MUNDO
Se requiere un nuevo orden económico: La trampa de Tucídides, el fin del ciclo hegemónico
Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
Los costos de las guerras son altos, principalmente en el valor de las vidas humanas que se pierden y, la mayor parte de las veces, de inocentes civiles que se encuentran en el fuego cruzado de ambos bandos, o bien se convierten en rehenes de intereses económico-políticos disfrazados detrás de discursos y justificaciones supuestamente en defensa de la “democracia” y autodeterminación.
Desde el siglo 18, las guerras han estado marcadas por ese denominador común que es la ambición capitalista, de poseer más a costa de los demás, despojando a los auténticos generadores de la riqueza a ceder sus capacidades laborales, su vida, a las manos de quienes poseen legítima o ilegítimamente el uso de la fuerza y los medios de producción.
La guerra ruso-ucraniana no es la excepción y está a la vista de todos, solamente los que no quieren ver la realidad se siguen aferrando a la gran mentira repetida miles de veces por los medios de comunicación occidentales de una “invasión injustificada” de Rusia sobre Ucrania.
Las motivaciones para la gestación de esta guerra -que podría desbordarse de esas fronteras y extenderse como reguero de pólvora- no son otras que la desmedida ambición anglosajona, específicamente de Estados Unidos, de querer posicionarse estratégicamente a las puertas de uno de sus dos poderosos y crecientes enemigos: Rusia y China.
Los ciclos son universales, incluidos los del poder; no hay excepciones. A lo largo de la historia han surgido poderosos imperios que han alcanzado su punto máximo de conquista y dominación para luego implosionar, dejando paso a nuevas potencias hegemónicas.
El surgimiento de una nueva potencia que reta a la que detenta la hegemonía es un momento de inflexión histórica, la llamada “trampa de Tucídides”.
Es de suma importancia conocer los antecedentes que han conducido al mundo a su situación actual plagada de incertidumbre socio-política y económica, como parte de un gran cambio que a las generaciones vivientes no les había tocado vivir, ni por sus momentos históricos ni por su dimensión.
La hegemonía es un concepto que tiene que ver con la primacía en la posesión de capacidades materiales, pero también en la habilidad para establecer un orden internacional favorable. En la era westfaliana sólo dos Estados han sido considerados como hegemones: Gran Bretaña y Estados Unidos. El primero se planteó como una hegemonía centrada en sus capacidades materiales alentadas por el dominio de las rutas comerciales, un poderío naval indiscutible, el progreso de su revolución industrial, la destreza para mantener el equilibrio entre las grandes potencias de la época y el interés de ejercer un papel relevante en el futuro de la humanidad; mientras que el segundo desarrolló un orden hegemónico basado no sólo en sus capacidades materiales, sino en la aquiescencia del resto de la comunidad internacional motivada por la práctica del multilateralismo, ambos con el entendimiento de la relevancia de la aplicación de una visión social del poder.
La hegemonía tiene que ver con la primacía que señala el hecho de ser el primero dentro de un grupo o sistema. Esto indica que está por encima de los demás e implica la existencia de relaciones de poder entre varios actores. Se trata entonces del desarrollo de capacidades y habilidades que permiten a un actor establecer un orden lo suficientemente ventajoso como para obtener resultados favorables.
En la historia moderna, sólo Gran Bretaña entre 1763 y 1918, y Estados Unidos a partir de 1945 han alcanzado una posición hegemónica debido a sus capacidades materiales, tanto en el ámbito de lo militar, así como en el de lo económico-comercial. Dichas capacidades no fueron los únicos argumentos por los que ambas naciones pudieron alcanzar una posición hegemónica; tanto Gran Bretaña como Estados Unidos desarrollaron una dinámica enfocada en la aplicación de una visión social de su poder que les permitió a cada uno estructurar y fortalecer un orden internacional favorable, siendo la implementación del multilateralismo por parte de Estados Unidos la característica que diferencia a ambas hegemonías. (Bravo, José. 2013)
La hegemonía estadounidense ha llegado a su inequívoco fin, pero no cederá fácilmente su poder por medio del cual ha logrado implantar una ideología social y política, así como teorías económicas a su favor para intentar perpetuarse en el poder: el neoliberalismo.
El Estado y el mercado son instituciones complementarias. El Estado –el sistema constitucional y la organización o aparato que lo garantiza– es la principal institución que coordina las sociedades modernas, el principal instrumento a través del cual las sociedades democráticas moldean el capitalismo para poder alcanzar sus objetivos políticos. El mercado es una institución basada en la competencia que, bajo la regulación del Estado, contribuye a la coordinación de la economía. Desde fines de los 80, el neoliberalismo lanzó un asalto al Estado (y también al mercado) desde la teoría neoclásica y la teoría de la elección pública, que se convirtieron en una metaideología de la época. Aunque el ataque fue feroz, la actual crisis económica confirma la necesidad de reconstruir el Estado y buscar una nueva complementariedad con el mercado.
El neoliberalismo fue la ideología hegemónica desde el comienzo de la década de 1980 hasta el inicio de 2000.
Como indica su nombre, el neoliberalismo surgió en el siglo XX como un esfuerzo por renovar el liberalismo clásico. El origen del término se remonta al menos a un encuentro de pensadores liberales en 1938 en París. (bbc.com)
Sus promotores se oponían a las políticas económicas keynesianas que dan al Estado un papel clave para sortear crisis o recesiones.
El economista austríaco Friedrich Hayek, otro gran referente de los neoliberales, argumentaba en su obra «Camino a la servidumbre» (1944) que la planificación estatal de la economía conduce al totalitarismo.
Hayek fundó en 1947 junto con otros intelectuales la Sociedad Mont Pèlerin, un centro de pensamiento económico para defender luego de la Segunda Guerra Mundial valores liberales como la economía de mercado, la sociedad abierta o la libertad de expresión.
Las ideas neoliberales ganaron fuerza en particular desde la década de 1970, cuando la estanflación y otros problemas económicos en Occidente sembraron dudas sobre las políticas keynesianas, y muchos buscaron alternativas.
Los gobiernos conservadores de Margaret Thatcher en Reino Unido (1979-1990) y Ronald Reagan en Estados Unidos (1981-1989) adoptaron políticas defendidas por neoliberales, como la reducción del Estado y el control estricto de la oferta de moneda para bajar la inflación.
Sin embargo, el neoliberalismo está lejos de ser una doctrina uniforme.
En su interior hubo distintas escuelas como la austríaca de Hayek y Ludwig von Mises, la escuela de Chicago de Friedman y la escuela de Virginia de James Buchanan, con diferencias importantes entre ellas por ejemplo en política monetaria.
(…continuará)
