidad se justificaba no procesarlo por el mismo delito por el que se estaba procesando en ese 2023 a Trump, quien además a diferencia de Biden, había sido presidente durante el tiempo en el que se llevó a su casa papeles marcados como confidenciales.
Obviamente los medios de mayor prestigio desestimaron las críticas de los republicanos y del propio Trump. La Casa Blanca y decenas de legisladores y altos políticos demócratas acusaron a los republicanos y al propio fiscal especial de estar atentando contra la imagen de Biden al que defendieron asegurando que él era mentalmente muy ágil y tan agudo y trabajador que era difícil el mantenerle el paso ya que estaba bien preparado e informado de todos los temas que presentaban a su consideración.
La verdad es que desde el 2020 se vio a un Biden disminuido pero los encierros por el COVID-19; le dieron la excusa perfecta para hacer campaña desde el sótano de su casa. Incluso se decía que su agenda era ligera era para no arriesgar a los ciudadanos, contrastándolo con los eventos masivos de Trump al que acusaban de ser un hombre mentalmente agotado.
Los medios de comunicación y las encuestas pedían a un presidente con imagen tradicional que pudiera ser aceptado por los llamados afroamericanos. Así las cosas, Joe Biden llegó a la candidatura misma que había buscado sin éxito por tres ocasiones anteriores y seleccionó como su compañera a la senadora por California Kamala Harris, quien en el debate previo a la primera elección interna de su partido, había acusado a Biden de racista.
Hoy todo es historia, las anécdotas públicas y privadas llenan los medios nacionales del país más rico y poderoso del mundo. Los medios más afamados acusan a los líderes demócratas de ocultar el estado de Biden y ser causantes de la victoria de Trump.
Los líderes demócratas dicen que ya no es tiempo de ver para atrás sino de ver el futuro, los aspirantes que se quedaron en el camino en la elección interna del 2020 dicen que ellos no vieron nada pero que es culpa de Biden y de sus allegados por no haber sido honestos y claro los militantes y figuras liberales dicen que la dirigencia del partido es culpable por haber ocultado la realidad.
Como siempre la derrota y la vergüenza son huérfanas. Incluso CNN y su conductor estrella Jake Tapper sacaron un libro para denunciar los secretos tras el poder del periodo 2020-2025 en donde citan fuentes de integrantes del gabinete que aseguran no haber tenido acuerdos con el presidente por más de 2 años. Señalan que el presidente no reconocía a sus secretarios de Estado o altos asesores, incluso indicando que para acuerdos con el propio secretario de Defensa necesitaba un guion.
El gobierno de Biden se vio envuelto en múltiples decisiones cuestionables, pero poco difundidas por los medios quienes eran sus aliados. Ahora se sabe que muchas de esas decisiones fueron firmadas con una máquina que hacía la firma de Biden y no por su puño y letra. La noticia de que Biden está enfermo en realidad no es noticia, el nombre de cuando menos uno de sus padecimientos no era público, pero se ocultó por negocio de unos cuantos.
El 74% de los electores no querían que fuera candidato en 2024. Ahora los conductores de MSNBC como Joe Scarborough de Morning Joe, quien hace 1 año decía que “esta versión de Biden (del 2024) era la mejor de la historia por su agilidad mental y su conocimiento de la política”, ahora dice que Biden decía estupideces, pero que siempre las dijo, por lo que no era raro, y que él no es culpable de encubrir la verdad sobre Biden, que en realidad era pública, pero no aceptada.
George Clooney, quien días antes del debate de Biden con Trump realizó un evento con artistas de Hollywood para recaudar fondos a favor de Joe y Kamala, ahora dice que Biden estaba muy mal y que por eso como deber cívico, él pidió a Biden dejar la candidatura (claro, después del desastroso debate y de sacarle a sus amigos 30 millones de dólares en donaciones).
Asesores del presidente confiesan que en el avión presidencial se decía que el presidente no podía ni siquiera poner una oración completa. Algunos otros aseguran que se pensaba ponerlo en silla de ruedas después de la elección.
La lista de detalles es tan larga que ahora que todos saben que estaba muy enfermo, nadie quiere admitir que fue parte de la operación de encubrimiento más penosa de la historia moderna de los Estados Unidos. El presidente tiene un cáncer avanzado. Según expertos, este lo debe tener desde hace 5 o tal vez 10 años.
Algunos dicen que, como el presidente tiene más de 80 años, ya no era costumbre hacer pruebas de cáncer. Pero eso es para civiles normales, no para el hombre más poderoso del mundo, como demuestran los estudios que se le hicieron a Bush, Obama y Trump antes y ahora. Además, Biden ya había tenido cáncer de piel y problemas en el colon. Peor aún, se dice que su último examen (oficial) de próstata fue en el 2014, por lo que “oficialmente” nunca fue diagnosticado.
Esto es una mamarrachada, perdone usted mi lenguaje. En fin, ahora veremos si se sabe quien o quienes eran los que tomaban las decisiones de la pluma mecánica y si como dice Biden él no sabía de partes delicadas de la salida de Afganistán o de los temas de hombres en baños de mujeres o de los millones de indocumentados traficados por carteles en los años recientes o de la hiperinflación del 2023-2024, o de los miles de millones de dólares en endeudamiento para gasto de infraestructura que no se hizo. La verdad es que solo Dios sabe quién era, o si eran los verdaderos presidentes de facto de EEUU.
Lo cierto es que los medios prefirieron ser parte del poder que de la información. Las decisiones de Biden fueron tan cuestionables como muchas de las de Trump, pero en los principales medios que ahora se hacen sorprendidos, casi nadie les dio crítica o cuestionamiento. Los libros de periodistas parecen más un catálogo de excusas y disculpas tardías.
El grupo cercano a Biden aprovechó el poder y sea o no legal es algo humano. Pero los medios se supone que son los que deben hablar de frente al poder y estaban tan ocupados defendiendo posturas ideológicas que olvidaron ver que debían investigar y difundir todo lo que era noticia en favor de sus lectores y no solo lo que le convenía a sus amigos. Para la historia quedan los cientos de millones de dólares enviados de China, Rusia y Ucrania al hijo del presidente Biden y que nadie pudo explicar.
También los cientos de millones de dólares en gastos de asesores en los paquetes de presupuesto más altos de la historia que no construyeron casi nada de infraestructura, los decretos firmados con máquina en lugar de en físico por parte del presidente, los largos periodos del hijo del presidente en la oficina presidencial sin su padre presente.
Otros hechos acumulados fueron el escándalo de la salida de Afganistán y los múltiples episodios en los que el presidente decía no saber sobre órdenes o recomendaciones recibidas en materia de seguridad nacional, el presupuesto para hombres trans en competencias de mujeres, lucha contra el tráfico de personas, los meses sin fin en los que el presidente vacacionó y visitó su casa de playa sumando casi la mitad de todo su tiempo al frente del país del Tío Sam, etc.
La verdad es que, si uno busca los videos de Biden antes de ser VP y claro antes de ser presidente, veremos a un Joe Biden con ideología y arranques muy distintos a su gobierno. Pero la historia recordará al Joe B. perdido en los escenarios, con la inflación más grande en la historia reciente de su país, la pérdida de más de 300 mil niños inmigrantes y confundido en sus mensajes que fue bajado de la candidatura y cuyas firmas como presidente ahora se ponen en duda.
Al final, la puerta revolvente de intereses entre medios y el poder evitó la crítica y las investigaciones al poder desde los medios más importantes. Ahora debemos ser autocríticos y ver que, no solo en EUA, sino en todo el mundo, al poder y a todos nos molestan las críticas, pero son parte de los controles para saber si estamos haciendo bien las cosas. Incluso las que vienen malintencionadas nos ayudan. Pero en especial debemos ver que hasta los países y medios más respetados y poderosos caen en el error de solapar a los amigos.
Así, los dos lados de la moneda: Biden y Trump, uno protegido por medios, tanto que quedó ciego a la realidad, y otro que está todo el tiempo en pleitos de ida y vuelta con los medios, que ya no se sabe cuándo acierta o cuándo se equivoca.
MUNDO
¿El Waterloo de Trump?

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Los Estados Unidos están siendo víctima de su propio éxito económico como sociedad de consumo. Su elevado déficit deriva de su alto número de consumidores con poder adquisitivo que consumen muchos productos importados.
Esto no sería malo, según Keynes, ya que el gasto en el consumo activa el ahorro, pero el problema de EUA es que no ahorra y ha financiado su déficit con deuda, lo que es capitalizado principalmente por China que, con su recaudación o superávit, ha financiado su crecimiento con políticas de la más pura inspiración capitalista.
China es un gigante de la manufactura, y potencia económica y científica, y el error estratégico de Trump sería querer competir con ellos en la manufactura. Parece que así lo comprendieron sus asesores y aunque en sus políticas insisten en llevar de nuevo la manufactura a su país, ese parece un objetivo secundario en la guerra comercial que han desatado. El objetivo primordial está en restablecer el equilibrio y reducir los déficits ingresando más y gastando menos.
La solución salvaje que se le ocurrió al presidente Trump y sus asesores fue poner tarifas o aranceles en forma universal con tasa fija, y recíprocos y proporcionales con el déficit de los países con balanza más desnivelada en su contra, como es el caso de China a la que impuso aranceles hasta de 145%.
Las consecuencias ya han sucedido. Las bolsas y el capital especulativo acusaron la incertidumbre; las cadenas de suministro se paralizaron o ralentizaron; las inversiones se retrajeron; el dólar se ha depreciado hasta un 8% y la relación comercial con China llegó a equipararse con un embargo por los altos aranceles recíprocos entre ambas naciones.
La semana anterior observamos cómo, en consecuencia, con la amenaza de una recesión mundial, llegaron los dos gigantes a una mesa de negociación en Ginebra, Suiza, en la cual acordaron una tregua de tres meses y la reducción temporal de sus aranceles; China los dejaría en 10% y los EUA en 30%. Algunos lo vieron como una capitulación o rendición decorosa ante la demostración China de su fortaleza y sobre todo su gran capacidad de resiliencia por la disciplina de sus consumidores y por la independencia de su proveeduría, a diferencia de sus adversarios que enfrentan presiones de productores y consumidores por los efectos de su política en las cadenas de suministro y en los precios.
A simple vista sería tanto como aceptar que Ginebra ha sido el Waterloo de Trump al llegar debilitado y ceder en la batalla arancelaria. Pero una vista más al fondo y pensando que una guerra se considera ganada al conseguir sus objetivos, la percepción de derrota debería ser reconsiderada.
En la tregua, Trump mantiene altos sus aranceles, pues el 30% no es bajo si se suman los adicionales al acero y aluminio ya existentes. Los precios al consumidor irán al alza en un riesgo político calculado antes de la elección intermedia, pero se reducirá el consumo de los productos que provocan el déficit; la devaluación del dólar resultante reduce la presión sobre la deuda y la especulativa con los bonos del tesoro; la inflación se mantiene en niveles controlables por la FED y la permanencia de aranceles altos con el resto del mundo aumenta la recaudación y provoca el ahorro necesario para componer la cuenta nacional.
Entonces la percepción de derrota no sería tan exacta, pues sus objetivos se estarían cumpliendo, tal vez no en la proporción deseable, pero si en el sentido correcto.
Falta saber cuál será la posición de la Unión Europea, Japón, Corea y los integrantes del BRIC, cuya situación es diferente a la de China y es presumible que con ellos tratará el presidente Trump de negociar en condiciones de mayor conveniencia.
La política del presidente Trump enfrenta presiones en todos los frentes, el interno y el exterior y eso si significa una debilidad, pues sin un respaldo decidido de los suyos las condiciones para negociar no serán las que el imaginó al desatar esta vorágine comercial y por ello considero que Ginebra no será su Waterloo, pues todavía le quedan demasiados frentes.
Sus objetivos son los necesarios para lograr equilibrar la balanza de pagos y darles respiro a las finanzas públicas, pero la estrategia partió de cálculos equivocados sobre la posición de fuerza. El gran garrote ya no intimida como antes y a él le faltan las palabras suaves que recomendaba Roosevelt.
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Javier Hernandez
24 de septiembre de 2024 at 18:56
Muy interesante este tema lo que sí EEUU no considero que se vaya a quedar quieto ante todo esto, yo considero que ya está moviendo muchas de sus piezas en oriente medio y fabricará guerras para desestabilizar esta parte del mundo.