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OPINIÓN

Estados Unidos aplaudió al Poder Judicial Federal, «garante» de la democracia

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Columna Invitada, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //

LO QUE EVITÓ que López Obrador y su “cuarta transformación” impusiera durante su sexenio una dictadura, fueron dos aspectos. El primero, el Poder Judicial Federal que nomás no pudo controlar a través de su ministra incondicional, Yasmín Esquivel y la alianza PAN-PRI-PRD que en los comicios electorales del año 2021 frustraron para MORENA el control del Congreso de la Unión, al no obtener mayoría calificada (las dos terceras partes del total de sus integrantes) tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.

Este escenario ha continuado, lo que ha provocado en varias ocasiones la ira presidencial y una andanada de ataques desde el púlpito de palacio nacional, a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con excepción de la mencionada ministra Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres, incondicionales del Presidente.

La renuncia fuera de la Ley (no había causa grave para el retiro) y con propósitos perversos del ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, contempla dos propósitos. El primero, que en diciembre venidero, Claudia Sheinbaum, ya convertida en presidenta de México, designe a un nuevo ministro de la Corte, incondicional y con ello sume cuatro ministros aliados. De esta manera se obtendría el control del Poder Judicial Federal para la aprobación de ciertas iniciativas presidenciales.

El segundo propósito de Zaldívar al integrarse al equipo de la candidata oficial, es la elaboración del nuevo proyecto de nación a imponerse durante el sexenio 2024-2030, mismo que contempla las iniciativas con reformas constitucionales para perfeccionar el control único sobre todos los demás del Poder Ejecutivo Federal y la elaboración de un proyecto de nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el sentido socialista en la que el ciudadano quedaría sujeto al gobierno, así como la propiedad privada.

Ante esta situación, real, no puede dejarse de observar la visita que el embajador de los Estados Unidos en México, Ken Salazar, realizara a la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la cual éste último aplaudió a la independencia del Poder Judicial como un “garante de la democracia”.

Dos semanas después, de manera anónima, se hace llegar un documento a la ministra presidenta, Norma Piña Hernández, con todo un expediente, bien documentado, de la corrupción propiciada por Zaldívar como presidente de la Corte, incluidos testimoniales, nombres y apellidos de sus hombres de confianza, a través de los cuales ejerció presión para influir en un determinado sentido las sentencias emitidas por jueces y magistrados.

Al mismo tiempo, da la cara una magistrada de un Tribunal Colegiado en Zapopan, Jalisco -Elba Sánchez Pozos- quien le revela al periodista López Dóriga que presentará una denuncia formal contra Zaldívar y su gente porque en su momento “fui agredida en mi independencia y mi investidura a través de la Unidad de Investigación de Responsabilidades del Poder Judicial, a cargo de Carlos Alpízar”, no sin antes señalar que el primer funcionario de dicha Unidad que la agredió fue Gustavo Rómulo Salas Chávez, el mismo que ahora firma como Fiscal General de Justicia en Sonora.

La investigación que ahora encabeza la ministra Piña Hernández contra Zaldívar, no tiene precedente en la historia del Poder Judicial Federal en México ni tampoco dentro de la política nacional por lo menos en el último siglo.

El hecho es que, aunque sea anónimo, en el documento enviado a la ministra presidenta de la Suprema Corte se encontraron elementos para abrir una investigación, con la cual, se cuestiona la moralidad y actos constitutivos de corrupción por quien está ahora encargado de elaborar el proyecto jurídico de la nueva nación mexicana, en un escenario donde MORENA gane no solo la Presidencia de la República este 2 de Junio, sino también la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.

Resulta por demás evidente, que una gran fuerza está operando para evitar la imposición de una dictadura y, sobre todo, evitar a toda costa que el Poder Ejecutivo Federal controle al Poder Judicial Federal, porque si esto último se da, nos olvidaremos del México que hemos conocido siempre, dentro de un régimen democrático y republicano.

¿Un reproche presidencial a la candidata Sheinbaum?

REITERADO y demostrado: El primer debate presidencial provocó en López Obrador un gran disgusto y no solo porque Claudia Sheinbaum no pudo sacar adelante el compromiso, sino porque no hubo defensa alguna de la “cuarta transformación”… “La narrativa fue impuesta por el bloque conservador… Según esto, nosotros no hemos hecho nada”, reviró el Presidente en su mañanera del martes, apenas unas horas después de haber admitido que las cosas iban “perfectamente bien” al conocer los primeros resultados del “encontronazo” Claudia-Xóchitl… Si alguien le “calentó” la cabeza a AMLO no lo podemos saber… Lo único que sí podemos asegurar –porque él mismo no lo ocultó- es su disgusto con la propia candidata presidencial… Hubiera querido una defensa mayor del gobierno de la “4-T” reconociendo lo que se ha hecho, pero ante los cuestionamientos de Xóchitl, para el Presidente, las respuestas y reacciones de doña Claudia no fueron las más adecuadas… Y, a la moda, culpó a todos los medios de comunicación que destacaron los errores y ataques a su gobierno…

A estas alturas, desde Palacio Nacional se influirá mucho más en esta campaña presidencial, convencidos de que Juan Pueblo en realidad apoya al Presidente, porque si doña Sheinbaum fuera sola, la derrota estuviera en su horizonte este 2 de junio… Todo puede suceder, incluso la probabilidad de que AMLO se decepcione de su candidata como en el pasado algunos presidentes lo hicieron… Gustavo Díaz Ordaz con Luis Echeverría y éste último con José López Portillo… Aquellos no tomaron una decisión fatal, pero López Obrador no es igual que ellos.

La UniSon, fuera del contexto político-electoral

LOS TIEMPOS cambian y el ejercicio de la democracia ha llegado a las universidades de México, pero nuestra Universidad de Sonora está lejos de alcanzar ese nivel… Las candidatas y el candidato a la Presidencia han sostenido serios debates ante los estudiantes de varias universidades… Xóchitl Gálvez, incluso se lanzó a la “Ibero” para tratar de superar lo alcanzado por Enrique Peña Nieto, quien tuvo que huir del asedio estudiantil en una visita que abandonó a través de los baños de la institución… La candidata opositora a MORENA recibió varios ataques, pero al final se ganó los aplausos de los asistentes… Jorge Álvarez Máynez, el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, también ha convivido y debatido temas con estudiantes de las principales casas de estudio del país y no le ha ido mal… Hasta la señora Sheinbaum se ha animado a visitar esos auditorios… Sin embargo, en Sonora, la máxima casa de estudios y otras instituciones de educación superior, conservan el “tabú” de evitar las visitas de candidatas y candidatos en campaña, quizá porque sus autoridades no quieren “correr el riesgo” de alborotar a una población joven que se apasiona con la política, los partidos políticos y las ideas, digamos, “revolucionarias”… Solo en la Alma Mater hay cerca de 40 mil estudiantes y el ejercicio de la participación y contacto con candidatas y candidatos, abundaría en la formación humanista de las y los muchachos… Ha trascendido en el caso de la rectora de la Universidad de Sonora, Rita Plancarte, que ha determinado no recibir la visita de ningún actor político en campaña… Y esta actitud es un ejemplo a seguir para directivos de otras instituciones… Se considera que esta decisión coloca a Sonora en el contexto de una cultura primitiva y “aldeana”… Si el concepto de Universidad contempla la “universalidad de ideas” y en nuestros centros de enseñanza se están preparando las y los sonorenses que estarán al frente de los gobiernos e instituciones dentro de unos cuantos años, ¿cómo negarle la oportunidad de confrontar a quienes pretenden ahora alcanzar el poder público?… Esperemos que pronto la mentalidad rústica de quienes están al frente de las instituciones de educación superior en Sonora, sea superada por el arrojo y el deseo por hacer historia con una generación juvenil que no se puede dar el lujo de ver pasar su vida de preparación y formación académica, sentada desde una banqueta, viendo el desfile de los más preparados…. Y, para colmo, en medio de una huelga que con más sensibilidad se hubiese evitado.

Sonora tendrá sed

LA SEQUÍA en un problema añejo que padecemos en Sonora y habrá qué admitir que para beber agua y utilizarla en nuestros campos agrícolas necesitamos que llueva… Pero a esa tradición seca de una entidad desértica, se añade ahora el efecto de un cambio climático que- dígase lo que se diga- en los hechos, está presente con fenómenos meteorológicos inesperados… Tenemos años no solo en México sino en el mundo, con el abatimiento de los mantos acuíferos… Las presas se están secando y muchas de ellas se han convertido en vasos donde se introducen “popotes” que consumen cada vez más su capacidad… En Sonora, las presas más grandes están semivacías… Ante este escenario, quienes deben de atender el problema son los expertos, los técnicos, los que primero deberán lograr proyectos viables, en tanto los gobernantes tienen la obligación de gestionar y conseguir los recursos necesarios para garantizar el vital líquido a la población y al sector productivo… Los políticos son muy importantes en este manejo, porque el trasladar agua de una región a otra siempre genera inconformidades y el asunto se vuelve un conflicto social… Total, el agua es un problema tan serio que es un riesgo dejarlo solo a las ocurrencias de los políticos que no fundamentan sus propósitos en proyectos técnica y financieramente viables… Podría presentarse una gran voluntad y el deseo de hacer algo en grande… Ante esto el viejo proyecto del Plan Hidráulico del Noroeste ha regresado a la escena… Creado a inicios de la década de los años setenta, pretendía hacer llegar agua a Sonora procedente de Sinaloa y, más recientemente, se ha contemplado a Nayarit… Sería, sin duda alguna, la magna obra que dejaría como pequeñas al Tren Maya y a la refinería de Dos Bocas… No solo eso… La historia reciente nos dice que el sinaloense no está dispuesto a dar agua a Sonora y eso ya lo convierte en un problema político, por encima de cualquier viabilidad técnica y financiera… ¡Por Dios!, aquí en Sonora se dividió el Estado entre el norte y el sur por la construcción del acueducto Independencia… Obregón se negó a dar agua a Hermosillo… Luego entonces, lo más sensato es reconocer el problema de la sequía, admitir que no estamos preparados para afrontarla y que lo menos recomendable es admitir las ocurrencias.

Congreso del Estado: Kiki y Kiko

EL PRI-Sonora se quedó sin un solo diputado en el Congreso del Estado luego que se “bajaron de ese barco al sentir que naufragaba” Karina Zárate, Ely Sallard, Natalia Rivera y Ernesto de Lucas… Pues resulta que al solicitar licencia Natalia Rivera para buscar la presidencia municipal de Hermosillo, su suplente, Kiki Díaz Brown, ha tenido que sudar la gota gorda para ser llamada a rendir protesta, junto con otros cuatro casos más… Pero la llegada de “Kiki” al Congreso, reviste cierta importancia porque sería un voto auténticamente del PRI… Ella incluso, es candidata a una diputación local por su tierra, Ciudad Obregón, lo que no es impedimento alguno para asumir su silla en la Legislatura local… Pero se encontró con un obstáculo con el nombre de diputado Ernesto Roger Munro López, “Kiko”, presidente de la comisión de régimen interno y concertación política y miembro del Partido Encuentro Solidario (afín a MORENA), quien tardó lo más que pudo so pretexto de que debería de contar con un dictamen del Instituto Estatal Electoral o del Tribunal Estatal Electoral para llamar a esos suplentes para tomarles la protesta de rigor… La verdad es que podía haber obviado tal requisito… El diputado “Kiko” debió llamar de inmediato a los suplentes… Es facultad… “Kiki” acudió al árbitro electoral demandando agresión en razón de género… Este lunes los cinco suplentes ingresarán formalmente al Congreso del Estado… 

JALISCO

A más de 79 mil jaliscienses llega “Yo Jalisco” en 39 municipios

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Por Mario Ávila 

Desde su inicio en mayo, las Brigadas “Yo Jalisco” han acercado servicios de salud, asesoría legal y programas sociales a 79 mil 880 personas en 39 municipios del estado, consolidándose como una estrategia integral para reducir desigualdades y atender a comunidades de difícil acceso.

El esfuerzo coordinado entre distintas dependencias estatales ha permitido otorgar más de 39 mil atenciones médicas, 2 mil 962 servicios de la Procuraduría Social, 28 mil 390 trámites del Registro Civil, mil 323 del INEEJAD, 5 mil 344 apoyos del DIF Jalisco y 2 mil 34 refrendos de licencias por parte de la Secretaría de Transporte.

Andrea Blanco Calderón, coordinadora general estratégica de Desarrollo Social, resaltó que las brigadas buscan garantizar el acceso a servicios públicos esenciales, desde la expedición de actas de nacimiento hasta la renovación de licencias de conducir. “Cada persona que participa tiene una meta compartida: reducir la brecha de desigualdad en el acceso a los servicios”, expresó.

Por su parte, Karina Hermosillo Ramírez, coordinadora general de Gestión del Territorio, destacó que el componente de movilidad y conectividad también se fortalece con proyectos como el Plan Carretero Estatal, que en 2025 habrá intervenido 3 mil 500 kilómetros de los más de 4 mil 500 que integran la red estatal.

Entre los nuevos servicios, se anunció la incorporación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), que brindará asesoría jurídica y vinculación laboral. Su titular, Ricardo Barbosa Ascensio, explicó que la dependencia busca acercar la justicia laboral a todos los municipios, especialmente a aquellos que no cuentan con centros de conciliación.

El director del OPD Servicios de Salud Jalisco, Héctor Hugo Bravo Hernández, informó que las brigadas han proporcionado consultas médicas, detecciones de cáncer, pruebas de VIH y sífilis, vacunación, salud bucal y esterilización de mascotas, entre otros servicios.

Asimismo, Héctor Pizano Ramos, procurador Social del Estado, subrayó el valor humano detrás de cada atención brindada: “Cada servicio no solo es un trámite; es una persona que recupera su identidad o una familia que accede a la justicia”, señaló.

El Registro Civil de Jalisco ha expedido 26 mil 370 actas gratuitas, mientras que el INEEJAD ha ofrecido más de mil servicios educativos mediante su “camión escuela”, que permite certificar estudios de primaria y secundaria.

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JALISCO

Reforma judicial en Jalisco: Entre la soberbia política y la oportunidad

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

La reforma judicial en Jalisco enfrenta un momento crítico. Las fuerzas políticas, atrapadas en intereses partidistas y sin acuerdos, tienen el desafío de construir un sistema que inspire confianza y certidumbre a los jaliscienses.

La falta de diálogo, la soberbia y las alianzas oportunistas amenazan con repetir errores del pasado, mientras el gobernador Pablo Lemus impulsa un modelo que elimine el reparto político de jueces. ¿Podrán los partidos priorizar la justicia sobre cálculos electorales o seguirán atrapados en los juegos del poder?

RECHAZO CIUDADANO A LA POLITIZACIÓN JUDICIAL
El reciente proceso de reforma judicial federal dejó una lección clara en Jalisco: con una abstención del 92.97% –la segunda más alta del país tras Guanajuato–, los ciudadanos rechazaron enérgicamente la politización del Poder Judicial.

Las reformas impulsadas por Morena a nivel federal, y replicadas en algunos estados, son percibidas como una toma de poder disfrazada de “democratización”. Esta desconfianza ciudadana es un mensaje contundente que la oposición local –Morena, PAN y PRI– parece ignorar al avanzar en una reforma sin consenso amplio, excluyendo a Movimiento Ciudadano (MC), que cuenta con 11 de los 38 escaños en el Congreso del Estado.

Esta exclusión, calificada como un “madruguete” legislativo, ignora la lección del descontento popular y arriesga generar otra reforma fallida, marcada por baja participación y una creciente percepción de control político sobre la justicia.

En marzo, este espacio destacó la oportunidad de una reforma “al estilo Jalisco”, propuesta por el gobernador Pablo Lemus para desterrar el modelo de “cuotas y cuates”. Este enfoque, basado en filtros académicos y ciudadanos, buscaba garantizar una justicia imparcial.

Foros coordinados por el jurista Arturo Zamora, con la participación de universidades, empresarios, organizaciones sociales y ciudadanos, sentaron las bases para un sistema judicial transparente. Sin embargo, la oposición parece desoír este llamado, optando por priorizar intereses políticos sobre el bien común, perpetuando un esquema que compromete la confianza en el Poder Judicial.

LA ALIANZA ANTINATURAL
La coalición opositora en el Congreso –Morena, PAN y PRI– resulta desconcertante por su contradicción. Estos partidos, que en su momento criticaron la reforma judicial federal por su riesgo de politizar la justicia, ahora se alían en Jalisco en un aparente intento de debilitar al gobierno de MC.

¿Qué motiva esta unión? ¿Es un simple malestar con Lemus o un cálculo electoral para erosionar el dominio de MC, que ha consolidado su liderazgo en el estado?

La alianza, lejos de estar motivada por la transparencia o la imparcialidad, parece diseñada para golpear al gobierno estatal, ignorando el llamado de Lemus a una “armonización ciudadana” construida con la colaboración de barras de abogados, universidades y sociedad civil.

El modelo actual del Poder Judicial en Jalisco, dominado por complicidades políticas entre PAN, PRI y MC, es insostenible. Lemus ha reiterado su compromiso para acabar con este sistema de cuotas que pone precio a la justicia, un esquema que ha generado un sentimiento generalizado de desconfianza entre abogados y ciudadanos que interactúan con el Poder Judicial.

Sin embargo, la oposición, al avanzar sin un diálogo inclusivo, perpetúa un sistema que traiciona la confianza ciudadana.

La pregunta es inevitable: ¿realmente están comprometidos Morena, PAN y PRI con una reforma que beneficie a los jaliscienses, o buscan solo un ajuste de cuentas políticas?

Esta unión oportunista no solo contradice sus posturas previas, sino que arriesga el futuro de una justicia imparcial en el estado.

HACIA UNA REFORMA GENUINA
La operación política del gobierno de Jalisco ha mostrado deficiencias. En un Congreso donde ninguna fuerza política cuenta con los 26 votos necesarios para aprobar una reforma constitucional, Lemus ha tenido que intervenir directamente para evitar el estancamiento.

La sociedad jalisciense demanda una reforma moderna, confiable y alejada de elecciones populistas que comprometan la experiencia y profesionalismo judicial.

La oposición tiene en sus manos una oportunidad histórica para construir una justicia al servicio de los ciudadanos, no de grupos de poder que operan como mafias dentro del Poder Judicial.

El gobernador ha propuesto un diálogo abierto, inclusivo y basado en la participación de expertos y ciudadanos. Sin embargo, la rigidez de la oposición amenaza con mantener la parálisis legislativa, atrapada en posiciones maniqueas que priorizan el revanchismo político sobre el interés público.

Los próximos días serán cruciales para alcanzar acuerdos que rompan con el modelo de cuotas, fortalezcan la imparcialidad y respondan al clamor ciudadano por una justicia accesible. Jalisco no puede permitirse otra reforma fallida que profundice la desconfianza en sus instituciones.

UN LLAMADO A LA RESPONSABILIDAD COLECTIVA

La justicia en Jalisco no puede seguir siendo rehén de intereses partidistas. Morena, PAN, PRI y MC deben dejar atrás la soberbia y abrazar la humildad para construir un diálogo genuino.

La ciudadanía, como verdadero juez de este proceso, espera una reforma que restaure la confianza en el Poder Judicial, no que alimente la percepción de control político. Esta es una oportunidad única para que los partidos trasciendan los juegos del poder y construyan un legado que honre a los jaliscienses.

Que escuchen el mandato de las urnas y trabajen juntos por una justicia accesible, imparcial y libre de componendas. El futuro de Jalisco depende de que esta reforma sea un reflejo de los valores de sus ciudadanos, no de las ambiciones de sus políticos.

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JALISCO

Entre el mea culpa y el cálculo: El descuido en Casa Jalisco

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

En Jalisco la política no se cuece: hierve. La reforma judicial levantó la tapa y escapó el vapor de lo obvio: en Casa Jalisco hubo descuido. Pablo Lemus lo admitió con retraso y promesa: “me meteré personalmente a reconstruir la relación”. Traducción en castellano llano: falló el operador, se enmoheció el diálogo y los números no dan.

En el Congreso solo rige una gramática: 26 votos.

La oposición (Morena, PAN, PRI, Hagamos, Futuro y PT) no los juntan.

El Ejecutivo, menos.

Resultado: “cabildeo” exprés, citas por separado, romería de coordinadores entre Hidalgo 222 y Palacio. No es diálogo; es caza de tres o cuatro voluntades que ajustan una Constitución.

Cuando no hay proyecto, se busca coartada: José Luis Tostado, coordinador de MC, puesto en la picota por el “descuido”. En la coda aparece el secretario de Gobierno, Salvador Zamora. Desde Casa Jalisco matizan: no habrá cabezas… por ahora. Habrá “afinación”. Misma partitura, distinto volumen.

  • El Gobierno acepta desconexión con opositores.

  • La oposición presume mayoría de maniobra y exige que el Gobernador dé la cara en el Legislativo.

  • La IP suplica “no politizar” lo que, por definición, es político: quién nombra, evalúa y disciplina a juezas y jueces.

  • La riña real no es la “tómbola” de desempate (cortina de humo), sino el control de filtros, la integración de jurados y sus lealtades.

Conclusión provisoria: la “reforma técnica” huele a reparto fino. No suena a reforma de Estado, sino a ajuste para ganar eficacia… y previsibilidad política.

Los opositores invitan a Lemus al Congreso; mientras, en Casa Jalisco operan en carriles paralelos: reuniones uno a uno, promesas, calendarios, guiños. “No es dividirlos —dicen—; es dar a cada uno su lugar”. Manual conocido: personalizar, fragmentar, diferir el texto. Cuando llegue el proyecto “conciliado”, el espacio para el escrutinio ya habrá cerrado.

Además, dos magistraturas en el alambre. Si el martes no hay designación, la afirmativa ficta ratifica a quienes hoy ocupan el asiento. El reloj —no la razón— es el arma. O amarran ya, o se quedan con lo que hay. Esto no es arquitectura constitucional; es relojería política.

Coparmex y COMCE piden sacar la reforma de la grilla. Comprensible; sin certeza, no hay inversión que resista. Pero “despolitizar” una reforma política es un oxímoron útil. Lo serio sería: minutas públicas; criterios de selección verificables; perfiles y conflictos de interés a la vista; cronograma que no dependa del humor de la mesa. Menos tribuna, más trazabilidad.

El Gobernador acepta el error; no explica su causa. Se dice que hubo disposición; faltó oficio. Y el déficit de oficio se paga caro: se erosiona la confianza entre poderes, se fortalecen los extremos y la ley se vuelve rehén del chantaje de la parálisis. En el pantano, el incentivo deja de ser institucional y se vuelve coyuntural.

Prometen “apretones de tuercas”. En papel: “un solo texto”. En práctica: expediente con zonas grises, diseño de gobernanza bajo llave y dos nombramientos que amarran hoy e hipotecan mañana. Si cierran en corto, saldrá una reforma hecha al tamaño del equilibrio de turno; si abren el proceso, quizá alcance para una reforma que sobreviva gobiernos.

Convertir a Jalisco en el “Silicon Valley mexicano” requiere más que parques y pitch decks: requiere un Poder Judicial independiente, profesional y previsible. El capital tolera impuestos; lo que no tolera es incertidumbre. Y la certeza no nace de tómbolas ni de boletines, sino de reglas claras, procesos públicos y decisiones revisables.

La crisis legislativa obligó a todos a mostrar la mano: el Ejecutivo admitió que perdió el control fino, la oposición evidenció que, sin MC, puede marcar agenda, pero no coronarla, la IP recordó que sin garantías no hay relato de progreso que aguante. Falta lo principal: que la ciudadanía vea, en tiempo real, cómo y por qué se cambiará la justicia que la toca a diario.

La historia enseña que las reformas cocinadas en silencio terminan gritando en los tribunales. Prudencia no es callar: es abrir puertas, encender luces y dejar que la aritmética se escriba con tinta pública. Solo así el mea culpa pasa de pose a corrección. Solo así la reforma será reforma, y no reparto con fecha de caducidad.

En X @DEPACHECOS

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NACIONALES

La conquista que no termina

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– Opinión, por Miguel Anaya

Siempre me ha parecido curioso que, quinientos treinta y tres años después, sigamos hablando de la Conquista como si hubiera ocurrido ayer, como si Hernán Cortés acabara de desembarcar en Veracruz con la mirada puesta en Tenochtitlán y el corazón lleno de encomiendas. No deja de ser fascinante la capacidad mexicana de contar la historia, no como tragedia, sino como pretexto.

Se nos enseñó que fuimos cruelmente conquistados. Lo aceptamos con un dramatismo casi teatral, como si los pueblos originarios hubieran sido un solo cúmulo de inocencias y los españoles, solamente un ejército de codicia y brutalidad.

Pero la realidad, siempre tan poco romántica, fue más compleja: hubo alianzas, traiciones, intereses, cálculos y, sobre todo, normalidad. La conquista no fue una excepción, fue la regla de una época donde conquistar territorios era tan legítimo como hoy hacer fusiones empresariales o acuerdos comerciales.
El poder siempre ha tenido el mismo rostro, solo cambia sus formas.

Nos empeñamos en sentirnos víctimas eternas. Reclamamos por la Conquista como si estuviéramos esperando una disculpa de los siglos XVI o XVII. Exigimos perdón retroactivo, pero la historia, aunque a veces cruel, no tiene oficina de quejas. Lo único que hace es avanzar, mezclando a vencedores y vencidos hasta que se olvida de qué lado viene cada quién. De esa mezcla —dolorosa, contradictoria, fecunda— nació México.

Porque, aunque duela, México no es lo que quedó de los mexicas, ni lo que impusieron los españoles: es lo que ambos se vieron obligados a inventar. Un país mestizo, con dioses de piedra y vírgenes de yeso, con voces indígenas en el eco del español y una fe que huele a copal y a incienso. Esa es nuestra conquista: haber sobrevivido al choque de mundos sin dejar de ser un poco de ambos.

Lo que llamamos sincretismo no fue solo una mezcla cultural; fue una estrategia de supervivencia. Los pueblos indígenas no desaparecieron: se mimetizaron, aprendieron el idioma del invasor y escondieron a sus dioses detrás de santos. Los españoles no triunfaron del todo: quedaron atrapados en una tierra que los absorbió, que los hizo perder el acento y, en muchos casos, amar más esta tierra que la propia. De esa contradicción nació nuestra identidad: un mestizaje que no se elige, pero que se asume.

A pesar de lo anterior, hay quienes añoran un pasado indígena idealizado, como si los mexicas hubieran sido una comuna perfecta; otros sueñan con una Europa que nunca los reconocerá como su reflejo. Ambos extremos son falsos, pero cómodos en la narrativa: uno ofrece la inocencia, el otro la superioridad.
El mestizaje, en cambio, exige madurez: aceptar que venimos de una violencia, pero también de una creación; de una herida, pero también de una fecundidad.

Quizá lo que más nos cueste reconocer es que seguimos conquistándonos unos a otros, porque así es el mundo, porque así es la humanidad. Los nuevos conquistadores hablan diversos idiomas y prometen inversiones; la riqueza ya no se mide en lingotes, sino en clics, bitcoins y contratos. Las conquistas no se acabaron, se digitalizaron.

Por su parte, México sigue celebrando el Día de la Raza sin saber muy bien qué raza celebra, o marchando por la Independencia confundiéndola con la revolución, porque en el imaginario popular, cabe casi todo. Tal vez esa sea nuestra mayor conquista: haber aprendido a vivir en medio de la contradicción.

No somos víctimas ni victimarios; somos descendientes de ambos. Al final, hay que entender y aceptar nuestro pasado para abandonar la narrativa de la victimización y abrazar el discurso del desarrollo, pues toda nación es el resultado de una conquista: la del tiempo sobre la memoria, la del sistema sobre el individuo, la del extraño que traspasó sus fronteras.

Y si algo nos enseña la historia es que, aun después de la conquista o aun después de la derrota, los pueblos que saben adaptarse y construir una narrativa de progreso se fortalecen.

Así fue con Japón, así fue con Alemania y así puede ser con México.

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