OPINIÓN
Medicina paliativa y tanatología: Cómo atender al paciente terminal
Bioética, por Omar Becerra Partida //
El paciente terminal además de luchar, sentir y lidiar con su enfermedad, se tiene que enfrentar a un sistema de salud negligente, en donde la relación médico paciente muchas de las veces no existen o es muy poca y por qué no hasta fría.
Especialidades como la medicina paliativa, la atención psiquiátrica, la medicina interna, la oncología etc. Han sido casi imposibles de llegar por parte del paciente en el sector público de salud en esta pandemia, porque muchas de las especialidades fueron malamente clausuradas, gracias a ello el paciente o derechohabiente opta por la medicina privada.
El concepto de paciente terminal se define como la persona que sufre una o unas patologías que se encuentran en la etapa final, sin posibilidades de recuperación, ya sea porque no se conoce la cura específica a la condición que se posee o porque el estado avanzado de la enfermedad no permite mejora alguna.
La noción de paciente terminal implica un gran nivel de complejidad ya que supone la idea de muerte y de una vida llegando a su fin.
Pero, ¿qué es una enfermedad terminal? Es aquella patología, en él que el paciente ya no posee alguna posibilidad de mejorar, ya que no se conoce solución o porque la condición no representa cura posible.
En la enfermedad terminal se presentan una serie de características como lo es la presencia de una afección avanzada, progresiva, incurable, la falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico, la presencia de numerosos síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes, un gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no, de la muerte y un pronóstico de vida inferior a 6 meses.
Como, por ejemplo: cáncer, sida, enfermedades neuronales, insuficiencia específica orgánica (renal, cardiaca, hepática etc.) Que cumplen estas características anteriores.
En este contexto desempeña un papel muy importante la medicina paliativa y la tanatología.
La misión de la medicina paliativa es ayudar a los pacientes con una enfermedad grave o terminal a sentirse bien y aceptar su proceso de vida y muerte, trata los síntomas, efectos secundarios de la enfermedad y los tratamientos. Impacta todos los ámbitos de la vida y de la vida de los miembros de la familia. Así como también, la familia enfrenta estrés durante una enfermedad que puede provocar miedo, ansiedad, desesperanza o depresión.
La tanatología, es el conocimiento científico de la muerte, sus ritos y significado concebido como disciplina profesional, que integra a la persona como un ser biológico, social y espiritual para vivir en plenitud. Una definición más concreta es considerarla como “el estudio de la vida que incluye a la muerte”. Del origen griego tantos (muerte) y logos (estudio o tratado) el objetivo de la tanatología es proporcionar ayuda profesional al paciente con una enfermedad en etapa terminal y a sus familias.
Es necesario que el paciente terminal tenga a la mano estas dos especialidades médicas y psicológicas para tener una muerte digna.
¿QUÉ IMPLICA UNA MUERTE DIGNA?
La calidad de vida durante esta etapa final, la atención adecuada, la ayuda para resolver problemas, morir rodeado de gente cariñosa, no ser objeto de experimentación, respetar y darle gusto al paciente, presentar opciones reales para su situación actual, no dar expectativas falsas.
Elizabeth Kübler-Ross, concebía la muerte como un pasaje hacia otra forma de vida, describió que los pacientes terminales pasaban por 5 etapas, muchas de ellas en su fase de agonía y previo a la muerte:
Negación: Niega, la realidad, buscando otras opciones o buscando evidencias que muestren que el diagnóstico que reciben es un “error” o quieren cambiar de médico.
Ira: el enfermo se rebela contra la realidad.
Pacto: hace una negociación con su existencia y el acontecimiento.
Depresión: aparece cuando se adquiere conciencia de su estado, cayendo en la desolación y la tristeza.
Aceptación: durante esta etapa se van resolviendo varios procesos, problemas o situaciones que ayudan al paciente a aceptar su condición.
Entonces categóricamente hablando estamos ante un duelo, pero un duelo se produce no solo por la muerte de un ser querido sino por cualquier pérdida.
Uno de los puntos más importantes dentro de la tanatología, es su principio de Autonomía el cual le permite al individuo tomar sus propias decisiones relacionadas con el proceso de morir. La dignidad de la persona se comprende sólo a través del respecto a la libertad.
Por ejemplo, pueden llevarse ciertas acciones, desde la realización de testamentos, legados, responsabilidades, o voluntades anticipadas en donde entraría a su cargo el Bioderecho.
Estar en la etapa terminal de una enfermedad es sin duda alguna una de las situaciones más difíciles que puede encarar un ser humano, pero depende de cada individuo el modo en el que efectivamente se hace, algunos pierden toda esperanza, mientras que otros se entregan a la fe y se preparan al menos espiritualmente de mejor manera para recibir la etapa final.
El paciente terminal en Mexico aparte de lidiar con su enfermedad, se enfrenta a la negligencia del sistema de salud, la falta de medicamentos, de camas, de especialistas un sistema que quiso ser como el de Dinamarca y acabó siendo peor que hace años.
Un sistema de seguridad social, que tendría como objetivo, organizar el derecho a la salud, la asistencia médica la protección, de los medios de subsistencia y lo necesario para el bienestar individual y colectivo de los trabajadores, así como el otorgamiento de las pensiones garantizadas por el Estado, que a través de convenios voluntarios como por el ejemplo en el IMSS, las pensiones de los trabajadores es manejada por fideicomisos haciendo ricos a unos cuantos por los intereses generados.
Un sistema de seguridad social que pretendía ser como el de Dinamarca, concebido como un sistema alemán, pero que terminó siendo un mal híbrido del sistema de seguridad social chileno.
La pandemia nos vino a enseñar lo poco que estamos preparados ante las desgracias masivas.
Es necesaria la Bioética en nuestros sistemas de salud, pero también en nuestra vida.
