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MUNDO

En medio de las fiestas se aseveran signos de la crisis: ¡Más gasto, más regulación y más sumisión!

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

En medio de las fiestas navideñas y a unos días de despedir este hermoso 2022, no debemos pasar inadvertidos los signos y las señales que desde hace doce meses advertimos.

Hace un poco más de un año advertimos en este espacio lo que algunos otros en el mundo vacilaban en decir. El gasto excesivo y las nuevas políticas de sobre regulación en el grupo de los siete países más desarrollados del mundo, el llamado G7, harían un daño significativo a las economías de millones de familias no solo en esas naciones, sino en casi todo el mundo.

Poco a poco los escépticos fueron aceptando la realidad, pero poco han hecho para cambiar sus medidas. En algunos casos incluso las han acelerado o acentuado bajo la idea de generar un nuevo orden mundial o tal vez en realidad con el objeto de perpetuarlo, porque nada más nocivo para la clase media y para la clase popular que el incremento de impuestos, la inflación galopante y la sobre regulación. Esas medidas que afectando a casi todos, menos afectan a los muy ricos y poderosos que siempre pueden evadirlas o pasar sus efectos a otros de menor jerarquía económica.

Los efectos de esa crisis al fin han sido admitidos por los gigantes de Wall Street y de las mega corporaciones como Amazon. Hace unas semanas adelantamos que Facebook y Amazon habían iniciado recortes masivos de personal, pero a estos recortes se suman ahora los bancos y expertos financieros como Goldman Sachs y los medios CNN y The Washington Post.

¿Por qué señalamos a estos grupos sobre otros muchos que ya iniciaron sus recortes en plena época navideña? Porque ese grupo de empresas, sus dueños o sus altos directivos y muchos de sus voceros fueron los que durante los últimos 18 meses aplaudieron como focas en circo las medidas que ahora padecen ellos y millones de personas en el mundo.

Ya usted conoce el dicho popular, “cuando a EUA le da gripa, a México le da pulmonía”, pero en este caso no es solo nuestro país sino el mundo. Ese mundo en el que algunos políticos de alto nivel se venden (incluso los del país vecino), para recibir dinero de empresarios o de potencias que buscan lo que todos los imperios han buscado, ser el más grande y poderoso.

Así las cosas en estos cuatro años, los amigos del orden mundial o mejor dicho los maestros del mundo, están buscando un nuevo centro de operaciones en donde puedan a sus anchas ejercer lo que no pueden ejercer públicamente que es control público. Para eso se necesita en verdad un nuevo orden mundial que sea nos ha vendido bajo la idea de prosperidad, de seguridad, de igualdad, ¡claro! Sólo un loco, déspota y tirano estaría en contra de eso. Pero como dice la biblia, “por sus frutos los conoceréis” y hasta a hora ese llamado nuevo orden solo ha traído un retraso a los avances económicos que millones de familias habían logrado en décadas.

Obviamente este episodio no está concluido, en los países hay gente que pelea por la democracia y sus derechos individuales al empleo, al libre tránsito y a la libre empresa. En nuestra última columna del año le quiero desear a usted y a los suyos una hermosa navidad y un próspero año nuevo. ¡Así es! próspero, si usted se atreve a pensar de manera libre y a ver los signos de lo que lamentablemente muchos se empeñan en negar, ya sea por ignorancia o por sumisión a intereses que al final ni a ellos mismos beneficiarán, o cómo cree que se sienten ahora los desempleados de esas empresas que durante los últimos 18 meses repitieron las líneas que les ordenaban.

¡Más gasto, más regulación y más sumisión!

Hoy que el mundo vive una crisis económica que no había sufrido en cuarenta años y una inestabilidad política que no había enfrentado en décadas por lo que debemos prepararnos para la recesión en los países del G7 y por ende los coletazos en contra de los demás. Según los números de consumo del mes de noviembre que por lo general son de los mejores del año, los países de ese grupo ya registran bajas con relación al mismo periodo del 2021 y la inflación no se ha controlado lo que ha obligado a sus bancos centrales a incrementar las tasas de interés. Pero parece que nadie entiende que la medida más fácil sería aumentar la producción y el empleo con lo que se bajaría la presión por la demanda. Pero en realidad no es que no entiendan, sino que parece que poco les importa y prefieren seguir con sus medidas amargas que al final a ellos poco les afectan, ya que para los super ricos y poderosos multinacionales, las crisis son diferentes que para los que apenas pueden pagar la renta, la luz o la canasta básica.

Mientras tanto, muchos llamados expertos cerraban los ojos a la crisis de las drogas como los fentanilos, al tráfico de personas que ha sobre pasado los cinco millones de personas en menos de 24 meses por la frontera norte de nuestro país. Los cárteles de la droga son ahora mucho más ricos y poderosos que nunca.

Como naciones, ¿quiénes han ganado y quienes han perdido en este 2022? Bueno digamos que Europa está en crisis económica al igual que Norte América, y los países del Golfo Pérsico encabezados por Arabia Saudita se han aliado con Rusia y con China en temas energéticos, financieros y de infraestructura, eso sin mencionar la triste guerra en Ucrania por la cual EUA ha perdido la hegemonía del dólar en las ventas del petróleo. Finalmente, Corea del Norte e Irán están desafiando a sus vecinos, Japón y Taiwán deciden aumentar su armamento, en tanto que China cambia las reglas del partido comunista para dar espacio a una reelección indefinida a su líder el poderoso y astuto Xi Jinping. En este río revuelto de intrigas y de intereses cada líder, en cada país podría ver la oportunidad y buscar nuevas alianzas.

Por segundo año consecutivo y sólo desde el punto de vista económico-político puedo decir que el gran ganador es Xi Jinping. ¿Pero ¿es culpa de él únicamente? O su éxito está basado también en las ambiciones de políticos y empresarios occidentales, quienes por unos centavos poco les ha importado ver cómo sus paisanos en occidente poco a poco ceden control y espacio al nuevo líder mundial.

Los países con menos libertades para la mujer y para las minorías y que reprimen a los disidentes, son los que más han aprovechado esta llamada cruzada por el nuevo orden mundial. Qatar compró la Copa del Mundo y ha seguido sobornando a políticos europeos como fue descubierto recientemente. China ha seguido sobornando a políticos occidentales como fue expuesto en los expedientes del propio hijo del presidente Biden e incluso utiliza a sus diplomáticos para perseguir o atacar a sus críticos como también fue expuesto en Inglaterra en fecha reciente, Arabia Saudita asesina periodistas críticos de su régimen en sus oficinas consulares.

Como lo señalamos en párrafos anteriores, en estas circunstancias siempre hay oportunidades para hacer fortuna solo hay que estar atentos; por ejemplo, las acciones de la empresa Tesla están muy devaluadas en parte por la presión que grupos políticos ejercen sobre su director Elon Musk, en ese orden de ideas, esa empresa y otras como ella, son una muy buena oportunidad de inversión.

¡Feliz 2023! Muchas gracias por su atención y a este medio por el espacio y la oportunidad que me dan.

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MUNDO

El Capitán América y la batalla ideológica

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

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El radicalismo viene de la izquierda

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Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

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Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

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