Beisbol
Adolfo “El Tribilín” Cabrera: Muchacho cubano vino a casarse… y a jugar beisbol

Por Mario Ávila //
La noche fue suya. Si como pelotero era conocido como el «gigante», esta vez lució enorme, inmenso. Adolfo «Tribilín» Cabrera fue reconocido por Charros de Jalisco por ser el único personaje que ha estado presente en las tres épocas del equipo jalisciense del beisbol profesional.
El homenaje se realizó en el diamante del Estadio Panamericano de Beisbol de Zapopan y el personaje central fue «Tribilín» Cabrera, quien a mitad del siglo pasado fue con el bat parte importante de los dos títulos que tiene Charros en su historia, retornó en los noventa en calidad de couch estimulando a los peloteros como Fernando Valenzuela y ahora en esta tercera etapa del equipo de beisbol de Jalisco se le designa como couch honorario.
Llegó de la isla a México en el año de 1949 dispuesto a hacer lo que mejor sabía y lo que era su pasión, jugar al beisbol. Estuvo en Mérida, se fue a México y de ahí lo enviaron a Guadalajara en donde cayó con el pie derecho.
Y a sus 91 años de edad, con lucidez mental plena, Adolfo «Tribilín» Cabrera recuerda: «Aquí tuve muy buen trato, la gente me ha querido bastante, si uno cuando llega a un lugar se porta bien, siempre tiene beneficios; después, cuando Charros salieron de la liga, yo tuve que ir a trabajar a otra ciudad, inclusive la última ciudad en donde estuve trabajando fue en Oaxaca, a donde se fue el equipo que jugaba con el nombre de los Charros.
«Pero de Jalisco todo me gustó: la comida, el mariachi, el tequila y las mujeres. Me casé con una tapatía y tenemos dos hijos que son profesionistas (uno licenciado y otro contador público), jugaron beisbol sólo en primera fuerza, pero decidieron estudiar y ser profesionistas para no pasar el trabajo que yo pasé en los viajes y con tanto esfuerzo».
En una plática para los lectores de Los Peloteros «Tribilín» recordó, como si hubiera sido ayer, sus juegos en el parque de pelota instalado en lo que hoy es la vieja central camionera, habló de los dos títulos de Charros, del accidente en el que se lastimó la columna y le impidió llegar a jugar en Grandes Ligas, su tarea como couch en la segunda época de Charros en el parque Tecnológico de la UdeG y se atrevió a analizar el roster con que hoy cuentan los Charros de Jalisco y concluyó que hay serias posibilidades de que el equipo dispute el título de la Liga Mexicana del Pacífico.
SU TAREA COMO COUCH
En la segunda época con Charros, en la década de los noventa, recuerda que se jugó en el parque Tecnológico de la Universidad de Guadalajara, que a su juicio era un estadio funcional, pero que al parecer lo hicieron a la carrera.
Para los años noventa, Adolfo Cabrera admite que tuvo que prepararse y aprender a ser couch, porque no cualquiera se puede parar a couchear en primera o en tercera base, ellos son personas importantes.
El couch de tercera tiene qué saber si para al jugador o lo manda hasta home, tiene qué conocer el brazo de los jardineros rivales, tiene qué conocer cuál es la velocidad de sus peloteros; mientras que el couch de primera base es importante porque lo primero que hacen los peloteros al llegar a la primera es distraerse y ponerse a platicar con el rival, en lugar de estar atento a la señal que le van a dar y la jugada que se está ordenando.
AHORA COUCH HONORARIO
Ahora como couch honorario, el pelotero cubano-mexicano es todo un símbolo de Charros y eso lo hace sentirse muy halagado, el nombramiento lo ha hecho inmensamente feliz.
JALISCIENSE POR AMOR
Tanto se enamoró Adolfo «Tribilín» Cabrera de Jalisco, que hoy se dice un jalisciense a carta cabal, ama a su mujer, a sus hijos, disfruta el pozole y toda la comida mexicana, aunque su señora le combina en el menú de todos los días la comida mexicana, pero también lo atiende con comida cubana como los moros con cristianos, para que no olvide sus raíces.
Pero ni qué decir de los tacos, no los perdona cada que los tiene a la mano, como fue el caso de la noche del juego inaugural de la temporada, cuando su familia lo llevó a comer un par de tacos de lengua a un puesto callejero, ahí muy cerca del estadio de beisbol en La Curva, en Zapopan.
Como todo un jalisciense y mexicano por convicción, «Tribilín», como buen conocedor del beisbol, dice que le gustan los Reales de Kansas City para campeón de la Serie Mundial porque ve un equipo más completo, aunque sabe que el equipo de San Francisco pelea siempre y en todo lugar.
A Sergio Romo, pitcher mexicano de San Francisco y el único pelotero mexicano en la Serie Mundial, le desea que cuando juegue, gane y explica: «Yo me siento muy tapatío, muy mexicano, yo por ejemplo en el futbol, yo quiero que el «Chicharito» triunfe, yo conocí a su papá y a su abuelo, a toda la generación del campeonísimo de las Chivas».
Finalmente agradeció a la directiva de Charros por el homenaje, pero más a los tapatíos por abrirle su corazón y hacerlo sentir como en casa desde que llegó a mediados del siglo XX. «Me siento muy halagado y contento de seguir en Guadalajara y que al llegar los nuevos Charros me hayan tomado en cuenta y eso para mí es una satisfacción muy grande».
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RECUADRO
EL CHAMPION BAT DE AQUELLOS CHARROS
En la primera de las tres partes en la que subdividió la entrevista, Adolfo Cabrera recuerda con cariño que jugó en el parque de pelota que estaba en lo que hoy es la central camionera vieja y dice: «No era un estadio de beisbol, era sólo un gran terreno adaptado como diamante, con graderías antiguas».
Adolfo Cabrera nació en la provincia de Cienfuegos el 24 de febrero de 1922, llegó al beisbol mexicano en 1949 con los Charros de Jalisco con quienes conquistó el título de bateo (.382). Ese año de su debut también conectó siete jonrones y produjo 65 carreras. Además, fue líder en dobles (34) y en slugging (.583). Con los Charros vio acción hasta la campaña del 52, año en que se fue media temporada con los Industriales de Monterrey.
De los dos títulos que ha conseguido Charros a lo largo de su historia, en uno estuvo en el diamante y el otro como couch, recuerda con más cariño el que conquistaron contra los Saraperos de Saltillo, ya que ganar el campeonato fue una cosa notable «porque primero perdimos 3 juegos y luego ganamos 4 juegos seguidos; ya nos daban por muertos, la serie empezó aquí en Guadalajara y nos ganaron los dos juegos de local, después en Saltillo nos ganaron uno y cuando ya tenían todo para festejar la barrida, les ganamos los siguientes dos juegos en su casa y finalmente regresamos a Guadalajara y aquí les ganamos los dos últimos para lograr el histórico campeonato».
«Tribilín» Cabrera era cuarto en el orden al bat, «el primero en el orden era la «Rata» Padilla, un muchacho de aquí de Guadalajara, el segundo era un Pocho, el tercero era Fredy Yáñez, un americano que jugaba la segunda base, y el cuarto era yo».
El gigante del equipo con su 1.90 de estatura revela que el secreto para pagarle tan bien a la pelota es la dedicación, el entrenamiento, la voluntad y aconsejó a los nuevos peloteros: «hay que trabajar todos los días para tener beneficios, de otra manera no se consigue nada; se debe tener dedicación y ambición si tú quieres vivir de eso, sólo así te forjas para ser alguien, esa fue la meta mía».
Reconoce que no era un pelotero que pegara mucho de jonrón, pero lo que sí es que era muy eficiente con la madera para conectar de hit, dobles y tripletes y empujaba carreras, arriba de 100 carreras por temporada, pero siempre lograba terminar las temporadas con promedios que rondaban por arriba de los 350 de porcentaje, lo que le hizo ser acreedor en dos ocasiones al título de «Champion bat».
«Tribilín» sabe que los jonrones son un logro individual, pero su mentalidad fue siempre jugar para el equipo, «que si hay un hombre en primera base, adelantarlo; que si hay un hombre en segunda base, traerlo a home; si hay un hombre en tercera, elevar a los jardines para que llegue a home y confiando que el que viene atrás de mí, también intentará pegar de hit para que yo avance».
Y aunque tuvo grandes amigos en el equipo campeón de los sesenta, ya no tiene contacto con ninguno porque ya muchos fallecieron, por ejemplo de aquí de Guadalajara ya no hay ninguno, pero entre sus mejores amigos estaban el «Chorejas» Bravo y la «Gata» Padilla.
Llegar a Grandes Ligas le fue imposible a raíz del accidente que tuvo cuando jugaba para el equipo de Monterrey, en donde tuvieron un accidente que casi marcó el fin de su carrera, fue un accidente en el que se mataron cuatro peloteros y aunque él salió aparentemente bien librado del suceso, empezó a tener problemas con la columna a raíz de este suceso.
El accidente ocurrió el 15 de julio de 1952 cuando el autobús donde viajaban los Sultanes de Monterrey con destino a la capital del país, a eso de las 23:30 horas sobre la carretera México-Laredo, fue embestido de frente por un camión cargado con siete toneladas de maíz a causa de que su conductor se durmió, perdiendo la vida el pitcher Vicente «Corazón» Torres y el torpedero Adolfo «Chamaco» García.
Otros 12 jugadores resultaron heridos, entre ellos los cubanos Adolfo «Tribilín» Cabrera, Pablo García, Carlos Colás y Heberto Blanco, Alfonso «Gallina» Peña, Raúl Alonso Cansino, José «Bimbo» Villegas, Rodolfo «Mulo» Alvarado, Pedro Comas, Guillermo Prieto, Francisco Ovando y Rogelio «Chango» González.
«Tribilín» Cabrera, todo un caballero y personaje en el beisbol mexicano y quien ha dejado marcada su huella en la memoria del beisbol de Jalisco, sólo jugó cuatro años en la Liga Mexicana dejando un promedio de .382 con 17 cuadrangulares y 229 producidas. También conectó 82 dobles y 18 triples.
Beisbol
Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?
La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.
A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.
La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.
Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.
La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.
Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.
Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.
Beisbol
Lecciones del diamante: La redención de Urías y Osuna

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Será el El 17 de julio de 2025, cuando el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, levantará la suspensión impuesta al lanzador sinaloense Julio Urías por violar la política de violencia doméstica de la MLB. Esta decisión abre la puerta para que “El Culichi” pueda ser firmado por cualquier equipo de la Gran Carpa, pero su camino de regreso al estrellato está lejos de ser claro.
Hace apenas unos años, hablábamos de un talento generacional, un pitcher mexicano que lideró la Liga Nacional en victorias (2021) y efectividad (2022), y que se perfilaba para firmar un contrato histórico cercano a los 200 millones de dólares, un hito para un pelotero latinoamericano. Sin embargo, su comportamiento fuera del diamante ha opacado su brillo en el montículo.
Urías, quien fue clave en el título de los Dodgers en 2020, ha demostrado ser un diamante en bruto desde los 16 años, cuando Los Ángeles lo firmó. Su talento es innegable: una recta que roza las 97 millas, un cambio y curva devastadores, y una habilidad para el pickoff que lo hizo destacar desde su debut en 2016. Pero las decisiones personales han sido su talón de Aquiles.
Dos incidentes de violencia doméstica, el primero en 2019 y el segundo en 2023, lo llevaron a ser el primer jugador suspendido dos veces bajo la política de la MLB. El video de 2023, donde se le ve agrediendo a su pareja, fue un golpe duro para su imagen y su carrera. La sanción hasta el Juego de Estrellas de 2025 refleja la gravedad de sus acciones, pero también le da una nueva oportunidad.
¿Qué sigue para Julio Urías?
La pregunta no es solo si un equipo apostará por su brazo, sino si él ha aprendido de sus errores. En 2022, escribí que un contrato de 200 millones estaba al alcance de su mano, pero advertí que su futuro dependía de mantener el enfoque dentro y fuera del campo.
Hoy, esa proyección parece lejana. Equipos como los Yankees o los Mets podrían considerar su talento, pero el riesgo reputacional es alto, como lo demuestra el caso de Trevor Bauer, quien tras una suspensión similar no ha regresado a MLB y ha optado por ligas en Japón y México. Urías, a sus 28 años, aún tiene tiempo para redimirse, pero deberá cumplir con el programa de tratamiento ordenado por la MLB y demostrar un cambio genuino.
En México, especialmente en Culiacán, esperan que “El Culichi” retome el camino. Los Tomateros de Culiacán podrían ser una opción para mantenerse activo si la MLB no le abre las puertas de inmediato. Pero más allá del béisbol, Urías debe sanar como persona. Su historia es un recordatorio de que el talento no basta si no va acompañado de responsabilidad. Ojalá, por el bien del béisbol mexicano y de él mismo, que esta segunda oportunidad no sea la última.
Son dos grandes talentos mexicanos que pareciera haber tropezado con la misma piedra para truncar sus carreras en el mejor beisbol del mundo. Los dos son sinaloenses. En su momento fueron considerados entre los mejores cinco lanzadores de Grandes Ligas, uno como inicialista y el otro como relevista.
Roberto Osuna, con su recta de fuego, ostentaba 39 salvamentos con Toronto en 2017 y parecía destinado a ser el mexicano con más juegos salvados en la historia. Sin embargo, sus errores fuera del campo los llevaron al ostracismo, dejando lecciones cruciales para los jóvenes peloteros que sueñan con brillar en la MLB.
¿Qué salió mal?
Ambos sucumbieron a la presión de un sistema ferozmente competitivo, como señaló el periodista Mario Villagrán: la MLB es una maquinaria que exprime no solo el físico, sino también la mente y el carácter.
Osuna, acusado de agresión a su pareja en 2018, fue suspendido 75 juegos y, tras una lesión en 2020, no volvió a la MLB, encontrando refugio en Japón. Sus actos no solo mancharon su reputación, sino que cerraron puertas que su talento había abierto de par en par.
La lección para las nuevas generaciones es clara: el éxito en la MLB no se mide solo en ponches o salvamentos, sino en la capacidad de administrar la fama, el dinero y las tentaciones. Urías y Osuna, con contratos millonarios en el horizonte, dejaron que decisiones personales los traicionaran.
Como escribí en 2021, cuando Urías alcanzó 20 victorias, el talento debe ir acompañado de madurez. La presión de ser figura pública, como señaló Esteban Loaiza, es inmensa, y los errores se magnifican bajo la lupa de los medios y los aficionados. Los jóvenes como Alejandro Osuna, quien debutó con Texas en 2025, o Isaac Paredes, estrella en ascenso, deben aprender a navegar este entorno.
Primero, la disciplina personal es innegociable. La MLB tiene una política estricta contra la violencia doméstica desde 2015, y casos como los de Urías, el primero en ser suspendido dos veces, muestran que no hay excepciones. Segundo, rodearse de un círculo de apoyo sólido es vital. Urías contó con su padre, Carlos, como guía en sus inicios, pero las malas decisiones lo alejaron de ese respaldo.
Osuna, por su parte, habló de ansiedad en 2017, un tema que los prospectos deben abordar con profesionales para no derrumbarse bajo presión. Tercero, entender que el béisbol mexicano depende de sus embajadores.
Cada error de un pelotero azteca no solo afecta su carrera, sino la percepción de los prospectos mexicanos en la Gran Carpa.
Para los jóvenes que hoy entrenan en Culiacán, Hermosillo o Tijuana, el mensaje es contundente: el talento los llevará a la puerta de la MLB, pero solo la integridad los mantendrá dentro (…) Urías y Osuna son un espejo donde los prospectos deben mirarse: no para imitar sus errores, sino para aprender de ellos.
Beisbol
Brilla Alejandro Osuna en su debut con Rangers y semana de oro para Muñoz y Paredes

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
En el diamante de las Grandes Ligas, donde los sueños se forjan a golpe de recta y batazo, dos mexicanos han izado la bandera tricolor con una semana para la historia. Del 19 al 25 de mayo de 2025, Andrés Muñoz e Isaac Paredes no solo brillaron; incendiaron el escenario con actuaciones que resuenan desde Seattle hasta Los Mochis y Hermosillo.
Pero, ¿es este fulgor un destello aislado o el amanecer de una nueva era para el béisbol azteca?
Andrés Muñoz, el sinaloense de 26 años, se ha convertido en el guardián implacable de los Marineros de Seattle. Esta semana, sumó su 17º salvamento de la temporada, consolidándose como líder de la MLB en rescates. Con una efectividad de 0.00 en 22.2 entradas y 28 ponches, su recta de 100 millas y slider quirúrgico son un martirio para los bateadores. Contra los Angels el 22 de mayo, cerró la novena con tres outs fulminantes, asegurando una victoria 3-2.
Por su parte, Isaac Paredes, el orgullo del barrio de La Mosca en Hermosillo, de 26 años, desató una tempestad ofensiva con los Astros de Houston. En una semana de ensueño, conectó cuatro jonrones, elevando su total a 11 en la temporada. Con un promedio de .285, 7 dobles, 1 triple y 31 impulsadas, Paredes es el corazón de la alineación texana. Su versatilidad en la tercera base y su ojo clínico para el pitcheo lo confirman como un All-Star en potencia.
El clímax llegó el 24 de mayo, cuando Muñoz y Paredes se enfrentaron en un duelo épico en el T-Mobile Park. Con los Marineros liderando 4-3 en la novena, Paredes enfrentó a Muñoz. Tras una recta de 98 millas, Isaac conectó una línea que Randy Arozarena atrapó, sellando el salvamento de Muñoz. Este choque, con 25,000 gargantas conteniendo el aliento, fue más que un turno al bat; fue un himno al talento mexicano, con Arozarena como testigo de un tridente azteca en el escenario mayor.
Pero no todo es euforia. Mientras Muñoz y Paredes brillan, el béisbol mexicano enfrenta sombras. La Liga Mexicana carece de reflectores, y talentos como Alejandro Kirk, con un jonrón esta semana para los Blue Jays, apenas se mencionan. ¿Por qué celebramos a unos y olvidamos a otros? La falta de apoyo estructural y la dependencia de la MLB para visibilizar a nuestros peloteros son grietas que no podemos ignorar. Muñoz y Paredes, que jugaron juntos en un mundial infantil en 2009, son excepciones forjadas en el sacrificio, no productos de un sistema.
Esta semana, México vibró con sus hazañas. Muñoz, el cerrojo indomable; Paredes, el cañonero incansable. Son más que atletas: son espejos de un país que sueña grande. Pero su brillo nos interpela: ¿cuándo construiremos un béisbol propio que no dependa de las luces de la MLB? Por ahora, celebremos. El diamante es suyo, y el orgullo, nuestro.
EL DEBUT DE ALEJANDRO OSUNA
El pasado domingo 25 de mayo de 2025, Alejandro Osuna, jardinero mexicano de 22 años, debutó en la MLB con los Texas Rangers, venciendo 5-4 a los Chicago White Sox en el Guaranteed Rate Field.
Osuna, prospecto número 7 de los Rangers, fue convocado desde Triple-A Round Rock tras la fractura de Joc Pederson el 24 de mayo. Nacido en Ahome, Sinaloa, y hermano de Roberto Osuna, firmó en 2020 por $125,000. En 2024, fue Jugador del Año de Ligas Menores de los Rangers, bateando .292 con 18 jonrones. En 2025, bateó .283 en Double-A Frisco y .259 en Triple-A, con 9 bases por bolas en 8 juegos.
En su primer turno al bat, Osuna negoció una base por bolas tras un conteo completo de 8 o 9 lanzamientos, demostrando gran disciplina en el plato, luego fue sorprendido intentando robar segunda base. En turnos posteriores, no conectó hit, pero su enfoque en el plato fue destacado como prometedor.
A la defensiva: Osuna brilló con una atrapada espectacular en el jardín izquierdo, calificada como “joya defensiva” por @Liga_Arco y “tremenda” por @MLB_Mexico. Videos compartidos en X mostraron su habilidad para cubrir terreno y hacer jugadas clave, consolidándolo como un defensor versátil.
El debut entusiasmó a México, con Excélsior celebrándolo. Comparado con Alex Verdugo por su contacto y velocidad (34 robos en 2024), Osuna es un “table-setter” para los Rangers (25-28 en la División Oeste). Su rol es incierto, posiblemente alternando en los jardines, pero podría descansar contra zurdos (.594 OPS en 2024). Scouts lo ven como futuro jardinero central si mejora su consistencia.
Junto a Andrés Muñoz (17 salvamentos) e Isaac Paredes (11 jonrones), Osuna resalta el auge mexicano en la MLB.
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