Beisbol
Los 75 años de la LMP: Una noche de magia en el Cabañas

La crónica de Ronnie Camacho //
Solamente viví en mi carrera de beisbolista profesional, tres eventos, que por su importancia he querido recordar y compartir con ustedes. Mi entronización al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Mexicano, celebrado en el elegante y exclusivo Hotel Ambassador de Monterrey N.L. en 1983, y el 75 aniversario de la Liga Mexicana del Pacífico, celebrado hace unos escasos días en la bella ciudad de Guadalajara, Jalisco y en Los Lagos de Hermosillo, cuando por primera vez entregué el Trofeo Ronnie Camacho al mejor Jonronero de la Liga.
Cuando descendimos mi esposa Blanca y yo del avión, después de retirar nuestro equipaje, entre un mar de gente que salía y entraba al Aeropuerto Internacional de Guadalara, logré ver a un joven con cartulina en mano enseñaba mi nombre, de inmediato me dirigí a él y me identifiqué, lo demás llegó solo, abordamos una elegante Suburban negra y empezamos a rodar por las amplias y hermosas avenidas adornadas por bellas palmeras, pinos y hasta yucatecos de la urbe tapatía.
Rodamos por espacio de una hora, hasta llegar a nuestro destino, un impresionante edificio de 14 pisos, situado en el corazón de ésa gran metrópoli, el nombre es NH Collection Providencia en calle Sao Paulo 2334, éste hotel está rodeado de vistosos y bellos jardines, también existen unos restaurantes en la planta baja siempre con mucha asistencia, pues en uno venden comida Italiana, el otro es un Steak House y comida mexicana, en todos ellos se mantiene música ambiental en vivo y con bares lujosos, vale la pena darse una vuelta por ese rumbo, también es sede de la Selección Mexicana de Beisbol que ya se alistaban para emprender el viaje a Japón, ya que terminaron invictos el compromiso de clasificación.
Ya estando en el Lobby, procedí a registrarme e irme a mi cuarto asignado, por el Comité Organizador de la Liga Mexicana del Pacifico, antes de subir, me dieron las instrucciones del caso, el horario de llevarnos al lugar del evento de ida y de vuelta, así como de la mesa con diez sillas que ocuparíamos más tarde.
EL MAJESTUOSO CABAÑAS
Salimos del hotel a la hora indicada las 6 de la tarde y llegamos al impresionante edificio donde sería el evento una hora después, el Hospicio Cabañas, hoy convertido en Instituto Cultural Cabañas. Este edificio es una de las obras más importantes de la Arquitectura Neoclásica en México, ícono de la Arquitectura Jalisciense, sirvió como asilo para personas desvalidas, con 23 patios de una gran dimensión, más de 130 cuartos, los cuales eran usados por la gente que ahí se refugiaba, corría el Siglo XlX.
En su interior se conservan más de 50 Murales de Clemente Orozco, siendo los más destacados “El hombre de Fuego”, La Conquista Española”, “La Humanidad”, “Afán de Superación”, fueron pintados por el Maestro Orozco de 1938 a 1939. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la U N E S C O, EN 1997. Lo construyó el Arq. Manuel Tolsa.
Eran las 7.15 de la tarde noche, cuando arribamos a la puerta principal se encontraba cerrada, siendo abierta hasta las 7.30 cuando llegó el Presidente de la Liga Mexicana del Pacifico, Lic. Omar Canizales Soto, acompañado de su esposa y algunos Presidentes de equipos, por cierto, estuvo la mayoría de ellos…
Entramos al gran Patio y lo que vi, me impresionó, todo lo que encontraba ahí, estaba bien instalado, luces laser, pantallas de televisión muy amplias, colocadas en los lados del Presídium, sonido impecable, las mesas elegantemente adornadas para la ocasión, edecanes atendiendo a los invitados lista en mano, para la designación de las mesas y sillas, ahí estaban todos los nombres enlistados, ni uno más, ni uno menos, todo debidamente calculado, le comenté a mi amigo Marco Rodríguez quien nos acompañó, “Mira Marco, se ve la mano del Lic. Omar Canizales, es de mente ágil para instrumentar estos eventos”…
GRAN MENSAJE DE ENRIQUE IBARRA
Y principiamos, vino la gran y esperada presentación, los discursos muy bien escritos, en referencia a lo que estábamos viviendo, puro Beisbol, incluyendo a mi amigo Secretario de Gobierno del Estado de Jalisco, Enrique Ibarra Pedroza, quien llevaba la representación del Gobernador del Estado, Enrique Alfaro, habló de los orígenes del beisbol y de las futuras generaciones, su mensaje fue del agrado de todos los ahí presentes, pues no se salió del tema deportivo, lo acompañaba Ismael del Toro, Presidente Municipal de Guadalajara a quien saludé de mano y mi dilecto amigo Gabriel Ibarra Bourjac, Director del Semanario Conciencia Pública y de la Revista Peloteros, de la cual yo soy el Padrino, hecho que sucedió hace unos años en Hermosillo en un evento especial, «Gabriel, escribes con una finura que contagia», le dije en una ocasión y agregué “Por eso te va a ir muy bien».
ARCADIO VALENZUELA “EL CAYO”
Cuando me vieron sus hijos sentado en la mesa designada, le dijeron, “Papá, mira quien está aquí”.
– Mi Ronnie, mi “archi enemigo”, mira nomás donde nos encontramos, no te veía desde aquella noche en Hermosillo, en 1973—1974, nos vemos bien todavía. -Me tendió los brazos y me abrazó fuertemente. “Tomate una foto conmigo, me dio mucho gusto verte… “
– Las que quiera mi Cayo -sus hijos mirando sorprendidos por ese estado de lucidez que mostró en esos momentos, uno de ellos me comentó-: “Fíjate Ronnie, luego, luego te ubicó, me causó risa y asombro, de cómo te recibió, quiero que sepas que no se le olvidará éste momento, hasta te pidió una foto solo contigo…”
Pues a mí me dejó anonadado, hasta al rato reaccioné. La foto que vino después fue con un grupo de Estrellas del beisbol, como Maximino León, Vicente Romo, Pancho Campos, Cornelio García. Sus hijos, muy accesibles en su trato y beisboleros de corazón, siempre fieles a Los Naranjeros.
Debo decir que el nombre de Arcadio Valenzuela es emblemático en el mundo del beisbol, desde el Fernando M. Ortiz, pasando por el Parque Héctor Espino. Cuando Fausto Soto Silva en la DM, la grande de Sonora, proyectaba por todos los rincones del Estado a los famosos Naranjeros de Héctor Espino y su trío de lanzadores invencibles, Miguel Sotelo, Blas Arredondo y Horacio Solano. Nombres mágicos en la Costa del Pacifico. Juan Manuel Ley histórica familia Beisbolera, Horacio “Macacho” López, Presidente de la Liga a quien debemos adjudicarle la presencia de los equipos del Caribe en México, antes de ellos existen algunas personas que vieron nacer ésta Liga, Rogelio Rodríguez Torres, Florencio Zaragoza, Enrique Romero, Octavio Luebbert, fueron quienes sembraron la semilla, para lograr lo que ahora se está viendo.

Beisbolistas mexicanos de Grandes Ligas reconocidos en el evento de la LMP
LOS GRANDES HÉROES DE GRANDES LIGAS
En esa noche inolvidable, estuvieron los héroes del momento en las Grandes Ligas Roberto Osuna, Sergio Romo y José Urquidy, Andrés Muñoz, el fenómeno lanzador que lanza la bola a 103 mph de Los Padres de San Diego. Se entregaron los Guantes de Oro a los mejores fildeadores de la Liga pasada.
Se entregaron los trofeos a los mejores bateadores, manager y lanzadores…. Desgraciadamente yo no pude subir al estrado a entregar mi trofeo, porque el jugador de los Mayos de Navojoa el cubano Jovan Rosa, no se presentó.
Los Campeones de la Liga CHARROS DE JALISCO, recibieron el trofeo de manos de Enrique Ibarra Pedroza, Secretario de Gobierno de Jalisco. La cena de Campeones fue lo esperado, filete con champiñones, chiles en nogada, leche quemada de postre y las bebidas sin límite, tequila muy bueno, del mejor…
Y así fue como terminó una de mis mejores noches de mi vida en el Beisbol, acompañado de mi esposa Blanca Aurora Sosa Campillo, de Sara Romo esposa de mi gran amigo Vicente Romo. Las fotos de los personajes asistentes ya se las envié por adelantado, nada más me faltaba compartir la experiencia de lo que vivimos y de dar gracias a Dios por estar presente…gracias Omar Canizalez Soto, Presidente de la Liga Mexicana del Pacífico.
Beisbol
Charros en ascenso: Pitcheo y racha ganadora

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
A mitad de la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), con 47 de los 90 juegos del rol regular disputados hasta el sábado 14 de junio, los Charros de Jalisco han encendido las alarmas con una racha ganadora que los reposiciona en la Zona Norte.
Tras vencer en siete de sus últimos ocho encuentros, incluyendo seis triunfos consecutivos, el equipo jalisciense muestra señales de recuperación tras un bache que amenazó con descarrilar su campaña. ¿Qué impulsa este resurgimiento y qué perspectivas tienen los Caporales en la pelea por los playoffs? Para responder, consulté a dos figuras clave: Luis Alberto González, director general, y Juan Carlos González Iñigo, asesor del equipo.
El pitcheo, que representa al menos el 70% del éxito en el béisbol, ha sido el talón de Aquiles no solo de los Charros, sino de varios equipos de la LMB. La salida del abridor estelar Bryce Conley, fichado por los Nacionales de Washington tras un arranque dominante, dejó un hueco en la rotación. “Su partida nos obligó a improvisar, aunque lo anticipábamos”, reconoce Luis Alberto González.
Los abridores iniciales, tanto mexicanos como extranjeros, no rindieron como se esperaba, forzando ajustes en el bullpen. En las últimas tres semanas, Charros reforzó su cuerpo de relevistas con incorporaciones como Henry Mejía, José Fernández y Alex Bustamante, despidiendo a pitchers como Vidal Nuño, Jonathan Aro y Esteban Haro. “Ahora tenemos un bullen más confiable, clave en una liga donde un juego puede requerir hasta diez relevistas”, subraya González.
Juan Carlos González Iñigo, por su parte, destaca el potente bateo del equipo, pero coincide en que el pitcheo es la preocupación central. “La pelota está más viva y volátil esta temporada, y la altitud de estadios como el Panamericano en Guadalajara, Aguascalientes o Querétaro amplifica los batazos”, explica.
La rotación sufrió tras la salida de Conley, y pitchers como el cubano Elian Leyva y Jeremy Rhoades fueron dados de baja por bajo rendimiento, sustituidos por Pavel Hernández y Dovydas Neverauskas. Sin embargo, los mexicanos Eduardo Vera, Luis Payán y el puertorriqueño Dereck Rodríguez han mostrado mayor adaptación a las condiciones del Panamericano. “Los pitchers mexicanos se adecúan mejor por su experiencia en estas alturas”, afirma González Iñigo, citando al ex ganador del Cy Young norteamericano Trevor Bauer como ejemplo de versatilidad e inteligencia, una cualidad escasa pero vital.
La esperanza también recae en el regreso de Luis Iván Rodríguez, esperado tras el Juego de Estrellas en julio, para fortalecer la rotación junto a Vera y Payán. “Con un cuerpo de diez relevistas sólidos y abridores consistentes, somos más competitivos”, asegura Luis Alberto González. Esta reestructuración llega en un momento crucial, pues la LMB es una liga impredecible donde las rachas no garantizan el éxito en playoffs.
Hace apenas unas semanas, los Charros parecían hundirse luego de tres series perdedoras, pero su reciente racha los coloca a 4.5 juegos del líder en la Zona Norte, donde Tecolotes, Algodoneros, Sultanes, Toros y Acereros libran una cerrada batalla por la supremacía, con solo 3.5 juegos de diferencia entre el primero y el cuarto.
La clave para los Charros será mantener la consistencia en el montículo y capitalizar su bateo explosivo, que ha sido un pilar en esta campaña. Los ajustes a mitad de temporada, aunque arriesgados, parecen rendir frutos, posicionando al equipo no solo para asegurar un boleto a los playoffs, sino para competir de tú a tú con potencias como Sultanes, Toros o Acereros, que combinan experiencia y profundidad en sus rosters.
Si el bullpen sigue consolidándose y los abridores mexicanos mantienen su nivel, los Caporales podrían escalar hasta la cima de la Zona Norte antes del cierre del rol regular. Por ahora, la racha ganadora en el Panamericano, frente a rivales como Leones de Yucatán, es una señal alentadora de que los Charros están encontrando su ritmo justo a tiempo.
Beisbol
La hazaña para la historia de Ronnie Camacho: 27 jonrones hace 62 años en la Liga del Pacífico

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
El sol se alzaba implacable sobre Empalme, Sonora, aquel febrero de 1963, tiñendo de dorado las calles polvorientas que conducían al estadio de los Rieleros. Ronaldo “Ronnie” Camacho, el “roperón de Empalme”, caminaba hacia el diamante con el peso de su pueblo sobre los hombros.
En su mirada se mezclaban la determinación y el nerviosismo: sabía que la penúltima serie del rol regular en la Liga Mexicana del Pacífico sería su prueba de fuego.
Los Naranjeros de Hermosillo, líderes de la liga, llegaban a retarlo, y con ellos, dos titanes del bateo, Héctor Espino, el “Supermán de Chihuahua”, y Saúl Villegas. Ronnie cargaba 24 jonrones; Espino y Villegas, empatados con 23, acechaban su corona. El aire vibraba con la expectativa de 15 mil fanáticos que abarrotaban las gradas, ansiosos por presenciar una batalla que pasaría a la historia.
Desde el primer juego, el estadio se convirtió en un caldero de emociones. Ronnie, con su bat al hombro, sentía cada mirada mientras se paraba en la caja de bateo. El pitcher de los Naranjeros lanzó una recta alta, y el sonido del impacto resonó como un trueno: jonrón 25. La multitud estalló en un rugido que hizo temblar las gradas de madera.
Al día siguiente, en el segundo juego, otro cuadrangular surcó el cielo, el 26, y la afición ya soñaba con la gloria. Pero fue en el cuarto y último juego de la serie cuando Ronnie selló su leyenda. Con un swing poderoso, la bola voló más allá de las bardas, marcando su jonrón 27. El récord estaba hecho, y Empalme se rindió a sus pies. Ese récord, implantado hace 61 años, sigue intacto, solo igualado por Bob Darwin en 1971-1972 con Hermosillo.
El sonido que nunca se olvida
Días atrás, sentado frente a mí en una tarde cálida de junio de 2025, le pregunté a Ronnie cuál de esos jonrones había gozado más. Sus ojos, cargados de nostalgia, se iluminaron mientras respondía: “Nada es más hermoso que escuchar el sonido del impacto del bat con la bola y verla viajar arriba de las bardas”. Su voz temblaba al recordar aquel invierno del 63, cuando en su tierra natal, con los Rieleros, superó a Espino y Villegas para conquistar la corona de jonrones. “Fue una emoción inmensa”, añadió, “sentir que no le fallé a mi gente”.
Ronnie, junto a Espino, fue uno de los bateadores más temidos de México, un bombardero que acumuló 457 jonrones en su carrera: 317 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y 140 en la del Pacífico, un poder que aún resuena en la memoria colectiva.
Una vida dedicada al diamante
Ronnie Camacho nació el 26 de octubre de 1935 en Empalme, un pueblo ferroviario de Sonora donde el béisbol era más que un deporte: era un rito. A los 17 años, en 1953, debutó con Fresno en la Liga de California, sucursal de los Cardenales de San Luis, siendo el más joven del equipo. En 1958, ya con los Rieleros, ganó la triple corona de bateo en la Liga Invernal de Sonora, preludio de lo que sería su gloriosa carrera.
Durante más de 20 años y 2,200 juegos, Ronnie brilló en México y Estados Unidos, jugando para equipos como Águilas de Mexicali, Tecolotes de Nuevo Laredo y Pericos de Puebla, hasta su retiro en 1975 con Aguascalientes. En 1983, su nombre ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México, un reconocimiento a su legado inmortal.
Un homenaje que une pasiones
El eco de sus hazañas llegó hasta Guadalajara, donde tuve el privilegio de rendirle homenaje en el Palacio Municipal, durante el último año de la administración de Enrique Alfaro, con Enrique Ibarra como alcalde interino.
Como relató Diego Morales Heredia en Conciencia Pública, destaqué a Ronnie como un ícono mexicano, un ejemplo de profesionalismo y entrega que inspira a la juventud. “Cuando hay talento, pasión y vocación, se puede lograr”, dije, emocionado, mientras recordaba mis inicios en el periodismo, nacidos de mi amor por el béisbol.
Rodeado de la peña beisbolera más apasionada del occidente, con 150 miembros, celebramos a este sonorense que encarna la grandeza del rey de los deportes. Su récord de 27 jonrones en la Liga del Pacífico, y los 39 en la LMB, lo convierten en el protagonista de las mayores proezas cuadrangulares del béisbol mexicano, un legado que sigue motivando a generaciones.
Un faro para los nuevos peloteros
Ronnie Camacho no es solo un nombre en los libros de récords; es un faro para las nuevas generaciones de peloteros que sueñan con el éxito. Su historia enseña que el talento, forjado con disciplina y amor por el juego, puede romper barreras y conquistar hazañas eternas.
En cada swing de un joven bateador, en cada grito de la afición, resuena el eco de aquellos 27 jonrones de 1963, un recordatorio de que, con pasión y entrega, el diamante siempre recompensa a quienes lo honran. Ronnie, el “roperón de Empalme”, sigue siendo la chispa que inspira a los futuros campeones del béisbol mexicano.
Beisbol
Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?
La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.
A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.
La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.
Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.
La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.
Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.
Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.
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